Cuaderno de apuntes, opiniones, reflexiones y embustes de la familia Pareja-Obregón López-Pazo
"Casos Clínicos"

- Celso Pareja-Obregón López-Pazo.
- Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
- Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.
jueves, 31 de agosto de 2023
La mujer de entre las sábanas del resturante gallego.

domingo, 6 de agosto de 2023
Veraneo 2023
Este año nuestro veraneo -de María José y mío- está siendo especial. Estrenamos apartamento y alargamos la estancia rompiera desde primeros de julio hasta final de agosto. Cosas de la edad y del merecido descanso (nos dicen los hijos...) Yo me lo creo y disfruto en tan buena compañía cada día de este largo y relajante veraneo.
El cambio de ubicación ha sido un éxito rotundo para nosotros los abuelos, ahora con mayor independencia y privacidad, unido a la vecindad con nuestros hijos Ana y David (yo le digo "mi compadre") Celso y Paloma, con los cinco niet@s, que a tiro de silbido yiuii, yiuii aparecen por todas partes como si surgieran de la lámpara maravillosa, siempre buscando a su guapa y joven abuela María José, sobre todo el pequeño Esteban, que parece que tiene un imán con su "Aba"...
Una piscina enorme a la que casi puedo saltar desde mi terraza y el chiringuito familiar "El Vertical", con helados botellines sanadores y reunidores de acólitos -tertulia de majaretas ya casi imprescindibles en mi día a día- como no puede ser de otra forma en este Rompido de mis entrañas...
Seguimos disfrutando en familia del Huevofrito para el baño diario en la Punta de la Barra, mágica playa con poderes terapéuticos salutíferos que aprovecho desde hace miles de años para practicar una mezcla de ejercicio aeróbico caminando mientras a la vez hago mindfulness, yoga, naturismo y búsqueda de tesoros preciosos que nos ofrece la naturaleza: sonidos relajantes, colores mágicos, conversaciones con las gaviotas, correlimos y charranes, baños en solitario o bien con mi santa, rodeado de niet@s que parecen peces que surgen de las olas por todas partes requiriendo atención en cada zambullida.
Los paseos en bajamar nos permiten además explorar en familia los bajos arenosos de cien colores ocres parcheados de charcos y golas de albercas naturales donde mis nietos Celso y Esteban disfrutan "nadando" sin peligro mientras Celsa Leonor y Ana con sus tablas se están iniciando en el surf, son unas sirenas maravillosas...
Si hay pleamar por las tardes, nos bañamos en la playita delante de La Pecera, las niñas sacan la tabla de padle-surf y reman navegando las olitas de los barcos, y yo aprovecho para darme mi baño arcano en las aguas salobres de la ría.
En las puestas de sol nos pueden ustedes encontrar a todos en el Paseo Marítimo, en el poyete ("el rebate" le llamamos) junto al Restaurante del mismo nombre, donde nuestro amigo Joaquin Ceada nos espera con su puro humeante y nos va surtiendo de copas de cerveza y mientras se va coloreando de naranja y rojo el cielo por poniente, allá por el faro, y El Rompido se va llenando de forasteros que buscan un asiento en los más de veinte restaurantes a pie de playa que se llenan cada día a estas horas.
Allí, en el Restaurante Paseo Marítimo, despedimos el día entre bromas y cervezas, a veces cenando toda la familia, donde las raciones de chocos o de acedías dura muy poco ante el apetito saludable de los nietos. Bendit@s sean.
Pero casi todas las noches disfrutamos la estupenda abuela y yo de una cena en la terraza a la luz del farolito con su vela tremulante y una copita de vino blanco helado.
Una buena película sí cuadra, y la obligada hora de lectura nocturna inductora de sueño y hasta mañana si Dios quiere señoras y señores.

domingo, 9 de julio de 2023
Portaceli, L aniversario.

viernes, 30 de junio de 2023
Cumpleaños 67.
Mañana 1 de julio de 2023 cumplo 67 años.
