"CASOS CLINICOS"
Cuaderno de apuntes, opiniones, reflexiones y embustes de la familia Pareja-Obregón López-Pazo
"Casos Clínicos"
- Celso Pareja-Obregón López-Pazo.
- Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
- Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.
miércoles, 30 de octubre de 2024
La insoportable necedad del ser.
jueves, 5 de septiembre de 2024
LA RIA Y SUS MAREAS. La esencia del Rompido
Cuando empieza a vislumbrarse claridad por levante y empieza a asomarse la bola naranja por encima de Punta Umbría, nuestra ría se sonroja de vergüenza por lucir tan bonita y en las dunas de la otra banda donde todavía esta fresca la arena se reflejan los primeros diamantes de luz de millones de granos del más fino cristal, un tesoro inagotable que hemos podido apreciar los que hemos amanecido allí alguna vez...
El agua adormilada comienza a despertar y se va vistiendo de colores a la par que el cielo se ilumina. El fresco viento del norte está dejando la ría perfumada de aromas de pinos y eucaliptos. Después, cuando se va calentando la orilla los barriletes se desperezan enseñando sus armas, asoman las gusanas arbiñocas sus bigotes por las cerraduras y los longuerones desenvainan sus falos carnosos.
Un zarapito agujerea el fango con precisión de cirujano, el curri-curri corretea dibujando un acertijo y empiezan las gaviotas a chillar pidiendo comida.
Sobre las faldas de las dunas recién peinadas van arañando las curianas un perfecto rail hasta las matas de verde jara. Una culebra pasa indolente y silenciosa y se enrosca en la solana para atrapar energía. Los gazapos se aventuran con miedo a salir de las madrigueras y roen sus primeras raíces del día.
No muy lejos los primeros runrunes de los motores de los pesqueros buscando la boca de la barra rompen el silencio natural de la desembocadura del Rio Piedra.
Ya los charranes se tiran de cabeza buscando hilos de plata bajo el agua transparente. En los bajos se pasean los robalos, las bailas se amontonan y como siempre rebullen de alegría, los chocos se molestan de tanta algarabía y se marchan enfadados cambiando de color.
Se va calentando el agua y la corriente ordena el fondo fangoso poniendo a cada uno en su sitio, las mojarras, las herreras, los roncaores, los sargos y las doradas buscan cangrejillos y gusanos, alguna solitaria corvina con ganas de pelea barbea el fondo y traga crustáceos, un pejesapo feo como un rano abre una enorme boca y traga sin cuidado todo lo que se mueva, un lenguado aplastado se despega del fondo y se escurre por la arena dorada, el aguamala borbotea transparente contra corriente. Empieza a subir la marea llenando los caños de vida, la marisma de aromas y las playas de alegría.
Ahora está el sol aplomado en lo más alto y la arena fina refleja orgullosa tanta luz que daña la vista. En la hora de la siesta.
Cruzando la carretera, en los cabezos de tuneras almendros e higueras, se desgañitan las chicharras con ese zumbido elitroso que llega desde todos los pinos de la forestal donde las marabujas se tuestan y adornan los carriles polvorientos.
Los pájaros se refugian a la sombra de las más apretadas ramas. Un lagarto verde y grande se asoma por debajo de una lasca y se vuelve a esconder asustado.
Bajo los pinos corre una brisa especial, la que trae el fresco viento del suroeste, aire de la mar salado y marinero, viento propicio para empujar los grandes trapos de los antiguos velachos con aquellas velas latinas y cangrejas que -en mi memoria de niño boquiabierto- todavía veo voltejear y trasluchar bien cargados con la pesca de varios días de faena remontando el río hasta llegar a El Rompido.
Se calentó la tierra y una térmica hace que sople con fuerza el viento foreño encrespando la superficie del agua que se agita salpicando a los navegantes.
Al atardecer la ría recupera su armonía de sonidos y su paleta de colores La corriente se lleva el agua otra vez a la mar la dejando la orilla empapada y a la vista el fango y sus entrañas.
