"Casos Clínicos"

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Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.
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domingo, 20 de noviembre de 2022

La espera / Salamandras frescas

 Esperar. Mejor dicho, saber esperar. Ya lo dice el dicho andaluz: “hambre que espera jartura, no es hambre ninguna…” Pues en eso estábamos, esperando... Ya habíamos cumplido nuestra parte del trato, siete días a dieta de agua y sales minerales en bebidas isotónicas, largos paseos por el jardín del sanatorio -siempre bajo vigilancia de un celador con cara (y eructos) de ser adicto a las cocacolas y pizas grandes de anchoas-, y periodos de descanso reposando en hamacas en la terraza del Sanatorio. Extracción de sangre dos veces al día, al amanecer y antes de dormir vigilados por cámaras y cables en los dedos. Recogían toda la orina de nuestro cuerpo en botes esterilizados, igual que nuestras deposiciones en retretes de un solo uso. Y pegatinas con códigos de barras para todo. La pulsera electrónica emitía a veces un calambrito y entonces venía una enfermera para hacernos soplar en unos tubos cada 30 minutos. Pero bueno, los siete días ya terminaron hace unas horas y los voluntarios del experimento nos manteníamos a la espera del banquete prometido en las condiciones previas firmadas. La verdad es que yo no tenía hambre, pero no me gusta que me tomen el pelo.

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Había probado todo tipo de mamíferos, aves, insectos y reptiles, sin dar muestras de agrado. Tan solo consintió almorzar una anaconda gorda y llena de fango, que devoró sin interrupción durante varias horas, y después, de postre, se comió un cóndor entero sin pelar. En el estómago tendría una maquina mágica pues al momento expulsó por lo que supuestamente eran la orejas una gran cantidad de plumas y de trozos de garras del ave andina. De la anaconda ni rastro. Pero el ultimátum a la Tierra persistía. O le dábamos de comer lo que le saciara el apetito o destruiría el planeta por inservible para los suyos. No sé como, pero alguien le trajo una rechoncha salamandra negra con manchas amarillentas. Se la tragó de un sorbo vivita y coleando y entonces todo cambió. Emitió un jadeo gutural de satisfacción, yo diría que muy parecido a un orgasmo extraterrestre y con su traductor molecular exigió salamandras, cientos de miles de salamandras. Y aquí nos tienen ustedes, hace unos días gobernando el Estado en el Parlamento y ahora con botas de agua buscando salamandras frescas. Parece increíble como nos pueden cambiar la vida los extraterrestes…

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PD: RELATOS CORTOS PRESENTADOS AL III CONCURSO DE MICRORRELATOS “VINO Y GASTRONOMÍA” 2022



jueves, 23 de enero de 2020

Zorzales en manteca.


Ingredientes:

Zorzales cazados el día antes, pelados y destripados. Como unos cien…
Manteca de cerdo. Un cubo.
Romero, tomillo, orégano… en ramas aromáticas.
Granos de pimienta negra y de colorines.
Sal. Sin pasarse.
Una orza grande de barro, que quepan los pájaros.
Una chimenea espaciosa.
Leña y brasas abundantes.
Una garrafa de 5 arrobas de mosto del aljarafe (Umbrete o Villanueva del Ariscal, por ejemplo)
Aceitunas variadas. Rábanos frescos.
Chorizo picantito, del blando. Chacinas variadas, si ustedes gustan.
Pan y regaña a discreción.
Aceite de oliva virgen extra de primera prensa en frio… arbequina me gusta a mí.
Una guitarra (opcional)

DIFICULTAD: Para tontos como yo.

TIEMPO: Unos 2 días…

PREPARACIÓN:

La noche anterior se deja la chimenea con bastante leña (encendida) con objeto de tener abundantes brasas desde por la mañana.

Cójase la orza y vayan depositándose en su interior capas de zorzales, sal, pimienta, ramas de hierbas aromáticas y repítase la operación hasta unos 4/5 de capacidad de la orza.

