Mi amigo Cesar Cadaval hace tres años estuvo de viaje
por Africa y se hizo fotos en una reserva cinegética con algunas de las piezas
cazadas por cazadores profesionales. Esas fotos han sido publicadas en las
redes sociales Twiter y Facebook, al parecer con malas intenciones, puesto que
desde entonces le han llamado de todo menos bonito, asesino, criminal, le
desean la muerte y la ruina económica, insultan a su mujer y a sus hijos, lo
amenazan constantemente… y todo en nombre de la “defensa de los animales” y de
una supuesta “ecología” esgrimida por unos bestias que no tienen la menor idea
de lo que hablan porque no se preocupan de informarse, tan solo disfrutan del
insulto soez y de rebuznar consignas estrafalarias. Ellos mismos se convierten
en depredadores feroces, en alimañas sedientas de sangre humana, en zombis
cazadores de personas que buscan su minuto de gloria en 140 caracteres llenos
de mierda y fetidez.
Estos insultadores mediáticos se retratan a sí mismos
destilando odio y violencia, pero no aportan ni una sola razón que justifique
su postura. Insultar está de moda y si es a un famoso pues mejor. Y si además
me gano unos cuantos seguidores en las redes mejor aún. ¿Qué chuli, eh?
Pienso yo: ¿defienden con el mismo ahínco la vida
humana que la de los leopardos?
Yo sí se de lo que hablo. Me declaro cazador desde que
mi padre me enseñó siendo un niño. Gracias a mi padre y a su afición desmedida
por la caza he disfrutado del campo y de la naturaleza durante los años más
importantes de la vida de una persona, la infancia, la adolescencia y la
juventud. Lo recomiendo como parte de la educación social pues la caza enseña a
disfrutar del campo abierto, de sus colores y olores, de sus sonidos de vida,
de sus luces, sus sombras, sus solanas y sus umbrías, pero sobre todo a conocer
las costumbres de los animales en libertad.
Aprendí del mejor cazador el uso y disfrute de las
armas de fuego que me han acompañado desde entonces. He cazado zorzales,
palomas, tórtolas, perdices, patos, conejos, liebres, zorros, jabalíes,
ciervos… Gracias a la cacería hoy soy un amante de los animales, les tengo un
gran respeto y soy su mayor defensor.
Los cotos de caza son explotaciones cinegéticas
absolutamente legales y con unos rígidos controles de calidad en la
conservación del equilibrio medio-ambiental. Los cazadores regulamos el número
de especies para mantener el equilibrio correcto de aves, de conejos, de reses,
para que no haya sobrecrecimiento potencialmente peligroso para la fauna de una
región.
Y si esto es así en Andalucía, en Africa los controles
son mucho más estrictos, los animales están protegidos en grandes áreas
vigiladas constantemente, tan solo se permite la caza regulada de machos
adultos de especies no amenazadas. Los permisos de caza se dan con cuentagotas.
La caza furtiva e ilegal se paga con la cárcel, a veces con la vida del cazador
furtivo si se enfrenta a los policías custodios de las reservas de caza.
Y porque mi amigo Cesar Cadaval, que es cazador legal
y con todos los permisos en regla, se hace unas fotos con unos animales recién
cazados, le estáis llamando asesino y deseándole la muerte a él y los que lo
defendemos.
Son ustedes unos cobardes. Unos necios. Incultos
voceros de los manejadores de masas aborregadas. Se os está poniendo cara de
carceleros de campos de concentración, con tanta mala baba que destiláis.
Nazis.
Y ya os digo que no voy a perder ni un solo segundo en
defenderme de vuestros insultos y amenazas por una razón muy simple: No os
tengo miedo.
Soy cazador.