Es mi primer cumpleaños sin mi madre viva.
Ella siempre este día me recordaba el momento de mi nacimiento.
Vivíamos en la avenida de Eduardo Dato, en el edificio que le llamaban la “casa Torras” por estar junto a la factoría de Torras, en el solar que antes ocupó la Plaza de Toros de la Monumental, la que mandaron construir los partidarios de Joselito el Gallo y que tiene una muy curiosa historia.
Bueno, pues en la quinta planta, en el dormitorio de mis padres, la ventana da al este creo, mirando a la Gran Plaza, pues allí nací yo.
Ya habían nacido un año y medio antes mis hermanas mellizas Concha y Lourdes en la clínica del Doctor en Ginecología don Manuel Recassens.
Mi mamí se puso de parto de noche, después de cenar, cuando mi padre y mi abuelo Pepe López-Pazo (habían llegado mis abuelos esa tarde de Huelva) se tomaban una copa de coñac.
Mandaron recado a don Manuel que decidió venir a casa.
Al parecer el parto fue lento pero muy normal, nada traumático, a eso de las seis de la mañana.
Por supuesto el coñac se acabó.
Me contaba mi madre que quien me recogíó primero fue mi tata Meme (mi segunda madre) y enseguida me relió en sabanas y me entregó empaquetado a mi abuela Delia.
Yo era bastante micurrio, muy feísimo, delgado, boca enorme y no paré de llorar en un par de años.
A los siete días de nacer me bautizó en San Bernardo el Padre don José Allende, mis padrinos, mi tío-abuelo Agustín López-Pazo Ganzinotto y su esposa Juana Payo.
A los ocho días de vida debuté en Cartaya, donde creo que pasé los tres primeros meses de vida.
Por aquí sigo.
PD: Gracias a Dios.

jueves, 8 de junio de 2023
¿Podremos pensar?
Yo sé que en mi playa el mar sabe escribir. Hay días de recalmón que solo se expresa con tenues versos difíciles de comprender para el paseante. Parece que la mar no dice nada pero la poesía brota del "manantial sereno" de su suavidad cuando roza la arena de la playa, cuando lame algunas conchenas gastadas, cuando se entretiene en jugar con los peces de la orilla escribiendo versos de plata y oro, plata en la superficie y oro viejo en el fondo, versos efímeros pero sagrados, que quedan para siempre grabados en la retina de quien los sabe ver y leer. Estos versos de sosiego -tan repetidos- nunca están escritos con las mismas palabras, pero siempre con caligrafía musical armónica y agradable. Hay que disfrutar con su arcano lenguaje sin intención de descifrarlos, solo de admirar su idioma.
En los días de mar de leva y "olaje" déspota que revienta en la costa, el agua turbulenta escribe feroz dejando enigmas de espumas sobre la playa y olas que dibujan señales de urgencia al retirarse, prólogo de interminables epopeyas de ultramar, soliloquios de profundidades negras, relatos de tormentas y ciclones que mueven la superficie del agua sin orden ni concierto hasta que deseando calmarse, se deciden a firmar en cada orilla y con cada ola una nueva ordenanza, una razón para temer, para pensar, para dudar y para tener respeto a la naturaleza. El mar -como Dios- escribe con renglones torcidos.
Y el viento. Saber escuchar (¡Dios Mío de mi vida, cuánto echo de menos el oído!).
El viento habla. Aunque no se mueva el aire habla el viento en silencio al oido de quien quiera escucharlo. Nuestra orejas son una caracola mágica. El susurro de la calma es paladeable, somos nosotros mismos los que nos escuchamos. Una leve brisa a la orilla de la mar es un concierto de oleaje, gaviotas, charranes, chapoteos, niños y hasta el mismo Angel de la Guarda que se baña aprovechando el momento de tranquilidad.
Cuando va subiendo en intensidad el viento se expresa en idioma universal, pero habla el lenguaje de la gente del mar. Y la gente del mar habla con el viento. Cada día de su vida y cada singladura hablan con el viento porque es su dios. Si sopla porque sopla, si no sopla, porque no sopla. El viento es el rumbo y la veleta. El viento nos pone a cada uno en nuestro sitio.
