Se ha muerto esta madrugada un poeta, Manuel Molina.
Menos de tres meses hace cuando vino a contarme que
tenía una molestia en la espalda y una tosesita que no le dejada cantar a
gusto. Bastaron unas radiografías para ver la “guasa” maldita que se lo estaba
comiendo por dentro. El quiso que le hablara claro y directo y le conté lo que
le tenía que contar, le expliqué como estaban las cosas dentro de su elegante
cuerpo y las alternativas que tenía de tratamiento.
Manuel me miró con esos
ojos escrutadores que te traspasaban el alma cuando te miraba, que te
acariciaban por dentro con la serenidad de los que han vivido tanto y tan a
gusto que no les da miedo lo que les quede de vida. “Yo lo que quiero es seguir
igual que siempre, estar tranquilo, escribir cada día mis cositas, tocar la
guitarra y cantar, fumarme un cigarrito, dar un paseo, estar con mi gente y mi
familia en mi casa… lo que tenga que ser, será…” Eso me dijo sonriendo con voz
de santón y con brillo en los ojos, con su aspecto de patriarca de libro de
religión, de porte elegante y sereno como el señor que siempre fue, elegante,
discreto, sabio en sus silencios, mágico en sus estrofas, con una garganta
prodigiosa que rasgaba el alba cada mañana dejando una grieta por donde se
escapa la poesía de sus labios.
Manuel Molina ha vivido estos últimos meses de su
vida trabajando en su casa rodeado de su familia, con su inseparable Lola a su
lado, escribiendo su libro de poemas divinos y cantando en un escenario con su
hija Alba hasta pocos días antes de su muerte.
Y ha muerto digno y cabal como mueren los hombres de
verdad. Descanse en Paz.
Ya he visto morir a un poeta.
¡Que bonito escribes!...D.E.P.
ResponderEliminarD.E.P El poeta que tan bien has descrito.
ResponderEliminarD.E.P El poeta que tan bien has descrito.
ResponderEliminarD.E.P
ResponderEliminar"Yo no entiendo de colores, solo me gusta el moreno de las carnes de mi Lole". "Mira si soy trianero que estando en la calle Sierpes yo me siento un extranjero". (Manuel Molina). Los artistas son así de grandes.
ResponderEliminar!Que bonito lo describes Ceso mío!
Celso
EliminarMeciendo el cante con voz rota, susurrada y poesía en cada verso, ya estará Manuel con su Cristo del Cachorro, diciéndole esas cosas que solo el sabia decir despacito, muy lento, sin prisa, el nunca tuvo prisa, el no tenía tiempo, el tenia compas, solo compas y corazón, un enorme corazón lleno de poesía y elegancia.
ResponderEliminarDescanse en paz Don Manuel Molina el Trianero que estando en la Calle Sierpes se consideraba extranjero.
Gracias a todos, de verdad.
ResponderEliminarManuel Molina era mi amigo.