"Casos Clínicos"

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Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

miércoles, 31 de agosto de 2016

Verano 2016 (y 2)

Ya en Sevilla. Lleno de energía y de ganas de empezar el nuevo “curso escolar”. Descansado y feliz después de un verano tranquilo y sin incidencias estresantes ¿qué más se puede pedir?

Este mes de agosto en El Rompido ha sido caluroso, con predominio del viento de levante tan molesto en las playas de Cádiz pero tan apacible y cálido en la costa de la Luz. El sol pegando fuerte desde bien temprano y el  agua con una temperatura perfecta para el baño diario.

Mi Huevofrito se ha portado estupendamente navegando sin problemas por la ría desde el muelle hasta la Punta de la Barra o a la Casa del Palo. Mis nietas Celsa y Leonor son ya unas marineritas muy aventajadas y da gloria verlas sentadas en la proa con sus chalecos salvavidas naranjas bien abrochados, de cara al viento, avisándome de cada barco que se acerca o que alcanzamos. Celsa con cinco años ya sabe llevar el timón y se preocupa de las defensas, de guardar el cabo del rezón y de ayudarme en el atraque. Leonor con tres años se baña en lo hondo sin manguitos y bucea como una sirena. La pequeña Ana de solo un año es un “pajarito” que le encanta el barco, el agua, las gaviotas, los cangrejos y los perros. A la vuelta del baño se queda dormida reliada en una toalla -siempre en brazos de su abuela- sin importarle el ruido del viejo fueraborda.

Esos son mis mejores recuerdos de este verano, los baños familiares con las niñas en esas lagunas naturales que se forman cuando baja la marea y que para ellas son como piscinas de agua salada.

Me traigo también el cerebro relleno de la impresionante luz del atardecer que tanto me relaja en mis paseos solitarios por la orilla del mar, y del sonido de las olas -que aunque yo las oigo lejanas y amortiguadas por mi hipoacusia (no me llevo el audífono a la playa…)- me suenan como un mantra relajante que me ayuda en la especial sesión de “mindfulness” mientras paseo.

Pero tengo que reconocer que este verano he conocido unos playas espectaculares que no están en Huelva. A mediados de agosto mi primera mujer y yo decidimos hacer una excursión portuguesa a la península de Troia y Comporta. Y voy a confiaros un secreto ahora que no nos escucha nadie. Si ustedes van alguna vez por esa parte no dejen de buscar y llegar hasta la playa de Aberta Nova. La mejor playa que he visto en mi vida: kilómetros de arena inmaculada, agua verde jade, fresca limpia y transparente curiosamente muy poco salada pues no nos dejó rastro de sal en el cuerpo, y muy pocos bañistas pues está escondida detrás de un bosque. Después de un magnifico almuerzo en el pequeño restaurante “O Farista” de un pueblecito llamado Melides nos fuimos a otra playa preciosa pero mas conocida, la de Pego en Comporta con su chiringo superpija y gente guapa en las tumbonas, todos esperando la puesta de sol al ritmo del diskjockey (o como se escriba) con unos deliciosos yintonis de a doce euros el pelotazo… Al día siguiente a la vuelta paramos a almorzar en Aljezur – casa “Pont a Pé”, pidan percebes- y a dormir la siesta a la playa de Arrifana, una de las mejores para hacer surf de la costa vicentina. Un grato recuerdo.

Pero el recuerdo mas bonito que me traigo este verano ha sido el contemplar los primeros pasos de Ana mi nieta. Tambaleandose y con la piernas arqueadas y los brazos abiertos de par en par se lanzó un día a caminar por la arena con una sonrisa como la del muñeco del bote de Netol, cayéndose y volviéndose a levantar sin rechistar camino de la orilla para llegar y meter los pies y las manos en el agua y reírse mirando a su madre como diciendo ¿has visto?

Ana ya corretea por el paseo marítimo como un perdigón detrás de cada perro que ve y en la playa detrás de las gaviotas señalándolas con el dedo.


Una bendición de Dios.

sábado, 27 de agosto de 2016

La vida breve.

La noche estaba espesa, como abotargada. No se movía el aire de su sitio. Humedad y olor a tormenta. Silencio. Serenidad en la terraza mirando a la ría brumosa y en calma. Me distraigo mirando este ordenador con el que escribo ahora. Puerta y ventana del pequeño saloncito de mi apartamento abiertos a la noche. Mi mujer lee su libro tumbada en el sofá de Ikea. Comodidad.