La manteca de cerdo se ha de derretir a la vera del fuego hasta que esté líquida y muy calentita. Una vez llegado a este punto se arrima la orza a la chimenea y se le vierte por encima la manteca líquida hasta casi el borde.

Después del Angelus podemos inaugurar la garrafa de mosto, las aceitunas y los rábanos. Las viandas embutidas irán pidiendo la vez a su natural cadencia.

En las primeras doce horas mantenemos la orza cerca del fuego sin que llegue nunca a hervir el guiso (muy importante) y daremos giros de ¼ de vuelta (90º, jeje) para que se vaya calentando siempre por igual. Iremos espumando continuamente y quitando la espuma negruzca que se forma en la superficie (es sangre y proteínas coaguladas…) Iremos añadiendo manteca de cerdo según mengüe el condumio.

Si el mosto acelera su evaporación es conveniente tener preparado repuestos para cuando caiga la tarde. Se pueden hacer unas tostadas a la brasa con el aceite y cualquier chacina le vendrá bien.

Es conveniente darle de merendar al de la guitarra.

Ya de noche y antes de acostarnos se aleja la orza un poco de la candela, lo suficiente para que no se cuaje la manteca y que se quede templada. El que se levante a hace pipí debe darle una vueltecita sin maldad.

La guitarra es conveniente también alejarla de la candela.

A la mañana siguiente ya se puede retirar la orza del calor y la pondremos al relente con mucho cuidado de no quemarnos y no romperla. Se tapa mayormente.

Comprobaremos la intendencia de mosto. Que no falte pan del día por favor.

Una vez cuajada la grasa y fría, será posible degustar las avecillas extrayéndolas con una cuchara de madera.

Hay que tener cuidado con no comerse más de una docena por persona, lo cual indicaría un alto grado de gula y una preocupante falta de control de impulsos.

Este guiso bien conservado al frio puede durar varias semanas. Yo no lo he constatado nuca la verdad, pero eso dicen…

Que ustedes disfruten.


viernes, 22 de diciembre de 2017

Polivitaminicos, antioxidantes y probióticos.

Publicado en ABC de Sevilla el 21/12/17

Están de moda y su uso es cada vez más usual tanto en los jóvenes como en los adultos de edades medias y provectas. Los podemos encontrar y adquirir con facilidad tanto en boticas y parafarmacias, pero últimamente las he visto a la venta en supermercados, en gimnasios, también por internet y me temo que dentro de poco aparecerán en el top manta en plena calle. Solo es cuestión de tirar de billetera, hacer nuestro pedido, comenzar la ingesta y en poco tiempo (se supone) empezaremos a notar los efectos de estos “complementos alimenticios” que nos presentan en costosos frascos coloreados y que se venden como si fueran los mas raros tesoros de la Mesopotamia.

Nos los presentan como comprimidos de vitaminas de nombres encriptados bajo fórmulas alquímicas inescrutables casi siempre asociadas con minerales de nombres que evocan secretos arcanos. Otras veces son cápsulas de antioxidantes misteriosos obtenidos de las más exóticas raíces y frutas polinésicas o de extractos de algas procedentes de mares ignotos. Incluso anuncian sin recato un  puré de crustáceos extraídos de las procelosas simas abisales que prometen la fortaleza del abecedario griego como panacea universal. Y si no, sobres o papelillos rellenos de misteriosas sustancias vivificadoras en forma de bacilos que lo mismo mejoran un roto que un descosido intestinal y que nos aseguran aumentar las defensas naturales hasta niveles adecuados a nuestras necesidades menos necesarias.

¿Quien no ha tomado alguna vez un compuesto de estas características sin ser prescrito por un médico? Los tomamos a discreción por diversos motivos y también por ganas de probar y experimentar las maravillosas virtudes que les atribuyen sus prospectos y que van a mejorar los mas insospechados síntomas que imaginar podamos, ya sea decaimiento, cansancio, astenia, flojera, abulia, desidia, angustias, arrugas, flatulencias, estreñimientos o cagaleras, caída del pelo, resfriados o toses, angurrias, tisis, caspa, dolor de higadillos, flujos molestos y desbarajustes inespecíficos de lo que sea…

Por supuesto que soy un fan desmedido de los polivitamínicos, antioxidantes y minerales. Sin duda. Lo único que pasa es que a mi me gusta preparármelos en mi casa, ya que dispongo de un sencillo laboratorio de alquimia pero con las redomas y atanores necesarios para su elaboración. Cosas mías.