Cuando salta el foreño y las olas se alegran y divierten formando montañas de agua que rompen en algarabía de espumas en las playas, cuando la arena salta de la tierra y se muda de ensenada, cuando se hinchan las velas de las gaviotas que navegan en el cielo de las aves, entonces el aire en movimiento nos habla con voz autoritaria y nos explica sus razones, sus tremendos argumentos implacables, su frescura o su calentura, su razón o su sinrazón. El hecho es que su atronadora voz nos convence y seduce (por lo menos a mi) de que ni el sombrero, ni el paraguas, ni el chubasquero, ni el mundo entero, sirven para nada contra él. Ni siquiera los tapones en los oídos.
El viento que yo me refiero le canta las cuarenta al más pintado, al mas endurecido de los mortales, al mas encorsetado o disfrazado. Nadie se libra del ruido ensordecedor del viento que sopla dentro de su cabeza. Ese runrun no se detiene ante nada ni ante nadie. Es el viento constante de la conciencia. Pepito Grillo de la vida. Un viento avisador de errores, registrador de desatinos y de meteduras de patas y a la vez confraternizador de malas pasadas. Viento que recuerda a rachas lo que debemos (y no en el sentido dinerario de la frase) y lo que nos deben. Yo tengo mala memoria, a pesar del viento.
PD.
Ahora tenemos unas elecciones generales a la vista.
Desde El Rompido me pregunto si el sonido del mar que tengo dentro de mis oídos desde que nací, la arena de la playa que piso desde mi infancia, el agua que reconozco como mía, el viento amigo que no me amenaza, el sol que comparto, el aire que respiro...
¿Es posible que todo esto sea falso?
Esta es la sensación que tengo después de estos años de gobierno de Pedro Sanchez y de sus socios del gobierno. Tengo la impresión de que quieren cambiar el orden de las mareas, el sentido de las olas, el rumbo de los vientos y el vuelo de las gaviotas.
Ya no sé que es lo próximo que nos obligarán a pensar. ¿Será posible que esto que escribo sea "fascista" y me señalen con una cruz en la frente y me adjudiquen un comisario político?
Porque he hablado de libertad, de la mar, del viento, de lo que siento...
Y no he nombrado a Podemos...

lunes, 1 de mayo de 2023
Feria de Sevilla (2023)
... la lluvia es una cosa, que sin duda sucede en el pasado... Esencial estrofa de Borges, que aplico completamente a la Feria de Sevilla: algo que (para mi) sucede en el pasado.
¿Qué queda de aquella Feria que yo esperaba como agua de mayo hasta hace pocos años? Ferias bien vividas y bien bebidas, bien disfrutadas de pitón a rabo, con faenas de vuelta al ruedo casi a diario.
Sinceramente creo que la feria (ahora ya con minúscula) ha cambiado bastante poco, que quien ha ha sufrido un tremendo cambio de perspectiva he sido yo y mis circunstancias. Y no solo por el biológico paso del tiempo con las limitaciones físicas lógicas de ser del 56 -aunque bien llevados, me dicen- sino más bien por la capacidad de observación sin prisas y sin condicionantes sociales, con el suficiente nivel de autocrítica que me auto-impongo antes de opinar en público. El que ha cambiado soy yo, sin duda.
Este año me he saltado el "pescaito", horario demasiado tarde para mis costumbres, así que comencé la feria el domingo desde la una del día. Fui el primero en llegar a mi pequeña caseta, y me senté en la mejor mesa con María José con Celso hijo y con Paloma, su bellísima mujer, a ver desfilar a los primeros caballistas y los inigualables enganches, tomando el aperitivo, esperando a Ana y a nuestras tres nietas, Celsa, Leonor y Ana, que lucían como soles vestidas de flamenca, guapísimas las cuatro; y ese rato que estuvimos tapeando tranquilos en familia ha sido lo mejor de esta feria. Cuando la caseta se llenó, lo cual es lo normal por sus dimensiones, nos fuimos cada uno por nuestro lado.
