"Casos Clínicos"

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Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

sábado, 30 de enero de 2016

La Salud Percibida

Sigamos hablando de la salud. ¿Cómo percibimos nuestro estado de salud? Usted hágase la siguiente pregunta: mi salud en el último año se puede considerar muy mala, mala, regular, buena o muy buena. 

Vale, gracias por contestar.

¿Saben ustedes que la respuesta no solo depende de las enfermedades que padezcan o hayan padecido en este tiempo?

La percepción individual de la salud depende de muchos otros factores que a su vez conforman unos grupos muy bien delimitados y estudiados por los médicos y científicos para extraer interesantes conclusiones.

Los factores que influyen principalmente en la valoración de la salud son:

El sexo. No valoran la salud exactamente igual las mujeres que los hombres. Lo siento señoras, pero las mujeres tienen globalmente una peor percepción que los hombres… lo dicen las estadísticas eh?

La edad. Lógico. A mayor edad peor percepción de la salud. Afortunadamente vamos observando un cambio estadístico positivo, pues una persona de 59 años (mi edad) hace 20 años tenía una peor percepción de la salud que en la actualidad. Los tiempos cambian.

El nivel de formación y cultura. Entre los universitarios y personas con estudios superiores la percepción mejora en contraste con aquellas personas de nivel cultural escaso. La falta de recursos culturales aumenta la incertidumbre y la inseguridad ante cualquier circunstancia de la vida, pero en especial ante los problemas de salud. Por otra parte, los mayores niveles de instrucción también se asocian a estilos de vida más saludables.

El nivel económico. Dicen que el dinero no da la felicidad… pero si aporta una mejor percepción de la salud. Los ingresos altos están directamente relacionados con la adquisición de recursos que mejoran la percepción al contrario de lo que ocurre con las personas de recursos económicos limitados. Desgraciadamente.

Las limitaciones funcionales. Las personas que padecen restricciones de funciones básicas de la vida diaria (por ejemplo los que deben cuidar a sus padres enfermos) y no disponen de tiempo para ocio, relajarse y relacionarse, tiene una peor percepción de la salud que aquellos que gozan de tiempo libre y mas relaciones sociales.

Los estilos de vida inapropiados. Principalmente fumar, vida sedentaria y obesidad disminuyen la percepción de la salud. Hoy en día se rinde culto al ejercicio físico (a veces demasiado rendivú). Hace cincuenta años la obesidad era signo de buena salud y ahora está demonizada (a veces demasiado). Fumar quizá sea el hábito que peor percepción de la salud proporciona a los gastadores de tabaco (a veces demasiado poco).

Enfermedades. Esto, que parece una perogrullada, no lo es. Es lógico pensar que cuantas más enfermedades padezca una persona peor percepción de su salud tendrá que otra persona sin patologías aparentes. Bueno, pues no pongan ustedes la mano en el fuego. Hay personas sanas con una malísima percepción de su salud, y otras con varias enfermedades pero con bastante mejor percepción (calidad de vida) que las teóricamente sanas.

La vida es así… no la he inventado yo…




jueves, 28 de enero de 2016

¡Salud amigos!



Publicado en ABC de Sevilla el 28/01/2016

Pero… ¿Que es “la salud”? ¿Cómo se define correctamente? ¿En que consiste? Eso quisiera yo saber, bueno no solo yo, creo que todos los médicos y científicos perseguimos descifrar ese concepto tan escurridizo como es “la salud”. Porque si supiéramos en realidad como definirla correctamente igual nos sería mas fácil alcanzarla y conservarla.

A nivel coloquial la salud puede ser buena, mala o regular, dependiendo si tomamos tales píldoras que anuncian en la tele o cuales yogures con bacterias beneficiosas Y sin saber exactamente de que hablamos, opinamos alegremente que una dieta es más o menos sana que otra y que debemos seguir tales o cuales hábitos de vida saludables. Los publicistas usan la palabra “salud” o “saludable” como gancho para vender diversos productos de consumo diario o de cosmética. Pero a “la salud” la tenemos que tomar en serio y valorarla como se merece.

La definición de “salud” como concepto médico incluye elementos genéticos-hereditarios, bioquímicos, fisiológicos, anatómicos, psicológicos y socio-culturales.

Se suele decir que “la salud es la ausencia de enfermedad”, pero eso no es del todo cierto ya que “salud” y “enfermedad” no tienen los límites muy bien definidos, sobre todo en los aspectos psicosomáticos. Nadie sabe con certeza donde termina la salud y comienza la enfermedad y/o viceversa. Unas veces creemos que es un estado físico determinado, otras pensamos que es una percepción mental.

Porque “salud” implica armonía y equilibrio estable entre lo somático y lo psíquico, entre el cuerpo humano con sus sistemas orgánicos interactuando sin fallos y la mente consciente de esta situación y con capacidad de adaptarse a las circunstancias más favorables para mantener nuestro estado armónico.

