¿Es
el hombre capaz de comprender el mundo en el que vive? ¿Cómo se adquiere el
conocimiento necesario para intentarlo?
Desde
que el hombre tuvo uso de razón comenzó a plantearse conceptos tan elementales
como estos: ¿Qué hago yo aquí? ¿Qué sentido tiene mi existencia? ¿Qué
significado tiene la vida humana? ¿Somos dioses o esclavos? ¿Porqué la vida y
la muerte? Piensen ustedes en cualquier otra pregunta sobre el alma, dios, el
universo, el infinito, e intenten responder con su propia experiencia. Eso es
la Filosofía: Amor a la sabiduría, al conocimiento, a la Verdad.
La
Filosofía es la búsqueda de la Verdad sin subterfugios. No sirven medias
verdades ni comodidades. El hombre necesita respuestas que colmen sus
aspiraciones de conocimiento y es lícito buscarlas. La Metafísica indaga las
causas primeras del ser (ontología), la naturaleza y origen de las cosas que
existen (cosmología) y nos afectan como seres humanos susceptibles, entroncando
así con la psicología racional y con la teología, que pretenden dar respuestas
al origen del yo, a la existencia del alma y de dios. Por esta inquietud
aparecen también las religiones que ofrecen respuestas diversas a estas
cuestiones e intentan apaciguar la angustia que crea la inseguridad y el
desconocimiento.
Pero
hay un concepto primordial que se adquiere desde el nacimiento, implícito en la
condición humana: la autocrítica. Los animales humanos tenemos esa capacidad
extraordinaria de analizar nuestros propios actos y compararlos, nos examinamos
y sacamos conclusiones y así podemos adaptar nuestra evolución en base a los resultados
obtenidos.
Podemos
optar entre varias opciones en cada momento y con todas sus consecuencias. Es
decir, vivimos continuamente eligiendo entre el bien y el mal de manera libre y
voluntaria. Filosofía, Ética y Moral (o Religión, para quien profese) nos
señalizan el camino. Yo creo que el Hombre es y nace bueno, que elige siempre
la opción correcta: hacer el bien.
Cambio
de tercio. La “Politica”.
Si
estamos de acuerdo que una de las aspiraciones básicas del ser humano es poder
actuar del modo mas libre y autónomo posible, tenemos que convenir que existen
unas “normas de comunidad” para vivir en sociedad que nos exigen un
comportamiento coherente y consecuente. Estas normas no escritas de convivencia
social están regidas tanto por la ética personal -es decir tener un
conocimiento previo, una experiencia consciente de la diferencia entre los que
está bien y lo que está mal- y la moral, entendida esta última como el conjunto
natural de normas, costumbres, usos, tradiciones y creencias, que dan sentido
propio a un grupo humano obligado a relacionarse entre si.
A
los señores que optan por ejercer de “políticos” los encargamos de que escriban
y regulen estas “normas de comunidad” basadas en la Filosofía, Metafísica, Ética,
Moral… En teoría estos amables señores han de estar formados y con experiencia
en las disciplinas necesarias para ejercer con profesionalidad sus cargos de
tanta responsabilidad y deben dar ejemplo de ética y moral intachables, de
honradez probada, de transparencia en la gestión encomendada, de ser garantes
del bien común y de la paz social…
Tararí
que te ví. La Política es el arte de la ocultación de la verdad, sin la más
mínima duda. Ocultar la verdad es una manera perturbada de mentir. Por eso nos
sentimos siempre defraudados con nuestros dirigentes. Sabemos que no son
precisamente filósofos.
Mienten
en el Parlamento y en el Senado, mienten en los medios de comunicación, mienten
delante de los jueces y serán capaces de mentir delante de Dios si hace falta
para conseguir sus objetivos materiales.
Muchos
llegan a la política no con vocación de servicio, sino con intención de
servirse de todos los mecanismos que dispongan a su alcance para vivir del
cuento de unas siglas y un ideario impostado. Mindundis con ínfulas de grandeza
que hacen mucho daño por su absoluta inutilidad. Algunos han alcanzado las mas
altas cotas de su incompetencia.
¿Cuántos
políticos nos han estafado y robado impunemente durante años aprovechándose de
sus cargos? Pero lo peor ha sido ver cómo sus compañeros de partido ocultaban
sus delitos e intentaban justificar lo injustificable. Cómplices con caras de
santurrones.
Otros
se aferran al poder de una manera demencial como si estuvieran enganchados a la
más dura de las drogas, y son capaces de vender su alma a los diablos con tal
de mantenerse en la cima. Y los diablos aceptan satisfechos el envite.
La
mayoría de los políticos son expertos en confrontar a los ciudadanos y crean
problemas donde nunca debería haberlos, fomentan desigualdades sociales,
raciales, lingüísticas, económicas, culturales. Hacen creer a sus votantes que
son superiores moralmente a sus detractores. Siembran semillas de odio, como la
Historia nos recuerda.
Observen
los efectos que produce cualquier manifestación de un político en las redes
sociales: insultos, discusiones, burlas, amenazas… saliendo a relucir una parte
muy ofuscada del ser humano. ¿Por qué? Porque estos mensajes destilan falsedad
y oprobio.
Yo
creo que nuestros políticos – salvo honrosas excepciones- jamás han ejercido la
autocrítica, no se contempla en sus esquemas mentales. Son la cruz del revés de
la Filosofía. La parte mas oscura de la sombra que deja el ser humano en la
tierra.
Publicado en ABC de Sevilla el 20/06/19
Publicado en ABC de Sevilla el 20/06/19