Calor insoportable, lleno hasta la bandera en el Real y obligadas visitas a casetas de familia y de amigos, muy bien atendidos siempre, el buche a reventar, el botón de la camisa y la corbata amenazando horca, los pies pidiendo la campana... tuvimos mucha suerte de coger un taxi en la contraportada antes de las nueve.. la tarde cayendo está...
El lunes me di un garbeo "single" desde las 13,30h; aperitivo en mi caseta con amigos y luego paseo solariego para visitar a amigos de la infancia, esos que nunca nos olvidamos aunque no nos veamos, y acudir a la llamada de mi gran y cariñosa familia. Calor infernal, ruido ensordecedor y bulla... A las 18h estaba en mi casa mas contento que unas Pascuas. Fin de la feria 2023. A El Rompido.
Conclusiones:
* "El volar es para los pájaros" (1970) Robert Altman. Y yo digo que "El feriar es para los jóvenes". Esos héroes que tiene salud suficiente para ir todos los días y acostarse tarde. De hecho creo que una vez pasada cierta edad (¿55-60?) la feria se convierte en un FRCV (Factor de riesgo Cardio-Vascular) si se usa (abusa) indebidamente.
* Que nunca falten las niñas vestidas de gitana y bailando sevillanas en las casetas, eso no se olvida nunca. Pero tempranito para casa, previo paso por la Calle del Infierno. Un niño en la feria más allá de las 10 o las 11 de la noche debería estar prohibido. Y en un carrito debería de tener multa.
* No entiendo el "uniforme" diario de chaqueta-corbata o traje oscuro desde por la mañana. Comprendo que en las casetas donde se celebren cenas con manteles -bien servidas y sin bullas- como en la noche del "pescaito", por ejemplo, sea imprescindible esta etiqueta, pero para pasar el día acodado en una barra no muy aseada o dando barzones para tomar una copa de vino, un rebujito, o un güisqui de pie en la puerta o entrada de una caseta escuchando sevillanas, rumbas, flamenquito o bulerías con los zapatos y los pantalones llenos de albero... sobra el atuendo floreado. Bueno, que cada uno se vista como quiera, pero considero que una cubana es una prenda muy adecuada para estas ocasiones.
* Los precios. Una convidá a un grupo de amigos en cualquier caseta es una puñalá trapera. Además siempre hay que vigilar con esmero al señor del lapicero. Un talonario casetero dura menos que un estornudo... y hay muchos motivos de alergia en estos días. El sábado fuimos mi dama y un servidor a almorzar a Sem Espinhas, en Cabeço (Portugal), cerquita de la fronteira -a media horita de El Rompido- en la mismisima playa, al fresquito del foreño; cervezas, ilustre vino albariño-loureiro helado, ostras, un buey de mar (sapateira) de un kilo, ensalada portuguesa enorme y completa con camaroes (langostinos) y un rodaballo como un pandero con su guarnición de verduras asadas... talonario y medio.
Resumen:
- La feria para el que se la trabaja. Muchos jornales y puestos de trabajo, digan lo que digan es un gran monedero para muchas familias de currantes, y así seguirá por mucho tiempo. Un gran atractivo turístico, envidia de España entera.
- Ojalá hubiera casetas para todos. Debería agrandarse al feria y aumentar el número de casetas de libre entrada, ya sea de distritos, de barrios, de colegios, de clubes de futbol o de hermandades... pero casetas para estar a la sombra, sentarse y gastarse el dinero que cada cual disponga, y que se acaben las críticas a los propietarios de casetas actuales, que no tienen culpa de esta estructura ferial tan antigua mantenida durante generaciones.
- Tontos hay en todas partes. Pero no sé yo si en la feria se vienen arriba y destacan. Me temo que sí. Incluso algunos "normales" el resto del año, "en llegando" la feria se olvidan de los amigos y parece como si no existiéramos. Perdonados quedan.

