"Casos Clínicos"

Mi foto
Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

sábado, 1 de octubre de 2011

El día que nací yo...

El día que nací yo…

Era Domingo 1 de julio de 1956 a las seis de la mañana, en el quinto piso de lo que hoy es la Avenida de Eduardo Dato nº 37 de Sevilla. Un edificio señorial, único, pero que siempre ha pasado desapercibido para los sevillanos... como otras muchísimas bellezas de Sevilla.


Me trajo al mundo el Ginecólogo don Sebastian Recasens.
Creo que era feísimo, muy canijo y lloraba sin parar (me refiero a mi mismo, no a don Sebastian).
Eduardo dato 37, donde nací en la 5ª planta.
Fui Bautizado en San Bernardo por el famoso cura don José Alvarez Allende, delante de la Virgen del Refugio. Me llevó a la Pila Bautismal la hija de un criado de mis bisabuelos “Lola la de Jeronimo” -que me quería mucho- que se llamaba así por ser la hija de un indio argentino -Jerónimo-, que se vino "de criado" desde allí con mis tatarabuelos (Juan José de Orta y Ana Sousa-Martins) y vivió en Sevilla con la tía María Manuela.

 Mis padrinos fueron mi tío Agustín López-Pazo Ganzinotto y su esposa la tía Juana Bayo.

 En esta ortofoto se puede ver como era la Avenida de Eduardo dato en 1956, se aprecia (de izquierda a derecha), el barrio de San Bernardo, el Cuartel de Artillería, la Huerta del Rey y en medio de ella el Colegio Portaceli en construcción y “la Basilica”, enfrente la Fabrica de Torras, el Campo de Futbol antiguo del Sevilla FC donde ahora está el Nervión Plaza, los pisos de la Diputación, el Hospital de San Juan de Dios, la Gran Plaza…

Eduardo Dato en 1956.
-  Como curiosidad os diré que nací donde se ubicaba la Plaza de Toros Monumental que los partidarios de Joselito construyeron en estos llanos en 1918 para rivalizar con la Maestranza que era “el feudo” de Juan Belmonte.


Queda un pórtico de este Monumento sevillano tristemente derribado: http://www.sevillasigloxx.com/2007/10/la-monumental-de-sevilla.html#Plaza%20de%20Toros%20Monumental%20de%20Sevilla


Yo nací y viví en este edificio enfrente de Portaceli durante un año y medio. Luego nos mudamos a los pisos de la Diputación, enfrente del Campo del Sevilla FC (Estadio Ramón Sánchez Pizjuán) donde mis padres habían comprado un piso, en Eduardo Dato 24; primero derecha. Allí crecí y viví toda mi infancia, adolescencia, juventud, incluso mis primeros años de casado. 


Entonces el barrio de Nervión estaba “en las afueras” de Sevilla. Eduardo Dato era una tranquila avenida con un bulevar en medio y filas de altos árboles (¿álamos?). En cada sentido de la doble calzada de adoquines, se realzaban los raíles por donde iba y venía el tranvía desde el Centro hasta más allá de la Gran Plaza… (igualito que ahora…).


Nervión es mi barrio, mi casa, mi aire, mi luz, mi vida entera. Yo he visto a este barrio transformarse desde un tranquilísimo bulevar lleno de paz y de sosiego hasta lo que es hoy día. Yo conozco cada tiendecita, cada colmado, cada kiosko, cada taberna, cada callejuela... es mi infancia la que reina en esos lares. Mi espíritu de niño sigue vagando por sus bocacalles.

Mis primeros recuerdos:

-       Un pasillo largo y oscuro y yo dando mis primeros pasos, al fondo a la derecha una luz que era el dormitorio de mis padres.
-       Una cama de matrimonio grande y acogedora donde yo me sentía seguro.
-     Mis primeros paseos de la mano de mi tata Meme, siempre con su uniforme, camino del Mercado de la Puerta de La Carne, bajo los grandes árboles que dividían la avenida.
-       ¿La cocina de carbón?
-       La pila de lavar y la madera de lavar la ropa. 
Una lavadora redonda como un tonel que estaba abierta por arriba. 
La nevera Kelvinator.
-       Jugar en lo que fue el solar de la Monumental.
-       Las papillas de Maizena.
-       El piso de Eduardo Dato 24, con su gran patio interior de albero donde jugábamos todos los días.
-       El tranvía amarillo camino de la Gran Plaza, con sus ruidosos artilugios y cables.
-       Las bolas y las hojas enormes que dejaban caer los árboles de la avenida.
-       El carro del hielo tirado por percherones.
-       El lechero con su chamarra negra de cuero.
-       Las tardes en "el campito" con las tatas sentadas en un corro.
El gitano de cabra y la trompeta.
-       Los ciclistas con las bicis negras, los pantalones con la pinza, el pedalear monotono.
-       Manolo el portero y Asunción, siempre cuidando de nosotros.
-       El uniforme negro con el escudo plateado del Colegio La Sagrada Familia.
-       Mis hermanas Concha y Lourdes, siempre cuidando de mi.
-       Mi hermano José María, siempre tan bueno y callado.
-       La primera televisión, el programa del AveCrem, Herta Frankel, la perrita Marilin…
-       Mi padre en una Vespa, siempre contento, siempre transmitiendo confianza.
-       Mi madre, siempre embarazada.