Como por arte de magia aparecen volando torpemente seis polillas pardas que se engolosinan con el foco de luz que rompe la penumbra. Me entretengo pensando que hace unas semanas eran larvas diminutas devoradoras de tejidos o de papeles y me acordé de la Metamorfosis de Kafka. Filosofaba que solo unos minutos antes estarían aún dentro de sus capullos adormiladas, pero un soplo en forma de calor, luz y humedad determinó que se estiraran dentro de su sarcófago de seda y brotaran mariposas con un instinto absurdo por acudir a la luz, quizá al calor.

En esos asuntos me entretenía cuando de repente apareció el depredador. Surgió del hueco entre la persiana y la pared de la terraza desafiando a la Ley de la Gravedad. Una salamanquesa joven, pálida, de unos diez centímetros, no muy gorda. Se desplazaba en trayectos cortos de unos veinte o treinta centímetros haciendo paradas técnicas de colocación y visualización. Una de las polillas, las mas cercana al reptil antediluviano movía las alas para aferrarse bien a la pared. La salamanquesa salió de las sombras dando una carrerita y en un visto y no visto se la jamó enterita de un bocado. Impresionante.

El resto de las polillas algo intuyeron pues se pusieron volandonas otra vez pero sin poder separarse del foco de luz, como si estuvieran dirigidas por Buñuel en El Angel Exterminador.

Una de ellas que se quiso saltar el guión y se alejó de la Luz, chocó contra la puerta blanca de la casa de mi hermano y se quedo aturdida en el suelo intentando remontar el vuelo sin mucho éxito a pesar del escandalo de aleteo que se traía la aterrorizada polilla.

La salamanquesa ya estaba decidida a darle caza. En un rapto de extrema osadía y firmeza bajó reptando por el quicio de mi puerta abierta a una cálida noche de verano, cruzó el dintel de mármol, alcanzó la vecina puerta cerrada por donde ascendía torpemente la mariposilla y sin contemplaciones de ningún tipo se la tragó de un señor bocado. Pude ver como un trozo de ala le sobresalía de las fauces sonrientes.

Quedose la salamanquesa estática unos minutos eternos, supongo que esperando el óbito del insecto y su paso a cavidades mas interiores, y luego volvió exactamente sobre sus propios pasos, con dos o tres paradas cortas, para introducirse sin miramientos en el oscuro objeto del deseo de su guarida, supongo que a eructar satisfecha, a ponerse su cómodo pijama y a dormir con la panza llena.

Así es la vida.

Buenas noches.


jueves, 25 de agosto de 2016

Es tiempo de Egos...

Es tiempo de Egos por encima de todo. Yo, me mi, conmigo. Egoísmo a prueba de lógica. El que no tenga un Ego no es nadie. Mas vale Ego conocido que ciento dudando. Yo soy mi Ego y sus protuberancias. ¡Ego, Ego, Ego, Ego… ¡(con la música del Eko).

El culto al Ego se está acrecentando en todos los aspectos, tanto personales como sociales, pero sobretodo a nivel político. De la misma manera que en los deportes de equipos como el futbol cada vez se le da más importancia al Ego personal de sus titulares, en los partidos políticos –concebidos teoricamente como un conjunto de personas que trabajan unidos y avenidos para el bien común de todos los españoles- los Egos destacados y relumbrones parece que solo persiguen el reconocimiento personal por encima incluso de sus correligionarios y votantes. Así no va.

Porque los resultados deportivos afectan a las arcas de los clubes privados que soportan a estos ególatras, pero los resultados en política afectan a la calidad de vida de todos los españoles, que son los que al final vamos a pagar el pato (laqueado en oro) económico con nuestros impuestos además de sufrir la falta de inversiones en educación, en ciencia, en cultura, en sanidad, en infraestructuras, etcétera, pero que seguro que no vamos a tener la suerte de contemplar como dejan de cobrar hasta la ultima peseta, perdón euro, estos Egos que se sientan en el Parlamento español, incluso sin doblarla ni “parlamentar” en los últimos meses. Observen sus caras en la tele. Escuchen sus proclamas afectadas y embusteras. Lean sus inútiles discursos. Ego-istas en estado puro.

