"Casos Clínicos"

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Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

lunes, 3 de junio de 2013

Confianza.


Cada día  mis pacientes me descubren nuevos motivos por los que sufren ansiedad y angustia. Cuando entra un paciente en la consulta por primera vez los médicos debemos ser especialmente psicólogos. Estamos ante una persona que ha decido venir a contarnos algo por lo que esta preocupado, casi siempre es una enfermedad o la sospecha de ella en forma de síntomas y documentos médicos que así lo aseguran, otras veces acuden para pedir una segunda opinión de un diagnostico previo o para resolver una duda terapéutica pues le han aconsejado tal o cual tratamiento y no sabe que hacer. Otras veces en realidad no saben ni siquiera porqué están delante del médico, y estos casos son difíciles de tratar.

Aunque parezca una perogrullada… yo siempre empiezo por el principio, y no suelo dar nada por sentado. De modo que ya estamos paciente y médico conformando entre los dos su historia clínica a base de preguntas y mas preguntas, algunas de ellas muy indiscretas y curiosas, nunca mejor dicho. Esta parte de la relación entre el “paciente-enfermo” y el médico es quizá definitiva a la hora de poder ayudar o influir sobre la evolución o decisión final que se decida entre ambos. La decisión acordada puede ser desde tomarse una aspirina, no tomar nada, operarse de fimosis, darse quimioterapia, ir al psiquiatra, correr una maratón, sacarse una muela, tomar un laxante, dejar de tomar treinta medicinas al mismo tiempo, etc, etc, etc… pero es una decisión importantísima tanto para el paciente que confía en nosotros, como para los médicos que nos hacemos responsables de la salud de una persona. No cabe duda que debemos ser prudentes y a la vez ganarnos la confianza del paciente. Yo siempre animo al paciente que me explique sus síntomas y sus problemas con palabras sencillas y elocuentes… no me gusta que me hablen con términos médicos y diagnósticos de presunción, que me cuentes resultados de análisis e informes de otras pruebas antiguas, que usen palabrería o jerga médica… con educación pero con firmeza les indico que me cuenten a sus dolencias de manera sencilla y natural.

Muchas veces no saben hacerlo, en realidad no saben explicar que es lo que les pasa. Hablan  sin parar de “fibromialgias” de “alergias” de “intolerancias”, de “metabolismos”, de “osteoporosis”… palabras y mas palabras sin ton ni son que no ayudan al médico, si acaso lo confunden. Con lo fácil que es decir: estoy asustado, me duele esto o aquello, tengo frío o calor o sueño o cansancio o fiebre o no se lo que me pasa pero no me encuentro bien… no tengo hambre, tengo mucha sed, he perdido o ganado peso, hago caca verde o azul, pipí fucsia o añil, tengo tos y esputos, nauseas y vómitos, me mareo, no puedo respirar hondo, tengo miedo a morirme…

El otro día tuve un paciente especialmente significativo. Treinta y pocos años y con trabajo de oficina/ventas. Estrés laboral y personal. Un cuadro clínico farragoso y tortuoso con visitas previas a muchos especialistas: Cardiólogo, Neurólogo, Digestivo… que no le encuentran nada significativo pero que le remiten al internista para ver “si tiene algo raro”… y el pobre hombre no tiene nada raro: solo tiene miedo.

Tiene mucho miedo. Miedo al futuro, a quedarse sin trabajo, a que fracase su relación con su novia, con sus padres, con sus compañeros de trabajo, miedo a enfrentarse cada día a una realidad diferente, a un desequilibrio mínimo que lo puede hacer caer de la cuerda por la anda desde hace años, miedo a vivir…

Y tiene mil maneras de expresarlo: sudores, vértigos, mareos, nauseas, falta de sueño, problemas de digestión, taquicardias, arritmias, dolores de barriga, perdida de peso… ya no puede más con esta situación, pero debe seguir trabajando y tirando del carro, y además esta completamente convencido que tiene una enfermedad grave muy rara y desconocida, probablemente incurable…

Intento explicarle todo esto con palabras sencillas y corrientes. No atiende a mis argumentos y sigue hablándome de síndromes extraños y de proteínas anormales, y de enfermedades autoinmunes… le explico que si que está de verdad enfermo y que podemos curarle, pero cuando le hablo de Psiquiatras y de Psicólogos me mira como si yo estuviese completamente loco y de nuevo me ilustra con dos mil teorías médicas sacadas de Internet. No logro romper una invisible barrera que nos separa.

Estoy a punto de tirar la toalla y rendirme… pero no. De pronto tengo una idea y le pregunto:

“¿En realidad usted que vienes buscando a mi consulta?”

