"Casos Clínicos"

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Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.
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viernes, 8 de marzo de 2024

Medicina Interna y Psicosomática

En la práctica de la Medicina Interna en el ámbito extrahospitalario como médico consultor, cual es mi actividad profesional desde hace unos años, tengo la oportunidad de ejercer conjuntamente esta preciosa especialidad tan imbricada con la Medicina Interna como es la Medicina Psicosomática. 

Esta última postula la práctica de la “medicina basada en el enfermo” ofreciendo una asistencia globalizada y multidisciplinaria que estudia factores no solo biológicos, sino también psíquicos, sociales y a veces profundamente personales, en orden al diagnóstico, la resolución de síntomas y la satisfacción del paciente.

 Para el ejercicio correcto de la Medicina Psicosomática, el médico debe tener una formación en aquellas áreas que influyan en el aspecto “biopsicosocial” del paciente, es decir, debe realizar un estudio científico previo y profundo para descartar patologías endocrinas, inmunológicas o autoinmunes, neurológicas, degenerativas, infecciosas o exclusivamente psiquiátricas. 

Muchas veces esto viene dado por hecho en las primeras consultas, puesto que los pacientes ya han pasado por diferentes especialistas y nos aportan informes, resumen de pruebas, análisis, diagnósticos probables y tratamientos prescritos. Casi siempre con resultados normales. Pero refieren que los síntomas perturbadores persisten y acuden desesperados buscando una solución a su enfermedad “no descubierta”. 

El cansancio exagerado y crónico, el dolor ya sea muscular o articular progresivo y amenazante, la falta de fuerzas para hacer vida normal, las cefaleas recalcitrantes, las neuropatías faciales y de las extremidades, las dispepsias digestivas, la falta de aire a esfuerzos domésticos, los mareos y vértigos, el desánimo, la desidia, la inapetencia sexual, el insomnio… son síntomas que se repiten en las primeras consultas y que el paciente sufre en su vivir diario, agravados por la sensación de “enfermedad incurable” y el pesimismo de una evolución negativa y desasosegante que produce angustia y ansiedad. Un futuro de nubes negras amenazando tormenta. 

Sigmun Freud en cierto modo fue un precursor de la Psicosomática cuando en sus estudios del psicoanálisis ya hablada de la represión de impulsos y afectos, del conflicto entre el “yo” consciente y el “ello” inconsciente como fuente original de síntomas físicos, lo que llamamos “somatizaciones”, que se viven y padecen como realidad incuestionable. 

El paciente psicosomático al principio desconfía de las terapias que le proponemos. Son pacientes que muchos están tratándose con varios tipos de analgésicos y antinflamatorios, a veces con opiáceos, con sedantes neurológicos y relajantes musculares, pero que no consiguen mejorar en el aspecto físico-psico-social, llevando una vida lastrada por sus síntomas. 

Explicar al paciente que no tiene una enfermedad incurable, repasar y repetir las pruebas que precisemos para descartar comorbilidades, debe ser nuestro primer paso y nuestra interacción básica primordial. En este aspecto la relación médico-paciente basada en la confianza mutua es fundamental para llevar a buen puerto nuestro objetico común. Llegar a un diagnóstico certero de Síndrome de Fatiga Crónica o Fibromialgia o Cefalea Tensional, o Intestino Irritable o Trastorno de Somatización -por nombrar las más frecuentes- no es tarea fácil para el médico. 

Tampoco el tratamiento es sencillo pues casi siempre es multidisciplinar, con la colaboración fundamental del paciente, que debe aceptar casi siempre la retirada progresiva de medicación innecesaria y perjudicial para introducir medicación específica anti-estrés, anti-fatiga muscular, antioxidantes y regeneradores metabólicos, también analgesia natural basada en la evidencia científica; en algunos casos precisarán inhibidores de la recaptación de serototina a dosis bajas, al mismo tiempo que aceptará las recomendaciones de cambio de hábitos de vida y alimentación. 

Si es necesario deberá realizar Terapia Conductual, o bien de proveedores de Medicina Física y Rehabilitación, Fisioterapia o técnicas de relajación adecuadas a cada caso particular. Con estas pautas conseguiremos mejorar la calidad de vida muchos de nuestros pacientes, ofreciéndoles un futuro menos negro y amenazador. 

La Medicina Psicosomática como complemento a la Medicina Interna ofrece al médico la oportunidad de integrar en su práctica diaria el aspecto más humanístico de la ciencia médica. Para mi es una gran satisfacción poder ejercer ambas especialidades. 

El Profesor Laín Entralgo en su libro “El Médico y el Enfermo” concluye: “Eres por lo pronto un ente que puede enfermar y que un día u otro estrás enfermo. Y entonces desde el fondo mismo de tu ser, sentirás la necesidad de que te atienda y ayude un hombre dotado de saberes técnicos especiales y dispuesto a conducirse como amigo tuyo. Con menos palabras, un buen médico”

Publicado en ABC de Sevilla el 05/03/24

domingo, 11 de febrero de 2024

Medicinas y Salud.

    Sin duda los avances en farmacología y el estudio de los medicamentos en el último siglo está siendo uno de los más importantes hitos de la ciencia para curar males hasta hace poco incurables y aliviar el dolor que teníamos por imposible de calmar. 

 Qué hubiera sido de nosotros sin los antibióticos por ejemplo (igual no estaba yo escribiendo esto). O sin los fármacos para las dolencias cardíacas y la hipertensión arterial que casi han erradicado la insuficiencia cardiaca rebelde a tratamiento, desde hace pocos años. O los nuevos tratamientos para combatir las placas de ateroma que causan isquemias arteriales, infartos coronarios e ictus cerebrales, que son capaces de limpiar por dentro las arterias rejuveneciendo el endotelio. Igual que los avances imparables en el tratamiento de la diabetes y sus secuelas metabólicas, antes causa de muerte en pocos años y ahora con mayor esperanza de vida gracias a pastillas milagrosas. O las medicinas inhaladas contra las alergias, el asma y la asfixia por patologías pulmonares crónicas, que tanto limitan la vida de quienes las sufren. 

 Tenemos un arsenal de maravillosos productos químicos que actúan contra el dolor y la angustia que amenazan el confort y la calidad de vida de quien sufre traumatismos, inflamaciones, reumas, cólicos, enfermedades autoinmunes o degenerativas, así como fármacos antitumorales que salvan millones de vidas ya sean niños o adultos. Podemos usar los más potentes analgésicos, los narcóticos e hipnóticos, junto con relajantes musculares para conseguir un alto grado de anestesia que permite hacer todo tipo de cirugías -hasta trasplantes de órganos- o conseguir que pacientes de cualquier edad gocen de una medicación paliativa excelente. 

 Debemos agradecer a los laboratorios farmacológicos y biológicos su inversión en fármacos, desde aspirinas, analgésicos y antibióticos hasta tratamientos de hemato-oncología, vacunas e inmuno-moduladores, terapias génicas y biológicas a la carta, tratamientos de ultima generación que son el futuro de la Medicina moderna. 

 Pero existe una cara B en el mal uso de las medicinas, y no solo me refiero a la automedicación y al abuso por parte del ciudadano “enterado” que decide tomar un antibiótico o un analgésico, cosa que ocurre día a día en cualquier casa de vecinos, por supuesto sin consultar con su médico ni encomendarse a la Divina Providencia. 

 Es curioso observar que si prescribimos una medicina que se sale del abc del botiquín domiciliario, el paciente enseguida apela a los “efectos secundarios” y “contraindicaciones”… mientras se está poniendo hasta las trancas casi a diario de Paracetamol o de Ibuprofeno sin haberse leído ni una línea del prospecto, y sin saber que se está fastidiando el estómago, el hígado o los riñones con su “doctorado” farmacéutico. O el que está enganchado a las benzodiacepinas para dormir, o a cualquier “sedante” o “tranquilizante” de andar por casa, sin orden médica alguna. 

    Sabemos que la automedicación origina un alto coste económico debido a las complicaciones y efectos perjudiciales que origina el abuso de cualquier medicina y además es causa de multitud de “auto-enfermedades” por sobredosificación o mal uso de estas medicinas, con el correspondiente gasto que conlleva “desfacer el entuerto”. 

 Pero desde hace unos años estoy comprobando un suceso aún más grave, si cabe. La mala praxis médica en el abuso de prescripción de medicación innecesaria e inútil. La órdenes y prescripciones legales de medicamentos que hacen más mal que bien, ya sea por su ineficacia o por su dosificación y duración del tratamiento. 

    Pacientes que llegan a mi consulta en muy malas condiciones después de varios tratamientos antibióticos consecutivos, por enfermedades víricas, estacionales o inflamatorias, sin foco séptico alguno y sin pruebas previas que lo justifiquen. O por tomar antiprostáticos alfa-bloqueantes para una cistitis. No es normal prescribir Desketoprofeno (un potente analgésico-antinflamatorio) en dosis máximas cada 8 horas durante 7 días por un dolor de garganta o una torcedura de tobillo. O Paracetamol 1 gramo cada 8 horas en casos de patología banal de vías altas. O prescribir Metamizol alternando con Ibuprofeno cada 4 horas durante varios días por un simple catarro estacional o fiebre. 

