"CASOS CLINICOS"
Cuaderno de apuntes, opiniones, reflexiones y embustes de la familia Pareja-Obregón López-Pazo
"Casos Clínicos"

- Celso Pareja-Obregón López-Pazo.
- Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
- Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.
miércoles, 22 de marzo de 2023
En el silencio del campo

sábado, 11 de marzo de 2023
Polstergeit y fantasmas
La estratagema de los dragones ha sido siempre bramar echando llamaradas de fuego por las fauces. Con eso nos han acojonado desde niños. La imagen de las brujas siempre vestidas de negro sayo, enorme nariz corva con verruga pilosa y volador escobón mugriento, también se las trae como asustaniños ( a mí durante muchos años). Las caninas también tuvieron su momento de cangelo, aunque pronto pasaron a ser adoptadas como colegas muy anoréxicas o buenos bailarines de claqué. El hombre del saco se jubiló afortunadamente, pero nos ha dejado una reata de vástagos con estudios universitarios y sacos camuflados bajo los trajes a medida. Y los fantasmas, ya fueran ensabanados o desnudos ectoplasmas flotantes, han ido perdido originalidad pero ahora son multitud. Persiste -creo- el miedo a los polstergeit o espíritus terroríficos, demoniacos, que se entrementen en el cuerpo de jóvenes púberes o de criaturas predispuestas que necesitan un exorcismo terrorífico para volver a ser como Dios manda. Este miedo lo tengo, no quiero ni ver películas ni noticias de ese cariz. De la güija ni hablo. Hay otros tipos de miedos más modernos pero afortunadamente no estoy muy enterado.
Pero miedo miedo de verdad el que me dan los hombres de carne y hueso, nariz y pescuezo. Los que por celos matan a mujeres y niños. Los que por rencor, codicia, odio o venganza son capaces de asesinar impunemente dejando a familias destrozadas para siempre. Me dan mucho miedo los gobernantes drogados de poder y obsesionados con demostrar su hegemonía personal. Los que propician guerras y mandan misiles asesinos para matar a mujeres, hombres, niñas y niños inocentes que no tienen culpa de nada. Qué relación más directa entre poder y locura ¿verdad?
En España hay dragones. Al parecer están viviendo muy cómodos en el Parlamento donde campan a sus anchas alimentados por todos y cada uno de nosotros. Se lucen en el Congreso de los Diputados y Diputadas arrojando llamaradas de ardientes soflamas hirientes a quien ose recriminarles o tan solo poner en duda los argumentos con los que justifican sus desaguisados. Hay dragones de todos los colores y aspectos. Muy curioso es el caso de las dragonas, pues su fuego no solo achicharra, sino que desprende vapores venenosos que hieden a sulfuro mortificador. Los dragones son grandes defecadores y con sus plastas multicolores humeantes y pestosas marcan sus territorios en el hemiciclo.
Las brujas se han puesto de moda, quiero decir que ya no van con el hábito negruzco hasta los pies, ahora visten los últimos modelos de Galicia o Paris y se hacen selfies compulsivamente. Vuelan agrupadas en modernas aeronaves, viajan felices como tórtolas julandronas dilapidando nuestros dineros y fomentando disparates como el cambio de sexo en la adolescencia, el aborto injustificado, el sexo promiscuo desde nuestra más tierna infancia y la puesta en libertad anticipada de violadores porque sí es sí. La escoba para sus asistentas.