Curiosamente el estudio del Ego es una cuestión controvertida. Incluso es difícil llegar a una definición sencilla pues depende de a que niveles queramos profundizar: Ego antropológico, filosófico, psicológico o psico-somático. Así podemos estudiar el Ego como reconocimiento de nuestra propia identidad, Ego como instinto del super-yo, Ego consciente o Ego inconsciente psicoanálitico…

Lo que yo creo sin lugar a dudas es que el Ego es una evolución de nuestro Yo, desde el nacimiento –incluso antes- hasta el momento de nuestra muerte –incluso después-.

El Ego está en constante evolución exactamente igual que cualquier célula de nuestro organismo. Hay personas que creen que su Ego está conformado y finalizado a prueba de cinceles o de pulimentos. Son Egos aferrados a si mismos, como las uñas de los dedos se aferran a la carne. Pero las uñas crecen y hay que recortarlas pues si no se hace se van convirtiendo en molestos, inútiles y antiestéticos acúmulos de células queratinosas.

¡Es que yo soy así! Oigo decir muchas veces a personas –sobre todo a jóvenes- como queriendo buscar una disculpa aceptable a su forma de actuar ante una situación determinada. Gran error. Hoy hemos sido así porque queremos ser así.

En cada instante de nuestra vida debemos ser capaces de observar y conocer e identificarnos con el medio que nos rodea, de sacar conclusiones adecuadas a nuestra edad y experiencia, de decidir por nosotros mismos y de ir adquiriendo responsabilidad sobre nuestros actos. Esto es fundamental desde la infancia.

Pero a los jóvenes podemos y debemos perdonarles la falta de experiencia, sobre todo porque están en periodo de formación continua de su Ego, es decir en periodo de Educación.

Pero lo que no tiene sentido (ni sensibilidad) es que aquellos individu@s supuestamente hechos y derechos, elegid@s para la gloria en la urnas democráticas por los votantes ilusos (como yo), se aferren a su Ego enrocados en posturas ideológicas recalcitrantes, la mayoría de ellas relamidas teorías antiguas que solo se sostienen en el papel donde están escritas o impresas pero que no se sustentan en la realidad de la vida diaria de los españoles.

Señores políticos españoles: necesitamos menos Ego-Ismos y mas Ego-Itsmos: algo que una definitivamente a todos los Egos aislados.

Y si no pueden ustedes conseguirlo, la Medicina Psico-Somática aporta ayuda para solucionarlo.


No lo duden.

Publicado en ABC de Sevilla el martes 23/08/16

sábado, 20 de agosto de 2016

Consejos de salud y viajes (políticamente correctos)

Los ciudadanos y ciudadanas que decidan dedicar una fracción de su periodo vacacional a viajar fuera del territorio español y sus Comunidades Autónomas, incluyendo Ceuta y Melilla, deben tener en cuenta las siguientes precauciones:

Es necesario tener la documentación actualizada: DNI, pasaporte y visados correspondientes, así como los seguros médicos de viaje. Los usuarios y usuarias del Sistema Nacional de Salud ante cualquier duda pueden consultar la página del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.

Mujeres y hombres deben vacunarse correctamente si piensan viajar a países donde esté aconsejada la vacunación. Las niñas y los niños deben incluir en el equipaje su cartilla de vacunaciones correctamente sellada por el organismo competente de cada una de las diecisiete Comunidades Autónomas que tienen transferidas las competencias Sanitarias ( ¿o se dice “en materia de Salud?) que les corresponda.

Si decidimos hacer un trayecto en avión de varias horas de duración, por ejemplo a Venezuela, no debemos nunca olvidar la prevención de las trombosis en los miembros y miembras inferiores, por lo que debemos dar paseos de unos cinco minutos cada hora para favorecer la circulación, previo consentimiento de los tripulantes y tripulantas de la cabina de pasajeros y pasajeras.

Si el viaje incluye la visita a países donde los ciudadanos y ciudadanas residentes tengan otras costumbres diferentes a las nuestras -ya sean rituales, religiosas o sociales- debemos de ser respetuosos y respetuosas con sus costumbres y en la medida de nuestras posibilidades adaptarnos a sus usos. Tal medida incrementará el grado de satisfacción de nuestros anfitriones y anfitrionas, fomentando de esa forma la alianza de civilizaciones. Esto es fundamental, no olvidarlo por favor. Sobre todo para que cuando ellos y ellas viajen o residan en España se comporten de igual manera con nuestras tradiciones.

De tal manera si viajamos a países latinoamericanos incluyendo los hispanoamericanos, gozaremos del contacto con nuestros pueblos hermanos y hermanas que conservan muchas de nuestras tradiciones y costumbres, incluso el idioma español, a pesar de la criminal invasión bárbara sufrida por parte de los colonizadores y colonizadoras fascistas de derechas al mando del opresor Cristóbal Colón y sus secuaces.

