Escribe mi hermana Lourdes:
El 25 de Noviembre de 2011, hace cincuenta años de la efemérides radiofónica y dramática denominada "Operación Clavel".
Con éste precioso título, se sucedieron una serie de acontecimientos que empezaron con la tristeza de unas inundaciones, el despertar de los medios de comunicación en una España callada, la alegría de interactuar unos con otros quizás por primera vez después de una guerra civil… para terminar otra vez en final trágico.
Y todo esto sucedió en Sevilla.
Y muy cerca de mi casa. Yo tenía seis años a punto de siete, y guardo algunos recuerdos claros de ambulancias y bomberos pitando por la avenida y mi tata descompuesta en la cocina diciendo que su prima María, -la del Cerro- estaba allí, lo lloraba más bien con gritos de espanto, yo no sabía que hacer ante tanta confusión, ahí terminan mis recuerdos, aunque sé que a María no le pasó nada salvo el susto, ADG.
Tal día como hoy hace medio siglo, el arroyo “Tamargillo”, un afluente del Guadalquivir, se desbordó, inundando gran parte de los alrededores y las zonas más bajas de Sevilla.
En aquellas fechas, España empezaba a sacudir el polvo que dejan las guerras, lloraban a sus muertos pero con ganas de empezar una nueva vida, se oía la radio con su música, concursos y dedicatorias a la sobrina preciosa que acababa de nacer a una nueva era, había ganas de ser feliz, con lo poco que quedaba, con lo puesto, un baile, un refresco, un escaparate, una mesa camilla y una fresquera con la comida de mañana, eran situaciones que entonces se valoraban en su justa medida.
Bobby Deglané fue un locutor de origen chileno que se hizo muy famoso en España por su simpatía y su profesionalidad y empuje. Enseguida vio la desolación del país y quiso astuta y acertadamente colaborar con la radiodifusión en alegrar la vida de una España todavía triste.
Fue el creador de programas espectáculos de la radiofonía española, "Cabalgata fin de semana de 1951", "Carrusel Deportivo 1954", participó también en películas como "Historias de la radio", de José Luis Sáenz de Heredia.
En 1961 desde los micrófonos de Radio España, fue uno de los principales artífices de la caravana de socorro a las víctimas de las graves inundaciones de Sevilla, ocurridas tal día como hoy. Así que desde primeros de Diciembre presentaba el programa diario "Operación Clavel", que comenzaba a las diez y media de la noche y se prolongaba a veces más allá de las cuatro de la madrugada.
Entre músicas, su voz con acento chileno dulce y bien entonada, ilusión y fiesta, alegraba y animaba el espíritu de los españoles que vivían todavía las tragedias sin espanto porque habían terminado por acostumbrarse, pero a la vez, se solidarizaban en una especie de grito unánime a la señal de ¡vamos a levantar el país entre todos para poder ser felices de una puñetera vez!.
Fue un éxito de emisión y un alarde de inteligencia a la hora de plantear un programa de radio con diversión y motivación.
Se recogió bastante dinero a pesar de los pesares, víveres de primera necesidad, alguna chuchería traída de Madrid y hasta cinco mil globos de colores para los niños inundados del Tamargillo. El propio Cantiflas, desde México hizo una llamada de solidaridad para con el pueblo español. Lo nunca visto. La felicidad y la ilusión llenaron a unas personas que por primera vez veían que las cosas tenían arreglo, y con buen ánimo y diversión... algo increíble después de la oscuridad sangrienta, del frente traidor, del hambre y las lágrimas… ya se acababa todo.
La caravana partió de la plaza de Legazpi de Madrid en la mañana del 18 de Diciembre de 1961. Varios miles de personas y diferentes autoridades dieron la despedida al convoy del que formaban parte más de cien camiones, cedidos por empresas y particulares. Artistas, locutores, personalidades y personas felices, hicieron el recorrido hasta Sevilla, parando en Córdoba donde se hizo una gran función de teatro, y más tarde en Ecija y Carmona. La caravana de la felicidad ocupaba catorce Km. de carretera y la radiodifusión la retransmitía a cada instante, fue un gran acontecimiento, un movimiento de maravillas que se necesitaban, más que por las inundaciones, por la alegría del regreso a la felicidad apaciguada y generosa.
El 19 de Diciembre se entra en Sevilla, las gentes se asomaban a las puertas y a los balcones para ver a la misma ilusión pasando ante ellos mientras la oían por los aparatos de radio.
Hasta una avioneta vino de Madrid para captar tan grande acontecimiento…
La avioneta hacía vuelos rasantes para tomar imágenes del acontecimiento, con tan mala suerte que rozó un cable de alta tensión y cayó en picado y encima del público.
