Os voy a contar que es lo que me gusta comer y beber. Es decir, que alimentos y bebidas son las que prefiero para nutrirme correctamente, y a veces muy incorrectamente.
Tengo 55 años y un poco de colesterol, por lo que mi médico me aconsejó seguir una dieta baja en grasas animales y me recetó una pastilla anticolesterol malo. Debo además llevar una vida sana, hacer ejercicio físico aeróbico regularmente y no coger sofocones, que me sientan muy malamente…
Nada mas despertar por la mañana me he acostumbrado a beber un zumo de naranjas con el estómago vacío. Me sienta muy bien y me “despierta” el intestino casi inmediatamente. Antes lo tomaba natural, con naranjas y exprimidor automático, pero se escacharró el artilugio y por vago comencé a tomar zumos envasados “naturales 100% naranjas recién exprimidas”… Ahora bebo el de Mercadona-Hacendado, que no está nada malo. También me gusta beber agua fresquita en ayunas, considero que es bueno para empezar el día bien hidratado. No me gusta salir de casa sin leer las esquelas del ABC sentado en el retrete.
Suelo desayunar en la calle, depende del día en uno u otro bar –casi siempre en los mismos- y pido habitualmente un café con leche templadito y media tostada con aceite. Me gusta mucho el pan tostado con aceite de oliva Virgen Extra… que no lo ponen ya en ningún sitio, aunque lo muestren en las botellitas de Nuñez de Prado de Jaén.
En los bares están dando para desayunar unos aceites infames, mezclados de refinados y olivas que no saben a nada. Yo comprendo que sean caros, pero podían dar a elegir varios tipos de aceites, normales y de los buenos… y que cada uno elija y pague el que quiera. ¡Estamos en Andalucía y ni eso sabemos vender! ¿Tiene cohones la cosa o no…?
Los viernes me tomo la media tostada con margarina ZAS, un compendio de colesterol y grasas animales, que esta buenisima… pero no se lo digan a nadie.
Mi organismo es una maquinaria acostumbrada durante años a las cosas sencillas. Aunque no lleve reloj, podría decir casi sin error cuando el reloj marca la una de la tarde, porque empiezo a pensar en la cerveza de barril. Hace unos años hubiera dicho en la Cruzcampo, pero ahora, después de pasar a manos foráneas y cambiar su gusto y sabor (muy poquito a poco, eso si…) cada vez me gusta menos. Hay veces que prefiero tomarme unas cañas de Alhambra. Este verano le he dado fuerte a la Estrella de Galicia de barril… muy rica.
Aclaro que no bebo todos los días cervezas antes de comer. No me importa quedarme con las ganas y así pienso que cuido un poco las calorías, la barriga, etc, etc. Suelo esperar a que llegue el jueves o viernes (que no tengo consultas por las tardes) para darme el gustazo y saborear unas cuantas cervezas con mis amigos…
Si voy a comer en casa nunca tomo tapas en la calle. Es una norma de hace muchos años. Si tomo tapas en la calle, no como en casa. Si como fuera de casa entresemana procuro comer sano, verduras, pescados, etc.
En mi casa se come dieta mediterránea, cocinada a diario. Casi siempre guiso yo la noche anterior. Me gusta acompañar a mi mujer a hacer la compra, tanto a Mercadona como al mercado del Tiro de Línea donde compramos verduras, fruta, carnes y pescado. Nunca compramos precocinados ni congelados (croquetas, palitos, pizas, etc, etc) porque tienen grasas no saludables y engordan mucho. Congeladas solo las verduras crudas (brócoles, guisantes…), el atún de Mercadona, las gambas peladas, trozos de tintorera (“cazón”) que están muy buenos y en precio.
Yo soy poco dado a las ensaladas. En mi casa las manufactura mi santa con varias clases de verdes, zanahorias, etc, etc, ya saben ustedes todo lo que le cabe a una ensalada…
Yo prefiero el gazpacho (clarito, vinagroso y por litros) en verano y las verduras en invierno.
Con las calores prefiero el gazpacho fresquito a cualquier otra cosa. Me gusta acompañarlo con una lata de melva canutera y media Viena de pan. Soy mucho de latas de productos de la mar y siempre tengo un buen surtido de ellas tanto en aceite, en escabeche, en tomate, al limón, como al natural… unas sardinas en tomate o unos trozos de melva en escabeche, con un botellín helado… ¿a que sí…?