Un destino muy recomendable por nuestros expertos y expertas en Turismo y Proselitismo es el precioso país Venezuela, paradigma de las libertades latino-americanas, y con el España ha mantenido una especial relación de hermandad en los últimos años permitiendo que reputados y reputadas economistas así como sociólogos y sociólogas, politólogos y politólogas (también reputadas) y economistas de ambos sexos (no a la vez), hayan asesorado económica y políticamente al muy democrático y libertario estado de la República Bolivariana de Venezuela.

Aunque este asesoramiento no ha sido precisamente de balde, los resultados han sido espectaculares: uno de los países potencialmente mas ricos del mundo, de los mayores productores de petróleo del planeta, esta absolutamente hundido en la miseria. La inflación galopante y desbocada, la corrupción global e institucional a todos los niveles han conseguido lo inimaginable: la ausencia de productos básicos en los comercios y la pobreza extrema de la mayor parte de la población raya en la hambruna. La inseguridad ciudadana y el crimen organizado producen el mayor índice de asesinatos de toda américa. La libertad de opinión no existe, bueno, solo existe libertad de expresión de los afiliados al Partido “Liberal” –creo que por eso se denomina así al partido del gobierno- y en cambio existen presos políticos en condiciones vergonzosas por ser opositores del gobierno “liberal” –insisto-.

En Venezuela, el deterioro absoluto de la red hospitalaria por falta (mangazo) de presupuesto y la escasez de medicamentos básicos (por ejemplo sueros infantiles) hace que en este país no sea prudente enfermar (ni tener un “accidente”)…

Todos estos logros venezolanos se siguen acrecentando a pesar de las lecciones magistrales que impartieron nuestros cualificados asesores y asesoras que actualmente y orgullosamente –encima- están liderado un proyecto político para todos los españoles y españolas que quieran escucharlos.

PD: ¿Podemos creerlos?





miércoles, 10 de agosto de 2016

Verano 2016 (1ªparte)

Este verano de 2016 está siendo especial para mi pues el uno de julio empecé mi edad con un seis por delante.

Afortunadamente desde hace años los veraneos en El Rompido me sirven mucho mas que para descansar –pues mi trabajo habitual de los once meses restantes ya no me cansa como cuando hacía guardias y prácticamente no dormía cada tres o cuatro días ni disponía de los fines de semana completos para recuperarme-, sino que los veranos me sirven en esencia para desconectar de mi mismo y de mi mentalidad profesional.

¿Y como se desconecta uno de sí mimo, se preguntará, ustedes? Pues yo no lo sé muy bien, pero intuyo que el cambio de aires y de rutina es fundamental, haciendo un esfuerzo por dejar de pensar en enfermedades y en solucionar problemas médicos-hospitalarios, incluso en intentar desconectar en la medida de lo posible de los pacientes que hemos dejado en manos de otros compañeros hasta que volvamos, esperando lógicamente que al regresar estén mucho mas recuperados que cuando nos fuimos. Eso siempre lo doy por seguro.

El cambio de aires siempre es beneficioso para la salud física y psicológica. Yo inicié mis vacaciones la última semana de Julio pasando unos días con mi primera mujer y otro matrimonio amigo (Almudena Maestre y Javier Bustamante) viajando por el norte de España. Por León atravesamos los Picos de Europa hasta Cantabria, con unas temperaturas deliciosas de rebecas por las tardes y frescas noches, en contraste con el calor de cuando dejamos Sevilla: un horno panadero abrasador con rescoldo nocturno asfixiante.

Estos días de coche, hoteles-balnearios y la maravillosa casa que tiene en San Pedro de Soba nuestra anfitriona Anamari Abaurre Llorente han sido una bálsamo para mi cuerpo estresado. He disfrutado mucho viendo montañas y riscos con desfiladeros angostos llenos de ríos torrenciales que luego forman verdes valles llenos de colores puros y de naturaleza salvaje. Las charlas durante el viaje y las explicaciones históricas por parte de Javier –su familia es de Santander- de los pueblos que atravesábamos nos hacían comprender mejor lo que veíamos.

Me impone respeto la montaña. Me hace sentir pequeño y me da otra visión diferente del tamaño de los hombres que por allí viven en las aldeas y casonas aisladas cuidando de sus cabras y sus vacas: a mi lado son gigantes, me siento un minusválido comparado con ellos y con su manera de vivir.