“Yo quiero que me pida usted tal y tal prueba” me contesta.

“Eso no lo voy a hacer, porque no es necesario…” le contesto, “…pero dime la verdad, ¿Qué buscas yendo de médico en médico? ¿Qué quieres que te digamos, que te vas a morir? ¿Así se terminan tus problemas?”

Se queda pensativo y me dice que cree que “si le pido unas pruebas se quedará mas tranquilo”.

“Eso es falso, tu no buscas que las pruebas estén normales, tu necesitas que te encontremos un problema muy grave, algo que te haga convertirte de una vez en una víctima y poder dejar ya de una vez de sentirte culpable por tener tantos y tantos síntomas tan desagradables desde hace tanto tiempo y sin que encontremos nunca nada en los análisis ni en las imágenes…” “Creo que solo tienes una salida para sentirte bien…” le digo.

“¿Cuál es?” Me pregunta en voz baja.

“La Confianza. Si confías en mi te sentirás bien en pocas semanas. Ni una sola prueba médica más. Solo Confianza. Absoluta confianza sin pedir nada a cambio…”

La verdad es que se levantó y se fue sin decirme nada. No se si volverá.

11 comentarios:

  1. VIVIMOS MALOS TIEMPOS, las personas estamos más estresadas de lo habitual; mi santo que es bastante cerebral dice que salvo leves, pequeñas oscilaciones muy generales, estamos como los seres humanos hemos estado siempre, llenos de luchas inquietudes y rachas mejores y peores; solo hay que echar la vista atrás para ver la trayectoria histórica de la humanidad..Pero yo no me refiero a eso, yo pienso en las personas de nuestra generación, alrededor de los años 50 y 60, en nuestros padres ancianos y en nuestros hijos jóvenes.
    Los ancianos después de una guerra-posguerra durísima, nosotros de un franquismo severo y nuestros hijos con la promesa de El Dorado, nos encontramos las tres generaciones ante un campo baldío, triste con pozos de aguas pestilentes y sapos traicioneros que nos quitan el pan y la sal, el tufo es pestilentes y las dentelladas de la supervivencia muy evidentes..
    Y puede que yo esté un poco bastante negativa, pero no soy yo, es lo que percibo a mi alrededor.
    Opino que nuestros caracteres están excesivos en todo, tristezas y alegrías, y eso es fruto de una profunda inquietud interior. Los medios de comunicación nos muestran "a su manera" una realidad bastante confusa, difusa y poco objetiva..pero no nos hace falta más, sabemos lo que nos está pasando y quienes son los culpables de nuestro descontento..
    El cuerpo nos habla cuando la mente está inquieta, y aunque cuando no siempre hay que oírlo con dramatismo si tenemos que ponerle atención..
    ¿Confianza?, toda, pero en ti..Yo si, en pocas personas más.........

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  2. Yo también tengo confianza, y no sólo en ti Celso, o en ti Lourdes, sino en nosotros mismos. Crisis significa cambio, pues bien, cambiemos, por qué nos dejamos llevar por el terror, miedo, desesperanza?
    Si me permitís is contaré una anécdota que me ilustró e hizo creer de nuevo en todo, y por supuesto. ..enblos ancianos, los mayores, cuanta sabiduría. .!
    Pues bien, me encontraba yo en una clínica veterinaria esperando a que saliera el veterinario, y mientras la auxiliar y yo que nos conocemos no parábamos de charlotear, mientras un señor de unos ochenta y pico nos escuchaba atentamente, sentado y apoyado en su bastón ( todo ello ocurre en el pueblo de Salteras), y la auxiliar y yo no hacíamos mas que quejarnos del trabajo, que si ahora éramos menos....que si teníamos que trabajar el doble. ..porque la mitad de la gente estaba parada...que si la crisis, que el que no trabajaba estaba mal, deprimido porque no trabajaba, y el que lo hacía también, porque trabajaba por tres...en fin. ..debe ser...que el buen hombre se canso de escuchar nuestras tonterías y nos conminó diciendo:
    -- trabajar! Trabajar he trabajado yo toda mi vida! Y nos enseñó sus manos atrifiadas de callos, que demostraba que no mentía, - yo he trabajado toda mi vida de sol a sol! Y ustedes? Ustedes en todo caso ahora están aprendiendo a trabajar. ..su viz se apagó y se volvió a sentar, como si no hubiera dicho esta boca es mía. ...
    - y no le aplaudisteis? Me preguntó mi marido cuando se lo contaba...- ni, pero nis calló la boca...
    Por tanto, y resumiendo. ..espero que esta crisis nos enseñe o vuelva a demostrar., valores que se habían perdido.
    Y sí, Celso y Lourdes...yo confío!

