"Casos Clínicos"

Mi foto
Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

martes, 31 de mayo de 2022

Reflexión del paso del tiempo

 ¡Cómo pasa el tiempo! Un año pasa volando. A mi edad no me doy cuenta de los meses... parece que estamos saliendo de Navidad y ya ha pasado la bendita Semana Santa, la Feria de Sevilla, ya está aquí el Glorioso Rocío y ya mismo estamos en verano. Las preciadas vacaciones están a la vuelta de la esquina. 

Y la vida sigue igual que siempre para cada uno con sus vaivenes, gustos y disgustos, alegrías y penas, duelos, quebrantos u ollas suculentas, botellas medio llenas o medio vacías, ganas de reír o ganas de llorar, suspiros o gemidos, dolor, placer, guerra, paz, vida o muerte.

Ultimamente pienso en la muerte. En mi muerte. Estoy sano, pero tengo achaques. Y pienso en la hora del dolor, del inevitable deterioro orgánico y en la decrepitud si se me concede la vida más tiempo de lo esperado o conveniente. 

Ya se mueren mis amigos, incluso más jóvenes que yo, de las enfermedades habituales: cáncer e infartos. Por ahí vamos a pasar casi todos si no nos matamos en a carretera, Dios no lo quiera.

Lo que no es normal es morir joven en una guerra por culpa de unos iluminados criminales. Aquí incluyo a muchos, no solo al ruso de los cojones. Se asesina impunemente a inocentes en todo el mundo y de muchas maneras, algunas muy sibilinas, que rima con la China. Allí mandan el Partido Comunista a reeducar a los que no siguen las normas del partido... y muchos son ahorcados o fusilados con los pretextos más peregrinos. Asesinatos.

Hay muchos países donde se mata por orden judicial. Y otros muchos países llenos de paramilitares o bandas armadas y toleradas donde se asesina sin orden judicial, pero con el visto bueno de los que gobiernan. Asesinos natos.

Y las guerras en Africa donde implican a niños inocentes que convierten en sicarios asesinos destrozándoles la infancia y su vida entera, carne de cañón barata y reemplazable tan solo con un poco de droga. Este es el mayor pecado de todos.

Igual que los americanos asesinan a los asesinos. Aplican el ojo por ojo.  Se puede dejar de matar con inyección letal o silla eléctrica, que es un asesinato premeditado y dejar a los convictos vivir aislados. La mayoría están reformados en el momento de la ejecución.

En España lo hicimos hasta hace pocos años con el garrote vil y el pelotón de fusilamiento. El Verdugo de Berlanga.

Pero me estoy yendo por las ramas altas de los arbustos. El tiempo pasa y nosotros también. Nos vamos en fila india unos antes y otros después. Pero por biología por favor, vamos a morirnos de enfermedades los viejos. Cronologicamente. Con orden.

Y sobre todo vamos a intentar conseguir que los jóvenes vivan una vida sana y feliz sin tener que empuñar un arma mortífera para matar o exponerse a ser destrozados por una bomba o atravesados por un cuchillo.

No quiero cultura de guerra ni de violencia en mi entorno. No miro esas noticias terroríficas de quién va ganado o perdiendo la guerra. No me aportan nada bueno. No quiero saber por qué mueren inocentes, ya sea por guerras o por locuras de americanos que se creen rambo en cuanto cumplen dieciocho años. Qué horror.

No quiero formar parte de la violencia ni de la muerte. Soy parte y firme defensor de la Vida. No defiendo en ningún caso la Pena de Muerte. Ni el aborto. 

Y cuanto más edad voy cumpliendo más me aferro a la vida sana y productiva, y menos miedo tengo a la muerte. Quiero seguir siendo útil muchos años a las personas que me necesitan sobre todos mis hijos y niet@s. Y a mis pacientes que me buscan y confían en mi ciencia. 

Pero de momento que sigamos viendo pasar los años con tanta ligereza y podamos quejarnos de eso.

Y cuando me llegue el momento, pues sin hacer aspavientos ni montar un número, se muere uno tranquilamente y a verlas venir... 

Y por supuestísimo morirme antes que mi mujer y mis descendencia... Eso debería ser ley de vida. 

A Dios y a la Virgen del Rocío se lo ruego.