 Estas dispensaciones de medicamentos deberían ir acompañadas de una información adicional advirtiendo de los riesgos potenciales para la salud del paciente. Riesgos de sufrir reacciones adversas graves como gastritis y úlceras, insuficiencia hepática, insuficiencia renal, agranulocitosis (daño en la médula osea), insuficiencia respiratoria y asma inducido por medicamentos, sensibilización alérgica… Y estos cuadros son mucho más graves en niños y ancianos.

 Concienciémonos tanto los médicos como los pacientes del uso racional y correcto de las medicinas. Los médicos no debemos perder el respecto al poder especial y mágico de la prescripción de tratamientos médicos para intentar sanar a nuestros pacientes. No hagamos una medicina defensiva basada en el tratamiento exagerado y mal enfocado. Cuidemos de nuestros pacientes administrando en cada caso particular (sobre todo en patologías banales) las medicinas menos dañinas, en las menores dosis posibles, el menor tiempo posible y todos saldremos beneficiados. 

Primum non nocere.

jueves, 8 de junio de 2023

¿Podremos pensar?

 Yo sé que en mi playa el mar sabe escribir. Hay días de recalmón que solo se expresa con tenues versos difíciles de comprender para el paseante. Parece que la mar no dice nada pero la poesía brota del "manantial sereno" de su suavidad cuando roza la arena de la playa, cuando lame algunas conchenas gastadas, cuando se entretiene en jugar con los peces de la orilla escribiendo versos de plata y oro, plata en la superficie y oro viejo en el fondo, versos efímeros pero sagrados, que quedan para siempre grabados en la retina de quien los sabe ver y leer. Estos versos de sosiego -tan repetidos- nunca están escritos con las mismas palabras, pero siempre con caligrafía musical armónica y agradable. Hay que disfrutar con su arcano lenguaje sin intención de descifrarlos, solo de admirar su idioma.

En los días de mar de leva y "olaje" déspota que revienta en la costa, el agua turbulenta escribe feroz dejando enigmas de espumas sobre la playa y olas que dibujan señales de urgencia al retirarse, prólogo de interminables epopeyas de ultramar, soliloquios de profundidades negras, relatos de tormentas y ciclones que mueven la superficie del agua sin orden ni concierto hasta que deseando calmarse, se deciden a firmar en cada orilla y con cada ola una nueva ordenanza, una razón para temer, para pensar, para dudar y para tener respeto a la naturaleza. El mar -como Dios- escribe con renglones torcidos.

Y el viento. Saber escuchar (¡Dios Mío de mi vida, cuánto echo de menos el oído!). 

El viento habla. Aunque no se mueva el aire habla el viento en silencio al oido de quien quiera escucharlo. Nuestra orejas son una caracola mágica. El susurro de la calma es paladeable, somos nosotros mismos los que nos escuchamos. Una leve brisa a la orilla de la mar es un concierto de oleaje, gaviotas, charranes, chapoteos, niños y hasta el mismo Angel de la Guarda que se baña aprovechando el momento de tranquilidad.

Cuando va subiendo en intensidad el viento se expresa en idioma universal, pero habla el lenguaje de la gente del mar. Y la gente del mar habla con el viento. Cada día de su vida y cada singladura hablan con el viento porque es su dios. Si sopla porque sopla, si no sopla, porque no sopla. El viento es el rumbo y la veleta. El viento nos pone a cada uno en nuestro sitio.

Cuando salta el foreño y las olas se alegran y divierten formando montañas de agua que rompen en algarabía de espumas en las playas, cuando la arena salta de la tierra y se muda de ensenada, cuando se hinchan las velas de las gaviotas que navegan en el cielo de las aves, entonces el aire en movimiento nos habla con voz autoritaria y nos explica sus razones, sus tremendos argumentos implacables, su frescura o su calentura, su razón o su sinrazón. El hecho es que su atronadora voz nos convence y seduce (por lo menos a mi) de que ni el sombrero, ni el paraguas, ni el chubasquero, ni el mundo entero, sirven para nada contra él. Ni siquiera los tapones en los oídos. 

El viento que yo me refiero le canta las cuarenta al más pintado, al mas endurecido de los mortales, al mas encorsetado o disfrazado. Nadie se libra del ruido ensordecedor del viento que sopla dentro de su cabeza. Ese runrun no se detiene ante nada ni ante nadie. Es el viento constante de la conciencia. Pepito Grillo de la vida. Un viento avisador de errores, registrador de desatinos y de meteduras de patas y a la vez confraternizador de malas pasadas. Viento que recuerda a rachas lo que debemos (y no en el sentido dinerario de la frase) y lo que nos deben. Yo tengo mala memoria, a pesar del viento.

PD.

Ahora tenemos unas elecciones generales a la vista. 

Desde El Rompido me pregunto si el sonido del mar que tengo dentro de mis oídos desde que nací, la arena de la playa que piso desde mi infancia, el agua que reconozco como mía, el viento amigo que no me amenaza, el sol que comparto, el aire que respiro... 

¿Es posible que todo esto sea falso?

Esta es la sensación que tengo después de estos años de gobierno de Pedro Sanchez y de sus socios del gobierno. Tengo la impresión de que quieren cambiar el orden de las mareas, el sentido de las olas, el rumbo de los vientos y el vuelo de las gaviotas. 

Ya no sé que es lo próximo que nos obligarán a pensar. ¿Será posible que esto que escribo sea "fascista" y me señalen con una cruz en la frente y me adjudiquen un comisario político?

Porque he hablado de libertad, de la mar, del viento, de lo que siento...

Y no he nombrado a Podemos...


martes, 28 de febrero de 2023

El olor

 Se tuvo que ir. La verdad es que no me lo esperaba, la vi como despistada un buen rato antes de anunciarlo rotundamente, como si meditara dudando o calculando la respuesta de una ecuación complicada porque a veces cerraba los ojos y musitaba un responso como de probabilidades. 

Yo estaba seguro que vino para quedarse unos días por el barullo que traía al aparecer con dos maletas y un gran bolsón de viaje de donde salieron paquetes de regalos y una envoltura de papel con fruta fresca que olía a fresas, a kiwis y a plátanos. Esta vez llegaba sin avisar, otras también, y traía la cara como de haber estado llorando en el tren y en el autobús pues nunca le importó llorar en público y nunca tuvo que ocultar su llanto terapéutico, por supuesto. Y era cierto que solo al cruzar la pequeña cancelita baja del jardín y subir los dos escalones del porche le desaparecían las ganas de llorar y se le iluminaba la cara de alegría y confianza. 

Aunque ya canoso, viejo con la vista acristalada y turbia, todavía tengo un olfato excelente y puedo reconocer los olores de mi primera impronta humana, olor familiar ancestral con el que segrego adrenalina que me permite activarme y soltar un par de ladridos de verdadera felicidad..

Así que la olí desde lejos y  creo que al doblar la esquina donde unos metros antes se detiene el autobús de gas licuado, percibí un tenue olor corporal familiar que me golpeó (mas bien me acarició) suavemente el hocico para ir acrecentandose progresivamente, olor a hembra con feromonas familiares y a sudor conocido y registrado en mis acúmulos neuronales los cuales se activaron inmediatamente  pues antes de llegar ella a la cancelita yo ya estaba en la puerta husmeando, ladrando y moviendo el rabo esperando su presencia.

Al oirme ladrar, ella apresuró el paso y tocó las maderas con cuidado y respeto. Lentamente abrió la puerta con confianza y enseguida me dejé acariciar por esas manos tan francas y cálidas que permitió como siempre que lamiera. Restos de lágrimas, mocos, tabaco de vapear, perfume de jabón de glicerina, papel perfumado y pelusa de frutas. Y un olor extraño que no tenía catalogado. Un efluvio raro, no habitual en su cuerpo. Un aroma desconocido que provenía de su aliento, del sudor imperceptible que se evapora inmediatamente y que solo los perros detectamos, un olor distinto por nuevo, se podría catalogar de desagradable por desconocido, ya que la última vez que pude olerla, trece lunas nuevas y medía luna creciente tan solo, no desprendía ese olor.

Olor que trascendía y se hacía mas penetrante en espacios cerrados como en aquella casa antigua, habitualmente poco ventilada y con cortinas y alfombras llenas de ácaros defecadores y apestosos que producen ese ambiente rancio tan característico de los hogares donde habitan personas mayores y que yo tengo perfectamente asumido e integrado en mi cerebro.

Como digo esta vez noté algo raro en ella. Los saludos, abrazos, besos, regalos, preguntas y respuestas, parecían los habituales de siempre, el preludio de unos días de descanso en casa de sus padres, bien motivados por conflictos de pareja y separaciones temporales, o bien por necesarios días de descanso y meditación, de reponer fuerzas con orden en las comidas y en el sueño, para volver relajada al trajín del trabajo y del desorden en la capital... Pero el olor no cedió al relajarse y ni al soltar el equipaje en su cuarto cuando fueron desapareciendo los estresantes olores de las catecolaminas desatadas.

El olor era cada vez más intenso, estaba en su ropa, en el aire que ocupaba su cuerpo, en el sitio donde se sentaba, un olor que me espantaba y me impedía tumbarme a sus pies y en cambio me haciendo merodear inquieto y sin parar de lamer y husmear sus objetos personales para identificar el origen de ese nuevo y desconocido efluvio químico. No provenía del cuero de los equipajes ni de cremas, desodorantes, maquillaje ni del tinte de su pelo, Estaba dentro de ella. Y me mantuve alerta.

