Gracias por vuestra sincera opinión.
El ayudante de detective.
Capítulo primero
1. Miercoles.
El agua caliente en su punto con su chorrito de gel
barato con olor a cine de barrio. El cuarto de baño iluminado por la roja luz
de poniente del otoño sevillano. Sobre la tapadera del retrete descansa la radiocasete donde suena
el primer movimiento del Concierto de Violín de Tchaikoski. Me sentía en las
glorias, bien abrigado por el calor del espumoso líquido, absorto y enfrascado
en un articulo de El País Semanal acerca de Graham Green y sus viajes cuando
era algo así como un espía, y entonces de repente el teléfono empezó a timbrar y
me sobresalté. Otra vez había olvidado traerlo conmigo.
No puedo dejar sonar un teléfono, es algo superior a
mis fuerzas, cuanto más lo dejo sonar más estridente y más insistente me
resulta su chillar y mas me refuerza ese sentimiento de ansiedad larvada que
arrastro desde niño porque creo que siempre me van a dar una mala noticia y
debo responder lo antes posible. Me incorporé lleno de espumas, me envolví muy mal
en mi toalla de baño verde oliva y salte corriendo a toda pastilla desde la
bañera a la salita-comedor-entrada-cocina con la esperanza de llegar antes de
que dejara de sonar. Resbalé tres veces pero lo conseguí. Era Tomas Eizaguirre.
“Hola chico,
como estas”
-sin dejarme responder- “tengo un
trabajito para ti, muy sencillo, lo haces en tu tiempo libre, como siempre,
esta chupado, una tontería, bien pagado, y lo terminas seguro en dos o tres
días, no te quiero quitar tiempo de estudio, ya lo sabes, vale, pues te acercas
por aquí cuanto antes y te lo explico, dinerito fácil, te espero dentro de una
hora, ¿vale?”… y colgó.
Como ya sabía que no me dejaría hablar me mantuve en
silencio mientras observaba el reguero de agua que había provocado en el corto
pasillo que une el cuarto de baño hasta la salita donde me encontraba. Cuando
terminara de bañarme aprovecharía para pasar la fregona, que falta estaba
haciendo.
Era Tomás el fundador, mayor accionista, director y
detective jefe de una empresa pionera en Sevilla, Detectives Meison, con antigüedad y fama suficiente de orden y
seriedad. Una despacho costeado en un buen barrio, la oficina con accesos
discretos, publicidad la justa, personal de confianza y empleados eficaces:
varios detectives licenciados y algunos becarios, discretos abogados y
economistas colaboradores todos trabajando en amplios y cómodos despachos llenos
de pantallas y de los últimos adelantos informáticos. También trabajabamos para
él algunos ”investigadores” que no teníamos ordenadores ni tarjetas de
presentación. Yo era uno de ellos.
Si os preguntáis porqué un estudiante de sexto curso
de Medicina, ya con veintiséis años, colabora con una Agencia de Detectives,
tenéis todo el derecho del mundo. Es un tema difícil para él y para mí, no
hablamos de eso. Tomás era (fue) amigo -muy amigo- de mi padre, aunque se puede
afirmar que tenían profesiones “encontradas”… hasta que mi padre murió.
Estos capítulos son muy cortos pero prometen...
ResponderEliminarEN realidad es el inicio del capitulo 1...
ResponderEliminarMuchas gracias
Me parece....cortito! Así que le animo a seguir. Me gusta el espionaje, y espero saber ya, cuál es el trabajito de unos días. Ánimo y siga please ;)
ResponderEliminarEsto tiene muy buena pinta. Deseando saber qué pasa. Continúa, Celso, por favor.
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