Ahora que entra el otoño trabajaremos mucho el puré de calabacín con puerros; los brocoles esparragados; las acelgas y pencas de cardo refritas; las setas, calabacines, berenjenas, espárragos, a la plancha… Las hortalizas y verduras me delirian, son la base de nuestra alimentación y guisos andaluces. Los guisantes guisados (estofados) con pescado o con unos huevos cuajados… La sopa de tomate que estoy deseando hacer…
Soy cucharero por la gracia de Dios. Donde se ponga un plato hondo con algo humeante, denso y sabroso… Por eso me gustan tantos las legumbres: lentejas, garbanzos, chícharos, todos los guisos que se puedan hacer con legumbres me gustan. Procuro hacerlos sin grasas, pero hay veces que no puedo evitarlo y robo un trozo de tocino ahumado, de carne de cerdo, de codillo, de manitas, de menudo… después voy a confesarme a la parroquia y el cura me suele absolver con la boca hecha agua.
Estos guisotes tan sabrosos hay que tomarlos con una copa de vino. O dos. Yo tengo una suerte enorme pues mis pacientes han debido, desde hace años, leer mi pensamiento y casi todo el año tengo vino tinto excelente en mi casa. Y yo no soy coleccionista de botellas cerradas de vino, colecciono el líquido dentro de mi. Luego le regalo los cascos al Ayuntamiento para que los recicle. ¡Es una rara costumbre, que le vamos a hacer….!
Pasta o arroz una vez en semana. Yo me hago los espaguetis con ajitos y una guindilla, así me creo que son angulas. El arroz o los fideos mejor con almejas o chirlas, caldosito.
Como a todo el mundo me gusta el marisco, y si es grande y caro, me gusta todavía más… pero no suelo gastar dinero en comprar marisco de ese tipo. En El Rompido me hincho de toda clase de almejas, coquinas, gambas, langostinos, etc, etc, que están a un precio muy asequible. Tengo una norma en mi vida: prometí no entrar en las “joyerias” de marisco caro a no ser que fuera “de balde”… así que ya saben ustedes… ¡animarse hombres!
El Pollo. ¡Viva el pollo! Yo no podría vivir sin pollos. El democrático y suculento pollo. El pollo de los domingos de antes, ahora afortunadamente es el pollo nuestro de cada día. Yo puedo comer pollo todos los días, sin problemas. Es más, cuando voy a un bar de tapas o restaurante, siempre busco en la carta “algo con pollo”: pinchitos, alitas, pechuga… si lo hace guisado o con tomate es mi perdición… El pollo al horno (¡Alorno… que me gusta el pollo alorno…! –por fandangos-) es un manjar de dioses, con su limón en el culo, su avecrem, sus papitas, sus tomates a la vera… siempre tengo pollo en la nevera.
Carne de cerdo o ternera una vez en semana, procuro. Pescado intento que sean dos veces en semana. No freímos pescado por comodidad, lo comemos a la plancha o al horno. La verdad es que los fines de semana procuro comer en la calle pescado frito con cervezitas y manzanilla de Sanlúcar… así las cojo con mas ganas.
Huevos. Yo tomo dos a la semana nada más. Me gustan mucho, pero me he acostumbrado a cenar un día dos huevos revueltos o cuajados (estos con unas gotitas de vinagre) y no necesito más. Una vez al mes me doy un homenaje de huevos fritos con patatas y jamón o chorizo… y un bollo de pan.
No tomo postres casi nunca en mi casa. Siempre hay frutas y yogures varios. A veces pico una mandarina, un poco de melón, picotas, medio melocotón, pero pocas veces. Mal hecho por mi parte.
Nunca meriendo. Ni un cafelito ni nada de nada. Lo siento.
Tampoco me gusta cenar mucho, si acaso un poco de fiambres de pavo o de jamón de York, a veces tengo de bellota por la gracia de mis pacientes, o unas verduras a la plancha, o un trozo de queso (no debo)… En invierno soy muy sopero y me invento sopas rarísimas con vegetales, hortalizas, verduras, fideos cabello de ángel, tapioca… la sopa de ajo me gusta muchísimo (admito recetas). Mejor no beber vino ni cerveza por la noche si quiero dormir tranquilo.
Lo que no perdono ni una sola noche (tengo que estar muy malito) es antes de dormirme mi vaso de leche desnatada, ya sea fría o caliente con Cola-Cao, mis tortas de polvorón de Inés Rosales o de aceite de Gaviño o San Martín de Porres. Siempre acompañadas de chocolate negro, un buen trozo. Es un placer de dioses. Hay veces que solo ceno eso.
Los fines de semana me salto un poco el plan diario, sobre todo los viernes que salimos la pandilla de amigos con las mujeres a tomar tapitas y comemos en la calle o en casa de alguno y aluego endispues nos tomamos una copichuela sin maldad… no le hago ascos a un guisqui de la JB con mucho hielo y aguita fresca, y si cae un gin tonic (dicen que esta de moda “ahora”…) cayó… La verdad es que aguanto muy mal las copas largas y me tengo que atiborrar al día siguiente de Omeprazol y Espidifén… no merece la pena.
Vamos… digo yo…