jueves, 27 de abril de 2023
Y Morante...
Ayer vi torear a Morante de la Puebla y cortar dos orejas y rabo en la Maestranza de Sevilla. Lo vi desde El Rompido por la televisión gracias a Mundorotv. Es decir no estuve en la Plaza de Toros, que conste, pues las corridas de toros desde hace años me resultan tediosas y sin interés. Como no tenía puesto los audífonos ni los auriculares (lo estaba escuchando María José, que me alertó de los primeros oles) tampoco oía los comentarios de los locutores, ni la música, ni oles ni los aplausos... Solo era capaz de ver torear a Morante de la Puebla con mis ojos.
Desde el principio, en los pases de recibo con el capote, se percibió algo especial en la plaza, una actitud extraña en el torero, como una libertad que emanaba de su figura por encima de los cánones del ritual de la manida tauromaquia repetida por todos. Eso me empezó a dejar hipnotizado. Sin sonido, sin música, solo toro y torero en la pantalla de mi Mac.
Dejo, por no repetir otra vez más, el relato de cuantos lances divinos ejecutó en forma de verónicas citando con el pecho, gaoneras apretadas, y otros usos mágicos del capote para embarcarnos a todos - incluso a los más incrédulos- en el ferry que lleva a la Gloria sin escalas, mientras con la muleta daba un recital en forma de enciclopedia de oro del toreo clásico gitano, condensando en cada muletazo ayudado o natural el toreo puro de los más grandes: Ordoñez, Paula, Curro, Ojeda... ustedes incluyan a los que deseen.
Comprendí que estaba presenciando una epifania, pues él único y verdadero motivo que buscamos los aficionados a la Tauromaquia -que alguna vez soñamos- es ser testigos de la Creación de una Obra de Arte.
Pienso en Leonardo Da Vinci cuando estaba pintando La última Cena, o mejor la Gioconda, si en el momento de pintar esa sonrisa enigmática sería consciente de la repercusión actual. O Miguel Angel cuando decoró la Capilla Sixtina, o Rafael de Urbina y todos los grandes maestros de la pintura, la escultura, la arquitectura, la literatura, la filosofía y las ciencias... hasta llegar a los años de nuestra vida actual, donde los espectadores decidimos que "obras" merecen ser reconocidas con el título de "Arte".
Porque el Arte es un atributo que nosotros los observadores, los mirones, los testigos, los curiosos, aquellos que nos dejamos influir sin barreras por las emociones que producen los sentidos de la vista, oido, tacto, gusto, olfato, que sentimos algo especial que sacude nuestros principios, nuestra alma, nuestra vivencia... somos nosotros, usted y yo, los que otorgamos este atributo de Arte y de Artista a los que se lo merecen.
Y yo ayer fui testigo, en mi pequeño Mac Air Plus, desde mi casa de la playa de El Rompido, que había sido muy afortunado de sentir cómo Morante de la Puebla, se había transfigurado en "el torero" y en "la faena" que todos hemos soñado ver alguna vez en nuestra vida.
Una Obra de Arte.
Un gran Artista.

miércoles, 22 de marzo de 2023
En el silencio del campo

sábado, 11 de marzo de 2023
Polstergeit y fantasmas
La estratagema de los dragones ha sido siempre bramar echando llamaradas de fuego por las fauces. Con eso nos han acojonado desde niños. La imagen de las brujas siempre vestidas de negro sayo, enorme nariz corva con verruga pilosa y volador escobón mugriento, también se las trae como asustaniños ( a mí durante muchos años). Las caninas también tuvieron su momento de cangelo, aunque pronto pasaron a ser adoptadas como colegas muy anoréxicas o buenos bailarines de claqué. El hombre del saco se jubiló afortunadamente, pero nos ha dejado una reata de vástagos con estudios universitarios y sacos camuflados bajo los trajes a medida. Y los fantasmas, ya fueran ensabanados o desnudos ectoplasmas flotantes, han ido perdido originalidad pero ahora son multitud. Persiste -creo- el miedo a los polstergeit o espíritus terroríficos, demoniacos, que se entrementen en el cuerpo de jóvenes púberes o de criaturas predispuestas que necesitan un exorcismo terrorífico para volver a ser como Dios manda. Este miedo lo tengo, no quiero ni ver películas ni noticias de ese cariz. De la güija ni hablo. Hay otros tipos de miedos más modernos pero afortunadamente no estoy muy enterado.