Antes de dormir pude oler su orina que despedía con gran intensidad el olor desconocido. Esa primera noche la pasé a los pies de su cama, sin querer dormir, analizando su respiración. La oí murmurar en sueños y moverse en la cama con un sueño inquieto de quejidos y toses, alguna vez habló en sueños palabras que no entendí. Despertó con mala cara y con el olor muy acentuado.

Aquella mañana al salir del baño la encontré mas delgada con los huesos de la cadera muy señalados. Después de acariciarme un buen rato con sus manos húmedas y frías mientras yo husmeaba su cuerpo, se marchó con prisa de nuevo segregando catecolaminas y ese olor que destacaba sobre los jabones y cremas del baño.

Yo salí a dar mi paseo matutino y hacer mis necesidades en el parque cercano pero sin ganas de alternar con mis conocidos pues mi instinto estaba en alerta y no dejaba de husmear el aire para tranquilizarme identificando ese nuevo olor en alguna parte donde no estuviera ella.

Al volver a casa no pensaba en otra cosa que en en percibir de nuevo su aroma. Estaba irritado y gruñía ladrando al viento dando vueltas sobre mi mismo, como atolondrado, mientras mi amo me tranquilizaba con paciencia y cariño. Pude detectar en el nervios y preocupación, un atisbo de llanto contenido, y por eso me senté a sus pies y me dejé acariciar hasta que los dos nos relajamos o lo consegímos disimular al menos.

Antes del mediodía ya estaba mi ama y su hija de vuelta. Emociones contenidas, reprimidas, miedo y desesperación. Y ese olor.

Fue entonces cuando pude ponerle nombre, al  escucharlo por primera vez.

Y por eso se marcho de repente... por última vez...



miércoles, 30 de noviembre de 2022

Honorarios médicos

Una cardiopatía congénita que amenaza la vida de un recién nacido, un cuadro séptico con fiebre alta, niños con exantemas y púrpuras, asfixias, pacientes con cólicos renales y abdominales, diarreas, cefaleas, tensión alta, dolores de pecho, infartos, ictus, dolor de muelas, otitis, una amenaza de aborto, hemorragias diversas, lipotimias, síncopes, convulsiones, accidentes de todo tipo, fracturas diversas, esguinces, lumbago, ciáticas, apendicitis, hernias… Añadan ustedes los síntomas que quieran o las enfermedades que más teman o que hayan padecido, súmenle la angustia y la ansiedad acompañantes, el desamparo, la inseguridad e incertidumbre, el miedo a las complicaciones… 

 Lo más sensato es que usted acuda al médico para buscar remedio a sus males o a los de sus familiares. Y, con una altísima probabilidad, al poco tiempo tendrá alivio, consuelo y paz en su vida. ¡Que tranquilidad! 

 Y, es muy probable que usted haya acudido a un médico que ejerce la Medicina Privada, bien en su propia consulta o bien en un centro médico hospitalario concertado con las principales aseguradoras de salud. Si, esas compañías que a cambio de una mensualidad le proporcionan una tarjeta con el anagrama correspondiente y que usted usa para “pagar” los servicios médicos, las consultas y las pruebas necesarias para que los médicos realicemos un diagnostico y podamos poner tratamiento lo antes posible. 

 Esas compañías que ofrecen ofertas fantásticas casi imposibles de rechazar pues por poco dinero cubre las necesidades médicas de toda la familia durante 24 horas al día.

 Vamos a aclarar algunos puntos importantes a este respecto. 

 Los médicos que ejercemos la medicina por nuestra cuenta y riesgo no cobramos un sueldo mensual, aunque la práctica se realice en una clínica u hospital determinado, no tenemos contratos laborales. Somos profesionales “libres”, la gran mayoría autónomos -sin salario, sueldo ni vacaciones pagadas, ni seguridad social- que trabajamos por “honorarios profesionales”. 

 Pero ¿Qué son los honorarios? Honorario proviene del latín “honoraius”, que significa “más honorable”. Esto quiere decir que para cuantificar en dinero el acto profesional sanitario basado en la ciencia, pericia y experiencia, más el tiempo de trabajo realizado ante cualquiera de las patologías antes descritas, -independientemente de su complejidad y duración (lo cual a veces es imposible de calcular)- el médico recibirá la contraprestación “mas honorable” por parte del paciente, es decir el honorario. 

 “Percibir honorarios es algo éticamente válido y moralmente bueno; pues se ciñe al principio de justicia que establece que todo trabajo debe ser remunerado, bien sea en dinero, en especie o en gratitud pura. Sin embargo, debe haber un intercambio justo en equilibrio con el servicio ofrecido y el recibido.” 

 Intercambio justo en equilibrio con el servicio ofrecido y el recibido…Vale. 

 Así que su compañía aseguradora médica, según el acuerdo pactado en su contrato privado, le proporciona una tarjeta a su nombre, con sus datos y en número de su póliza. Con esta tarjeta que usted usa para abonar los actos médicos se devengan - “devengar” es “adquirir derecho a alguna percepción o retribución por el trabajo prestado o los servicios desempeñados”- los honorarios por cada prestación de servicio realizado: atención en consulta, citas con especialistas, análisis diversos, pruebas complementarias, ingresos, cirugías etcétera. 

 “Honorarios a devengar” que fueron estipulados hace más de 20 años por las principales compañías aseguradoras de salud y que a día de hoy siguen vigentes los mismos devengos en cuanto a las retribuciones que percibimos los médicos que ejercemos nuestra profesión dignamente en la consulta diaria como “profesionales libres”. 

 Si. Exacto. Créanme. Igual que hace 20 años, sin cambios, sin subir ni siquiera el IPC. 

 ¿Dónde está el Honor?

Publicado en Tribuna Abierta de ABC de Sevilla el 29/11/22

domingo, 26 de diciembre de 2021

Buenas Noticias Covid

 De pronto lo he visto claro y cristalino. Se puede informar "de lo mismo" pero en vez de ser catastrofistas y buscar un titular morboso que acojone al personal día tras día, creo que se puede explicar la actualidad del Covid y Omicrón con todos sus datos estadísticos e incidencia de los supuestos casos de "contagios" y número de enfermos con una visión algo mas "profesional"... profesional médico me refiero.

Qué pocos médicos veo en la tele, en la radio, en la prensa o en las redes sociales, explicando la realidad actual de la enfermedad por Covid a finales de este año 2021 que se nos está yendo de las manos con desconcierto y desconocimiento. Y se nos va así, en medio de un batiburrillo de diagramas diarios, de estadísticas tan absurdas a veces que dan risa, de estudios comparativos que no tiene comparación, de epidemiólogos manipulando cada uno su jeroglífico de datos para ofrecerlos a medida de los peticionarios, y de las opiniones tergiversadas de periodistas y tertulianos "expertos"... Sí, sí créanse lo que les digo.

El Covid-19 es una enfermedad nueva y desconocida originada por una mutación -probablemente escapada ¿accidentalemente? de un laboratorio Wuham en China- de un virus de la familia de los Coronavirus. 

Ha evolucionado como una pandemia mundial desde 2019, afectando principalmente a las vías respiratorias como un cuadro gripal y en otros muchos casos a los pulmones, por lo que han fallecido muchas personas debido a una neumonía llamada SARS-Cov.2. Esta neumonía produce insuficiencia respiratoria muy grave, y por una complicación secundaria a trastornos del sistema inmunitario de algunos pacientes predispuestos, produce un síndrome hiperinflamatorio con "tormenta de citoquinas" y afectación sistémica con alta  tasa de éxitus. Todo está muy bien documentado... o al menos eso debemos creer.

La enfermedad traidora se cebó al principio con nuestros más mayores, dejándonos a los médicos y a los familiares totalmente desolados. Hubo colapso de Urgencias, de planta, de UCI y escasez de respiradores. Hospitales de campaña, confinamientos masivos, cuarentenas obligadas, después las mascarillas, distancia social... Entonces sí que era terrorífica la situación. 

Poco a poco los médicos y sanitarios fuimos conociendo mejor la clínica y evolución de la patología, ensayando con fármacos diversos y aprendiendo sobre la marcha a tratar las complicaciones, muchas veces a costa de la vida propia. Demasiadas veces.

Pero llegaron las vacunas. Y todo empezó a cambiar. El enorme esfuerzo de toda la comunidad científica mundial (virólogos, biólogos, químicos, médicos, farmacéuticos, etcétera) ha conseguido en un tiempo increíble que dispongamos de vacunas de fácil administración y que producen una protección muy alta y eficaz con las dosis recomendadas según los protocolos vigentes por edades y patologías.

A partir de este momento, no deben seguir leyendo los que de forma voluntaria no se hayan querido vacunar pues esto no va con ellos.

El grado de protección (inmunización) en vacunados es altísimo, el 95% crea anticuerpos protectores contra las proteínas de la cápsula del virus que impide que se reproduzca a sus anchas, y en pocos días el sistema de defensa de nuestro organismo vence al virus. Podemos notar síntomas leves de gripe y faringitis, sí, muy parecidos a los resfriados y catarros o molestias gripales anuales que hemos padecido toda nuestra vida por otros virus respiratorios. Una semana en casa con paños calientes y antigripales. Estos contactos con el covid van reforzando nuestro sistema autoinmne y van creando inmunidad grupal.