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  3. Claro que si Belen! De echo lo que quiero decir es que sin confianza no salimos del hoyo, ya sea emocional, personal, económico, etc, etc,..
    Debemos Confiar en aquellos que CONOCEN EL CAMINO y nos llevaran por la senda adecuada... o si no estamos perdidos... Esa confianza nos aporta ilusión y seguridad para vivir...
    La ausencia de confianza, el dejarnos llevar por nuestros mas pesimistas augurios... no conduce a nada bueno...
    Muchas gracias.
    Besos.

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  4. AH, Belen Romero y Celso, yo confío, confío tanto que confío en Dios, confío en mi misma a pesar de mis propias y más profundas dificultades anímicas, confío en mi alegría y en mi tristeza, confío en mis hijos y en mi marido, confío en las personas que todos los días se levantan dispuestas a luchar por el bien de los demás, confío en la capacidad de la supervivencia de la humanidad que es exactamente Belen lo que el anciano te quiso decir..Que ha habido tiempos peores, por supuesto, que el ser humano ha sabido superar dificultades enormes por supuesto, pero tengo y sin poderlo remediar la confianza a grandes rasgos y en muchos seres casi humanos un poquito perjudicada..
    Charles Chaplin, ese genio de todo, ya se refirió a "los tiempos modernos" con escepticismo, se metió cual liliputiense en una cadena de montaje, le dio a la llave inglesa con el arte más grande del mundo moviendo todo su cuerpo al compás de las máquinas, se refirió a la más honda humanidad en su discurso político en el "Gran Dictador" e incluso y con un sarcasmo inigualable, jugó con el globo terráqueo vestido con ese odioso emblema criminal..
    Y no es que yo esté en contra de los tiempos modernos líbreme el Señor, es que a mi me parece que a medida que avanzamos en técnicas y conocimientos específicos disminuye nuestra capacidad de empatía, de bondad de generosidad, de moral y de ética..Uff, que fuerte ¿verdad?..pues será que estoy chocante..me ocurre mucho..
    Parece que seamos super-mega-seres pero no podemos soportar el dolor ni el sacrificio, el esfuerzo y la bondad están pasados de moda, la competitividad es tremenda en este mundo de hoy, los próceres y mandamases (bueno, esto es histórico), son cada vez menos de fiar, y la Iglesia para los que somos creyentes no avanza al ritmo adecuado, preciso..
    ¿Quiénes conocen el camino Celso?..Yo creo que cada uno de nosotros si nos desprendemos (empiezo por mi) de las citadas cosas negativas y nos quedamos con la realidad del ser humano, que yo creo que además de existir para mantener la especie tiene que hacerlo para mejorarla........y ésa, ésa es la cuestión para mi modo de ver y por lo que estoy chocante; mantenemos la especie y cada vez con más años de expectativas de vida, pero, ¿para mejorarla moralmente, éticamente, para ser mejores, más solidarios menos agresivos, egoístas, mejores personas en definitiva?....Tengo mis dudas..
    Estoy chocante, ya se me pasará, me ocurre mucho..Y así lo espero porque con estas certezas no ayudo nada, bueno un poco, a pedir casi gritar que no nos jodan más y desde siempre, LOS MISMOS.....................

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  5. Estoy en Francia viviendo desde hace cinco meses.Llegué el 11 de enero.En Sevilla me "autodiagnostiqué" el "Síndrome de la bata blanca",ese por el cual el simple hecho de que te digan "ve al médico" te supone una auténtica tortura..pues ese.No iba al médico para nada,entre otras cosas porque yo y otros tantos miembros de mi familia estamos algo "malacostumbrados" a tener el médico con sólo levantar un teléfono,gracias a la incondicional ayuda de mi Tío Celso y mi prima Ana,(a los que siempre agradeceré que estén ahí),por lo que no iba mucho,la verdad, y optaba por la vía rápida y fácil con tal de evitarme la hipersudoración que me provocaban dichas visitas.
    Pues bien,esto cambia cuando llego sola,con mi marido a este país,y Oh!Sorpresa...(Bueno,no tanta,...) me quedo embarazada.A continuación empieza la auténtica prueba donde demostrar y depositar la CONFIANZA se ha de hacer más que nunca,puesto que aquí no tengo a familia que me guíen,conozcan y ayuden en el largo y no menos bonito,camino que tengo por delante.A esto diré,que hoy llego de mi revisión de las 17 semanas de embarazo,he escuchado el corazón de mi niño,el ginecólogo de aquí habla español y se esfuerza por que nos entendamos con una educación pasmosa,con la misma con la que me responde a millones de preguntas basándome en experiencias españolas de mis amigas a lo que me responde:" Usted no escuche a nadie más que a mí,en Francia lo hacemos así"...Ante eso,y manteniéndome la mirada de buena persona,me dí cuenta de que al fín he superado esas tontas barreras que yo sola me ponía y esos miedos se han ido porque como bien titulas en la entrada de hoy,este buen doctor me ha dado toda su CONFIANZA y yo se la debeo. Es un respeto mutuo.Y me siento feliz.
    Un beso a todos desde mi rincón del surde Francia.

