La
historia del Cristianismo es apasionante, por no decir increíble. Durante el
principio del Imperio Romano la religión no tenía mucha importancia, tenían dioses
domésticos con los que hacían tratos de cambalaches y también adoraban a dioses
olímpicos como Júpiter, Juno, Marte, Vulcano, Minerva, Apolo, Diana, Atlas,
Saturno, etcétera, que competían entre si como personajes de una telenovela mejicana. Además
los emperadores también se autoproclamaban dioses cuando les parecía oportuno.
Era una época de libertinaje religioso y cada cual adoraba a quien mejor le
convenía, sin más.
Pero
los pueblos orientales invadidos por Roma como Mesopotamia y Canaán eran seguidores del profeta Abraham y sus descendientes, entre ellos Jacob y su hijo Judá, de
donde procede el nombre de judaísmo/judíos. Creían en un solo dios (eran monoteístas)
al que llamaban Yahvéh y esperaban la llegada del Mesias, el Rey de los Judios,
a la tierra sagrada de Israel. Los romanos no tragaban con eso, pero los
dejaban creer en lo que quisieran siempre que estuvieran calladitos.
Y
ahora me gusta creer, y sobre todo me gusta que mis nietas crean esta historia
sagrada:
Sucedió
algo que nadie se esperaba. Nació un niño especial, hijo del carpintero José,
ya mayor, y una bella joven virtuosa y casta llamada María. Nació en Belén
adonde sus padres fueron a empadronarse o no se qué. Nació en una cuadra arropado
por el calor de los animales y le pusieron por nombre Jesús. Unos pastores que
por allí andaban se enteraron y fueron a ayudar y a llevarles comida. A los
pocos días apareció una caravana de extranjeros en camellos que decían que venían
desde oriente siguiendo el rastro de una estrella que los llevó hasta allí y les
ofrecieron a los padres regalos para su hijo recién nacido.
Este
niño se crió como un niño normal, se educó en el judaísmo ortodoxo y quizá
aprendió ciencias con las tribus de los esenios. Ya con más de 30 años, con un
clima político muy enrarecido por la violencia entre los diferentes pueblos,
tribus y sectas, las injusticias y desigualdades sociales y el paganismo de los
opresores romanos, aparece Jesús.
Jesus
aparece como un revolucionario, comienza a hablar de paz, de no tener rencor, de
hermandad, de amistad, de fraternidad, de la importancia de la familia, de
igualdad entre todos los hombres, de respeto, de tolerancia, de compartir los
bienes, de justicia social, de confianza y de perdón como base de la
convivencia. Habla de un reino “que no es de este mundo”, de un Dios justo y
compasivo, protector y poderoso, un Dios único y verdadero.
Predica
a quien le quiera escuchar esta nueva filosofía de vida que se basa en el amor
y la verdad, es decir en la paz y la justicia. Cada vez tiene más seguidores
que le ayudan en la empresa de proclamar este mensaje y de adoptar una nueva
manera de comportarse mas justa y pacífica. Algunos comienzan a verlo como un
profeta, otros hablan de el como “el hijo de Dios”… Empiezan a llamarlo Jesus
Cristo (El Mesias). Dicen que hace milagros y esto llega a oídos de los que
mandan, que empiezan a cabrearse.
Su
fama le precede y entra en Jerusalen montado en su burrita, rodeado por cientos
de seguidores y aclamado por los que esperan oír sus enseñanzas. Es detenido
injustamente por alterar el orden y llevado a un juicio donde le canta las
verdades al mandamás de turno. Lo condenan sin motivo a ser crucificado
cruelmente. No dice ni pio. Sus seguidores -e incluso sus verdugos- al ver como
acepta su destino sin odio ni rencor, sufren una transformación radical y
dedican el resto de su vida a propagar las enseñanzas de Jesus Cristo.
En
menos de 400 años todo el imperio romano es cristiano. Hoy el cristianismo es
la base de la cultura europea y hay 2.400 millones de cristianos en todo el
mundo, la religión con más seguidores.
Como
me educaron en esta religión y me encanta esta filosofía de vida por eso pongo
en mi casa un Portal de Belén con su Nacimiento para mis hijos y nietas. El Niño Jesus
en un pesebre rodeado de sus padres, la Virgen María y San José, la mula y el
buey que le dan calor, los pastores (hay uno que esta haciendo caca debajo de un
puente), las ovejas, los ángeles curiosos, los Reyes Magos que se van acercando
cada día, la estrella de oriente, unas lucecitas de colorines que se enciende y
apagan… La abuela y yo les contamos estas historias y les enseñamos a cantar
Villancicos. Ellas disfrutan con todo esto, le dan besos al Niño Jesús y
esperan con ilusión el día de la Cabalgata de los Reyes Magos.
Esta
es nuestra religión cristiana, una religión de Paz y de Amor.