Recién despertado me gusta sintetizar diariamente vitamina C en forma líquida con fibra biológica añadida que favorece el tránsito intestinal y el uso del retrete. A continuación elaboro una infusión de polifenoles con catequinas antioxidantes con un poco de fructosa y glucosa de origen biológico. Eso hace que mis defensas se espabilen. Casi al mismo tiempo ingiero una generosa ración –abusiva casi siempre- de fluido acido graso monoinsaturado con hidroxitirosol rico en omegas, certinas y hasta en rolex, de lo bueno que es. Esto me engrasa las entrañas y me lubrica el ánimo hasta la hora del Ángelus. 

Las vitaminas y minerales indispensables las obtengo en una droguería al por mayor que tengo a pocos metros de mi casa y me las despachan envueltas en ligeras bolsas transparentes que dejan ver todas sus propiedades saludables: textura, color, y –curiosamente- hasta olor y sabor. Allí adquiero semanalmente dosis adecuadas de antioxidantes variados: carotenos, licopenos, tocoferoles, isoflavonas, cinarinas, índoles e isotiocianatos que tanto bien me proporcionan aportando la necesaria fibra biológica vegetal y desintoxicando mi organismo.

También dispongo de un proveedor de ácidos grasos poliinsaturados repletos de yodo y otros minerales salutíferos, que me dispensa el tratamiento recién procesado ya limpio e inmaculado para darle yo el último condimento en mi domestico crisol. No desdeño entonces un saludable zumo de cebada fermentada muy rica en ácido fólico, tan necesario.

De vez en cuando mi metabolismo precisa de un suplemento de aminoácidos esenciales y proteínas de alto valor biológico, las cuales encuentro con facilidad envasadas al vacío en forma de láminas sonrosadas y perfumadas con aceite vegetal de Quercux Ilex abundante en ácidos grasos y en vitaminas del grupo B. Este concentrado proteico gusto de acompañarlo de una dosis líquida del poderoso antioxidante resveratrol rico en taninos y polifenoles, procedente de la ancestral Vitis Vinifera de cuyo uso medicinal ya se refería en la Sagrada Biblia.

Y me gusta culminar el día elaborando una generosa ración semi-liquida de los mejores probióticos fabricados por hongos caucasianos -millonarios en levaduras y lactobacilos combinados en perfecta y untuosa simbiosis-, ración a la que añado unas perlas de Phoenix Dactilífera o de Juglans Regia, perlas cargadas de calcio, magnesio, selenio, etcétera, y de triptófano, precursor de la tranquilizadora serotonina.

Para terminar y casi al mismo tiempo del “Jesusito de mi vida” me administro una pastilla de Theobroma Cacao, inductora de melatonina, que me hace tener dulces y salutíferos sueños.

Igual piensan ustedes que me estoy sobremedicando con tantos compuestos raros… pero bueno, alguna libertad nos podemos tomar los galenos con nosotros mismos. Digo yo.

PD: Un adulto sano tiene cubiertas todas las necesidades de vitaminas, minerales y antioxidantes que se precisan a diario si se alimenta correctamente con una dieta mediterránea equilibrada.



miércoles, 16 de noviembre de 2016

Comidas Navideñas

Ya están aquí, llegaron ya. Finaliza otro año y desde mediados de este noviembre hasta el día de Reyes del año venidero las “Comidas de Navidad” van a poner a prueba nuestros estómagos y nuestros higadillos.

