Dada mi natural curiosidad a investigar en hemerotecas y baúles de viejas letras y revistas usadas, he tenido la suerte de encontrame con esta Revista editada en 1842: El Alquimista ; de la cual copio y transcribo el primer número cuyo "Prospecto" dice asi:
La
Alquimia, dice el Diccionario, es el arte de purificar los metales, cuyo fin
principal es transformar los menos perfectos en oro. Según el vulgo de los
pasados siglos, es la ciencia de la brujería: y según las cabezas
descortezadas, es la personificación de la locura en un ser estrafalario, que
pretende hallar la piedra filosofal.
Por
desacreditar al señor Diccionario, vinculación estacionada de una que fue Academia,
por dar cien mentís
al vulgo estólido y una severa lección a los sapientes, vuelve al mundo la
ciencia de la Alquimia, y torna segura de que, si en otra edad huyó
avergonzada, -viéndose perseguida por hechicera y diabólica- hoy día en que los
hijos del Cid se alimentan de ilusiones, abundan en esperanzas, y van con las
luces quedándose a oscuras; no rehusarán los auxilios que espontaneamente les
ofrece el padre de la majia, el mismísimo Marqués de la Redoma. El mismo en
persona, acompañado de un servidor (que ha por nombre Garabito), quien ha tenido la suerte de volverle al mundo, después
de trescientos años que fincó; el mismo que por ministro brujo, o nigromante, fue metido, hecho jigote, en una
botella para escarmiento de picaros, vuelve al ejercicio de su profesión para
revelar los altos arcanos que encierra, ya que en su vida primera no pudo por
falta de imprenta y sobra de ignorancia.
Y
puesto que este canal de la sabiduría le ofrece al presente recursos para
habérselas con todo títere viviente, quiere vindicar a la Alquimia de los
ultrajes recibidos, probando inconcusamente que no es la ciencia de los
untos ni de los endemoniados; quiere con sus prodigios extraer, de donde
quier se halle, el untillo de méjico que tantos mojicones cuesta: pretende, pues
la mayor parte de los españoles duermen como cachorritos, descubrirles por medio
de su talismán, que mientras esperan en Dios, los prohombres, es decir, los que
velan por la seguridad de sus bolsillos, les van creando un porvenir de deudas
con interés pasivo, capitalizadas en trapitos de libertad.
En
el siglo en que se “fablaba mi parla natural e della que non sodes tenudos
ser scientei, et por ende non plasceme en ella vos fablare”, en aquel siglo
seria una temeridad estrambótica concebir la idea de convertir las piedras en
oro; pero en días, que las piedras se convierten en pan (apelo a derribados
conventos), y el pan no aleja el hambre (como los pueblos pian); en tiempo que
todo el mundo juega a la limpia, en que los menos mandan y maman, los mas
callan y llevan la silla... ¿Será extraño que un hombre de májicas potencias,
eche mano de un lente, abra un perol, menee las tenazas y opere a tutilimundi,
para convertir farsantes y lechuzas en verdaderos moscardones, a cuya caza debe
levantarse el dormido pueblo? ¿Será ridículo reanimar una profesión, con cuyos
maravillosos resortes puédese penetrar en las recónditas faldas ministeriales,
levantar los tapices patrióticos, y descubrir el juego de cubiletes, con los
que tómala tu, déjala tu; coje y deja, toma y afloja, sube y chupa, nos
están entreteniendo como a unos angelitos? Decide lector.
Tal,
pues, es el objeto de mi repentina aparición, mi nigromántica embajada a la
periodística arena y puesto que está en boga explotar minas y fundir hasta los
huesos humanos para elaborar fósforos; natural es que los alquimistas,
fundidores de profesión, salgan a danzar, buscando para sus operaciones
minerales recónditos en gabetas, venas ocultas de minería humanar, y que
denunciados al publico los terrenos usurpados, haga este sus alusiones, prepare
minerales y funda al Preste Juan si
presume que entre las uñas lleva un adarme de metal patriótico. Para enseñar
estas insólitas operaciones, preparamos nuestros tinteros y elevamos a primer
potencia de nuestro elevatorio un crisol, donde cabe todo género de mezclas y
combinaciones, desde el monaguillo al Papa, y desde el empinado ministro hasta
el humilde porta-cubas.
Quizás
nos esperan enemigos los cascos albicantes de algún ministro liberal,
que denuncie por anárquica la libertad de imprenta, acaso, porque esta niña bastante
reservadilla con flaquezas ministeriales, se espontanée al fin sobre el modo
terminante con que dichas aves nocturnas escurren el zumo de la alcuza nacional.
Quizás
topemos con algunos santones carcomidos, que nos planten un bufido, al ver que
levantamos el mandilón con que tapan sus grasientas debilidades, o que
descorremos las cortinas de los tugurios donde se regodean con las ollas del
prójimo, endosadas a su favor.
¡Y
cuanto no sudaremos al habérnoslas con mayorías de lámpara y menorías de farol;
con alusiones bajas y millones altos; soberanillos y pueblos, agentes y porteros;
y en fin, con toda esa cáfila de tutores dativos, apropiados administradores, e
imputrefactos manipulantes de la hacienda del señor don pueblo el pagano!