Pero miedo miedo de verdad el que me dan los hombres de carne y hueso, nariz y pescuezo. Los que por celos matan a mujeres y niños. Los que por rencor, codicia, odio o venganza son capaces de asesinar impunemente dejando a familias destrozadas para siempre. Me dan mucho miedo los gobernantes drogados de poder y obsesionados con demostrar su hegemonía personal. Los que propician guerras y mandan misiles asesinos para matar a mujeres, hombres, niñas y niños inocentes que no tienen culpa de nada. Qué relación más directa entre poder y locura ¿verdad?
En España hay dragones. Al parecer están viviendo muy cómodos en el Parlamento donde campan a sus anchas alimentados por todos y cada uno de nosotros. Se lucen en el Congreso de los Diputados y Diputadas arrojando llamaradas de ardientes soflamas hirientes a quien ose recriminarles o tan solo poner en duda los argumentos con los que justifican sus desaguisados. Hay dragones de todos los colores y aspectos. Muy curioso es el caso de las dragonas, pues su fuego no solo achicharra, sino que desprende vapores venenosos que hieden a sulfuro mortificador. Los dragones son grandes defecadores y con sus plastas multicolores humeantes y pestosas marcan sus territorios en el hemiciclo.
Las brujas se han puesto de moda, quiero decir que ya no van con el hábito negruzco hasta los pies, ahora visten los últimos modelos de Galicia o Paris y se hacen selfies compulsivamente. Vuelan agrupadas en modernas aeronaves, viajan felices como tórtolas julandronas dilapidando nuestros dineros y fomentando disparates como el cambio de sexo en la adolescencia, el aborto injustificado, el sexo promiscuo desde nuestra más tierna infancia y la puesta en libertad anticipada de violadores porque sí es sí. La escoba para sus asistentas.
Cada vez hay más caninas y cada vez habrá más. Pobres esqueletos sin un mendrugo que llevarse a la boca y que buscan asilo y comedor social pues se les terminó antes de fin de mes la pensión o la ayuda familiar. Miran con recelo a Mercadona y similares establecimientos pues saben que la próxima vez que tengan dinero para gastar todo estará más caro. Las caninas viven practicamente a oscuras pues la luz les arrasa los escasos ahorros que tienen. Los dragones que dicen defenderlas cada vez están más gordos.
Los hijos del Hombre del Saco proliferan incestuosos entre ellos. Están agrupados en clanes y hermandades secretas que se dedican a amontonar ingentes cantidades de dinero. No salen en los papeles ni en las noticias a no ser que trinquen a algún bobo con las manos en la masa. Suelen vivir parapetados detrás de de grandes corporaciones y siglas, abogados y CEOs, administradores y testaferros, paraísos fiscales y paraísos naturales. En fin, que viven como dios y tienen a sus sacerdotes con corbatas dándonos la comunión diaria de la sopa boba, que nos tragamos sin rechistar.
Fantasmas hay millones. En cada pueblo, en cada ciudad, provincia y capital, hay fantasmas a todo ritmo. Se infiltran en la política buscando relumbrón pues su máximo afán es dejar de dejar vivir entre sombras. Venden su pobre alma al diablo por tres perras gordas (o flacas) para darse autobombo y proclamarse reina de las fiestas con cualquier titulín de corte político. Buscan desesperadamente el voto que les mantenga en el "candelabro" político o social. Estos horteras de bolera usan las redes sociales con ánimo de lucro y sin escrúpulos. Casi siempre terminan saliendo en la tele (como ellos querían) diciendo que ellos no son responsables de sus propios actos o que yo a ese señor no lo conozco de nada, antes de caer en la ignominia o dar con sus sábanas en la cárcel.