Sabemos que los banquetes habituales y familiares de Nochebuena, de Navidad, de Fin de Año y el Rosco de Reyes no hay quien nos los quite. Pero además tenemos “la obligación” de asistir a varios comilonas extraordinarias: la de Empresa, la de la Hermandad, la del Club de lo que sea, la del Gimnasio, la de los amig@s de la infancia, de los amig@s del padel, la de los amig@s de cada uno de los siete grupos distintos de WhatsApp… Rara será la semana que no nos convoquen a una de estas comilonas en un restaurante multitudinario donde nos podremos atiborrar de entrantes abundantes y suculentos al centro, luego plato principal de carne entrecotada o pescado plancheado y variados postres achocolatados, todo bien regado con aperitivos y vinos diversos sin que falte al final el licor digestivo y el gintoni con aromas supercalifragilisticos.

 Ojalá solo fuera eso –pensarán algún@s- y el almuerzo o cena acabara aquí, pero lo normal es que después de tamaña ingestión se rompan filas para beber a discreción los mas inverosímiles cócteles de ron, ginebra y güisqui con refrescos de colorines, hasta la total tajada del individuo o individua.

Si solo estuviéramos hablando de acudir a uno o dos de estos ágapes pantagruélicos en toda la Navidad nos podríamos dar con un canto en los dientes, pero lo más seguro es que tengamos una convocatoria semanal, hagan ustedes las cuentas si no.

Hagamos la prueba del algodon de la atrocidad a la que nos vamos a someter. Vamos a pesarnos mañana por la mañana, desnudos (como los hijos de la mar) y anotemos el peso con sus decimales y todo. Y vamos a volver a pesarnos el día siete de enero a ver como hemos escapado. Lo mas seguro es que tengamos unos dos o tres kilos de más y unos dos o tres (cientos) de euros de menos.

Porque los atracones de comida y bebida tienen efectos perjudiciales para nuestra salud, sean en la época del año que sean, pero en estas fechas se repiten casi semanalmente.

Una comida abundante en grasas, azucares y alcohol -lo que llamamos los médicos una “transgresión dietética”- significa poner a prueba todo nuestro organismo. Si estas transgresiones se acumulan en poco tiempo pueden producirse complicaciones:

- someter al estómago a una dieta inadecuada y persistente de alcohol y grasas produce hipersecreción de ácidos que pueden producir gastritis y reflujos al esófago muy peligrosos.
- el duodeno también se inflama y pueden producirse erosiones y pequeñas úlceras dolorosas, nauseas y vómitos.
- se puede producir una indigestión por el desequilibrio de los encimas hepato-biliares y producirse un cólico.
- el hígado se inflama y se llena de grasa produciendo hepatitis.
- una irritación pancreática por el alcohol puede producir una pancreatitis aguda que a veces es muy grave.
- el colon se irrita y se pueden producir molestas colitis y diarreas.
- el cerebro también se ve afectado por los excesos del alcohol y los productos tóxicos de su metabolismo, la llamada resaca, que produce cefaleas, cansancio, malestar general y trastornos del sueño.

Por todo esto las recomendaciones son obvias:

* Acuda usted a cuantas celebraciones navideñas le apetezca y su cartera le soporte sin chirriar, pero con sensatez y sin excesos.
* Modere la ingesta de calorías eligiendo los menús menos calóricos y mas mediterráneos: verduras, hortalizas, ensaladas, mariscos y pescados fresco, evitando las bombas calóricas como los asados grasientos y los dulces.
* El alcohol siempre con moderación y respeto. Un buen vino español es mil veces más sano que cualquier combinado con licores ingleses, americanos, caribeños, mejicanos o alemanes. No se olvide nunca de que el agua fresca es lo mejor para calmar la sed.
* Evite la acumulación de comilonas en poco espacio de tiempo pues su organismo necesitará reponerse durante unos días a base de abstinencia de alcohol, dieta hipocalórica, ejercicio físico y vida sana.
* De siempre buen ejemplo a sus hijos haciéndoles ver lo importante que es tener respeto a las bebidas alcohólicas y saber beber con moderación.
* La mejor medicina es la prevención de los factores de riesgo y llevar un estilo de vida de saludable.

Espero que disfruten todos ustedes de una Muy Feliz Navidad con Salud y sin daños colaterales.