Cuaderno de apuntes, opiniones, reflexiones y embustes de Celso Pareja-Obregón López-Pazo y familia.
"Casos Clínicos"

- Celso Pareja-Obregón López-Pazo.
- Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
- Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.
jueves, 4 de septiembre de 2025
Agosto 2025

lunes, 1 de mayo de 2023
Feria de Sevilla (2023)
... la lluvia es una cosa, que sin duda sucede en el pasado... Esencial estrofa de Borges, que aplico completamente a la Feria de Sevilla: algo que (para mi) sucede en el pasado.
¿Qué queda de aquella Feria que yo esperaba como agua de mayo hasta hace pocos años? Ferias bien vividas y bien bebidas, bien disfrutadas de pitón a rabo, con faenas de vuelta al ruedo casi a diario.
Sinceramente creo que la feria (ahora ya con minúscula) ha cambiado bastante poco, que quien ha ha sufrido un tremendo cambio de perspectiva he sido yo y mis circunstancias. Y no solo por el biológico paso del tiempo con las limitaciones físicas lógicas de ser del 56 -aunque bien llevados, me dicen- sino más bien por la capacidad de observación sin prisas y sin condicionantes sociales, con el suficiente nivel de autocrítica que me auto-impongo antes de opinar en público. El que ha cambiado soy yo, sin duda.
Este año me he saltado el "pescaito", horario demasiado tarde para mis costumbres, así que comencé la feria el domingo desde la una del día. Fui el primero en llegar a mi pequeña caseta, y me senté en la mejor mesa con María José con Celso hijo y con Paloma, su bellísima mujer, a ver desfilar a los primeros caballistas y los inigualables enganches, tomando el aperitivo, esperando a Ana y a nuestras tres nietas, Celsa, Leonor y Ana, que lucían como soles vestidas de flamenca, guapísimas las cuatro; y ese rato que estuvimos tapeando tranquilos en familia ha sido lo mejor de esta feria. Cuando la caseta se llenó, lo cual es lo normal por sus dimensiones, nos fuimos cada uno por nuestro lado.
Calor insoportable, lleno hasta la bandera en el Real y obligadas visitas a casetas de familia y de amigos, muy bien atendidos siempre, el buche a reventar, el botón de la camisa y la corbata amenazando horca, los pies pidiendo la campana... tuvimos mucha suerte de coger un taxi en la contraportada antes de las nueve.. la tarde cayendo está...
El lunes me di un garbeo "single" desde las 13,30h; aperitivo en mi caseta con amigos y luego paseo solariego para visitar a amigos de la infancia, esos que nunca nos olvidamos aunque no nos veamos, y acudir a la llamada de mi gran y cariñosa familia. Calor infernal, ruido ensordecedor y bulla... A las 18h estaba en mi casa mas contento que unas Pascuas. Fin de la feria 2023. A El Rompido.
Conclusiones:
* "El volar es para los pájaros" (1970) Robert Altman. Y yo digo que "El feriar es para los jóvenes". Esos héroes que tiene salud suficiente para ir todos los días y acostarse tarde. De hecho creo que una vez pasada cierta edad (¿55-60?) la feria se convierte en un FRCV (Factor de riesgo Cardio-Vascular) si se usa (abusa) indebidamente.
* Que nunca falten las niñas vestidas de gitana y bailando sevillanas en las casetas, eso no se olvida nunca. Pero tempranito para casa, previo paso por la Calle del Infierno. Un niño en la feria más allá de las 10 o las 11 de la noche debería estar prohibido. Y en un carrito debería de tener multa.
* No entiendo el "uniforme" diario de chaqueta-corbata o traje oscuro desde por la mañana. Comprendo que en las casetas donde se celebren cenas con manteles -bien servidas y sin bullas- como en la noche del "pescaito", por ejemplo, sea imprescindible esta etiqueta, pero para pasar el día acodado en una barra no muy aseada o dando barzones para tomar una copa de vino, un rebujito, o un güisqui de pie en la puerta o entrada de una caseta escuchando sevillanas, rumbas, flamenquito o bulerías con los zapatos y los pantalones llenos de albero... sobra el atuendo floreado. Bueno, que cada uno se vista como quiera, pero considero que una cubana es una prenda muy adecuada para estas ocasiones.
* Los precios. Una convidá a un grupo de amigos en cualquier caseta es una puñalá trapera. Además siempre hay que vigilar con esmero al señor del lapicero. Un talonario casetero dura menos que un estornudo... y hay muchos motivos de alergia en estos días. El sábado fuimos mi dama y un servidor a almorzar a Sem Espinhas, en Cabeço (Portugal), cerquita de la fronteira -a media horita de El Rompido- en la mismisima playa, al fresquito del foreño; cervezas, ilustre vino albariño-loureiro helado, ostras, un buey de mar (sapateira) de un kilo, ensalada portuguesa enorme y completa con camaroes (langostinos) y un rodaballo como un pandero con su guarnición de verduras asadas... talonario y medio.
Resumen:
- La feria para el que se la trabaja. Muchos jornales y puestos de trabajo, digan lo que digan es un gran monedero para muchas familias de currantes, y así seguirá por mucho tiempo. Un gran atractivo turístico, envidia de España entera.
- Ojalá hubiera casetas para todos. Debería agrandarse al feria y aumentar el número de casetas de libre entrada, ya sea de distritos, de barrios, de colegios, de clubes de futbol o de hermandades... pero casetas para estar a la sombra, sentarse y gastarse el dinero que cada cual disponga, y que se acaben las críticas a los propietarios de casetas actuales, que no tienen culpa de esta estructura ferial tan antigua mantenida durante generaciones.
- Tontos hay en todas partes. Pero no sé yo si en la feria se vienen arriba y destacan. Me temo que sí. Incluso algunos "normales" el resto del año, "en llegando" la feria se olvidan de los amigos y parece como si no existiéramos. Perdonados quedan.