Es cierto que hay un porcentaje (se estima en un 5%) de infectados que a pesar de estar correctamente vacunados hacen un cuadro de neumonía que puede ser grave, necesitando hospitalización y a veces cuidados intensivos. El sistema inmunitario es individual para cada organismo y en ocasiones responde insuficientemente a las vacunas, no sabemos bien por qué, pero no crean anticuerpos defensores suficientes. Pueden ser déficits heredados que han pasado desapercibidos o enfermedades autoinmunes que cursaban de forma larvada y desconocida.

Para los médicos el verdadero problema son los pacientes que se enferman. Aquellas personas que tienen síntomas y acuden al médico. O a Urgencias. Los que tiene fiebre y malestar y radiografías feas o alteraciones en los análisis. Esos son los "números" que nos interesan y nos preocupan.

Opinión Personal e Intransferible:

A mí personalmente el número de test de antígenos y PCR que se están haciendo en la actualidad me parece que no tienen utilidad médica alguna. Igual que en cualquier virus invernal epidémico casi todos tenemos fragmentos o restos de virus en la nariz y en la boca. Eso no es estar enfermos. Se están haciendo sin indicación médica, a destiempo y sin justificación epidemiológica. A personas sin síntomas. No nos sirven para nada. En poco tiempo se retirarán del mercado y se dejarán de aconsejar. Ahora hay que vender los excedentes. 

Las famosas PCR solo tienen utilidad diagnostica para confirmar la enfermedad por Covid, y secuenciar el tipo de virus (Delta, Omicrón, etc) y la carga viral en el momento de hacer la prueba. Esto es importante... en el momento de hacer la prueba, solo eso. Una PCR sin saber la carga viral tampoco tiene mucha utilidad clínica. Ejemplo: una persona que tenga fragmentos de virus no contagiosos, y que esté asintomática, puede dar positivo en una PCR. Alarma social injustificada.

Las noticias machaconas asusta-viejas de incidencias por pueblos, ciudades y Comunidades, ya sobran desde hace muchos meses.

Mi consejo es que los que tengan síntomas sospechosos: malestar general, síntomas de gripe, dolor de garganta, tos, dolor de cabeza... que se queden muy tranquilos en su casa, sin contagiar a nadie, hasta que desaparezcan los síntomas, una semanita más o menos.

Los contactos confirmados y asintomáticos de bodas, bautizos, comuniones y eventos variados, deben protegerse con mascarillas y evitar sitios cerrados y aglomeraciones hasta que pase una semana y comprueben que no tienen síntomas.

Para todas las enfermedades víricas y más aun con el Covid, la mascarilla ha venido para quedarse en nuestras vidas sobre todo cuando estemos en sitios cerrados o con bullas. En espacios abiertos y bien ventilados y con distancia de un metro no son necesarias. 

Lo de llevarlas por la calle caminando es del TBO.

PD: Opinión personal e intransferible a dia 26 de diciembre de 2021.

Feliz Navidad.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Salud y Enfermedad

Qué conceptos tan extremos y a la vez tan cercanos. ¿Dónde se haya el límite? ¿Estoy sano? ¿Cuándo me puedo considerar que estoy enfermo? Con esta disyuntiva -tener que elegir entre dos soluciones diferentes- nos encontramos los médicos en nuestro día a día en la consulta. 

 El paciente viene a la consulta preocupado por su salud, quiere saber si está enfermo. Tiene síntomas que atribuye a que algo no va bien en su organismo: cansancio, malestar, dolores, fatigas, fiebres... o bien nos muestra unos papeles con resultados de informes y análisis donde aparecen unas estrellitas o resaltes en negritas de valores que indican que no son normales.

 Muchos de los pacientes que veo por primera vez me cuentan directamente el diagnostico que ellos creen tener, ya sea por sospechas de otros médicos y/o por mirar en google y otras fuentes de internet. Muchas veces se molestan si yo no miro esos papeles y comienzo la consulta con preguntas sencillas; edad, profesión, costumbres, antecedentes familiares y personales desde la infancia, fechas, etcétera.

 Lo que quieren es que les diga inmediatamente si están enfermos o con mala evolución de sus dolencias, por qué, de qué, y cómo voy a solucionar su problema lo antes posible. 

 Igual que un embarazo sin complicaciones no es una enfermedad, cumplir años es saludable, es lo que nos hace estar vivos ahora mismo. La edad no es una enfermedad, ni son síntomas preocupantes las goteras que nos corresponden según nuestra biología y genética. 

Nuestros cartílagos articulares desgastados, la agilidad disminuida, los músculos que se fatigan antes y pierden consistencia, las arterias más rígidas que cuando jóvenes, la leve sordera... yo no los considero síntomas de enfermedades. 

La Medicina no es una ciencia exacta. Decimos los médicos que para nosotros nuca dos más dos son cuatro. Lo que para un paciente es un síntoma trivial, para otros es un tormento. Ninguno sentimos el dolor de la misma forma. Nuestro amplificador neurosensorial, ante un estímulo nociceptivo determinado, lo traduce bien en dolores modulados y llevaderos o mal en lacerantes y estridentes sensaciones de insoportable dolor. Pero la intensidad del dolor no indica la gravedad de una patología. Un esguince de tobillo, un dolor de oídos o de muelas no pone en peligro nuestra supervivencia. Un dolor sordo de pecho o de garganta puede anunciar un fatal desenlace... o ser señal de una crisis de angustia sin consecuencias. 

Quiero decir que el dolor es muy inespecífico como síntoma y además depende de la sensibilidad individual. Pasa igual con el cansancio, con la fatiga, con el malestar general, con los trastornos del ánimo y del sueño, con los dolores de cabeza... La mayoría de las veces son resultado de una vida ajetreada, con estrés, preocupaciones, falta de descanso, tabaco, alcohol, mala alimentación, vida sedentaria... Nada que no se pueda solucionar con cambios en los hábitos de vida, dieta adecuada y ejercicio físico. Un examen médico rutinario debe bastar para excluir enfermedades graves.

 Les explico a mis pacientes que es un despilfarro y a veces una injusticia tener buena salud y vivir con sentimiento de enfermedad abusando de visitas a especialistas y realizando pruebas médicas innecesarias. He tenido pacientes que son "enfermos imaginarios" que van buscando una enfermedad a su medida. Estos "enfermos" además se sienten incomprendidos por muchos médicos que los despiden con "usted no tiene nada"... aunque los síntomas van a persistir a pesar de que las pruebas complementarias sean normales. 

La Medicina Psicosomática aporta soluciones para este tipo de pacientes que sufren síntomas variados e inespecíficos, pero que los amplifican y cronifican, multiplicando la asistencia médica y las pruebas injustificadas. 

 Los médicos psico-somáticos queremos aportar una visión médica integral sobre estos pacientes y es nuestra labor hacerles ver la diferencia entre el concepto de salud integral de la persona y el de enfermedad definida como patología psico-orgánica que menoscaba la salud.

 Podemos ayudarlos disminuyendo la severidad de sus síntomas y la angustia vital que sufren ayudándoles a comprender correctamente los -a veces nebulosos- conceptos de Salud y Enfermedad.

Publicado en ABC de Sevilla el 02/11/21

sábado, 2 de octubre de 2021

La muerte y yo

La muerte me aterra. No quiero ni pensar lo que significa "morir". Morirse. Somos mortales. Se acabó. ¿Fin? 

 La vida es magia. Carne, huesos, órganos, tejidos, células... Y un batiburrillo de cadenas de ADN, genes, reacciones bioquímicas y matemáticas vivificadoras, física pura y dura, fisiología y neurobiología, filosofía, ecología natural, arquitectura espacial, moléculas simples y complejas, átomos, fuerzas electromagnéticas, partículas elementales, fotones, teoría de cuerdas, gravitones... sensaciones, emociones, evolución, epigenética, infancia, cariño, juventud, carácter, educación, primaveras, veranos, otoños, inviernos, amor, pasión, locura, trabajo, cultura, lectura, música, poesía, serenidad, alegría, tristeza, respeto, belleza, dolor, vejez... todo eso eres TU y tus circunstancias en cada momento de tu existencia. ESO ES LA VIDA.

 La muerte acaba con la vida, es el cese de toda actividad vital definitivamente, ya seas joven o viejo. Morir implica el consumo de la energía vital hasta el agotamiento, finaliza la armonía biológica, la fisiología, la bioquímica, la física y hasta la filosofía. Se interrumpe para siempre el tiempo y el espacio en la nada más absoluta. No tiene nada que ver con estar dormido, anestesiado o en coma. Se acabó. Sin futuro. Sin presente. Sin pasado. No va mas, señores. 

 Además, la muerte, desde el punto de vista de los vivos, implica putrefacción, destrucción y aniquilación de un cuerpo físico por bacterias y gusanos comilones de entrañas o por carroñas depredadoras. Todas nuestras células se convierten en abono de gusanos o leña de crematorio y pasan a ser en muy poco tiempo parte fundamental de la entropía natural, sin dejar rastro visible volvemos a integrarnos en el Universo Cósmico. Gases humeantes. Atomos dispersos. Polvo de estrellas.

 Metafisicamente, después de la muerte no hay "después". Ni siquiera seremos parte del NO tiempo, NO espacio... No seremos ni siquiera NO y ya está. Ni siquiera NADA. 

