Me hacen mucha gracia “los artistas”. No, no me refiero a los honrados trabajadores de oficios tan antiguos como la albañilería, la fontanería, los escayolistas, pintores y demás profesionales dedicados a devastar y/o embellecer los interiores y fachadas de nuestros chaleres, casas y pisos a cambio de una “módica” suma de dinero. Tampoco me refiero a los “artistas” que todos conocemos que viven divinamente del cuento y del sable; del “toque” mágico en el sitio y la hora adecuados para sobrevivir sin dar ni golpe. De estos últimos hay algunos verdaderos “artistas” en nuestra Sevilla, que habría que cuidar y conservar como oro en paño.
Los artistas a los que me refiero son todos aquellos que se autodenominan “artistas” a ellos mismos.
He tenido que escuchar tantas veces la frase “… nosotros, los artistas… etc, etc” con tono engolado en boca de cantantes de todo tipo, actrices y actores, bailoras y bailaores, pintores de pinceles caros, chatarreros sofisticados, y por supuesto en boca de los protagonistas de numerosas actividades relacionadas con los espectáculos públicos, incluido el toreo. También últimamente hasta se autodenominan “artistas” algunos arquitectos de moda, modistas y sastres, zapateros, ¡ hasta cocineros ¡ “Artistas” hasta en la sopa. Pintarraquea un tio una cancela, o cuelga una lavadora vieja del techo, o guisa la raspa de un boquerón, y ya va por ahí diciendo “nosotros, los artistas…” Cualquiera que salga dos veces en la tele pegando gritos e insultando a troche y moche se cree “artista” y empieza a ejercer en cuanto sale a la calle.
Sé que hay magníficos profesionales del teatro, del cine, de la canción, sobre todo de la copla (¡no te olvido Lola!), de diversos espectáculos, el mágico Circo, que usan la palabra “artistas” para referirse a su profesión y a la de sus compañeros y lo hacen con humildad, naturalidad, orgullo y sinceridad, sin querer atribuirse vanidosamente ninguna ostentación.
Pero hay otra manera de ir por estos mundos del espectáculo creyendose “artista”: porque sí, porque me lo han dicho y yo me lo creo y te miro por encima del hombro…
Le pregunta el periodista a una cantaora muy guapa (que acaba de perder a su padre) que siente antes de la actuación. Respuesta : “desde pequeña me enseñaron a convertir la pena en Arte”. La frase es preciosa, pero falsa. Desde pequeña le han podido enseñar a manifestar su pena cantando con autentico sentimiento, con mayor profundidad como respeto a los muertos… seguramente ese día cantará diferente, y obtendrá sinceros aplausos (eso espero, de corazón), pero no tiene porqué hablar de arte.
En Portaceli, mi profesor de Historia del Arte, el Padre M.E. nos deleitaba muchas veces con pases de las primeras diapositivas que vi en mi vida: Egipto, Roma, Grecia, esculturas, pinturas, arquitectura… maravillas universales sin duda. El cura nos recordaba una y otra vez que aquellas Obras de Arte universales, en su día fueron templos, palacios, circos, pinturas murales decorativas, retratos de reyes y personajes de la época, etc, que entonces no eran consideradas igual que lo son en la actualidad. Ha sido el tiempo y la admiración de muchas personas, de muchas generaciones de espectadores, los que le otorgamos la categoría de Artistas a los realizadores de dichas maravillas, convertidas ahora en Obras de Arte.
Hoy basta que cuatro tontos digan que un bodrio es una obra de arte, para que muchos más tontos sin personalidad (casi siempre con mucho dinero) inviertan y conviertan a un tieso en un “artista”. Lo mismo pasa en muchas otras actividades: en los desfiles de moda a veces parece que el “diseñador” es extraterrestre, y los terrícolas aplauden como bobos; un cocinero pedante te estafa con gilipoyadas esferificadas, y te pasas un año entero hablando de eso; viene un cursi (que en realidad es un hortera vestido de negro) y proyecta el edificio más inútil y desagradable de la ciudad, y todos los progres (vestidos de negro) le lamen el culo.
¿Qué está pasando con nuestra sociedad? Al parecer tiene más importancia, interés y atractivo para la juventud y gran parte de la sociedad ociosa esos cinco minutos de gloria de los falsos “artistas”, que desarrollar una actividad “normal y corriente”, ya sea en trabajos manuales o intelectuales. Si la televisión, la prensa y demás medios de comunicación y propaganda otorga un sitio preferente a estos “artistas” en detrimento de estimular el estudio, la formación intelectual, el aprendizaje de oficios y artesanías, en definitiva, la educación… pues entonces: tenemos lo que tenemos ahora, muchos “artistas” y muy poco Arte.
Toda la razón Celso, ya el otro día te comentaba lo de la papelera del reina sofía que al final era una obra de arte. Bueno pues en ése mismo viaje a madrid fuimos a comer a un sitio de "alta cocina???", pedí el sugerente plato de "bacalao sobre cama de pisto manchego", en un plato que parecía una bandeja rara, me traían un trocito repito, trocito de bacalao rodeado de un garabato rojizo, llamé al camarero y le pregunté por mi pisto, el pisto era el garabato, así que con una miguita de pan lo dibujé y me......comí el pisto....Difiero de tí, claro que son unos artistas, fíjate si lo son que pagué sesenta euros por eso....
ResponderEliminarhola
ResponderEliminarMuy bueno lo de un progre vestido de negro , lo has clavao , un cocinero moderno a ese progre lo definiria asi : Arquitecto con su gabardina en tinta negra con su salsa moerna al aroma de Adolfo Dominguez , de guarnicion lleva 4 pelotas a base de bien . Un abrazo Celso .
ResponderEliminarGracias Juan, un abrazo.
ResponderEliminarYo creo que tienes mucha razón, pero desde mi punto de vista, ser un o una artista -de los de verdad- es mucho más que todo eso. Es una forma de ser y de estar en la vida. El o la artista no tiene que ser necesariamente un virtuoso en cualquier feceta artística; si lo es, mucho mejor, pero como te digo, yo creo que es algo más. Es lo que yo llamo -en el buen sentido de la palabra- "el arte de vivir". Que cada día sea un reto personal para intentar hacer felices a los que nos rodean. Ese es para mi el verdadero arte, y solo de esta forma puedo ser feliz.
ResponderEliminarMuy bonitas palabras Anonim@, pero eso es una de las cosas más difíciles : contentar "a todo el mundo"... Aunque tengamos buena fe, aunque seamos desprendidos, serviciales y hasta serviles para conseguir en nuestro entorno paz y felicidad, siempre ME pasan dos cosas 1) hay alguien que no está de acuerdo y protesta y se molesta y se cabrea y tiene un mal día y me manda a freír espárragos. 2) yo sonrío, intento hablar, cuento hasta diez diez veces, hasta que me cabreo y abro la cajita de madera, la misma que contuviera lapicitos de color, y se forma la marimorena...
ResponderEliminarPero tienes toda la razón, el arte está en intentarlo cada día. Enhorabuena por ser como eres y muchas gracias.
Es verdad Celso, yo también cuento hasta diez.
ResponderEliminarNo solo en ese momento, espero otro día, y vuelvo a contar, hasta veinte... así uno y otro día. El día que me enfado, de verdad, abro la boquita y "toco todos los palos"...ya sabes quién soy ¿verdad? jajajajjj¡¡
Claro que si!!! si tenemos la misma sangre....... Muchos besos R.
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