JESUCRISTO
Lo conozco desde que tengo uso de razón. Me hablaron de El desde pequeño en mi casa, que estaba muy presente en retratos y crucifijos, y cada noche a la hora de rezar el “Jesusito de mi vida tu eres niño como yo, por eso te quiero tanto y te doy mi corazón, tomalo, tomalo, tuyo es, mío no…” que rezábamos diariamente con mi madre y mi tata antes de dormir además de las “cuatro esquinitas tiene mi cama y cuatro angelitos que me la guardan y me dicen: duerme y reposa y no tengas miedo de ninguna cosa…”
También las monjitas de la Sagrada Familia de mi barrio de Nervión que me enseñaron a leer lo hicieron prácticamente con el Catecismo en las manos, donde aparecian los dibujos de Jesus cuando era un niño y después ya de mayor con su cara de hombre bueno y luego con la cruz sobre los hombros para terminar crucificado mirando al cielo.
Entonces yo todavía (aún ahora…) no tenía muy claro la relación que existía entre Jesús, Dios, San José y el Espíritu Santo… todo lo tenía un poco liado en mi cabeza. Solo sabía que tenía que rezar al Niño Jesús que era como un amigo muy bueno y que “teníamos que quererlo mucho”.
Cuando me prepararon las monjas para la Primera Comunión, era tan infantil y tan inocente que creo que me tuve que inventar algunos pecados para confesarme… mentiras, desobediencias, palabrotas, etc, etc… Recibí la Comunión y empecé a ir a Misa todos los domingos, pero no me enteraba de nada porque no entendía el latín.
En Portaceli escuchabamos Misa diariamente, ya en español, y los curas me enseñaron Religión Católica a machamartillo durante varios años, pero también me enseñaron algo de Teología, muchas Ciencias (Matemáticas, Física y Química), Literatura e Historia, Geografía… De estos curas aprendí muchisimo y guardo en mi memoria muchos nombres de estos fenómenos vestidos de negro: a unos los recuerdo con alegría, respeto, agradecimento y cariño y a otros los recuerdo tan solo como profesores malencarados, malhumorados y pendencieros, siempre deseando castigarme por cualquier tontería.
Salí con dieciséis años de Portaceli siendo un chaval un poco inmaduro, pero con una gran curiosidad por todo y con ganas de saber cosas, de aprender, de salir de dudas, de preguntar. Creo que tenía una muy buena formación religiosa. Ni mucho menos era un capillita, ya empezaba a aburrirme en las misas de los domingos, a no entender las homilias… era más bien un “disidente” que me gustaba que me hablaran de que hacían los misioneros en Sudamerica y Africa mucho más que de los Obispos de mi tierra…
Ya entonces intuía que el Jesucristo que admiraba era el de los pobres, el de las misiones lejanas, el que andaba por los caminos descalzo ayudando a quien lo necesitase.
El cine, que siempre me ha gustado muchísimo, me hizo tener una imagen de Jesucristo muy holliwudiense: alto, delgado, guapo, de ojos claros y mirada apaciguadora, fuerte pero pacífico, tranquilo y reposado… no me importaba ver una y otra vez las películas históricas donde Jesús era protagonista: Rey de Reyes, Los Diez Mandamientos, La Biblia, Quo Vadis, La Historia Mas Grande Jamás Contada, Barrabas, y la más bonita y la mejor de todas: Ben-Hur, donde sin salir, Jesucristo esta presente en toda la película, es el Actor Principal.
Con el paso de los años, la Universidad, la llegada a España de la democracia, mi curiosidad cada vez mas acentuada, el ejercicio de mi profesión con sus momentos de cruda realidad, de vida-muerte a diario y al mismo tiempo observando la trayectoria de la Iglesia Católica durante todos estos años… no niego que han hecho que mis dudas con respecto a la religión católica apostólica y romana, sean cada vez mayores. Yo no digo que sean malos, solo pienso que si Jesucristo levantara la cabeza no le gustaría ver como esta montado el tinglado de las diferentes Iglesias que usan su imagen, sus palabras, que lo ponen por testigo de sus doctrinas, que lo utilizan como símbolo “divino” para justificar acciones y hechos que El nunca dijo ni hizo, ni diría ni haría.
Yo creo que Jesucristo existió. Dudo que fuera “concebido por obra y gracia del Espiritu Santo”, aunque creo en la Santidad de la Virgen María. Creo que su padre, José, era un hombre bueno, carpintero y entregado al oficio religioso, una especie de sacristán de ahora.