Los Poltergeist son fenómenos extraños que escapan a la inteligencia humana. No sé como se me vienen a la cabeza algun@s "políticos" unos con coleta y otros apuestos y elegantes, apolíneos encantados de conocerse, tullidos de mente dando lecciones sin haber leído, diciendo la primera majadería que se les pasa por su averiado cerebro con cara de haber demostrado la teoría de las cuerdas.
Otras apariciones extrañas, con aspecto de madamas de burdel, "compañeras y compañeros" con acentos del tebeo, creen encontrar siempre la aguja en el pajar de mentiras que van almacenando, angares enteros mas grandes que el limbo, -que se quedó vacío hace ya unas décadas- y ya lo han llenado con los embustes, las medias verdades y las contradicciones. Personajes que han hecho del engaño su modo de vida. Hombres y mujeres con una careta para cada ocasión, para cada momento del día, que se transforman en milésimas de segundo en un personajes distinto según las circunstancias y el auditorio, que ya no pueden decir la verdad pues no recuerdan que es eso ni como se hace. Perroflautas ahora ricachones con mansiones, queridas, jabones y desodorantes, cuando proclamaban lo contrario oliendo a sobaco hace un telediario. Trabajadoras por horas reconvertidas en ministras con chofer y asistentas, decoradores y mancebos, ultima moda y turismo internacional a costa del trabajo de sus antiguas colegas del currelo. Fenómenos extraños, sin lugar a duda.
Pero lo más extraño de todo, lo verdaderamente polstertgeit, es que todavía haya pánfil@s que los crean y los voten. Chavales que parece que han jugado con la güija morada y se han quedado enganchados a un discurso tan antiguo como el hilo negro y tan falso como la lealtad que han demostrado los vocingleros sinverguenzas con sus seguidores.
Eso sí que es estar absolutamente abducídos por las apariciones televisivas...

martes, 28 de febrero de 2023
El olor
Se tuvo que ir. La verdad es que no me lo esperaba, la vi como despistada un buen rato antes de anunciarlo rotundamente, como si meditara dudando o calculando la respuesta de una ecuación complicada porque a veces cerraba los ojos y musitaba un responso como de probabilidades.
Yo estaba seguro que vino para quedarse unos días por el barullo que traía al aparecer con dos maletas y un gran bolsón de viaje de donde salieron paquetes de regalos y una envoltura de papel con fruta fresca que olía a fresas, a kiwis y a plátanos. Esta vez llegaba sin avisar, otras también, y traía la cara como de haber estado llorando en el tren y en el autobús pues nunca le importó llorar en público y nunca tuvo que ocultar su llanto terapéutico, por supuesto. Y era cierto que solo al cruzar la pequeña cancelita baja del jardín y subir los dos escalones del porche le desaparecían las ganas de llorar y se le iluminaba la cara de alegría y confianza.
Aunque ya canoso, viejo con la vista acristalada y turbia, todavía tengo un olfato excelente y puedo reconocer los olores de mi primera impronta humana, olor familiar ancestral con el que segrego adrenalina que me permite activarme y soltar un par de ladridos de verdadera felicidad..
Así que la olí desde lejos y creo que al doblar la esquina donde unos metros antes se detiene el autobús de gas licuado, percibí un tenue olor corporal familiar que me golpeó (mas bien me acarició) suavemente el hocico para ir acrecentandose progresivamente, olor a hembra con feromonas familiares y a sudor conocido y registrado en mis acúmulos neuronales los cuales se activaron inmediatamente pues antes de llegar ella a la cancelita yo ya estaba en la puerta husmeando, ladrando y moviendo el rabo esperando su presencia.