jueves, 27 de abril de 2023
Y Morante...
Ayer vi torear a Morante de la Puebla y cortar dos orejas y rabo en la Maestranza de Sevilla. Lo vi desde El Rompido por la televisión gracias a Mundorotv. Es decir no estuve en la Plaza de Toros, que conste, pues las corridas de toros desde hace años me resultan tediosas y sin interés. Como no tenía puesto los audífonos ni los auriculares (lo estaba escuchando María José, que me alertó de los primeros oles) tampoco oía los comentarios de los locutores, ni la música, ni oles ni los aplausos... Solo era capaz de ver torear a Morante de la Puebla con mis ojos.
Desde el principio, en los pases de recibo con el capote, se percibió algo especial en la plaza, una actitud extraña en el torero, como una libertad que emanaba de su figura por encima de los cánones del ritual de la manida tauromaquia repetida por todos. Eso me empezó a dejar hipnotizado. Sin sonido, sin música, solo toro y torero en la pantalla de mi Mac.
Dejo, por no repetir otra vez más, el relato de cuantos lances divinos ejecutó en forma de verónicas citando con el pecho, gaoneras apretadas, y otros usos mágicos del capote para embarcarnos a todos - incluso a los más incrédulos- en el ferry que lleva a la Gloria sin escalas, mientras con la muleta daba un recital en forma de enciclopedia de oro del toreo clásico gitano, condensando en cada muletazo ayudado o natural el toreo puro de los más grandes: Ordoñez, Paula, Curro, Ojeda... ustedes incluyan a los que deseen.
Comprendí que estaba presenciando una epifania, pues él único y verdadero motivo que buscamos los aficionados a la Tauromaquia -que alguna vez soñamos- es ser testigos de la Creación de una Obra de Arte.
Pienso en Leonardo Da Vinci cuando estaba pintando La última Cena, o mejor la Gioconda, si en el momento de pintar esa sonrisa enigmática sería consciente de la repercusión actual. O Miguel Angel cuando decoró la Capilla Sixtina, o Rafael de Urbina y todos los grandes maestros de la pintura, la escultura, la arquitectura, la literatura, la filosofía y las ciencias... hasta llegar a los años de nuestra vida actual, donde los espectadores decidimos que "obras" merecen ser reconocidas con el título de "Arte".
Porque el Arte es un atributo que nosotros los observadores, los mirones, los testigos, los curiosos, aquellos que nos dejamos influir sin barreras por las emociones que producen los sentidos de la vista, oido, tacto, gusto, olfato, que sentimos algo especial que sacude nuestros principios, nuestra alma, nuestra vivencia... somos nosotros, usted y yo, los que otorgamos este atributo de Arte y de Artista a los que se lo merecen.
Y yo ayer fui testigo, en mi pequeño Mac Air Plus, desde mi casa de la playa de El Rompido, que había sido muy afortunado de sentir cómo Morante de la Puebla, se había transfigurado en "el torero" y en "la faena" que todos hemos soñado ver alguna vez en nuestra vida.
Una Obra de Arte.
Un gran Artista.

