Mi hermana Lourdes escribe:
Según la Rae y en una de sus muchísimas definiciones, el tiempo es una magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro, y cuya unidad en el sistema internacional es el segundo. Según Einstein y su teoría de la relatividad, es relativo, depende de la velocidad y del espacio, también del observador. En la pintura, Hopper tiene la facultad de pararlo en sus lienzos, dejando a sus personajes solos ante la incertidumbre de lo temporal, del presente, de un instante. Dicen que el tiempo se curva ante una gravedad inmensa, que el amor ayuda a sobrellevarlo, el tiempo es un jarrillo de lata oxidado, una pompa de jabón, el recorrido del autobús diecisiete del centro a mi casa, las mareas en el Rompido, las tardes tranquilas de Machado, el abrazo de mi Meme a la salida del colegio donde el tiempo se hacía eterno, una pieza de baile en una discoteca con el amor de los primeros impulsos, la noche de los tiempos, darle tiempo al tiempo que no es cosa fácil, un trago de gin tonic y un cigarrillo, oír la voz de Alfredo Kraus hasta arriba en un canto que llega a parecer no poder más y puede perfectamente para bajar después suave y lentamente. Una noche de hospital es eterna y con el dolor quisieras dar marcha atrás en el tiempo, con la alegría disfrutarlo, quedarte un buen rato en ese instante que se va tan rápido. Son las rosas fragantes, sabemos que en breve se van a marchitar pero mientras se disfrutan. Un día de lluvia dicen que es mal tiempo, la hora de la siesta en un día de calor, el café de la mañana, las cuatro estaciones, los noventa años de mi madre y los sesenta y siete de la que escribe en un caluroso domingo por la mañana...