Con respecto al “caso Bretón” que
creo que todos conocemos, muchos amigos me preguntan mi opinión acerca de la
salud mental del acusado de asesinar quemando en una hoguera a sus dos hijitos,
al parecer previa sedación con pastillas para dormir, y luego intentar ocultar
este pavoroso crimen con la falsa coartada de un rapto a todas luces
inverosímil… y todo esto con el objeto de hacer sufrir a su esposa y madre de
estos dos angelitos…
Voy a intentar dar mi opinión
profesional desde el prisma médico y psicológico, pero solo será una opinión
sin mucho fundamento, muy personal, y voy a intentar que sea lo
más desapasionada posible... si puedo.
Ni siquiera he leído los
resultados de las pruebas psiquiátricas y psicológicas que le han realizado los
peritos tanto de la defensa como de la acusación. Me imagino que la defensa
intentará que los peritos testifiquen que es un enfermo psiquiátrico y no se le
puede hacer responsable de sus actos y la acusación alegará que es una personal
normal, sin patologías psiquiátricas, y que es completamente responsable de
todos y cada uno de sus actos.
Yo creo que la verdad está en una
terrorífica mezcla de esas dos posibilidades.
Cada persona somos como un
diamante en bruto con muchas facetas que debemos ir puliendo a lo largo de
nuestra vida (la personalidad) pero sobre todo es en nuestra niñez,
adolescencia y juventud es cuando mas huella dejan los sucesos en cada una de
esas facetas.
Así cobra tanta importancia el entorno psicosocial y la
educación, el colegio, la familia, el ejemplo de nuestros padres y hermanos,
las amistades, el uso o abuso de drogas o alcohol, la violencia doméstica, los
abusos, etc. Todas estas situaciones –y
muchas más- van modelando nuestras distintas "caras" y por eso cada uno
es como es y se dice que no hay dos personas iguales.
En Psiquiatría es muy difícil a
veces diagnosticar actitudes personales como “patológicas” pues en realidad lo
que estamos intentando es hacer un juicio de una sola de estas facetas o cara
de las múltiples facetas o caras distintas que contiene la “personalidad” de
cada uno de nosotros. A saber:
- - La faceta personal, es muy complicada,
pues es difícil saber lo que vemos cuando nos miramos al espejo. Vemos una cara
que se parece a nosotros… pero ¿Quién es en realidad el que nos mira desde el
otro lado del espejo? Para contestar esa pregunta muchas veces tenemos que acudir
al psiquiatra o Psicólogo… y eso no significa estar enfermos. Solo significa
que queremos conocernos mejor y es una muestra de salud mental.
- - La faceta de los afectos los normal es
que sintamos afectividad por las personas que nos rodean, que el roce humano
deje en nosotros una huella en forma de emociones.
La empatía es la capacidad de sentir
en nosotros mismos las emociones que pueden estar sintiendo otros individuos si
nos encontramos en un entorno similar. Forma parte de la “inteligencia
emocional” necesaria para comprender y respetar a los demás.
- - La faceta interpersonal esta regulada
por las normas básicas de convivencia y educación. Esta faceta es muy importante
pues significa como nos vemos nosotros en relación a los demás: La autoestima. Es la faceta que mas
solemos manipular a nuestro antojo dependiendo de muchas variables: simpatía,
objetivos, interés, etcetera.
- - La faceta social, lo habitual es que
aceptemos y colaboremos con las normas y leyes que regulan la vida en sociedad.
Esto forma parte de nuestra “responsabilidad
social” y aunque a veces dejemos de pagar algún impuesto, nos saltemos un
semáforo en rojo, o tiremos la basura fuera de horas, lo normal es que
cooperemos en el mantenimiento de la paz y la justicia social.
- - La faceta sexual, que tiene gran
importancia en nuestra vida, implica aceptación ordenada de impulsos
biológicos, control de muchos deseos compulsivos, y ya en la madurez, respeto, tolerancia…
- - Hay otras facetas: laboral y profesional, matrimonial, religiosa… a
las que cada uno saca provecho y las hace destacar… o no… Son facetas más
propias de la edad adulta que muchas veces se usan como escaparate o caretas de
usar y tirar.