 Personalmente eso es lo que me atormenta, morir para siempre, no como cuerpo humano - que lo entiendo- más o menos viejo o deteriorado, lo que me atormenta es morir como "ser", como parte de un todo armónico y resonante, como portador de un conjunto de neuronas especializadas con capacidad de formular estas terribles dudas existenciales. Terminar en el mas absoluto apagón, sin luz ni taquígrafos, ni na ni na ni na... es decepcionante. 

 Filosóficamente, lo terrible para mí es pensar en el vacío eterno, sin continuidad y a la vez infinito. En el fin de todo lo conocido como "vida". Yo quiero “vivir” después de muerto. 

 No comprendo cómo puede ser que todas estas mis vivencias personales, emocionales, intelectuales, existenciales, filosóficas, espirituales, metafísicas y algo jesuíticas no tengan continuación mas allá de la duración de mi cuerpo... me da muchísimo coraje, no debería ser así. 

 Me gustaría perdurar en el tiempo y en el espacio y no perderme como las lágrimas en la lluvia que contaba el replicante Roy Batty. 

 Pero me cabe la duda, repito, de que esto pueda ser así. 

 Por eso me pongo en manos de Dios, del Dios sin religiones ni credos, del buen Dios de todo lo bueno, del Dios Universal, ya sea o no creador, que me da exactamente igual si es arquitecto o albañil. 

 Mi Dios es más compadre que padre, más colega que rector, más amigo que conocido, más tolerante que estricto y más bueno que mi tata Remedios, que ya es decir. 

 Y todo esto, créanme, es tan Verdad como la Virgen a la que le rezo...

miércoles, 14 de abril de 2021

Vacunas y Dudas.

Hace un año rezábamos por tener una vacuna que nos protegiera del contagio y de sufrir la enfermedad por Coronavirus, aterrorizados por el riesgo de sufrir complicaciones severas o morir por la enfermedad SARS Cov.2 

 Hoy, nos planteamos dejar de vacunarnos con dos de las vacunas que existen, asustados por un incierto riesgo de complicaciones trombóticas derivadas de la administración de estas vacunas concretamente por las de Astra Zéneca y Jansen que contiene DNA modificado* 
 * Producido en líneas celulares procedentes de células embrionarias de riñón humano (HEK) 293 modificadas genéticamente y por tecnología de ADN recombinante)

 ¿Por qué se plantea esa duda en los ciudadanos? ¿Exceso de información o deformación de información?

 Nada más lejos de mi intención que crear incertidumbre añadida, intentaré dar mi opinión de manera sincera y coherente. 

 La Agencia Europea del Medicamento (AEM) informa que se han reportado algunos casos de trombosis no esperadas después de la administración de las vacunas de AstraZeneca (AZ) Y Jansen, en personas menores de 60 años, sobre todo mujeres. 

 Explican que el número de estas complicaciones por trombos es muy pequeño pues se estima que el riesgo de tener un trombo en esta franja de edad después de ser vacunados, es de 0,65 por cada 100.000, es decir solo se han dado 22 casos en 34 millones de vacunados con AZ y 6 casos en 7 millones de vacunados con Jansen. 

 La explicación parece ser que el proceso de inmunización inducido por este tipo de vacuna produce un efecto auto-inflamatorio que en casos raros y en personas jóvenes puede producir que en algunos vasos sanguíneos se produzcan coágulos plaquetarios (no todos con resultado de muerte, por cierto). 

 La Agencia Inglesa, decide por esto no vacunar con este tipo de vacuna a las personas más jóvenes – que son las que tienen más potencial reactivo inflamatorio- y decide vacunar solo a los mayores de 60 años. 

 En los No vacunados y contagiados por Covid el riesgo global de muerte se estima en un 0,6%, es decir uno de cada 166 infectados. Pero este porcentaje cambia por grupos de edad, aumentando en los mayores y disminuyendo en los jóvenes. 

En el tramo entre 60 y 70 años el riesgo de morir por Covid puede estar en el 1% de los contagiados. Estos datos no mienten. 

 El riesgo de morir después de ser vacunados es similar al riesgo de morir fulminado por un rayo, dicen los que se preocupan de calcular estas cosas. 

 Y yo supongo que los que deciden no vacunarse de Covid por el remoto riesgo de trombosis son personas que se preocupan también de disminuir los mas reales, frecuentes y conocidos factores de riesgo de trombosis: 
 - Por supuesto que no fuman ni beben alcohol, que son dos factores de riesgo de trombosis con mucha más incidencia. 
- Que tienen perfectamente tratados y controlados los restantes factores de riesgo de sufrir coágulos y trombos como son la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol, el estrés, la obesidad, el sedentarismo… 
- Son personas que no toman medicamentos potencialmente trombóticos como los anticonceptivos, los analgésicos comunes tipo paracetamol o ibuprofenos, los antinflamatorios… y otros muchos que no quiero decir para no asustar al personal. 
- Han de ser personas que viven aislados para no contagiarse ni contagiar a sus convivientes, extremando las medidas de prevención, con deporte diario, dieta sana, peso ideal, nada de estrés, que no discuten con su santa, que no ven los telediarios, que no toman medicinas y que duermen cada día ocho horas después de rezar el Jesusito de mi vida. 

 Todas las vacunas son útiles y necesarias para terminar con esta pandemia. Todas. 

 Vacunarnos es un acto de responsabilidad y solidaridad universal. 

 A vacunarse toca.

jueves, 1 de abril de 2021

Algo no va bien.

Lo saben los enfermos, sus familiares, los amigos, los conocidos, los desconocidos, los paseantes de perros, los deportistas, los jóvenes, los viejos, los de mediana edad, los sensatos, los insensatos, los pacientes, los impacientes, los modernos, los antiguos, los internos, los medio-pensionistas, los lunáticos, los venusianos, los razonables, los críticos, los periodistas, los columnistas, los ineptos, los listos, los que han visto a Evaristo, los concursantes de Pasapalabra, los cuadriculados, los aventureros, los jipis, los perezosos, los hiperactivos, los creativos, los capillitas, los meapilas, los beatos, los ateos, los curas, los sacristanes, los seglares, los guardias forestales, los inventores, los filósofos, los andróginos, los heterosexuales, los otros, los unos, los ambos, los de aquí, los de allí, los de en medio, los de los extremos, los árbitros, los jueces, los fiscales, los abogados, los empresarios, los autónomos, los ricos, los pobres, los que baten el cobre, los cristianos, los protestantes, los de la derecha y los de la izquierda, los músicos, los directores de orquesta, los vendedores de coches usados, los albañiles, los escayolistas, los mormones, los mayas, los incas, los roqueros, los flamencos, los playeros, los surferos, los paracaidistas, los músicos, los sastres, los pillastres, los guapos, los feos, los tuiteros, los golfos, los cabos, los peninsulares, los turistas, los nacionales, los independientes, los dependientes, los subvencionados, los consejeros, los que salen del ropero, los loteros, los moteros, los que usan sombrero, los bomberos, los ministros, los presidentes, los expresidentes, los residentes, los vacunados, los sordos, los ciegos, los deprimidos, los ansiosos, los ociosos, los eruditos, los humoristas, los artistas, los actores, los estadísticos, los periodistas, los científicos… y todo lo anterior en femenino, masculino y neutro. 

 La mayoría de los ciudadanos sabemos que las cosas en España no van nada bien. 

 Sabemos que la gestión de la epidemia ha sido y es un verdadero desastre desde el inicio hace ya más de un año, con ocultación esos presuntos “expertos” y falsificación de datos a conveniencia del “gobierno”… 

 Sabemos que mientras nos bombardeen diariamente tanto en los noticiarios como en la prensa domesticada con absurdos y cocinados datos estadísticos de la pandemia, se ahorran de informar del desastre de país en que se está convirtiendo España. 

 Sabemos que mientras tengamos el miedo metido en el cuerpo somos muñecos manipulables y marionetas de este insensato ”gobierno” de trápalas. 

 Sabemos que nuestras libertades básicas están siendo recortadas cada vez con más intención política, con menos base científica, y a medida de los intereses electorales de las distintas autonomías… 

 Sabemos que los políticos toman decisiones arbitrarias que afectan a nuestro estado anímico sin una clara justificación científica que justifique el daño causado y el tiempo robado. 

 Sabemos que España se ha convertido en una nación gobernada por un perturbado psicópata rodeado de agradadores sin preparación alguna, de traidores, de piratas rapiñadores, de extremistas alocados, de odiadores profesionales, y de manipuladoras de la cultura y de la historia de España. 

 Sabemos que algunos ministros usan su ministerio con intenciones espurias y se vanaglorian de ello, incluso permitiendo que los asesinos de ETA se acerquen cada vez más a sus domicilios particulares. 

 Sabemos que estas provocaciones a las que nos vemos sometidos diariamente una parte de la sociedad por las decisiones de estos “gobernantes” crean un clima de enfrentamiento político-social muy bien organizado (manual de comunismo marxista) y con la intención de recortar todavía más la libertad de pensamiento y opinión. 

 Sabemos que mientras los medios de comunicación principales estén en manos de este “gobierno”, solo se va a hablar mañana tarde y noche de datos inútiles (absolutamente inútiles para los ciudadanos) de estadísticas de Covid, sin informar de lo que de verdad nos importa: 

- Cuando, donde y a qué hora nos van a vacunar, lo antes posible por favor. 

