En estos días atrás he mantenido
en Twitter varios debates a cuenta del aborto (de la Reforma de la actual Ley
del Aborto que prepara el Gobierno del PP) de los que he sacado varias
conclusiones interesantes.
Aquellas personas que se manifiestan en contra de
esta Reforma de la Ley del Aborto que se aprobará en el Parlamento al parecer todas
están a favor del “aborto libre” en todos los sentidos sin mediación ni de
médicos ni de legisladores, tan solo ellas –las mujeres embarazadas- serían las
responsables de decidir si prosiguen el embarazo o abortan en el momento que
quieran y así lo manifiestan a los cuatro vientos con eslóganes tan
rimbombantes como mi bombo es mío o nosotras parimos y nosotras decidimos,
etcétera. Opinan además que esta nueva Ley es retrógrada y nos lleva de nuevo a
“las cavernas” y obligará a las mujeres que quieran abortar a irse a Londres o
a someterse a un aborto clandestino en manos de una curandera en una sucia
pensión de barrio… ¡del tebeo vamos!
Estas buenas y cándidas mujeres
están convencidas de que el aborto libre es sanísimo para la salud mental y
física de la madre que ha quedado embarazada sin desearlo y no le conviene
seguir con el embarazo por cualquier motivo ya sea económico, social, laboral o
simplemente por comodidad. Es un embarazo no deseado y punto. Aborto y fuera de
mi vista, un problema menos. Y esto se puede hacer así desde los dieciséis años, sin
consentimiento de los padres de la menor y sin tener en cuenta las semanas que
se lleven de gestación. Para ell@s todo lo que no sea poder abortar libremente es degradar a las
mujeres y robarles libertad.
Los "culpables" de todo lo anterior somos nosotros los "antiabortistas" los que no estamos de
acuerdo con esta “libertad personal” y que además usurpamos la “moral
colectiva”… somos unos fachas, unos extremistas religiosos o unos retrógrados
de tomo y lomo, que es parte de lo que me han llamado en twitter por defender
esta nueva Reforma de Ley del Aborto.
Porque yo estoy convencido que
esta nueva ley que regulará el aborto es mucho mas sensata y adecuada que la
anterior (del inolvidable ZP y la ministra Aido) ya que lo que pretende es
ejercer un control médico y social sobre las mujeres embarazadas que no deseen
seguir con su gestación. Es una ley reguladora no “restrictora” con la cual se
persigue sobre todo mantener con vida a un feto sano a partir de las 22 semanas
de gestación, que es cuando se considera que el feto es “viable” es decir que
puede vivir fuera de la madre. - Leer mas sobre las 22 semanas
Igual que no debemos acabar con
los ancianos -enfermos o no- que se conviertan en un “estorbo” económico y
social para sus familiares, tampoco podremos acabar libremente con un embarazo solo
por ser “no deseado”. Eso en una aberración ética, moral y está absolutamente
en contra de la naturaleza humana. La Vida humana no tiene dueño. Ni siquiera
durante los meses de embarazo la madre es la dueña de la vida que lleva dentro.
Esa vida es de todos, forma parte de la Humanidad.
Por supuesto que la nueva Ley
ampara y protege a las madres que estén enfermas o que el embarazo les afecte y
ponga en peligro su salud o en aquellos casos de violación y estupro, y en los casos de
malformaciones fetales o enfermedades congénitas que originen discapacidades.
Las claves de la reforma de la Ley del Aborto están aquí: -
Reforma Ley del Aborto
Yo quiero contarles dos anécdotas.
La primera es que como médico he
de hacer firmar muchos certificados médicos a hombres y mujeres que están
intentando adoptar a un niño o niña ¡en Rusia! Deben viajar miles de kilómetros
en avión tren y autobuses para llegar a regiones remotas de Siberia donde en
orfanatos muy precarios les dan en adopción un hijo. Estos padres deben hacer
frente a un gran gasto económico y han de viajar a estas regiones hasta tres
veces en un año hasta que se puedan traer a España a su hijo o hija. Yo seré
muy utópico pero pienso que se debería articular una Asociación de padres
adoptivos, con la tutela del Gobierno o de las Autonomías, que estuvieran en
contacto con esas madres que sufren por embarazos “no deseados” y en vez de
abortar estuvieran dispuestas a entregar a sus hijos en adopción. Serian muchas
las personas beneficiadas y satisfechas, pero sobre todo el “nasciturus”… La
verdad es que no entiendo porque no se hace.
La segunda es que yo, en agosto
de 1978, con 22 años recién cumplidos y mi novia de entonces con 20 añitos
recién cumplidos unos días antes, sufrimos un “embarazo no deseado”. Si
señores, un “penalty” como una casa, como se decía entonces. Yo era un chaval
atolondrado, que empezaba el tercer curso de Medicina con asignaturas de
segundo, no tenía ni para pesarme, solo una vespa vieja de quinta mano y la
ropa que me compraba mi madre. Mi novia era la octava de diez hermanos,
estudiaba secretariado e inglés después de haber abandonado la carrera de
Derecho y no teníamos el mínimo proyecto de futuro, éramos dos jóvenes
enamorados… y aquel embarazo “no deseado” nos aterrorizó. Que no les quepa a
ustedes ninguna duda que el tema del aborto surgió en algunos momentos por
personas “enteradas” que proponían que arregláramos aquello y no se enteraría nadie...
De aquel embarazo nació una niña
preciosa –un ángel del cielo, se lo aseguro a ustedes dentro de mi agnosticismo
intermitente- que hoy tiene 34 años y es la luz y guía de mi vida. Se llama
Ana, es Médico de Familia y tiene dos hijas preciosas Celsa y Leonor que nos
tienen embrujados a su abuela y a mi, que aun seguimos juntitos y tan jóvenes
como en aquellos días de agosto de 1978.
¿Cómo voy a ser partidario del
aborto, por Dios?