Tengo la gran suerte de comenzar con este articulo mi
colaboración en Sevillainfo nuevo periódico digital y me siento honrado de
aparecer en la sección de “Opinión”.
Y es una suerte porque a los que nos gusta mucho leer
y aprender también nos suele gustar sacar conclusiones y escribir resúmenes de
lo leído o estudiado. Deformación profesional en mi caso.
Y bien que me gusta y me conforta este veneno que me
entró desde pequeño por la curiosidad del “saber” y del “investigar” y me
atrevo a decir que he adquirido cierta experiencia en algunas áreas científicas
y que me apasiona el estudio del comportamiento humano en relación con la
salud/enfermedad, puesto que las personas gozamos de salud o la perdemos… Pero
cómo reaccionamos ante estos acontecimientos en los que muchos de nosotros
basamos lo que llamamos “la felicidad” es la base de la Medicina Psicosomática
a la que me dedico durante parte de mi actividad profesional y buena parte de
mi ocio.
Los norteamericanos llaman a los médicos los
“proveedores de salud”, termino que a mi me parece muy adecuado ya que es mucho
más importante (y fácil y barato) preservar la salud que curar las enfermedades
(difícil y caro).
Opino (ya empezamos) que es tan importante preservar
la salud física – tan de moda ahora con los gimnasios y las dietas- como
nuestra salud mental – tan amenazada por el estrés patológico y el mal uso de
la “inteligencia emocional”.
En España empezamos a necesitar menos gimnasios y
dietas milagrosas y más centros de relajación, meditación y de
“anti-adoctrinamiento”. Nos comportamos muchas veces como si en todos los ámbitos
de la vida fuésemos hinchas del Sevilla o del Betis, desde “chiquetitos” y
hasta la muerte con la misma camiseta.
Y eso es una barbaridad señores (¡excepto en el caso
de ser sevillistas…!)
Ya ven ustedes en estos días tan convulsos de
conflictos nacionalistas lo tremendamente sencillo que es por medio de “la
educación transferida” soliviantar y manipular a las masas adoctrinándolas con
falsas promesas hasta conducirlas al abismo económico y social. Y solo por la
megalomanía de unos iluminados, que tristemente repiten la historia de otros
tantos que tantas muertes de inocentes provocaron. Léase Hitler o Lenin o
Stalin o Fidel Castro o Ceaucescu o Milosevic… o tantos asesinos de masas de
derechas o de izquierdas, que más da.
Propongo la Educación Humanística, la Cultura y la
Ciencia como antídoto contra el veneno de la intolerancia, el racismo, la
radicalización y el dogmatismo exagerado. Tenemos que educarnos y educar a
nuestros hijos en la capacidad de raciocinio, empezando por conocernos y
aceptarnos, en adecuarnos a nuestras necesidades vitales y a nuestro entorno
natural, en hacer autocrítica constructiva, en cambiar de opinión y de
dirección una y mil veces hasta estar aceptablemente seguros de estar en el
camino por donde queremos pasear. Y debemos llevar de la mano a las personas
que amamos hasta el camino de su felicidad, no de la nuestra.
La Ciencia nos hace humanos, nos demuestra que no somos
nada, solo una pequeña motita de polvo de estrellas con fecha de caducidad y
sin envase retornable.
La Cultura nos hace libres. Es como el anuncio de las
compresas: nos da alas. Alas para volar por encima de los dogmas y de los
falsos profetas, de los “dictadores” y de los “liberadores”.
Y La Educación humanística y humanitaria donde el
hombre nunca este por encima de otro hombre termina con “los nacionalismo” y
esas tonteras que promulgan los acomplejados.
Como decía en el título: Personal e Intrasferible.