- Cuando vamos a recuperar nuestros trabajos y nuestros ingresos. 

- Cuando vamos a poner en marcha nuestros negocios arruinados. 

- Cuando nos van a pagar los daños causados por el cese obligado de nuestra actividad laboral. 

- Cuando van ustedes señores del “gobierno” a cumplir con las ayudas prometidas a los más necesitados. 

- Cuando vamos a recuperar la libertad perdida de horario y de calendario. 

- Cuando vamos a dejar de hacer el tonto con mascarillas por la playa. 

- Cuando vamos a dejar de hacer el ridículo como país ante toda Europa. 

- Cuando van a dejar de traicionar cobardemente a la mayoría de los españoles. 

- Cuando vamos a poder elegir el colegio y el idioma de nuestros hijos. 

- Cuando vamos a dejar de sentirnos manipulados las veinticuatro horas del día. 

- Cuando van ustedes a dejar de meternos la mano en la cartera como vulgares rateros. 

- Cuando van a cesar de insultarnos a los que no pensamos como ustedes. 

- Cuando les van ustedes señores del “gobierno” a reconocer a los médicos y sanitarios el trabajo que están realizando desde hace mas de un año con un sueldo digo a la altura de sus colegas de Europa. 

 Hay muchas más preguntas sin responder para las que no necesitamos saber tanta estadística epidemiológica señores míos… 

 No se dejen ustedes manipular por este “gobierno” de mentecatos.

martes, 16 de marzo de 2021

Factores de riesgo.

 En Medicina hablamos de factores de riesgo como aquellas circunstancias que inciden sobre la salud de las personas de manera negativa, pudiendo desencadenar a corto, medio o largo plazo un aumento estadístico de sufrir patologías perceptibles o enfermedades.

 Todos sabemos por ejemplo que el sol es un factor de riesgo para nuestra piel; que la polución ambiental lo es para nuestros pulmones y metabolismo; que determinados entornos laborales son perjudiciales para la salud, que incluso el entorno social es capaz de afectar a nuestra salud en términos de calidad y cantidad de vida por desatención a las normas básicas de prevención de salud, insuficiente vacunación en la infancia, alimentación inadecuada, falta de higiene, acceso a alcohol y drogas, practicas sexuales sin protección... 

 Lo que caracteriza a los factores de riesgo es que son modificables, es decir que podemos evitarlos minimizando sus efectos sobre nuestra salud. Podemos protegernos del sol; disminuir la contaminación ambiental y usar medidas de protección laboral, no exponernos voluntariamente a tóxicos, adquirir hábitos saludables de vida, dieta sana, hacer deporte…
 
 Los factores de riesgo que producen más patologías y mas muertes son aquellos que afectan directamente a nuestro sistema cardio-vascular aumentando el riesgo de sufrir enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos: arteriosclerosis, trombosis, infartos cardiacos o cerebrales, ictus, muerte súbita… Y son bien conocidos.

 El tabaco es quizá el más conocido y el culpable de un gran número de enfermedades pulmonares, cardiacas, vasculares y cancerosas. La hipertensión arterial, que va minando nuestras arterias endureciéndolas y afectando a órganos vitales de manera lenta y progresiva. La diabetes, que hace que la glucosa elevada en sangre se convierta en un enemigo tóxico afectando a nuestro metabolismo y potenciando el riesgo de eventos isquémicos. El colesterol elevado que forra nuestras arterias por dentro de placas de ateromas que disminuyen el calibre de las arterias coronarias. El sobrepeso y la obesidad causados por malos hábitos dietéticos y sedentarismo, que potencian y favorecen la aparición de hipertensión, colesterol elevado y diabetes.

 Y el estrés, este compañero habitual de nuestra vida diaria que hace que nuestro organismo produzca catecolaminas y cortisol de manera inadecuada, lo cual potencia exponencialmente los factores anteriores -sobre todo la hipertensión arterial- restando horas de descanso y sueño, incitando a fumar y a beber alcohol, afectando a nuestra calidad de vida y mermando nuestro bienestar psicosomático tan necesario para ser feliz. Y aquí quería yo llegar. 

 Resulta que después de muchos años organizando mi vida laboral y familiar para evitar caer en la trampa del estrés y disfrutar de mi trabajo diario compatibilizando la consulta médica con el disfrute familiar, aficiones y diversiones de la mejor manera posible, resulta que desde hace unos años se está intentando introducir en mi vida el mas letal factor de riesgo cardio-vascular por su capacidad de aumentar el dañino estrés a niveles elevadísimos y que está presente en mi día a día y a todas horas: el “gobierno” de Pedro Sánchez y sus socios. 

 Ver en la tele -aún sin sonido (le doy gracias a Dios por mi sordera)- la cara gesticulante de este presidente tunante, ver su impostada arrogancia de hortera, sus andares antinaturales, su pose maquillada, su falsedad integral y su jeta dura de embustero recalcitrante, me produce una gran incomodidad y sufro síntomas de estrés importante: palpitaciones, angustia, desasosiego, irritabilidad… 

 Igual me sucede con el vicepresidente del moño o coleta -según toque ducha o no- que me solivianta el reposo neuronal y me desaliña la paz interior imaginando los tufos que desprende cada vez que abre la boca para provocar a medio país con sus revanchistas manipulaciones de la realidad. 

 Y que decir de su amada esposa y vicepresidenta de que más da, que sigue ejerciendo de cajera de supermercado pero decidiendo que solo tienen acceso a la tienda las mujeres, y no todas, tan solo las que se sepan de memoria los eslóganes anti-hombres reglamentarios. Verla me produce lo que nunca pensé que me ocurriría al mirar a una mujer hembra de nacimiento (hay que especificarlo, según ella…) 

 Y si hablamos del ministro de transporte de maletas por el aeropuerto no les quiero ni contar lo que siento cuando lo veo… Un arrebato de indignación, una agitación interior y una sensación de impotencia ante las injusticias consumadas por este pasmarote que su mayor mérito personal es tener un carnet del partido. 

 Puede que se lleve la palma de ser la mayor productora de estrés la soberbia ministra portavoz, que cada vez que usa la voz, porta una sarta de incongruencias y contradicciones dignas de estudio de un comité de psicólogos. Usa un acento andaluz tan desacertado y falso como ella misma. Además, es ministra de haciendas publicas, experta en arruinar regiones, como bien sabemos en Andalucía. ¡Casi ná! 

 La vicepresidenta de Cabra, que intenta justificar siempre lo injustificable, el ministro de interioridades varias, el superministro redondo, el cistersiense estadístico, la ministra de educación tergiversada y hasta los ministros más desaparecidos en combate u orillados por incompetentes, tienen capacidad de producir severos niveles de estrés en los ciudadanos mas tranquilos y reposados. 

 He tenido conversaciones con muchos pacientes que me cuentan que la presencia en sus vidas de estos personajes les produce taquicardias, irritabilidad, angustia, ansiedad, alteración del ánimo… y hasta urticarias pruriginosas. 

 Me consta que un gran numero de españoles sufren a diario este importante factor de riesgo cardio-vascular que está afectando seriamente a su calidad de vida. 

 Y recuerden: los factores de riesgo son modificables. 

  Ahí lo dejo.

Publicado en ABC de Sevilla el 16/03/21

domingo, 28 de febrero de 2021

Y yo con estos pelos

 Se acaba febrero de 2021 y yo con estos pelos. 

Se fue 2020, año de muertes pandémicas por el virus SARS Cov.2.

Supongo que a partir de este año 2021 el virus traerá un nuevo orden mundial.  

Y dentro de unos meses o años, cuando se descubra/desvele el origen de toda esta movida alucinaremos con las tragaderas actuales.

Cada vez nos queda menos para ser robots... o rebelarnos y ser muñecos diabólicos.

Eso va a depender de los guionistas de la serie.

Yo:

Afortunado en medio de la tragedia.

Ya vacunado con dos dosis de una vacuna desconocida pero que me la he tragado igual que cuando me fumé el primer porro o me tomé la primera viagra... a ver que coño pasa...

Tengo tantas dudas con respecto al virus y a la  epidemia que me refugio en la cábala y en el esoterismo. 

Dice mi madre que ella reza. Yo también, aunque mi agnosticismo a veces me recuerde mi autentica fe...y entonces rezo con más devoción.

No me vale la Ciencia de momento. 

O por lo menos no me vale lo que me cuentan.

Tú no. Tú sí. Tu leve. Tu grave. Tu a la UCI, pero tu esposa va a ser que no se cosque... Tu te mueres. Yo no. Tu trombosis, o fibrosis pulmonar... yo que soy más viejo ni me entero y lo paso en mi casa asintomático...

Y los médicos seguimos buscando soluciones.

Que Dios nos coja confesados...

Vacunados quería decir...



domingo, 17 de enero de 2021

Adiós 2020...

Se fue por fin este 2020 que llegó cargado de incertidumbres y de malos presagios con esas noticias de la China tan preocupantes y que se fueron convirtiendo en la realidad de esta pandemia que sufrimos por el virus SRAS-Cov.2 que está asolando el planeta. 