Con el cambio de la marea empieza a amainar el viento. Se queda la ría como un espejo plateado donde se refleja la antigua Almadraba atunera.
Sinfonía del agua al desaguar tantos caños, al acariciar las proas de los barcos fondeados, al lamer las riveras y orillas que se van quedando húmedas y blandas mostrando por levante de nuevo las playas de ensueño y los bajos relucientes.
Da gusto observar la ría a la caída de la tarde cuando esta tranquila la marea. El agua se templa de paz y se calla, solo se oye un rumor de cangrejos en la orilla deshollinando sus agujeros.
Huele a salitre, a ostiones, a fango, yo sigo oliendo el olor a pescado seco colgando de los obenques de los pesqueros, huele a madera gastada a brea y algas.
Un marinero arrugado boga pausadamente en una vieja patera sin romper el agua casi con el milagro artesanal de los remos y toletes de madera y los estrobos de cuerda. Ya están calando trasmallos desde sus botes mis amigos de la infancia.
Ahora regresan de la mar por la boca de la barra los pesqueros rompieros enturbiando el fondo arenoso y las gaviotas -compañeras oportunistas- rastrean los despojos de las redes y se pelean como corraleras.
Vuelven las limícolas a correr por las orillas metiendo los zancos en el nutritivo barro. Los patos vuelan muy alto en colleras y formando una uve pasan las espátulas y flamencos camino de su dormitorio. Las lisas se asoman sacando los morros para ver atardecer.
Viene de nuevo otra marea, ahora más callada y tímida.
Se enciende el faro automático y las farolas alumbran las calles, encienden sus luces (abren sus fauces voraces) los bares y el pueblo huele a gambas y frituras mientras los niños juegan en esta plaza o en el paseo donde, pueden montar en bicicletas.
Aunque la noche oculta los colores de la ría, en mi niñez, desde mi cama, seguía viendo en tecnicolor la arena blanca con destellos arco iris, la retama verde, la playa de mil tonos azules, ocres y con espumas nacaradas bajo un cielo azul marino.
Con este recuerdo, cada día de mi verano en El Rompido, me voy quedando dormido.
viernes, 2 de agosto de 2024
Pregón de El Rompido 2024
Fiestas de El Rompido en Honor de la Virgen del Carmen 2024.
Pregón en Honor de la Virgen del Carmen. 26/07/2024
viernes, 8 de marzo de 2024
Medicina Interna y Psicosomática
domingo, 11 de febrero de 2024
Medicinas y Salud.
Sin duda los avances en farmacología y el estudio de los medicamentos en el último siglo está siendo uno de los más importantes hitos de la ciencia para curar males hasta hace poco incurables y aliviar el dolor que teníamos por imposible de calmar.
Qué hubiera sido de nosotros sin los antibióticos por ejemplo (igual no estaba yo escribiendo esto). O sin los fármacos para las dolencias cardíacas y la hipertensión arterial que casi han erradicado la insuficiencia cardiaca rebelde a tratamiento, desde hace pocos años. O los nuevos tratamientos para combatir las placas de ateroma que causan isquemias arteriales, infartos coronarios e ictus cerebrales, que son capaces de limpiar por dentro las arterias rejuveneciendo el endotelio. Igual que los avances imparables en el tratamiento de la diabetes y sus secuelas metabólicas, antes causa de muerte en pocos años y ahora con mayor esperanza de vida gracias a pastillas milagrosas. O las medicinas inhaladas contra las alergias, el asma y la asfixia por patologías pulmonares crónicas, que tanto limitan la vida de quienes las sufren.