Yo soy de la opinión que “la Salud es el estado corporal que nos permite seguir viviendo y disfrutando conscientemente de nuestras vivencias”. Y añadiría: “… en libertad”.

También los médicos hablamos de la “calidad de vida asociada a la salud” como un parámetro importante en la apreciación del concepto “felicidad”. Codiciamos “tener salud” quizá como el mejor bien que se pueda poseer. Después vendrán los tesoros materiales y los amores espirituales, pero sin salud no podríamos disfrutarlos. No debemos dilapidar la fortuna de tener una buena salud.

Porque la preservación de la salud –de la vida- es obligación personal e intransferible de cada uno. Desgraciadamente este instinto de auto-conservación de la propia vida se va diluyendo en las sociedades teóricamente avanzadas “…como lagrimas en la lluvia. Es hora de morir”. (Esa frase tan conocida del replicante Roy Batty, que sabe que tiene los segundos de vida contados, es un canto a la vida. Un canto a la suerte de los humanos que no tenemos fecha de caducidad, salvo la que nosotros nos queramos imponer).

No es lógico fumar un paquete de tabaco al día, comer desmesuradamente, excederse con las bebidas alcohólicas, llevar una vida sedentaria, un trabajo estresante… y al primer síntoma de que algo no va bien acudir al médico con la pretensión de que solucionemos en poco tiempo lo que lleva deteriorándose durante muchos años.

Los médicos escuchamos, exploramos, investigamos, interpretamos análisis e imágenes, sacamos conclusiones y luego diagnosticamos dentro de nuestras posibilidades. En el mejor de los casos podemos aplicar un tratamiento curativo. En otros casos solo paliativo o lenitivo.

Muchas veces les digo a mis pacientes que la mejor medicina es la que no se toma. Con esto quiero decir que lo ideal es no tener que llegar a tomar medicamentos (y yo que tomo alguno que otro, me lo aplico a mi mismo) y eso se puede conseguir teniéndole apego y aprecio a las salud. Los médicos somos conscientes de la importancia que tiene el mantenimiento de la salud en sus diferentes ámbitos somáticos, psicológicos y psicosomáticos. Hay que tener como norma la prevención de las enfermedades llevando una vida coherentemente saludable. Tomar en serio la salud es un signo de madurez y de inteligencia.

Etimologicamente “salud” proviene del latin “salus, salutis”, de donde deriva “salutare”  que se traduce como “saludo” que originalmente significaba desear larga vida a una persona. Saludar por lo tanto es desear salud.

Mis mas sinceros saludos a todos ustedes.


jueves, 14 de enero de 2016

Humanidades

Un estudio muy reciente de tres investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias en Israel aclara ciertas dudas que yo tenía con respecto al cuerpo humano.

Desde hace ya muchos años cuando era estudiante de Medicina -y me pasaba las tardes de meritorio ayudando en los quirófanos- me di cuenta que por dentro todos los humanos somos exactamente iguales y la sangre tiene el mismísimo color colorado mas o menos rutilante dependiendo del oxígeno que contenga sin entender de clases sociales ni de otras zarandajas, y que en el exterior solo nos diferencia la carrocería genética sexual y algunos extras de chapa y pintura femeninos (gracias a Dios…).

Después de leer las primeras conclusiones del estudio me reafirmo mucho más en lo ridículo que resulta que unos humanos se hayan llegado a creer –o se crean- diferentes o mejores que otros solo por su aspecto físico, llamémosle raza, etnia, casta, origen, alcurnia, nacionalidad, partido político o cualquiera otra palabra diferenciadora. Un mojón bien grande para ellos, como ahora veremos…

Resulta que estos investigadores han contado y  recontado con maquinas esferolíticas y espectrales todas las células del cuerpo humano calculando y diferenciado entre sí el número de células de nuestro cuerpo mondo y lirondo llegando a unas curiosas conclusiones que resumo.

Hablamos de una persona de 70 kilos chispa mas o menos. Las células en seco del cuerpo humano pesan 50 kilos: son 30 billones -con b- de células que forman los diferentes tejidos y órganos, los huesos los músculos, los cartílagos, la sangre, los pulmones, el corazón, el cerebro, el sistema nervioso, el aparato digestivo, la piel, la grasa, etcétera. Pero entre una célula y otra hay una mijita de agua, la suficiente para pesar 18,5 kilos (litros) correspondiente al agua extracelular. Esto es incontrovertible para todos los humanos. Todos igualitos.

Haciendo las cuentas comprobaron que faltaban 1,5 kilos para completar los 70.  ¿Y saben ustedes donde están estos kilos que faltan? Dentro de las tripas. ¿Y que hay dentro de las tripas? Si, eso: bacterias. Concretamente 39 billones –con b- de bacterias, que son muy pero que muy chiquetitas y prácticamente la mayoría de ellas están ubicadas en el intestino grueso, en el colon. ¿Y que hacen estas bacterias en el colon? Caca.