El año que nací yo sucedió lo siguiente en España: Resumen del No-Do:



19 comentarios:

  1. Diagnóstico:niño privilegiado,infancia muy feliz. Te veo haciendo repaso general,eso es algo que yo practico muy a menudo. Si tienes algún trauma bucear en la infancia en este caso no procede.No es por desacreditar a Freud. España es una nueva España, nada tiene que ver con aquella, aunque por esos años parecía que levantaba algo la cabeza, se acercaban los sesenta.Como era el tango..veinte años no son nada..mentira.

    ResponderEliminar
  2. Celso, esta tarde me he sentido inspirada y te recuerdo algunos comercios de nuestras calles de la infancia; seguro que los recuerdas: "Don Federico, ultramarinos finos. Doña Maria, ferretería selecta. Mercería Antoñita, se cogen puntos de media. Eladia y Ani, tortería y dulces. Papelería Marylín, se cambian novelas del febeí y del oeste".
    Me acuerdo que íbamos en Navidad a ver el portal de belén de San Juan de Dios; era impresionante, se hacía de día y de noche mientras olíamos a serrín y agua. Los Reyes Magos los veíamos a la bajada del puente de San Bernardo, en la esquina de ferretería El Martillo y frente a la Puerta de la carne.
    ¿Te acuerdas que los domingos después de misa íbamos con papá y mamá a los pinchitos?. Para quien no lo sepa era un quiosco regentado por un matrimonio vasco (antes de subir el puente de San Bernardo), que hacía los pinchitos más ricos que yo he probado en mi vida.
    Era una vida sencilla, en la que los días transcurrían despacio y las horas se saboreaban. Mi marido dice que hasta que no volvamos a tener esa mentalidad, España no mejorará. Yo antes no entendía muy bien lo que me decía, pero ahora lo entiendo perfectamente. Un beso. Tu hermana Concha.

    ResponderEliminar
  3. Ah, que se me olvidaba Celso, cuando íbamos los domingos al cine Nervión y Goya, pataleábamos en el suelo cuando venía la caballería y aplaudíamos de alegría. Íbamos Jose Mª, tu, Lourdes y yo, junto con todos nuestros amigos y amigas. Cuando llegabamos a casa nos entristecíamos porque al día siguiente era lunes y había colegio. Concha.

    ResponderEliminar
  4. Me acuerdo perfectamente de todo eso Concha... el Bar Los Pinchitos estaba pegado al muro antiguo de la Huerta del Rey.. me acuerdo del olor de los pinchitos, del albero que lo rodeaba...
    El olor a café Torras ("torrefacto")...
    Los pavos en la Gran Plaza en Navidad.
    Cuando se escapaba un toro de algun cerrado cercano y saliamos todos corriendo.
    Las misas en Los Redentoristas los domingos por la tarde (que pereza¡)
    El Bar Estadio.
    Los americanos negros de la base...
    El panadero en un triciclo con un cajón cuadrado...
    Manolo el Portero escuchando el cante en la radio de baquelita,
    etc, etc...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas tardes...pues ese Eduardo Dato 24, se convirtió en el 28 y ahi me crié yo después de comprar mis padres el piso allá por el ochenta y algo, en ese primero derecha con su pasillo largo que tantas veces recorrí.

      Saludos

      Eliminar
  5. Que en el verano se ponía sólo el babi y los calzoncillos para estar más fresquito. El colegio de la Sagrada Familia, el barbero donde os pelábais, que os dejaba rapados por la nuca y con un gran flequillo, la parada del nueve y del diecisiete, los arazú de a gorda, los tebeos de Ibañez. Recuerdo que papá se reía muchísimo con los "inventos del TBO". Como recordarás era un científico que hacía grandes inventos para facilitar la vida de las personas. Uno de éstos inventos consistía en que para pelar un ajo sin tocarlo, había que jugar un partido de fútbol para que la inmensa maquinaria se pusiera en funcionamiento. Concha.

    ResponderEliminar
  6. que bonito. Yo casi no puedo recordar nada. No me dejaban salir a la calle. Tenía una única ropa, que era prestada. Al llegar a casa me ponía una bata muy sucia, y en virtud de que la bata estaba sucia no podía salir a la calle. No salia a la calle, aún así conozco las calles de mi infancia, faltaría más, son tres. Dios, no puedo más que llorar, llorar por mi, por todo. Por la vida, yo que sé, mejor no pensar las cosas, porque hay cosas mucho más duras que me pasaron y no salir a la calle fue lo menos reseñable.Ni idea por qué aún no he podido tener mi oportunidad, veo mi vida pasar..sin poder hacer absolutamente nada.