Cada vez hay más caninas y cada vez habrá más. Pobres esqueletos sin un mendrugo que llevarse a la boca y que buscan asilo y comedor social pues se les terminó antes de fin de mes la pensión o la ayuda familiar. Miran con recelo a Mercadona y similares establecimientos pues saben que la próxima vez que tengan dinero para gastar todo estará más caro. Las caninas viven practicamente a oscuras pues la luz les arrasa los escasos ahorros que tienen. Los dragones que dicen defenderlas cada vez están más gordos.
Los hijos del Hombre del Saco proliferan incestuosos entre ellos. Están agrupados en clanes y hermandades secretas que se dedican a amontonar ingentes cantidades de dinero. No salen en los papeles ni en las noticias a no ser que trinquen a algún bobo con las manos en la masa. Suelen vivir parapetados detrás de de grandes corporaciones y siglas, abogados y CEOs, administradores y testaferros, paraísos fiscales y paraísos naturales. En fin, que viven como dios y tienen a sus sacerdotes con corbatas dándonos la comunión diaria de la sopa boba, que nos tragamos sin rechistar.
Fantasmas hay millones. En cada pueblo, en cada ciudad, provincia y capital, hay fantasmas a todo ritmo. Se infiltran en la política buscando relumbrón pues su máximo afán es dejar de dejar vivir entre sombras. Venden su pobre alma al diablo por tres perras gordas (o flacas) para darse autobombo y proclamarse reina de las fiestas con cualquier titulín de corte político. Buscan desesperadamente el voto que les mantenga en el "candelabro" político o social. Estos horteras de bolera usan las redes sociales con ánimo de lucro y sin escrúpulos. Casi siempre terminan saliendo en la tele (como ellos querían) diciendo que ellos no son responsables de sus propios actos o que yo a ese señor no lo conozco de nada, antes de caer en la ignominia o dar con sus sábanas en la cárcel.
Los Poltergeist son fenómenos extraños que escapan a la inteligencia humana. No sé como se me vienen a la cabeza algun@s "políticos" unos con coleta y otros apuestos y elegantes, apolíneos encantados de conocerse, tullidos de mente dando lecciones sin haber leído, diciendo la primera majadería que se les pasa por su averiado cerebro con cara de haber demostrado la teoría de las cuerdas.
Otras apariciones extrañas, con aspecto de madamas de burdel, "compañeras y compañeros" con acentos del tebeo, creen encontrar siempre la aguja en el pajar de mentiras que van almacenando, angares enteros mas grandes que el limbo, -que se quedó vacío hace ya unas décadas- y ya lo han llenado con los embustes, las medias verdades y las contradicciones. Personajes que han hecho del engaño su modo de vida. Hombres y mujeres con una careta para cada ocasión, para cada momento del día, que se transforman en milésimas de segundo en un personajes distinto según las circunstancias y el auditorio, que ya no pueden decir la verdad pues no recuerdan que es eso ni como se hace. Perroflautas ahora ricachones con mansiones, queridas, jabones y desodorantes, cuando proclamaban lo contrario oliendo a sobaco hace un telediario. Trabajadoras por horas reconvertidas en ministras con chofer y asistentas, decoradores y mancebos, ultima moda y turismo internacional a costa del trabajo de sus antiguas colegas del currelo. Fenómenos extraños, sin lugar a duda.
Pero lo más extraño de todo, lo verdaderamente polstertgeit, es que todavía haya pánfil@s que los crean y los voten. Chavales que parece que han jugado con la güija morada y se han quedado enganchados a un discurso tan antiguo como el hilo negro y tan falso como la lealtad que han demostrado los vocingleros sinverguenzas con sus seguidores.
Eso sí que es estar absolutamente abducídos por las apariciones televisivas...

