Publicado en Tribuna Abierta del ABC de Sevilla el 23/07/2015
En estos años pasados de crisis, estamos haciendo uso con frecuencia de la capacidad de los seres humanos de “Resiliencia”, un concepto que se ha hecho muy popular y que viene prestado originariamente de la Física y de la Ingeniería, con el que se describe la capacidad de un material para recobrar su forma original después de someterse a una presión deformadora. En este concepto físico intervienen factores como la entropía, la termodinámica y el mantenimiento óptimo de los sistemas energéticos.
En estos años pasados de crisis, estamos haciendo uso con frecuencia de la capacidad de los seres humanos de “Resiliencia”, un concepto que se ha hecho muy popular y que viene prestado originariamente de la Física y de la Ingeniería, con el que se describe la capacidad de un material para recobrar su forma original después de someterse a una presión deformadora. En este concepto físico intervienen factores como la entropía, la termodinámica y el mantenimiento óptimo de los sistemas energéticos.
En Medicina y Psicología, aunque hay varias
definiciones, podemos convenir que la “Resiliencia” es "la capacidad que tiene
un individuo – o un grupo de individuos- de generar factores biológicos,
psicológicos y sociales para resistir, adaptarse y fortalecerse, ante un medio
de riesgo, generando éxito individual, social y moral". (Oscar Chapital C. 2011)
A nivel personal la Resiliencia trata
de expresar la capacidad de un individuo para enfrentarse a circunstancias
adversas y condiciones de vida difíciles de índole familiar, laboral o
situaciones potencialmente traumáticas ya sean accidentes, enfermedades y
tragedias, sobreponiéndose y alcanzando la máxima recuperación, saliendo
fortalecido moralmente y con más recursos.
Mucho bien proporciona a la persona
esta cualidad que debe ser inculcada y debe formar parte importante de la educación
de nuestros hijos para que no se arredren ante las situaciones complicadas de
la adolescencia y la pubertad o ante el fracaso en los estudios y en las
relaciones sociales y sean capaces de sobreponerse a las adversidades, incluso
sacando provecho de ellas de cara al futuro. Aprender a ser “resiliente” forma
parte del proceso de madurez de la persona.
Cualquiera de nosotros estamos
constantemente superando adversidades, dolencias, baches económicos, conflictos
familiares y laborales, etcétera, e intentamos –haciendo un ejercicio de
autocrítica y de análisis de las causas desencadenantes- poner los mimbres para
no volver a tropezar de nuevo con las mismas piedras. Yo creo que el primer
paso para superar un problema es afrontarlo, aceptarlo sin reservas, reconocer
nuestros errores si los hubiere y tener la intención sincera de adaptarnos a
las circunstancias para mejorar nuestro futuro. Eso es hacer autocrítica
constructiva. Lo recomiendo encarecidamente por sus propiedades ansiolíticas.
Pero quiero hacer una reflexión
acerca de la escasa “resiliencia política” de nuestros gobernantes y el efecto
negativo que produce esta situación en la sociedad. ¿Han aplicado los
anteriores dirigente y/o aplican nuestros dirigentes actuales nacionales o
autonómicos este simple ejercicio de autocrítica constructiva como escalón
inicial de la mejora de nuestra sociedad?
¿Recuerdan ustedes en los últimos
años cuantos de nuestros líderes políticos han pedido disculpas públicamente a
la sociedad por los errores cometidos, por las promesas incumplidas, por las
injusticias toleradas, por las contradicciones constantes, por los gastos
millonarios injustificados, por los fraudes organizados, por los abusos de sus
cargos, por los discursos embusteros, por ser chaqueteros y hasta traicioneros
por asociarse con los que hasta hace poco ponían bombas y cadáveres de
inocentes para negociar…? Yo no lo recuerdo.
Creo que el conjunto de las personas
que forman “la clase política” le debe dar el ejemplo moral y ético a la
sociedad a la que representan de ser resilientes, es decir, de salir fortalecidos
de las adversidades y traumas que conlleve su trabajo y que esa entereza y
fortaleza se transmita a la sociedad que los ha elegido con actuaciones
dirigidas a mejorar nuestra calidad de vida. Nos deben a los ciudadanos el
compromiso original de la verdad y de la honradez. Nos deben el sano ejercicio
de la pública autocrítica. Nos deben su asunción de responsabilidades. Nos
deben la sensatez de las dimisiones. Y una vez dimitidos, nos deben dejar en
paz.
Nos deben lo que nosotros, el pueblo,
nunca hemos sabido exigir: respeto.
NOS DEBEN TODO Y DEBEN APRENDER LOS MANDAMASES DE LA CAPACIDAD, FORTALEZA Y SUPERACIÓN DE LOS CIUDADANOS QUE LOS SUFRIMOS, SIN NOSOTROS NO SON NADA Y NO TERMINAN DE ENTERARSE. Dicho esto, genial post, hermano.-
ResponderEliminar"Los unos por altivos pierden el respeto a las leyes y desprecian la obediencia. Los otros por abatidos no la saben sustentar ni tienen temor a la infamia ni a la pena y viene a ser una comunidad de señores y esclavos pero sin respeto entre si porque no se miden con su condición. Algunos no saben contenerse y con desprecio de los demás todo lo quieren gobernar........."*
ResponderEliminar*En referencia a los políticos. Traducido de el castellano antiguo de "Idea de un Príncipe Político Cristiano". Diego Saavedra Fajardo. 1640.
Hace casi 400 años ya se sabia de que iba este cuento.
Un abrazo.-
HAY IMÁGENES QUE MARCAN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD. Podría poner tres ejemplos, el muchacho impasible frente al poderío de un tanque imponente, cualquier fotografía de los campos de exterminio nazis y ahora la imagen de un niño sirio de corta edad que parece dormidito en la orilla de una playa. No me voy a recrear en la foto que es imposible ver dos veces, solo diré que ya esa imagen es un grito de dolor y de llanto, una llamada increíble a las conciencias dormidas. Siria lleva cuatro años con una guerra civil tan cruel que puede exterminar a todo un pueblo. Por su situación geográfica, por ser un país musulmán con ínfulas de modernidad sensatas, por el terrorismo fanático y sanguinario que ya sabemos de donde procede, por tener gas natural, por la indiferencia y conveniencia de tooodos los países civilizados en un asunto venta de armas y de "nos coge lejos", ha terminado por estallarnos en las manos en forma de ese éxodo tristísimo y de ese policía que levanta con las suyas al niño varado en la playa que parecía dormir, si, "su sueño" nos levanta las conciencias y a mi en estos momentos me arranca lágrimas de dolor.
ResponderEliminarLa ONU, todos los gobernantes y jerarcas, el vaticano con el papa a la cabeza y toda su cohoorte, ONGs, Cáritas, Cruz Roja, Bruselas y to sus jarcas tienen que hacer algo y nosotros tenemos que alzar nuestras voces y dejar detrás cualquier atisbo de egoísmo para dar cabida en un reparto humano a los refugiados que mueren a chorros en las cunetas, alambradas y al niño que en vez de jugar con las olas, éstas lo mecen en una nana que no podemos permitir. BASTA YA!!!!!!!!!!
Quizás el más parecido y representativo sea la niña quemada y corriendo después de la bomba de Hirosshima.- FIN.-
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