lunes, 28 de febrero de 2022
No a las guerras

domingo, 2 de mayo de 2021
La Magia de los Libros
Los libros solo sirven para que los leamos. Leer es vivir mil experiencias. Los libros son compañeros de viaje inmejorables. En ellos encontramos tanto respuestas como preguntas. Nos hacen vivir de una manera singular, cada cual extrae de la lectura sus conclusiones.
Mis libros son parte de mi vida. Sé que están ahí, los encuentro cuando los necesito y acudo a ellos cuando me llaman porque se que me tienen algo que decir. Algunos son como de la familia, otros me miran de reojo con ganas de amistad y les paso la mano por el lomo para que se conformen estando dónde están. Otros se me pierden entre montones detrás de montones, pero al final acabo dando con ellos y me los llevo una temporada a la mesita de noche para que se despabilen con la luz de la lámpara.
Hoy lo he comprobado. Los libros buscan a quién los busca, hasta que se encuentran en armonía.
Los sábados suelo salir con mi bici a dar un paseo deportivo, pero también aprovecho y a la vuelta me paso por los kioscos, librerías y tiendas de remate para comprar algo de lectura, siempre con la esperanza que todo buscador de tesoros ocultos anhela, encontrar una joya perdida entre baratijas al por mayor. Eso casi nunca sucede…
Hoy domingo (ayer sábado no pude salir) salgo con mi bici a pasear deportivamente por Sevilla, un día especialmente bonito de primavera, con luz diáfana y sol poco molestón, el aire lleno de fragancias sevillanas y un piar de pájaros y más pájaros revoloteando entre los árboles. Atravieso puentes y me alegro de ver el río repleto de deportistas con sus piraguas, sus tablas, sus canoas, y otra vez los barcos de turistas navegando con pasajeros encantados de estar con nosotros.
Pedaleo en mi bici pensando en libros y lecturas. Ruedo por la calle López de Gomara en dirección a la Ronda de Triana absorto en mis cuitas. Un Mercedes ya añoso aparcado en doble fila y con el portón trasero abierto me corta el paso, lo adelanto; ¿el maletero está lleno de libros? Doy la vuelta y me paro detrás de ese portón abierto del maletero del Mercedes añoso… ¡lleno de libros usado que están en montones con atadillos de cuerdas de tendedero blanca y negra! Espero. El auto está sin conductor y no acude nadie. Dos señores desayunan en el bar de al lado, a unos cinco metros, y les pregunto si conocen al dueño del coche. Yo soy el dueño, me dice uno, que quiere usted, pregunta. Libros, quiero libros, le respondo. ¿Puedo mirar? Mire usted lo que quiera, yo vendo libros, tengo muchos.
Los libros están en atadillos apretados, de entre diez a treinta ejemplares. Un atadillo, el más pequeño, me llama la atención. Me he fijado en un “Quo Vadis” que parece en buen estado. Hace tan solo unos días, hablando de libros con mi primo Arturo me dijo que acababa de terminar de leer “Quo Vadis” y estaba encantado. Le aconsejé que leyera “Ben-Hur”. Por eso al ver este ejemplar me atrajo como un imán o como el polen a las abejas.
Converso con el vendedor mientras se termina su tostada con manteca colorá. Trinco el atadillo y le pregunto el precio. Lo piensa un segundo y me pide cinco euros, justo lo que yo sabía que me iba a pedir. El que le acompaña parece ser su asistente y es el que se encarga de cobrar. Nos intercambiamos nombre y teléfonos. Quedamos en llamarnos para ver su “tienda” que al parecer está en un bar.
Meto el atadillo de libros gastados en el canasto de mi bici de paseo y me vengo feliz y contento para mi casa sin creerme lo que acaba de ocurrir. Estas cosas no suelen ocurrir, pienso. Pero la vida está llena de sorpresas y de casualidades que nos hacen felices con pequeños detalles. Detalles que tenemos que saber valorar y disfrutar de ellos. Como yo me siento hoy: un afortunado lector con un día de gran suerte.
Estos son los libros que vienen en el atadillo:
- Quo vadis. Henryk Sienkiewicz. Circulo de Lectores. Diciembre 1969.
- La Espuela. Manuel Barrios. Ediciones Destino. Primera edición. Abril 1965.
- La arboleda perdida. Memorias. Rafael Alberti. Seix Barral. Reimpresión 1975.
- Confieso que he vivido. Memorias. Pablo Neruda. Seix Barral. Edición especial para la Caja de Ahorros de Vigo (CAV). 1974.
- Poetas gallegos contemporáneos. Basilio Losada. Seix Barral. Edición especial para la CAV y Monte de Piedad Municipal de Vigo. 1972.
- Kasida del Olvido (Reimpresión). Joaquín Romero Murube. Edición no venal. Gráficas del Sur. Sevilla 1992.
- Leyendas. Gustavo Adolfo Becquer. Clásicos edebé. 2000.
- Elegías y Poemas Españoles. Francisco Giner de los Ríos. Finisterre. México.12/07/1967.
- Album de sentimientos. Antonio Parrón Camacho. 1989
- La Ciudad. Ensayos. Manuel Chaves Nogales. Diario de Sevilla.
- Poemario. Manuel Gil Barragán. Alhoja. 1991.
- Nocturno. Manuel Gin Barragán. Alhoja. 1991.
- Entre la roca y el barro. Paco Pérez Mesa. Cuadernos de poesías nº2. Colección Viento Sur. 1978.
Bueno pues esto es lo que me ha sucedido hoy domingo 2 de mayo de 2021 y me gusta compartirlo con ustedes para que sepan lo que me gustan los libros.

domingo, 19 de julio de 2020
Mi Fango de El Rompido

jueves, 28 de febrero de 2019
Cuando uno está de suerte...
Cuando uno está de suerte….
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Fatima Cristina Andrango Yancha <fandrango1@estud.usfq.edu.ec>
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lunes, 15 de octubre de 2018
El Bar Las Lilas
