"Casos Clínicos"

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Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Diletante


Soy un diletante. Cultivo varias disciplinas del arte o del saber sin ser profesional o tener capacidad ni disciplina para ellas (sobre todo la música), según la definición del DRAE. Nunca leí una definición que se refiriera más acertadamente a mí. Soy un absoluto y completo diletante, Dios me perdone mi osadía.

Empecemos por la música. ¡Mira que me gusta la música! Y que lástima que me estoy quedando sordito a la vejez, que he perdió el oído siniestro y ahora me tengo que aliviar con un sonotone discreto… pero que me quiten lo escuchao!

Yo he oído desde que tengo uso de razón y antes de estar teniente del izquierdo al mas grande de todos los pianistas flamencos que para mi se llama y se llamará mi tío Manolo Pareja-Obregón (que Dios tenga en su Gloria, aunque para mi no ha muerto). 

Mi niñez está llena de ecos de un piano y de la voz de mi tío Manolo cantando. Lo escuchaba desde niño tocando el piano y entonando, intentando hacer comprender la música a muchos artistas de los que pasaban por su casa de Heliópolis en Sevilla o en su chalet de Las Carmen en El Rompido, ya fueran jóvenes aficionados o músicos consagrados, a él le daba igual, siempre imponía su criterio musical y flamenco porque estaba seguro de lo que hacía. Un genio indiscutible.

Pero aunque yo nunca supe ni por donde se agarra una guitarra ni como se sienta uno delante de un atril, sé lo que he visto y vivido. Os aseguro que en mi juventud disfrutaba a diario escuchando a mi primo Joaquín haciendo virguerías al piano y a Carmen cantando como los ángeles bailando con mi hermana Pilar y mis primas, pues no hacía falta fiesta ni motivo, cantaban y bailaban por que sí, por necesidad biológica.

Mas adelante recuerdo a Arturo componiendo y cantando desde muy pequeño, subido en unos cojines para tocar el piano blanco y negro, con su armonía de teclas celestiales que siempre evocaban a su padre pero también a su madre Tía Carmen de los Reyes y de los Reyes y al mismo tiempo a los negros de Harlem con sus coros de góspel, a los vagabundos de Montparnasse que tarareaban valses estando borrachos, o a los cabales flamencos de Jerez del barrio Santiago o de San Miguel, cuna de las duquelas y del cante por fiesta.

Noble tímido curioso cariñoso espigado y altivo Arturo con esa voz al principio atiplada y mas tarde ahondada en misterios profundos y en tinieblas de acordes que solo ellos –los privilegiados- saben donde buscar porque conocen de donde vienen y solo ellos guardan el secreto de donde quieren ir a parar con ese quejío capaz de quitarle las telarañas al tiempo, solo ellos intuyen que con un leve soplo de aire gitano, solo con un simple ayyy ayyy ayyy tan bajito y a la vez tan sonoro para quienes lo quieren sentir en su piel, -enredándose en su piel mejor dicho- pueden volvernos locos a los cuerdos, porque unicamente los mágicos duendes que se dedican al cante con los cinco o seis sentíos tienen el secreto de la maravillosa alquimia sonora que nos llega directo a través de la epidermis hasta los poros acústicos de las entretelas del sentío… 

Pero yo no se de eso.
Continuará…

2 comentarios:

  1. Me encanta, ya estoy deseando la continuación

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  2. ROTACIÓN.-Estoy pensando que la vida da muchas vueltas, es una conjunción con el planeta en el que vivimos y con el universo. Todo da vueltas en el orbe. Cuando seamos conscientes de eso, tendremos que plantar los pies firmes en la tierra para que no nos tumbe la fuerza de la rotación, cogerle el compás al giro para no marearnos y perder la cabeza, y tener cuidado para que no nos engañen con sus fábulas y espejismos propios del mareo los que ya la han perdido.-

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