Los
médicos tenemos con frecuencia la ocasión de presenciar la actitud de una
persona que se debate entre “lo que piensa, lo que dice, y lo que hace”.
Sabemos
que son tres bases fundamentales del comportamiento humano muy difíciles de
poner de acuerdo y que crean no pocos conflictos psicosomáticos entre nuestros
pacientes.
Podemos
poner ejemplos con el tabaco, el alcohol, la alimentación, los hábitos de vida,
las conductas inapropiadas, la toma de medicación, y muchos más.
Un
determinado paciente sabe que no debe consumir alcohol (es consciente de ello),
nos cuenta que solo bebe agua con gas (lo que dice), pero en realidad se bebe
sus copitas todos los días (lo que hace) tal como se refleja en la evolución de
su hígado y sus análisis… tenemos un grave problema.
Otro
paciente debe dejar de fumar y así lo ha reconocido en anteriores consultas,
pero se compra su paquete todos los días y se lo fuma a escondidas de la
familia, aunque en la consulta jura y perjura que lo está dejando y que solo
fuma algún cigarrillo de vez en cuando, pero viene con una peste a tabaco que
tira de espaldas y con los bronquios inflamados…
Otro
que es hipertenso y sabe que debe cambiar hábitos de vida y dieta, pero en
realidad hace lo más cómodo para él (vida sedentaria, dieta inadecuada,
incumplimiento del tratamiento, falta de control de la presión arterial) y en
la consulta nos cuenta una milonga preciosa -aunque la santa esposa lo mira en
silencio con cara despavorida- y nosotros constatamos con las pruebas
complementarias que nos está mintiendo… Tan solo nos queda el recurso de
decirle la verdad: es usted un Hipócrita.
Es
usted un hipócrita. Está fingiendo una virtud que no tiene, se está engañando
así mismo y pretende engañar con sus artificios a los demás.
La
Hipocresía etimológicamente significa “fingir, actuar u ocultar con máscaras”,
y no es difícil que todos y cada uno de nosotros actuemos inconscientemente
rozando la hipocresía. En la vida diaria tenemos que ir siempre ajustando
nuestros tornillos cerebrales para Hacer concordar nuestros deseos con nuestro
discurso y dar fe de ello con nuestros actos: a esa resonancia se le puede
llamar madurez, educación, sensatez, experiencia, honestidad, etcétera…
Pero
a la vez tenemos que moderar el impulso para que todo aquello que se nos pase
por la cabeza no lo expresemos ante los demás sin anestesia y mucho menos
actuemos sin frenos ni regulación racional.
Hipocresía
es estar absolutamente en discordancia entre lo que pensamos, nuestras
creencias, nuestra conciencia, nuestra fe, nuestros deseos, con lo que
pregonamos como un mantra dogmático: hago esto, hago aquello, tu haz esto, haz
lo otro, no hagas esto, no hagas aquello… la mayoría de las veces cometiendo
errores de atribución y distorsiones cognitivas -como proyección psicológica de
nuestras limitaciones y nuestras carencias- y lo que es más grave, haciendo
justamente aquello que decimos que no se debe hacer adjudicandonos cualidades
cuasi de jueces supremos, infalibilidad, perfección… o haciendo justamente
aquello que criticamos con mayor énfasis si lo hacen otros. Hipocresía.
Todo
lo anterior es baladí en el ámbito de la vida personal de cada cual. Que cada
uno se ponga las medallas personales que quiera, no seré yo quien lo juzgue
(aparte de que yo tengo corneas y tímpanos con detección anti-hipócritas en mis
genes, en serio…)
Lo
peor es cuando nos topamos con los próceres de la política: paradigmas de la
hipocresía sin trampa ni cartón. Son Hipócritas por la gracias de su dios.
Nunca dicen lo que en realidad piensan. Vociferan discursos a medida de las
circunstancias ambientales cargados de obviedades, de trampantojos, de
circunloquios vacíos… hoy dicen blanco y mañana tiñen lo blanco de negro sin
pudor. Y lo hacen independientemente de lo que piensen o de lo que digan, que
es adonde quiero llegar.
Política
e Hipocresía van de la mano, casi son sinónimos. Por eso muchos políticos mienten
más que parpadean. Mienten en sus estudios, en sus tesis y doctorados, en sus
curriculums, en sus antecedentes laborales, en sus economías, en sus
declaraciones de hacienda, en sus programas electorales, en sus directrices, en
sus discursos, en sus promesas, en sus intenciones, nos engañan con sus pactos
traidores, con sus coaliciones aberrantes, con sus amistades peligrosas, con sus
lujosos casoplones, con sus negros tarjetones, con sus confesiones y en sus
comuniones.
Y
de este ambiente de falsedad y de hipocresía proviene la permisividad actual con
los mal llamados “independientes” y los fugados, con los indecentes de los
lazos amarillos, los vándalos asalvajados y los terroristas adoctrinados que
permiten la traición y la degradación de España insultando a todos los
españoles con especial saña a la Monarquía y pisoteando la bandera de España.
El
Hipócrita del actual presidente del gobierno Pedro Sánchez Castejón es el
máximo responsable de estos hechos.
Como
queríamos demostrar.
Publicado en Tribuna Abierta de ABC de Sevilla