Lo normal es que cada una de
estas facetas estén imbricadas entre si y afectando e influyendo unas sobre
otras y ejerciendo entre ellas un control para que ninguna destaque y se
desligue del “super yo”, de nuestra consciencia regida por nuestra ética o
moral, con nuestros remordimientos y nuestras preocupaciones ante las
situaciones o temores que no hemos podido controlar… ¡lo normal!
El Psicópata.
Definir la Psicopatía es difícil.
Igual de difícil que catalogar a una persona de psicópata… antes que cometa un
delito que no haga sospechar de su trastorno psicopatológico.
En Psiquiatría podemos encontrar
opiniones y teorías diversas referidas a la etiología (causa y origen) y a la
manera de diagnosticar a un psicópata. No existen estudios específicos que den
un resultado 100% patognomónico de este trastorno cerebral. No podemos pedir
unos análisis ni hacer una resonancia y demostrar que una persona padece una
psicopatía. Pero sabemos que existen unas personas que se salen de lo normal,
estadísticamente hablando, y que no “sienten ni padecen” como lo hacemos la
mayoría de nosotros. Esas personas tienen unas características especiales en su
forma de comportarse, en su historial biográfico desde la juventud hasta la
madurez, que conforman un grupo especial para los estudiosos del comportamiento
humano, de sus desviaciones y comportamientos patológicos.
En el plano personal, el
Psicópata tiene un alto concepto de él mismo, un marcado egocentrismo, es
megalómano pues sobrevalora su personalidad y su capacidad para conseguir sus
deseos. Crean sus propios códigos de conducta y comportamiento y se rigen por
ellos, aunque de cara a la galería social tiene un comportamiento adaptativo
para pasar inadvertidos, solo para eso. No se sienten bien si incumplen sus
propios preceptos y reglamentos, lo que les hace entonces especialmente huraños
o violentos. No es raro que sean meticulosos y puedan desarrollar
comportamientos repetitivos o fóbicos.
En el plano afectivo e
interpersonal, el Psicópata no solo no es capaz de sentir afectos y empatía, tal
como nosotros entendemos estos sentimientos, sino que tampoco tienen
remordimientos de ninguna clase y por ello interactúan con las personas de su
entorno como si fueran objetos animados y se limitan a imitar comportamientos
que simulen afectos. Si parece que dan algo, es solo que esperan sacar
recompensa en el futuro. Utilizan a las personas para conseguir sus objetivos
personales y satisfacer sus propios intereses. Solo para eso.
En el plano social, los
psicópatas saben desenvolverse como peces en el agua. Pueden adoptar distintas
actitudes según la ocasión lo requiera. Pueden ser simpáticos sin saber lo que
es la simpatía, o graciosos, o parecer inteligentes o sensatos e interesantes.
Pero no dudarán en mentir, engañar, falsificar, ocultar, manipular o incluso
dañar a los demás, sin sentir el mínimo atisbo de remordimiento con tal de
conseguir sus objetivos. No tienen conciencia de estar cometiendo delito
alguno.
En el aspecto sexual (nunca
amoroso), el psicópata suele tener necesidades especiales y atípicas formas de
resolverlas, con rituales y comportamientos no comprendidos ni aceptados
socialmente, que suelen generar el disconfort de sus parejas, incluso el
rechazo, que el psicópata interpreta como una clara ofensa hacia su persona.
Y es en este momento, cuando el
psicópata se siente rechazado, cuando desarrolla un comportamiento más
“psicopático” valga la redundancia, poniendo toda su “inteligencia” y todo su
caudal de conocimientos adquiridos de cómo funciona la sociedad “normal”, de
cómo y porqué son capaces de sentir dolor y sufrimiento las personas comunes y
corrientes, para idear y tramar con frialdad pasmosa las mas atroces venganzas
y proporcionar el mayor de los sufrimientos a aquellas personas en las que ha
puesto su punto de mira.
Y el psicópata mientras lleva a
cabo su venganza se mantendrá hierático y frío. Impasible. Como si no fuera con
él.
¿Sano o enfermo? ¿Cuerdo o loco?
Mi opinión: Me da igual.
Encerrado de por vida hasta que no se realicen con facilidad pasmosa los
transplantes de cerebro…
PD: Reitero que esta es una opinión
personal e intransferible (como las sillas de la Plaza Nueva). Hay cientos de páginas
en Internet que explican las psicopatologías con mucha mas profundidad y
exactitud, pero yo he querido darle un toque campechano y sencillo.