En el 2020 la pandemia ha dejado unos dos millones de muertos en todo el mundo; en España vamos por más de 50.000 fallecidos (según el Ministerio de Sanidad...), y ahora al parecer estamos iniciando la tercera ola de esta epidemia vírica que nos tiene acobardados y cada vez más asustados por el incierto futuro qué se avecina tanto sanitario como económico. 

Mi más sentido pésame a todas las familias de los fallecidos y mi apoyo solidario a los pacientes que ahora sufren la enfermedad o padecen sus secuelas. Espero que la salud gane por fin la batalla durante este 2021 recién inaugurado. 

Pero, aunque siempre recordaremos el 2020 como el año del dolor y el sufrimiento por el Covid, también debemos recordarlo por el gran esfuerzo realizado por los profesionales y proveedores de salud que se dedican al cuidado de los pacientes en todos los ámbitos, hospitales, ambulatorios, consultas presenciales o teleasistencia, por como han combatido a la enfermedad, al principio sin medios o con muy precarios medios anti-contagios, con verdadero espíritu vocacional médico-sanitario sin tener en cuenta riesgos, ni horarios ni calendarios, a veces a costa de su propia vida. Mi admiración, respeto y honor para todos los sanitarios, algunos de los fallecidos compañeros de trabajo a diario. Mi admiración eterna por ellos, héroes. 

El año 2020 debe ser recordado también mundialmente por ser el año de la Ciencia. Nunca antes la comunidad científica internacional se había implicado de esta forma tan universal y productiva, donde médicos, biólogos, bioquímicos, físicos, químicos, ingenieros, informáticos y muchos otros científicos, apoyados por la industria farmacéutica, han trabajado a destajo durante este año para que -en un tiempo inimaginable hace pocos años- dispongamos actualmente de las preciadas vacunas que son la esperanza de la Salud global y el camino más recto para alcanzar la deseada normalidad en nuestras vidas. 

Pero a nivel nacional el 2020 debe ser recordado por todos los españoles como el Año de la Infamia. Infamia de un Gobierno encabezado por un presidente vil y perturbado, unos vicepresidentes inútiles y dañinos con unos ministros desnortados y todos perdidos en la barbarie de sus propias mentiras y contradicciones.

Desde que empezó la pandemia en España no han parado de equivocarse en la toma de decisiones – a las estadísticas me remito- causando gran daño a los españoles con su actitud prepotente y falta de criterio sanitario y social; han mentido tanto y con tanta frecuencia que ya no recuerdan ni sus propias mentiras. Se disputan las noticias falsas y se contradicen entre ellos sin el más mínimo atisbo de vergüenza. Nos mienten hasta en el número total de fallecidos. Su afán por perpetuarse en el poder está muy por encima de su raciocinio. Ese es el gran peligro que corremos todos los españoles. 

Porque no hace falta que les recuerde las medidas políticas y económicas que durante este 2020 y aprovechándose de las circunstancias – estado de alarma y confinamiento- este “gobierno” ha llevado a cabo, desde el mismo presidente erigirse en “Mi Persona” queriendo suplantar al Rey (¡que ridículo más espantoso!), colocar a sus amiguetes y allegados con enchufes de alto voltaje, no querer dar cuentas de usos y gastos del Falcon y ocios variados, hasta “dormir” a pierna suelta con Podemos, con Bildu y con los independentistas catalanes y vascos. Un psicópata de libro no lo bordaría igual. 

En el año 2020, Podemos, que tiene el control de la política Fiscal, aplica subidas de impuestos directos e indirectos sin el más mínimo rubor, aunque hace unos años cuando Pablo Iglesias era un don nadie con coleta, proclamaba exactamente lo contrario. Véase la factura de la luz, por ejemplo. Ahora sigue siendo un don nadie con coleta, pero con casoplón y guardaespaldas. 

En el año 2020 el gobierno ha pactado con Bildu, herederos de los asesinos de ETA aún con las manos manchadas de sangre, aceptando las condiciones impuestas por estos abertzales tragando con la política de acercamiento de presos y excarcelaciones. Traición.

En el año 2020 el gobierno ha pactado con ERC, e independentista catalanes y vascos, aceptando las condiciones traidoras de los que quieren desgarrarse de España porque nos consideran inferiores -no quieren ni que sus hijos sepan hablar español- y este “gobierno” los ampara y financia. Y a los encarcelados por sedición pretende indultarlos lo antes posible. Injusticia.

El año 2020 es el año qué durante una epidemia devastadora, el “gobierno”, de manera traidora ruin y vil, se ha burlado de todos los españoles tanto sanitariamente con Don Illa y Don Simón (Mortadelo y Filemón), como social y políticamente aceptando el chantaje de sus “socios” y compañeros de viaje a ninguna parte. Los propios barones “socialistas” han referido que se tuvieron que tragar muchas de estas medidas con ayuda de antieméticos… Una vergüenza sin paliativos para todos los españoles. 

Y todo lo anterior solo tiene un único objetivo: mantenerse en el poder también en este año 2021. 

Que Dios nos ampare.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Pragmatismo y Coronavirus

La epidemia nos está poniendo en nuestro lugar. A cada uno. A muchos jóvenes parece que les importa menos la salud global que el ocio personal; a los menos jóvenes nos tiene metidos en casa y con la mosca detrás de la oreja; y a los veteranos desgraciadamente los tiene aislados y aterrorizados. 

El virus se comporta como lo que es: un trozo de ARN sin cerebro que no atiende a razones ni a corazones y parece que se entretiene jugando a la ruleta de la fortuna con nuestros organismos. A ti una gripecita, a ti una neumonía, para ti un distres respiratorio y para usted una tormenta de citoquinas, se siente… Bueno, pero para su señora tan solo un dolor de cabeza y quince días sin olfato. A ustedes me los voy a saltar que no tengo ganas de infectaros, o mejor, os regalo anticuerpos protectores por la misma cara… Misterios de la genética inmunitaria. 

Ante este virus caprichoso y enigmático que no atiende a razones individuales, solo podemos echar las cuentas de los grandes números, las cuentas de las estadísticas. Y ni siquiera con esas cuentas somos capaces de acertar y predecir como se va a comportar el coronavirus bautizado SARS COV.2 en los próximos meses o años. 

De ahí que toda la comunidad científica internacional, las Sociedades Médicas, los laboratorios microbiólogos, farmacológicos, epidemiólogos y expertos mundiales en Salud Pública tengan que adoptar una actitud pragmática como única forma de racionalizar lo que está sucediendo con esta pandemia. 

Por eso ha sido necesario desechar antiguas teorías de comportamientos de virus similares, no basar el trabajo de campo en especulaciones, y aceptar que lo más importante es atender a la evidencia pura y dura, a la práctica clínica recién amasada y evidenciada en cada uno de los pacientes que hemos ido tratando. Esta medicina parece que sirve como tratamiento… hasta que la evidencia demuestra que no. Esta otra que se usa para otros virus la vamos a probar, pero no sabemos si va a servir o no hasta que podamos contemplar estadísticamente los resultados. Con esta otra vamos a probar por si acaso… 

Precisamente de esta manera pragmática sabemos que usando tratamientos sintomáticos (que no se usaron al principio por desconocimiento) como son los corticoides y la heparina, muchos pacientes mejoran sus síntomas y se evitan muchas complicaciones posteriores. Prueba, error, acierto, práctica, eficacia, utilidad… pero no evitan la demoledora pandemia. Creo que el pragmatismo se asocia filosóficamente a la lógica, lo que nos lleva a la realidad sin teorías especulativas que en Medicina nunca han sido muy beneficiosas para los pacientes. 

Los médicos buscamos resultados prácticos, es decir que curen, que salven vidas y por eso es importante que seamos pragmáticos en esta lucha contra el virus. 

Las dos líneas de trabajo científico práctico mas prometedoras en este sentido son las vacunas que están a punto de ser utilizadas y los anticuerpos monoclonales. Estos últimos son anticuerpos específicos contra el coronavirus que están intentando ser sintetizados en el laboratorio y serán eficaces para la enfermedad activa, administrándose de forma intravenosa con objeto de neutralizar al virus dentro del organismo, evitando su replicación y la consiguiente inflamación y destrucción de nuestros tejidos. Pero no evitan la enfermedad. 

Las vacunas que están a punto de llegar tienen otro mecanismo de acción. Al ser vacunados, nuestro organismo va a fabricar sus propios anticuerpos específicos protectores antes de estar en contacto con el coronavirus, de forma qué al recibir el inóculo contagioso viral, este sea rechazado inmediatamente por los anticuerpos anti-covid y no se desarrolle la enfermedad. Las vacunas van a inducir inmunidad adquirida (por diversos mecanismos inmuno-histoquímicos), esperemos qué de forma eficaz, duradera y con los mínimos efectos secundarios. 

¿Me preguntan si yo me vacunaré? El primero si pudiera. Olvídense de teorías conspiratorias anti-vacunas y sean ustedes prácticos. 