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  6. Oleeee...¡¡¡¡¡ Mi sobrina Lurry...¡¡¡¡ Oleeeeeee !!!!!!!
    Te quiero Lurrita.

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  7. Y yo a los dos..mi hija y mi hermano.-
    Es que voy a escribir en "Honrados Gobernantes"..pero éste no es el sitio.-

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  8. COMPRO ORO.-
    De Manuel Vicent.-


    Podía ser un poeta loco aquel mendigo de barba florida, semejante a Walt Whitman, que se paseaba por una calle muy concurrida con un gran cartel colgado del cuello, donde con letras mayúsculas había escrito: compro oro. Toda la ciudad estaba plagada con esta clase de anuncios que incitaban a vender el oro que muchas familias guardan en las gavetas de la cómoda o en la caja fuerte de los bancos, pero el mendigo no servía de reclamo para ninguna casa de empeños. Este mendigo era dueño de un extraño negocio. No le interesaban los relojes, pulseras, collares, monedas, lingotes y medallas que muchos empeñan o malvenden para remediar alguna necesidad en tiempos de crisis. Al mendigo la crisis económica le traía sin cuidado. Un día se le acercó alguien para ofrecerle sus muelas de oro: “No tengo nada que comer. Se las cambio por un pollo frito”, suplicó. El mendigo le dijo: “Solo busco el oro que no tiene precio”. Este hombre-anuncio podría comprar el oro que se extiende en el mar en un centelleante amanecer, el oro cegador que deja en los rastrojos la siega del trigo en agosto, el oro que madura en los membrillos por San Martín en noviembre, el oro podrido de las hojas muertas de otoño que se lleva el viento. Como era un viejo enamorado también hubiera comprado la trenza de oro que le partía la espalda a aquella muchacha que se llamaba María Berenguela y cada uno de los pelillos de melocotón que brillaban al trasluz en sus brazos y muslos tostados en la playa este verano. El mendigo solo buscaba esa clase de tesoros que nadie en el mundo te puede arrebatar, el de los cofres de los piratas que solo existían en los cuentos de niños; también mendigaba el oro de cualquier sillar románico cuando el sol lo enciende a media tarde y la luz de oro que emerge de algunos cuadros de Klimt o de Matisse, el de las letras capitulares de los códices de vitela, pero no el oro de las mitras de los papas ni el de las coronas de los reyes. Compraba el oro que nos envuelve como una dádiva, el que se nos hace sabios al contemplarlo: el mosto que fluye de la uva al final de la vendimia y que el crepúsculo dora en la copa de vino que tienes en la mano, ese oro que vuelve siempre a brillar sobre la vida cuando sale el sol cada mañana.























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  9. Y ES QUE MANUEL VICENT LLAMA EN ESTE ARTÍCULO AL OPTIMISMO, al enfoque positivo de la vida en circustancias adversas, que a menos que vengan tragedias, (no lo quiera Dios, pero todos estamos ahí..), es el modo único de poder enfrentarse con dignidad a la vida y más aún de salir adelante..
    Estos días he visto a alguna persona joven y sana..y lo digo en singular, pasando una situación adversa que no dramática, con una visión de la vida, de la situación, del presente del pasado y del futuro, todo lo contrario al mendigo literario de Vicent, así que después de leer este artículo me decido a transcribirlo para esta persona joven y sana que se que NO lo va a leer y para todas aquellas que miran, ven, sienten la vida de manera trágica, dramática, en cada mal paso o tropezón ven el suelo hundirse bajo sus pies, todo es oscuro, negativo, triste..A mi me puede el miedo..y no le doy mucha cancha, pero la alegría de vivir nunca la he perdido, Gracias a Dios.-
    Quisiera mandarle todo el optimismo y esta manera de mirar la vida..
    A EL.-

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