Creo que fue un niño normal y corriente que jugaba con sus hermanos y hermanas y que tuvo una niñez feliz y sana.
Creo que fue un chaval muy listo, intuitivo, inteligente, preocupado por adquirir conocimientos y estudioso de las Leyes y costumbres de su tiempo.
Creo que se interesó por las costumbres religiosas desde muy joven, que acudía (como otros muchos jóvenes de su edad) al Templo a escuchar las discusiones religiosas de los “curas” de su época.
Creo que su padre, seguramente al ver lo listo que era, lo mando “interno” a estudiar con unos eruditos que se habían recluido en las orillas del Mar Muerto (¿los esenios?) donde eran como los seminaristas de ahora, hacían voto de castidad, se dedicaban al estudio de las ciencias, de la medicina, a repasar y transcribir todas las tradiciones y escrituras antiguas, a la meditación filosófica y religiosa…
Creo que Jesús tuvo que dejar una huella muy profunda en sus compañeros, pues su primo Juan “El Bautista”, que seguro que estuvo alli “interno” con El, salió a contarle a las gentes, que el Dios que todos los hebreos-judios esperaban ya estaba entre ellos y que pronto lo conocerían.
Yo creo que Jesucristo se rebeló contra las injusticias de su tiempo, contra la incultura, contra la dictadura de los romanos o de los gobernantes de su tiempo.
Yo creo que se dio cuenta de la necesidad de cambiar el mundo injusto y beligerante en el que vivía, pero no por la fuerza de las armas y por cojones, sino por las buenas, predicando una nueva forma de vida mas justa, mas coherente, basada en la paz, en la justicia, en la cultura y la democracia, en el respeto, en acabar con el odio ancestral entre diferentes grupos religiosos… en el amor.
Creo que Jesucristo fue un hombre valiente, un tío con un par de cohones bien puestos, que le dijo a quien quisiera escucharlo que había que compartir, que perdonar, que olvidar las afrentas, que poner la otra mejilla para que acabe un conflicto, que educar con el ejemplo, que no somos dioses para estar todo el día juzgando a los demás, que matar es antinatural, que los pobres, los enfermos, los sin casa, las putas, los apestados… son personas con los mismo derechos y dignidad que los ricos y poderosos.
Creo que Jesucristo les pidió que no creyeran en falsos ídolos de cartón piedra, dioses falsos impuestos por los sacerdotes para asustar y recaudar fondos para los “enterados” (que siempre los ha habido y los habrá).
Creo que Jesucristo curó enfermedades, creo que hizo “milagros” con la ciencia que había adquirido, pero pienso que no era consciente de estar haciendo milagros.
Creo que comenzó a tener seguidores acérrimos y que formó a un equipo de buenas personas para que le ayudaran en su cometido, les llamó los apóstoles.
Creo que estas personas, los apóstoles, que eran en su mayoría pescadores, se encargaban del “caterin” en los discursos multitudinarios.
Creo que Jesucristo les habló de un Ser Superior, el Hacedor de todas las cosas, un Dios justo, tolerante, equitativo, justo, misericordioso… en contra de la teoría politeista oficial de entonces.
Creo que ha este Jesucristo empezaron a llamarlo “Hijo de Dios”, por creer sus seguidores que el Dios del que les hablaba lo había escogido a El y lo había enviado al mundo a dar testimonio de la existencia de Dios, de “su Padre”.
Creo que los dirigentes políticos de entonces se empezaron a mosquear cuando oyeron hablar de ese “revolucionario” que arrastraba a tantas gentes distintas hablando de justicia, de igualdad, de paz y de amor… y que “se creía el hijo de Dios”.
Creo que lo cogieron preso, que lo condenaron sin pruebas, que lo crucificaron hasta morir.
Creo que Jesucristo se dejó crucificar sin oponer resistencia, pero no se muy bien porqué.
Creo que, sin querer, lo convirtieron en un “santo” para sus seguidores.
Creo que Jesucristo no era consciente hasta el momento de su muerte de su Naturaleza Humana/Divina… quiero decir con esto que creo que en la cruz murió un Hombre.
Me cuesta trabajo creer que Jesucristo resucitara, que se les apareciera a los Apostoles y que subiera al cielo.
Creo en Jesucristo, en su vida, en su mensaje, en su ejemplo, en su paso por esta tierra, en la herencia magnifica que nos ha dejado.
Creo que yo hubiera intentado hacerme su seguidor si hubiera nacido en su tiempo.
Creo que debemos de seguir su ejemplo.
Creo en Dios.