Confío en la ciencia. Si todos laboratorios importantes del mundo y toda la comunidad científica se ha implicado en la lucha contra este virus pandémico y en un año desde su misteriosa aparición nos ofrecen la posibilidad de vacunar a mi madre de 88 años y asilada-aislada hace 10 meses y a tantos ancianos como ella, de vacunar a mis compañeros médicos y sanitarios que arriesgan día a día sus vidas en Urgencias y en las plantas de los hospitales (entre ellos mi hija Ana), en definitiva de vacunar a toda la población susceptible y de acabar con tantas muertes y con tanto sufrimiento, tanto dolor y tanta ruina social y económica… 

Tenemos que ser pragmáticos humanamente, biológicamente, filosóficamente y cientificamente para recibir con los brazos abiertos estas vacunas fruto de tanto esfuerzo de investigación internacional y tantos ensayos clínicos que evidencian que estamos en el camino correcto de vencer al coronavirus.

Publicado en ABC de Sevilla el 01/12/2020

domingo, 15 de noviembre de 2020

El factor X... Pandemia y Civismo.

Copio completo este articulo publicado en El País, suplemento “ideas” el 25 de octubre de 2020.


El factor x, pandemia y civismo
Por Byung-Chi Han.

A la pregunta de cómo ha podido combatir Japón la pandemia con tanto éxito en comparación con Occidente, el ministro de Economía japonés, Taro Aso, de mentalidad nacionalista, respondió concisamente con la palabra mindo, que literalmente significa “nivel de las personas”. El término no deja de ser problemático, pues en Japón se emplea también para señalar su superioridad nacional. Mindo se puede traducir como “nivel cultural”.

Esta declaración del ministro de Economía ha suscitado controversias incluso en Japón. Le han reprochado que se dedique a propagar un chovinismo nacional precisamente en una época en la que es más necesaria que nunca la solidaridad mundial. Pero, frente a sus críticos, Aso defiende su postura de que los japoneses acataron animosamente las rigurosas medidas higiénicas, a pesar de que el Gobierno no tenía previstas multas contra las infracciones. En otros países la gente no podría comportarse así, seguía diciendo Aso, ni siquiera aunque la obligaran.

Antes que nada, hay que decir que no solo Japón, sino también otros países asiáticos como China, Corea del Sur, Taiwán, Singapur o Hong Kong, han logrado seguir manteniendo controlada la pandemia. Europa y Estados Unidos, por el contrario, se están viendo realmente desbordados en estos momentos por la segunda ola de contagios. En Asia prácticamente no ha habido reinfecciones. Las cifras de contagios actuales son tan bajas que se pueden desdeñar. Son precisamente estos países los que demuestran que podemos hacer frente a la pandemia con éxito incluso aunque no dispongamos de una vacuna. Mientras tanto, los asiáticos observan con incrédulo pasmo el desvalimiento con el que los europeos quedan a merced del virus y la impotencia con la que los Gobiernos europeos tratan de combatir la pandemia.

En vista de tan llamativas diferencias en los índices de contagio, resulta casi inevitable preguntarse qué hace Asia que no haga Europa. Que China haya podido contener con éxito la pandemia se puede explicar en parte porque allí el individuo está sometido a una vigilancia rigurosa, que en Occidente sería inconcebible. Pero Corea del Sur y Japón son democracias. En estos países no es posible un totalitarismo digital al estilo de China. Sin embargo, en Corea se hace un implacable seguimiento digital de los contactos, que no es competencia de los ministerios de salud, sino de la policía. El rastreo de contactos se hace con métodos tecnológicos propios de criminalística. También la aplicación Corona-App, que todos sin excepción se han descargado en sus smartphones aunque no sea obligatoria, trabaja de forma muy precisa y fiable. Cuando los seguimientos de contactos no pueden ser exhaustivos, se analizan también los pagos con tarjeta de crédito y las imágenes captadas por las innumerables cámaras públicas de vigilancia.

¿La exitosa contención de la pandemia en Asia se debe pues —como muchos en Occidente suponen— a un régimen de higiene que actúa rigurosamente y que recurre a la vigilancia digital? Evidentemente, no. 

Como sabemos, el coronavirus se transmite por contactos estrechos y cualquier infectado puede especificarlos por sí mismo sin necesidad de estar sometido a vigilancia digital. Entre tanto, ya sabemos que para que se produzcan cadenas de contagios no es tan relevante quién ha estado brevemente dónde y cuándo ni quién ha ido por qué calles. 

¿Pero cómo se explica entonces que, con independencia del sistema político de los respectivos países, los índices de contagio en Asia se hayan mantenido tan bajos? ¿Qué une a China con Japón o Corea del Sur? ¿Qué hacen Taiwán, Hong Kong o Singapur de forma distinta de nuestros países europeos? Los virólogos especulan sobre las causas de que las cifras de contagio en Asia sean tan bajas. El premio Nobel de Medicina japonés Shinya Yamanaka habla de un “factor X” que es difícilmente explicable.

Es incuestionable que el liberalismo occidental no puede imponer la vigilancia individual en plan chino. Y mejor que sea así. El virus no debe minar el liberalismo. Sin embargo, también en Occidente olvidamos enseguida la preocupación por la esfera privada en cuanto empezamos a movernos por las redes sociales. Todo el mundo se desnuda impúdicamente. Plataformas digitales como Google o Facebook tienen un acceso irrestricto a la esfera privada. Google lee y analiza correos electrónicos sin que nadie se queje de ello. China no es el único país que recaba datos de sus ciudadanos con el objetivo de controlarlos y disciplinarlos. El procedimiento de scoring o calificación crediticia social en China se basa en los mismos algoritmos que los sistemas occidentales de evaluación del crédito, como FICO en Estados Unidos o Schufa en Alemania. Mirándolo así, la vigilancia panóptica no es un fenómeno exclusivamente chino. En vista de la vigilancia digital, que de todos modos se hace ya en todas partes, el seguimiento anonimizado de contactos a través de la aplicación Corona-App sería algo del todo inofensivo. Pero muy probablemente el seguimiento digital de contactos no sea el motivo principal de que los asiáticos hayan tenido tanto éxito combatiendo la pandemia.

La palabra que empleó el ministro de economía japonés contiene, pese a todo —si le quitamos su inoportuna connotación nacionalista— un punto de verdad. Señala la importancia del civismo, de la acción conjunta en una crisis pandémica. Cuando las personas acatan voluntariamente las reglas higiénicas, no hacen falta controles ni medidas forzosas, que tan costosas son en términos de personal y de tiempo.

Se cuenta que, durante las catastróficas inundaciones de 1962, Helmut Schmidt, que en aquella época dirigía la Consejería de Policía de Hamburgo, dijo: “Es en las crisis donde se muestra el carácter”. Parece ser que Europa no está logrando mostrar carácter ante la crisis. Lo que el liberalismo occidental muestra en la pandemia es, más bien, debilidad. El liberalismo parece incluso propiciar la decadencia del civismo. Justamente esta situación nos enseña lo importante que es el civismo. 

Que grupos de adolescentes celebren fiestas ilegales en plena pandemia, que se acose, se escupa o se tosa a los policías que tratan de disolverlas, que la gente ya no confíe en el Estado, son muestras de la decadencia del civismo. Paradójicamente tienen más libertad los asiáticos, que acatan voluntariamente las severas normas higiénicas. Ni en Japón ni en Corea se ha decretado el cierre total ni el confinamiento. También los daños económicos son mucho menores que en Europa. La paradoja de la pandemia consiste en que uno acaba teniendo más libertad si se impone voluntariamente restricciones a sí mismo. Quien rechaza por ejemplo el uso de mascarillas como un atentado a la libertad acaba teniendo al final menos libertad.

Los países asiáticos no tienen mucho cuño liberal. Por eso son poco comprensivos y tolerantes con las divergencias individuales. De ahí que los imperativos sociales tengan luego tanto peso. Ese es también el motivo por el que yo, siendo coreano de nacimiento, prefiero seguir viviendo en el foco de infección que es Berlín antes que en Seúl, por muy limpio de virus que esté. Pero hay que subrayar especialmente que los elevados índices de contagio durante la pandemia no son mera consecuencia natural de un estilo de vida liberal que tuviéramos que adoptar sin más. El civismo y la responsabilidad son armas liberales eficaces contra el virus. No es verdad que el liberalismo conduzca necesariamente a un individualismo vulgar y a un egoísmo que jueguen a favor del virus.

Nueva Zelanda es un país liberal que ha vencido ya por segunda vez a la pandemia. El éxito de los neozelandeses consiste también en la movilización del civismo. La primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, hablaba enardecidamente del “equipo de cinco millones”. Su apasionada apelación al civismo tuvo muy buena acogida entre la población. Por el contrario, el desastre norteamericano se puede explicar porque Trump, llevado por su puro egoísmo y su afán de poder, ha socavado el civismo y ha dividido al país. Su política hace totalmente imposible sentirse parte de un nosotros.

Liberalismo y civismo no tienen por qué excluirse. Civismo y responsabilidad son más bien un prerrequisito esencial para el buen logro de una sociedad liberal. Cuanto más liberal sea una sociedad, tanto más civismo será necesario. 

La pandemia nos enseña qué es la solidaridad. La sociedad liberal necesita un nosotros fuerte. De lo contrario se desintegra en una colección de egoístas. Y ahí el virus lo tiene muy fácil. Si quisiéramos hablar también en Occidente de un “factor X” que la medicina no puede explicar y que dificulta la propagación del virus, este no sería otra cosa que el civismo, la acción conjunta y la responsabilidad con el prójimo.

Byung-Chul Han es filósofo y ensayista, imparte clases en la Universidad de las Artes de Berlín .
Fuente: Elpais.com (24/10/20) Pixabay.com