Si, las bacterias que conviven con nosotros formando lo que llamamos la “microbiota” hacen posible –entre otras muchas funciones imprescindibles para mantener el organismo vivito y coleando- la caca. De hecho el 30% del peso del mojón son bacterias vivas y muertas procedentes del intestino. Y la caca humana es exactamente igual aquí y en la china, en el hemisferio sur que en el norte, en oriente y en occidente, en la jungla o en la sabana, en el retrete de plata de un hotel en Dubai o detrás de una pita con su lagarto y su mosca verde… Caga igual un blanco que un negro, una modelo estilizada de pasarela milanesa que una concejala de CUP sin depilarse el sobaco, un ministro ratero que un parado honrado y cabreado. Unos cagan más y otros menos, unos antes y otros después, unos blando y otros duro, más claro o más oscuro…

Ahora, muchos años después de ver las tripas abiertas por primera vez, me doy cuenta que hay algo que también nos iguala por afuera. La mierda. 

Todos somos iguales ante el retortijón traicionero. Las heces nos iguala a todos a los humanos en su composición y en sus características organolépticas. A todos nos huele la caquita por mucho chanel o varon dandy que nos pongamos.

Todos iguales ante la evidencia inequívoca del mojón.


¡Mierda!     

viernes, 1 de enero de 2016

Intenciones para 2016

Publicado en XYZ

Ea! Ya está aquí el 2016! ¿Y ahora qué? ¿Vamos a cambiar de un día a otro y vamos a empezar una vida diferente? No creo. Pero podemos intentarlo.

A lo mejor algunos conseguirán dejar de fumar. Ojala. Otros van a esperar a años mejores mientras el mal llamado “tabaco” les va haciendo fosfatina los pulmones y la vejiga, o la laringe, la tráquea, el estómago o la boca. No fumad por favor.

Otros tenemos otras intenciones mas fáciles:

Beber menos alcohol entre semana, comer menos grasas y dulces, perder siete kilos, amortizar el gimnasio (que menos que cuatro o cinco días a la semana)… Ahora estoy con unos cinco o seis kilos de más, no me pienso pesar hasta después del Rosco de Reyes.

Recordadme que llame más a mi madre, o mejor, que vaya a verla más veces, no solo cuando me toque mi finde. Mi madre es más buena que el pan. La voy a llamar ahora mismito.

Estudiar. Tengo que estudiar más. Que menos que tres o cuatro horas semanales. La Ciencia avanza que se las pela y no me puedo quedar atrás. Mi intención de graduarme en Psicología sigue intacta.

Urge preparar la charla –conferencia sobre “El Cansancio” para el Congreso de la SEMP (Sociedad Española de Medicina Psicosomática) que he de dar el 19 de febrero en el Colégío de Médicos de Sevilla. Están ustedes invitados.

Escribir. Pierdo mucho tiempo mirando internet, los twiter, el guasap, el correo… demasiado tiempo “perdido” con el teléfono y las redes sociales… tengo que mejorar eso… veremos a ver.

¡Un libro! Cuantos libros tengo pensado escribir y no empiezo o si empiezo no avanzo! Será que no es lo mío, digo yo…

Tengo que cuidar más mi Blog “Casos Clínicos” que con esto de escribir como colaborador en XYZ y algunos artículos que me publican en ABC tengo el pobre del Blog dejado de la mano de Dios…

Por supuesto el inglés no podía faltar en mis intenciones. Practicar un rato todos los días, ver películas en VOS en inglés, no solo leer revistas médicas, también novelas y periódicos…  Si me veis por la calle habladme en inglés porfa…

Montar a caballo es otra de mis intenciones anuales nunca cumplidas. Y mira que me gustaría. Estoy rodeado de amigos que me ofrecen sus caballos para practicar. Me gustaría volver a disfrutar la sensación de pasear por el campo abierto, de dar un galopito y acaso saltar un tronco atravesado, de volver a sentirme joven y libre y sin miedo… Pero ¿Y si me caigo? Ya voy para los sesenta que escarbo y no tengo la agilidad de mis años mozos ¿o si…?

Viajar. No soy yo muy de viajar como turista convencional. Prefiero ir en primera (jajajaja). Sin bromas. Quiero conocer mundo pero no se como hacerlo. Quiero ir a América, desde Canadá a la Patagonia, me da igual. Durante muchos años he tenido una gran jindama al avión y no me he movido de El Rompido y ahora que no me da miedo volar quiero ir a muchos sitios, conocer continentes enteros, mirar muchas caras de colores y ver muchas cosas raras. Ya os contaré si lo consigo.

Bueno creo que para empezar el año ya esta bien, ¿no?

De todas maneras sé que el hombre propone y Dios dispone, me consta que las intenciones han de ser planteadas con expectativas bajas -por favor-, porque si no viene el estrés y la ansiedad.

Yo desde luego me lo pienso tomar con mucha Filosofía y Alquimia y Metafísica.

Po eso.