Al regresar al ardiente sur después de casi una semana de rutas y paseos montañeses estaba feliz por haber sentido esas sensaciones tan diferentes y tan necesarias para ponernos los pies en el suelo. Y con tres kilos de más.

El contraste fue explosivo pues el mismo día de llegar del norte me embarqué con unos amigos (solo varones) para navegar en un crucero de vela de 46 pies con rumbo a las costas del sur de Portugal desde Punta Umbría. Seis días de navegar rumbo a poniente por aguas profundas y azules, costa rocosa de calas maravillosas, baños reparadores, mucha cerveza a todas horas -la cerveza portuguesa esta riquísima-, fondeaderos transparentes, puestas de sol eternas, noches de vino y platos (y cantos) regionales, amaneceres imposibles de luces mágicas, y de nuevo a navegar, yo sentado en el botalón de proa “escuchando” -en la medida de mis posibilidades- el rítmico sonido del agua al ser rota por la proa y el rumor del viento en las velas mientras me quedo absorto –hipnotizado- por el reverbero del sol incidiendo en el mar, observando los peces curiosos que nos salen al paso subiendo a la superficie, buscando a lo lejos el alegre salto del delfín esquivo o el espectáculo de los peces voladores.

Estos días de amistad a prueba de bombas que venimos poniendo a prueba desde hace ya decenios me aportan un punto de juventud y de libertad absolutamente natural sin reloj ni horario ni calendario, tan solo dejándonos guiar por el sol y la luna, el viento y las mareas. Una delicia marinera.

Vuelvo a El Rompido justo para celebrar la boda de mi sobrino Manolo y Maripaz, una preciosa ceremonia entre los pinos y dunas a la orilla del Rio Piedras. Una boda llena de amor, alegría y de fraternidad, de amigos jóvenes y de padres felices. Una celebración muy divertida hasta las claras del día, que se les hizo corta a muchos de ellos.

Y ya en El Rompido me reencuentro felizmente con mi pandilla veraniega de los últimos años, que no son sino las mujeres de mi vida: mi santa, mi hija Ana y mis nietas Celsa (5), Leonor (3) y Ana (1), mi hijo Celso y Paloma su novia, mi madre (84) y todo el resto de mis hermanas y hermanos.

Mi rutina diaria rompiera consiste en recoger a mis nietas que me esperan alborotadas con mil noticias frescas, -la cara de felicidad y los gritos de mi “pajarito” Ana cuando me ve cada mañana me llenan de energía-, luego el paseo con las tres a comprar los periódicos, el desayuno con “churritos” que las mayores mojan en agua fría para enfriarlos, los mandados en las tiendas de mis amigos y poco después, ya con su madre y con la “abu” el habitual paseo nautico en el Huevofrito (cinco metrazos de eslora y un viejo Evinrude de 20 cv de potencia) hasta la Punta de la Barra o a alguno de los bajos donde se forman piscinas naturales para los pequeños junto al mar abierto y puedo dar mi caminata en solitario por la orilla, paseo terapéutico de repaso mental buscando el sosiego y la paz que me aportan la luz, las olas, la sal, las gaviotas tan serias y pasotas y los kilómetros de playas naturales sin ruidos contaminantes, tan solo el placer de las olas y algún runrún de un barco a lo lejos.

A comer a casa que no está la cosa para dispendios, pero una helada suele caer de aperitivo en cualquiera de los numerosos bares de mi pueblo rompiero. Siesta roncadora y a pasar la tarde en remojo haciendo equilibrios con mi tabla de Padel Surf inflable, regalo de mi sesenta cumple.

Las tardes en El Rompido en estos días de primeros de Agosto son eternas, la luz que se enciende por detrás de los cerros de El Terrón y se refleja en la ría de El Piedras es un espectáculo diario fotografiado por los turistas y forasteros día tras día.

Poco después de la puesta de sol El Rompido se reconvierte en un gran conglomerado multicolor de restaurantes y bares donde la oferta gastronómica de mariscos y pescados es irresistible y se está estupendamente en cualquier terraza con unos choquitos fritos y una cerveza bien servida o un vaso de vino pálido y seco.

Para colmo de bienes, este año por las noches podemos disfrutar hasta que nos venza el sueño de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro…

De momento y a fecha de hoy, no se puede pedir más…


Continuaré…