    ResponderEliminar
  7. Y la peluquería TAME, que era donde íba mamá, y la de Maravilla, que es donde íba la tata a hacerse la permanente, todavía la oigo como lo pronunciaba..,Que guapa tata..., he ído a Maravilla, el piso de mi amiga Carmen Vasco, la primera amiga que tuve y que no olvido, es una mujer espectacularmente guapa y sus hermanas Valle y Mar, también recuerdo a Julita, a los Tobaruela Mendoza, a D. Guan su padre, a las mellizas del quinto, guapísimas y a su hermana Pili, cantaba por su casa y se oía en el patinillo, "El gato que estaaa triste y azuul", a la costurera que íba a casa y oía "Matilde Perico y Periquín" en la radio. Jugabamos muchas veces en la escalera dentro de la misma portería, una vez el juego era a ver quién saltaba más escalones....me rompí el codo...el dolor no se me olvida porque además vomité encima de Antoñita la de la mercería que abrió la puerta al oir mi grito....
    Sí, he sido una niña feliz, después de pensarlo mucho y usando el sentido común, he sido una niña muy feliz...es más, sin mi infancia yo no sería la que soy hoy,.....oye, y no me siento mal...no.-
    Lourdes Pareja-Obregón.-

    ResponderEliminar
  8. Es más me siento muy orgullosa de mis padres que nos pusieron una casa tan maravillosa para vivirla con los cinco o seis sentidos, si seis, del esfuerzo de los dos por hacer y tan bien, la familia que hicieron, de mis tatas, de mi barrio de mis colegios, de mis amigas y amigos, del Cículo de Labradores con las piscinas tan maravillosas y que no se podía disfrutar más, de salir a la calle y respirar hondo porque el olor te entusiasmaba, era tu olor, de jugar mucho, de llorar y de reir...más y de salir a la calle, ir al centro y hacer un balance tan bueno y tan positivo de todo lo que me dieron y se sacrificaron por mí y por todos mis hermanos y hermanas.....GRACIAS.-
    Lourdes.-

    ResponderEliminar
  9. Creo que los árboles del bulevar eran unos llamados coloquialmente plataneros, hace poco subí a la casa donde nacimos Concha tu y yo, a la quinta planta y me puse delante de la puerta de la que fue nuestro piso. Es un edificio de arquitectura regionalista sevillana, el portero se llamaba Baldomero y me recuerdo jugando en el solar de la que fue la plaza de toros La Monumental. Después ya en nuestra casa de Eduardo Dato 28 primero derecha, teléfono 254642, con su hueco de ascensor donde a veces me sentaría completamente sola para cerrar los ojos y revivir mi vida. Dos puertas, la de la cocina y la principal. La cocina fue de carbón poco tiempo, al poco compro papá una de bombona. El lechero se llamaba Miguel, la mujer que venía a lavar Luisa, antes de la tienda de D. Federico, su dueño fue Antonio, solo vendía legumbres sueltas y colacao, la frutería verdulería era de un hombre guapo que se llamaba Paco, olía a café en toda la avenida, es verdad, las hierbas de los alrededores del campo del Sevilla F. C. a medio construir, allí me hundía en un mundo verde de felicidad, cuidado, siempre con el blanco de mi equipo. Estaba soñando ahora cuando me he despertado y os he leído, en el paso del tiempo. Celso, Concha, José María, Pilar, Fernando, Reyes EPD, y Jesús, mis padres y mis tatas. Esta etapa que Celso nos presenta magistralmente va desde el año 1955 a 1975, 20 años como veinte soles que marcaron nuestras vidas para siempre. Gracias a mis padres, y a mis taras Meme y la Toni, muchas gracias por tanto. Ahora tenemos que pasarle ese espíritu de unión familiar y de ser feliz a pesar de los pesares, a nuestros nietos porque a nuestros hijos se lo hemos pasado ya, hay que hacerlo para que los niños se sientan en su casa, que es como hay que sentirse, y para eso no hace falta más que un techo con paredes y un proyecto de cariño. Lourdes

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como comenté.... mis padres compraron ese piso, primero derecha....y hasta el dia de hoy Más feliz no hemos podido ser en él. Se notaba el amor que habíais dejado .

      Eliminar
    2. Muchas gracias de corazón. ¿Todavía es vuestro?

      Eliminar
  10. A mis tantas, quiero decir. Ellas merecen un libro que yo no podría escribir. Gracias a las dos

    ResponderEliminar

Para hace comentarios libremente has de tener una cuenta de Google: loquesea@gmail.com
Solo se tarda un minuto, si acaso.
GRACIAS COLEGAS.