Tenemos un arsenal de maravillosos productos químicos que actúan contra el dolor y la angustia que amenazan el confort y la calidad de vida de quien sufre traumatismos, inflamaciones, reumas, cólicos, enfermedades autoinmunes o degenerativas, así como fármacos antitumorales que salvan millones de vidas ya sean niños o adultos. Podemos usar los más potentes analgésicos, los narcóticos e hipnóticos, junto con relajantes musculares para conseguir un alto grado de anestesia que permite hacer todo tipo de cirugías -hasta trasplantes de órganos- o conseguir que pacientes de cualquier edad gocen de una medicación paliativa excelente.
Debemos agradecer a los laboratorios farmacológicos y biológicos su inversión en fármacos, desde aspirinas, analgésicos y antibióticos hasta tratamientos de hemato-oncología, vacunas e inmuno-moduladores, terapias génicas y biológicas a la carta, tratamientos de ultima generación que son el futuro de la Medicina moderna.
Pero existe una cara B en el mal uso de las medicinas, y no solo me refiero a la automedicación y al abuso por parte del ciudadano “enterado” que decide tomar un antibiótico o un analgésico, cosa que ocurre día a día en cualquier casa de vecinos, por supuesto sin consultar con su médico ni encomendarse a la Divina Providencia.
Es curioso observar que si prescribimos una medicina que se sale del abc del botiquín domiciliario, el paciente enseguida apela a los “efectos secundarios” y “contraindicaciones”… mientras se está poniendo hasta las trancas casi a diario de Paracetamol o de Ibuprofeno sin haberse leído ni una línea del prospecto, y sin saber que se está fastidiando el estómago, el hígado o los riñones con su “doctorado” farmacéutico. O el que está enganchado a las benzodiacepinas para dormir, o a cualquier “sedante” o “tranquilizante” de andar por casa, sin orden médica alguna.
Sabemos que la automedicación origina un alto coste económico debido a las complicaciones y efectos perjudiciales que origina el abuso de cualquier medicina y además es causa de multitud de “auto-enfermedades” por sobredosificación o mal uso de estas medicinas, con el correspondiente gasto que conlleva “desfacer el entuerto”.
Pero desde hace unos años estoy comprobando un suceso aún más grave, si cabe. La mala praxis médica en el abuso de prescripción de medicación innecesaria e inútil. La órdenes y prescripciones legales de medicamentos que hacen más mal que bien, ya sea por su ineficacia o por su dosificación y duración del tratamiento.
Pacientes que llegan a mi consulta en muy malas condiciones después de varios tratamientos antibióticos consecutivos, por enfermedades víricas, estacionales o inflamatorias, sin foco séptico alguno y sin pruebas previas que lo justifiquen. O por tomar antiprostáticos alfa-bloqueantes para una cistitis. No es normal prescribir Desketoprofeno (un potente analgésico-antinflamatorio) en dosis máximas cada 8 horas durante 7 días por un dolor de garganta o una torcedura de tobillo. O Paracetamol 1 gramo cada 8 horas en casos de patología banal de vías altas. O prescribir Metamizol alternando con Ibuprofeno cada 4 horas durante varios días por un simple catarro estacional o fiebre.
Estas dispensaciones de medicamentos deberían ir acompañadas de una información adicional advirtiendo de los riesgos potenciales para la salud del paciente. Riesgos de sufrir reacciones adversas graves como gastritis y úlceras, insuficiencia hepática, insuficiencia renal, agranulocitosis (daño en la médula osea), insuficiencia respiratoria y asma inducido por medicamentos, sensibilización alérgica… Y estos cuadros son mucho más graves en niños y ancianos.
Concienciémonos tanto los médicos como los pacientes del uso racional y correcto de las medicinas. Los médicos no debemos perder el respecto al poder especial y mágico de la prescripción de tratamientos médicos para intentar sanar a nuestros pacientes. No hagamos una medicina defensiva basada en el tratamiento exagerado y mal enfocado. Cuidemos de nuestros pacientes administrando en cada caso particular (sobre todo en patologías banales) las medicinas menos dañinas, en las menores dosis posibles, el menor tiempo posible y todos saldremos beneficiados.
Primum non nocere.