Fueron más de veinte muertos y centenares de heridos.
Pero aún con la tremenda tragedia, las gentes hicieron sus repartos a los inundados perplejos, se cerraron los ojos por un momento, y la vida y la felicidad quisieron continuar a pesar de todo, porque no se sabe lo que es hasta que no se pierde.
Hoy hace solo cincuenta años.
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Lourdes Pareja-Obregón.-
Mi hermana Concha sigue:
Efectivamente Lourdes, nosotras teníamos seis años y yo también tengo algunos recuerdos difusos de aquel trágico día, pero Enrique, mi marido, que entonces tenía quince años, me cuenta que lo recuerda perfectamente.
Dice que él se fue a ver la llegada de la Operación Clavel a la avenida de Menéndez Pelayo, enfrente del antiguo Equipo Quirúrgico, también llamado Casa de Socorro, pues las numerosísimas personas que esperaban la llegada de la ansiada comitiva de camiones repletos (y no tan repletos) de ayuda para los miles de damnificados por la “riá”, se extendía desde casi el centro de la ciudad hasta la carretera de Madrid, cerca del aeropuerto. Me comenta Enrique que él vió con sus propios ojos, numerosos caballistas vestidos de corto, con sus sombreros de ala ancha y todos sus avíos, llevando a la grupa a mujeres vestidas de flamenca; incluso dice que recuerda algún coche de caballo como si fuera la feria. La alegría era palpable y la gente estaba contenta, a pesar del drama sufrido por una ciudad que a duras penas salía de la posguerra.
Me cuenta que de repente comenzó un rumor de que algo grave había ocurrido, acompañado de alguna sirena de las pocas ambulancias que entonces existían, tan pocas, que Enrique dice que también vio con sus propios ojos como llegaba a la Casa de Socorro que estaba enfrente suya, un isocarro o motocarro, con varios heridos ensangrentados en la trasera del vehículo. De repente la alegría se transformó en desconcierto, miedo y tristeza, e inmediatamente se supo el trágico accidente de la avioneta.
De todas formas los camiones cargados (y no tan cargados) de ayuda llegaron a su triste destino, para aliviar las penas de una bellísima ciudad que siempre ha tenido la maravillosa cualidad de saber recuperarse de sus tristezas y remontar la vida como mejor pueda, en aquel momento esperando a Mr. Marshall, sólo que esa vez llegó, aunque hubiera sido mejor que nunca llegara.
Con todo el cariño del mundo para mi ciudad: Sevilla.
Concha.
Precisamente tengo una entrada para mi blog que trata de este tema y que tengo pendiente de corregir y colgar.
ResponderEliminarEs curioso que en ella narro una anécdota de mi padre, de la que hace mención Concha cuando habla de los recuerdos de Enrique, su marido.
Os invito a leerla a partir de mañana.
Saludos.
La leeremos Fali. Saludos. Concha.
ResponderEliminarY después del clavel vinieron rosas con sus espinas.-
ResponderEliminarPero yo ahora tengo en mis macetas, claveles, rosas, gladiolos, geranios y gitanillas, y todas crecen a la par, felices y con la poca de agua, la lluvia y el sol. No les hace falta nada más para vivir.-
ResponderEliminarHoy hace un día de otoño precioso. El tímido sol calienta el frio de la madrugada y las ojas amarillas y anaranjadas siguen alfombrando mi jardín. Al mediodía subirá un poco la temperatura y dará gloria estar, aunque sea un momento, al solecito.
ResponderEliminarY la vida sigue su ruta sin que nadie la pueda marcar, el sol, la lluvia, el viento, la nevada, los días y las horas.
ResponderEliminarDentro de nada hará cincuenta años de el día de hoy, cincuenta años son un suspiro.
Cincuenta años son un suspiro y toda la eternidad se puede centrar en un segundo; en un instante de armonia al ver caer una hoja lentamente o contemplar una puesta rosada de sol.
ResponderEliminarVer a los niños jugar al sol, o dormir, o reir. Pasear al atardecer viendo la vida pasar. Regar una maceta, hacer un puchero, guardar la ropa limpia, recibir con una sonrisa a los seres queridos....Sentir a Dios.
ResponderEliminarGracias Anonim@
ResponderEliminarPONLO EN PLURAL HERNANO.- BESOS.-
ResponderEliminaryo naci 25 08 61 en labega de triana lo que mas meconmueve de todo esto es la fuerza que estuvieron toda españa pues donaron lomas rapido que pudieron y bovi las fuerza que tenia y moviliza tantas casas en a quella epoca
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