Al oirme ladrar, ella apresuró el paso y tocó las maderas con cuidado y respeto. Lentamente abrió la puerta con confianza y enseguida me dejé acariciar por esas manos tan francas y cálidas que permitió como siempre que lamiera. Restos de lágrimas, mocos, tabaco de vapear, perfume de jabón de glicerina, papel perfumado y pelusa de frutas. Y un olor extraño que no tenía catalogado. Un efluvio raro, no habitual en su cuerpo. Un aroma desconocido que provenía de su aliento, del sudor imperceptible que se evapora inmediatamente y que solo los perros detectamos, un olor distinto por nuevo, se podría catalogar de desagradable por desconocido, ya que la última vez que pude olerla, trece lunas nuevas y medía luna creciente tan solo, no desprendía ese olor.
Olor que trascendía y se hacía mas penetrante en espacios cerrados como en aquella casa antigua, habitualmente poco ventilada y con cortinas y alfombras llenas de ácaros defecadores y apestosos que producen ese ambiente rancio tan característico de los hogares donde habitan personas mayores y que yo tengo perfectamente asumido e integrado en mi cerebro.
Como digo esta vez noté algo raro en ella. Los saludos, abrazos, besos, regalos, preguntas y respuestas, parecían los habituales de siempre, el preludio de unos días de descanso en casa de sus padres, bien motivados por conflictos de pareja y separaciones temporales, o bien por necesarios días de descanso y meditación, de reponer fuerzas con orden en las comidas y en el sueño, para volver relajada al trajín del trabajo y del desorden en la capital... Pero el olor no cedió al relajarse y ni al soltar el equipaje en su cuarto cuando fueron desapareciendo los estresantes olores de las catecolaminas desatadas.
El olor era cada vez más intenso, estaba en su ropa, en el aire que ocupaba su cuerpo, en el sitio donde se sentaba, un olor que me espantaba y me impedía tumbarme a sus pies y en cambio me haciendo merodear inquieto y sin parar de lamer y husmear sus objetos personales para identificar el origen de ese nuevo y desconocido efluvio químico. No provenía del cuero de los equipajes ni de cremas, desodorantes, maquillaje ni del tinte de su pelo, Estaba dentro de ella. Y me mantuve alerta.
Antes de dormir pude oler su orina que despedía con gran intensidad el olor desconocido. Esa primera noche la pasé a los pies de su cama, sin querer dormir, analizando su respiración. La oí murmurar en sueños y moverse en la cama con un sueño inquieto de quejidos y toses, alguna vez habló en sueños palabras que no entendí. Despertó con mala cara y con el olor muy acentuado.
Aquella mañana al salir del baño la encontré mas delgada con los huesos de la cadera muy señalados. Después de acariciarme un buen rato con sus manos húmedas y frías mientras yo husmeaba su cuerpo, se marchó con prisa de nuevo segregando catecolaminas y ese olor que destacaba sobre los jabones y cremas del baño.
Yo salí a dar mi paseo matutino y hacer mis necesidades en el parque cercano pero sin ganas de alternar con mis conocidos pues mi instinto estaba en alerta y no dejaba de husmear el aire para tranquilizarme identificando ese nuevo olor en alguna parte donde no estuviera ella.
Al volver a casa no pensaba en otra cosa que en en percibir de nuevo su aroma. Estaba irritado y gruñía ladrando al viento dando vueltas sobre mi mismo, como atolondrado, mientras mi amo me tranquilizaba con paciencia y cariño. Pude detectar en el nervios y preocupación, un atisbo de llanto contenido, y por eso me senté a sus pies y me dejé acariciar hasta que los dos nos relajamos o lo consegímos disimular al menos.
Antes del mediodía ya estaba mi ama y su hija de vuelta. Emociones contenidas, reprimidas, miedo y desesperación. Y ese olor.
Fue entonces cuando pude ponerle nombre, al escucharlo por primera vez.
Y por eso se marcho de repente... por última vez...

martes, 24 de enero de 2023
Mis familias Orta y Balbontín.

jueves, 12 de enero de 2023
La Libélula que fue.