Mas
la sola esperanza que nos alienta para lanzarnos a tan espinosa tarea, es aquel
reflan de “quien anda con la miel algo se le pega” y malo será que al tratarnos
familiarmente con las lechuzas, no atrapemos grasilla siquiera para hacer la
puchera. A tal punto hemos llegado, que es forzoso (o morir sino) chupar al que
chupa, estrujar al estrujador, y arrancarle la presa de entre las uñas. ¡Triste
consuelo de los que callan y pagan, mientras reina la independencia nacional!
Ahora,
bien, para que sepas, lector presente y futuro, cuales mi bandera política,
escúchala formulada en las siguientes del trompón:
Fueron
tras los carlinos
los
moderados
los
nenes setembristas
van
caducando.
Las
blusitas y los gorros
no
están de moda,
pura
y lozana gente
nos
dará bodas.
Para
completa inteligencia, oye y medita los propios comentarios profético- místicos.
“Una boda de Rosita con el Divino; mas una fundición de cangrejos podridos
con mutua pareja de enguilas rancias, mas un navio de vapor a las
islas de Fernando Poo y Annobon....»
¿Me
entiendes, lector? Item porque no se pierda el género, una sarta o cuerda
de la polilla social femínea, y viento en popa (si ya no se barrenaba el navío
como algunos opinaran), limpia de camisa, y quedábamos como empleado en pascua
con paga, sin avejarracos, sanguijuelas ni camaleones… ¿me explico?
Tal
seria mi programa si llegase a gobernar; juzga, lector, lo que haré escribiendo
operaciones alquímico-joco-serio, político-morales y contundentes, ¡Ay del que
caiga!
Epiloguemos,
pues, operando en manipuleos, triturando evaporadas testas, meneando teclados y
descorriendo algunos cortinajes, sacaremos a relucir los trapitos bastantes
sucios de tanto tramoyista, de los de vaya pasando y vamos cobrando, viva el pueblo soberano mientras
pesco, y ya que atrapamos muera la canaleta.
Haremos
pues,
- 1.° operaciones químico-burlescas sobre toda clase de seres manipulantes.
- 2.º Daremos un curso completo de empleo-manía, con un tratadillo de las escelencias y ventajas de las profesiones políticas; mas un apéndice sobre el modo artístico de atraparlas.
- 3.º Se estractará la opinión de la prensa con sus pelos y señales por medio del alambique.
- 4.º Se sacará el zumo a todas las noticias nacionales y extrangeras que interesen.
- 5.º Habrá articulitos sobre industria, explotación de minas, fundición de metales; y se dará idea de las minas que prometen, así como de los que con ellas especulan a costa de incautos. De todo habrá en la viña del Señor.
Concluyo,
lector mío (esperando tu suscrición) diciéndote que la nación no está para
principios porque ni aun para ollas la dejan sus filantrópicos padres: bien es
cierto que los susodichos, por no incomodar al Criador pidiéndole el pan de
cada día, han decretado decir de una vez: venga a nos vuestro reino; y
comen principios y nosotros sopas... pero que no nos dejen caer en la
tentación de elevar el palo, que entonaremos, aplicándoles.... así es
como nosotros perdonamos a nuestros deudores, ahora, siempre y en la hora de la
muerte. Amen.
¡Ay
San Antonio! Cuanto antes dicen las doncellitas, que por servir a Dios anhelan
la santa coyunda... ¡Que bodas y contubernios le dará mi crisol, lector mío, si
nos entendemos y comunicamos como espero con costas, jurando y protestando etc.
etc…
EL
MARQUES DE LA REDOMA.
Desde
el próximo Mayo saldrán SEIS operaciones al mes, en un pliego y forma que este
prospecto.
Se
suscribe a CUATRO reales mensuales para Madrid, en las librerías Viuda de
Paz, calle Mayor; Castan, calle del Príncipe, y de Villa, plazuela
de Santo Domingo.
En
las Provincias es QUINCE reales por trimestre franco de porte, admitiendose
suscriciones en todas las Administraciones de Correos, y principales
librerías.
Los
avisos y reclamaciones se dirijirán, francos de porte, y con sobre a la Redacción
de el Alquimista, calle del Prado, num. 27.
MADRID,
1842: IMPRENTA DE EL ALQUIMISTA
JANE Y JOSE ANTONIO MARINA.-
ResponderEliminarJose Antonio Marina, filosofo y enseñante, decía en una entrevista sobre los problemas en la educación, la barbaridad de cambios en el sistema español, uno por cada nuevo gobierno, desastroso, y que el profesor debe conectar con el alumno, que la clave está en el método y la forma de llegar a ell@s. Al respecto contaba una anécdota preciosa y muy ilustrativa: Una escuela pública en Nueva York, barrio marginal, en clase pregunta el profe a una chica de raza negra que se sienta indiferente en la última fila, "Jane, ¿cuantas patas tiene un cefalópodo? , la chica responde sin inmutarse, ojalá tuviera yo los mismos problemas que usted".......
#dicemisanto: El sistema educativo de un país lo tienen que organizar los profesionales de la enseñanza, inspectores, directivos y enseñantes a pie de pizarra en un consenso sin intereses, no unos políticos con muchos intereses y nulo conocimiento de la docencia desde sus despachos. Lo malo, dice mi santo, que el resultado es catastrófico, lo peor que le puede pasar a una sociedad es una generación de víctimas de las deficiencias educativas-académicas.-