martes, 28 de febrero de 2023
El olor
Se tuvo que ir. La verdad es que no me lo esperaba, la vi como despistada un buen rato antes de anunciarlo rotundamente, como si meditara dudando o calculando la respuesta de una ecuación complicada porque a veces cerraba los ojos y musitaba un responso como de probabilidades.
Yo estaba seguro que vino para quedarse unos días por el barullo que traía al aparecer con dos maletas y un gran bolsón de viaje de donde salieron paquetes de regalos y una envoltura de papel con fruta fresca que olía a fresas, a kiwis y a plátanos. Esta vez llegaba sin avisar, otras también, y traía la cara como de haber estado llorando en el tren y en el autobús pues nunca le importó llorar en público y nunca tuvo que ocultar su llanto terapéutico, por supuesto. Y era cierto que solo al cruzar la pequeña cancelita baja del jardín y subir los dos escalones del porche le desaparecían las ganas de llorar y se le iluminaba la cara de alegría y confianza.
Aunque ya canoso, viejo con la vista acristalada y turbia, todavía tengo un olfato excelente y puedo reconocer los olores de mi primera impronta humana, olor familiar ancestral con el que segrego adrenalina que me permite activarme y soltar un par de ladridos de verdadera felicidad..
Así que la olí desde lejos y creo que al doblar la esquina donde unos metros antes se detiene el autobús de gas licuado, percibí un tenue olor corporal familiar que me golpeó (mas bien me acarició) suavemente el hocico para ir acrecentandose progresivamente, olor a hembra con feromonas familiares y a sudor conocido y registrado en mis acúmulos neuronales los cuales se activaron inmediatamente pues antes de llegar ella a la cancelita yo ya estaba en la puerta husmeando, ladrando y moviendo el rabo esperando su presencia.
Al oirme ladrar, ella apresuró el paso y tocó las maderas con cuidado y respeto. Lentamente abrió la puerta con confianza y enseguida me dejé acariciar por esas manos tan francas y cálidas que permitió como siempre que lamiera. Restos de lágrimas, mocos, tabaco de vapear, perfume de jabón de glicerina, papel perfumado y pelusa de frutas. Y un olor extraño que no tenía catalogado. Un efluvio raro, no habitual en su cuerpo. Un aroma desconocido que provenía de su aliento, del sudor imperceptible que se evapora inmediatamente y que solo los perros detectamos, un olor distinto por nuevo, se podría catalogar de desagradable por desconocido, ya que la última vez que pude olerla, trece lunas nuevas y medía luna creciente tan solo, no desprendía ese olor.
Olor que trascendía y se hacía mas penetrante en espacios cerrados como en aquella casa antigua, habitualmente poco ventilada y con cortinas y alfombras llenas de ácaros defecadores y apestosos que producen ese ambiente rancio tan característico de los hogares donde habitan personas mayores y que yo tengo perfectamente asumido e integrado en mi cerebro.
Como digo esta vez noté algo raro en ella. Los saludos, abrazos, besos, regalos, preguntas y respuestas, parecían los habituales de siempre, el preludio de unos días de descanso en casa de sus padres, bien motivados por conflictos de pareja y separaciones temporales, o bien por necesarios días de descanso y meditación, de reponer fuerzas con orden en las comidas y en el sueño, para volver relajada al trajín del trabajo y del desorden en la capital... Pero el olor no cedió al relajarse y ni al soltar el equipaje en su cuarto cuando fueron desapareciendo los estresantes olores de las catecolaminas desatadas.
El olor era cada vez más intenso, estaba en su ropa, en el aire que ocupaba su cuerpo, en el sitio donde se sentaba, un olor que me espantaba y me impedía tumbarme a sus pies y en cambio me haciendo merodear inquieto y sin parar de lamer y husmear sus objetos personales para identificar el origen de ese nuevo y desconocido efluvio químico. No provenía del cuero de los equipajes ni de cremas, desodorantes, maquillaje ni del tinte de su pelo, Estaba dentro de ella. Y me mantuve alerta.
Antes de dormir pude oler su orina que despedía con gran intensidad el olor desconocido. Esa primera noche la pasé a los pies de su cama, sin querer dormir, analizando su respiración. La oí murmurar en sueños y moverse en la cama con un sueño inquieto de quejidos y toses, alguna vez habló en sueños palabras que no entendí. Despertó con mala cara y con el olor muy acentuado.
Aquella mañana al salir del baño la encontré mas delgada con los huesos de la cadera muy señalados. Después de acariciarme un buen rato con sus manos húmedas y frías mientras yo husmeaba su cuerpo, se marchó con prisa de nuevo segregando catecolaminas y ese olor que destacaba sobre los jabones y cremas del baño.
Yo salí a dar mi paseo matutino y hacer mis necesidades en el parque cercano pero sin ganas de alternar con mis conocidos pues mi instinto estaba en alerta y no dejaba de husmear el aire para tranquilizarme identificando ese nuevo olor en alguna parte donde no estuviera ella.
Al volver a casa no pensaba en otra cosa que en en percibir de nuevo su aroma. Estaba irritado y gruñía ladrando al viento dando vueltas sobre mi mismo, como atolondrado, mientras mi amo me tranquilizaba con paciencia y cariño. Pude detectar en el nervios y preocupación, un atisbo de llanto contenido, y por eso me senté a sus pies y me dejé acariciar hasta que los dos nos relajamos o lo consegímos disimular al menos.
Antes del mediodía ya estaba mi ama y su hija de vuelta. Emociones contenidas, reprimidas, miedo y desesperación. Y ese olor.
Fue entonces cuando pude ponerle nombre, al escucharlo por primera vez.
Y por eso se marcho de repente... por última vez...

martes, 24 de enero de 2023
Mis familias Orta y Balbontín.

jueves, 12 de enero de 2023
La Libélula que fue.
