En verano hace calor y los rayos UVA solares hacen
daño en la piel produciendo quemaduras y aumentando el riesgo de cáncer.
Tenemos que protegernos de los malvados rayos cancerígenos y al mismo tiempo no
aumentar la sensación de calor que producen las altas temperaturas que podemos
empeorar con ropas inadecuadas.
Lo fundamental es no exponerse a los rayos solares a
las horas centrales del día, entre las doce y las seis de la tarde, si no es
necesario.
Siempre me preguntan por los beduinos y tuaregs del Sahara que caminan por el desierto
completamente cubiertos a pesar de la altísimas temperaturas. Pues la
explicación es sencilla:
Ellos no tienen más remedio que andar bajo el sol y
deben proteger su piel completamente de los peligrosos rayos abrasadores. La arena actúa como un espejo que refleja y
amplifica los rayos solares, por lo que no sirven los paraguas.
Siempre visten ropas de algodón natural que permiten
la transpiración natural y con colores azul o crema que reflejan los rayos
solares sin absorberlos.
Son ropas holgadas sin ataduras ni compresiones, de
mangas anchas que permiten aprovechar el menor soplo de viento para producir
corrientes de aire refrescante su piel y mantener una temperatura estable.
El objetivo es sudar lo menos posible, de ahí sus
andares cansinos y pausados.
Estas mismas ropas sirve de protección a los cambios
de temperatura por las noches y a las traidoras tormentas de arena.
Por eso las recomendaciones para vestir en verano son
obvias.
Evitar los rayos solares directos en las horas
centrales del dia. La siesta salva muchas vidas…
Cubrir la cabeza con sombreros adecuados de tejidos
naturales que permitan la transpiración del pelo y nos protejan la cara del sol
directo. Gafas sol polarizadas si es posible.
Vestir siempre con ropas de algodón (nunca sintéticas)
preferiblemente de colores claros, muy holgadas que permitan la transpiración
natural sin apreturas ni encarcelamientos de michelines, y sin producir olores
de sudoraciones excesivas.
Cuanto más vaporosas las batitas femeninas o mas
anchas las camisas masculinas mejor que mejor.
Pantalones cortos o largos dos tallas mas grandes que
los de invierno, muy fresquitos y sin compromisos de espacio.
Las apreturas y compresiones elásticas producen
dificultad para la circulación venosa y es causa de muchos problemas de edemas
en las piernas y de retención de líquidos. Prohibidos los elásticos y la ropa
compresiva. Libertad de movimientos a todas horas del día.
Los señores con camisetas sintéticas de motivos
futboleros adheridas a las carnes trémulas son de Juzgado de Guardia. Las
señoras con los pantys pegados a las
barrigas colgantes y bamboleantes al caminar deberían ser advertidas por la
Autoridad Vestuaria de las virtudes de los holgados y bellos camisones algodonosos
que permiten mantener al fresco el sur de sus anatomías.
Nunca marcar paquetes masculinos ni femeninos. Dejemos
a los órganos reproductores en libertad, a su son natural.
Siempre bragas y braslip muy cómodos, limpios y
fáciles de quitar (por lo que pueda suceder de improvisto).
Evite las chanclas de plástico (por favor) para andar
por la ciudad. Son artículos de playa o piscina exclusivamente. Zapatos cómodos
y transpirables. De rejilla, de cuero, de algodón, de tela, de lo que sea, pero
que sean higiénicos y mantengan los pinreles en perfecto estado de revista.
Y si se suda mucho no pasa nada de nada, agua
abundante por dentro (de la nevera, como dice mi nieta Celsa) y por fuera, una
buena ducha fresquita reconcilia el alma y el cuerpo… ¿ o no?
ANOCHE SOÑE CON NUESTRA CASA, HERMANO, la viví muy intensamente y me dió tanto dolor despertar que casi lloré. Estaban papá y mamá y todos nosotros, desdibujados pero allí; estaban las tatas muy lejanas ya y estaba la distribución de nuestra casa por la que anduve en sueños con total lucidez. La cocina con la despensa y la pila de lavar, la mesa de mármol de dos cajones con tiradores de medias conchenas, la ventana al patinillo, el cuartito de aseo de las tatas donde alguna vez me escondía en la realidad para sentirme en las entrañas de mi casa, el cuarto con las camas muebles de las dos, sus cosas en perchas y baules tapados por cortinajes verdes, los casilleros rojos y la máquina de coser. El cuarto de papá y mamá, el vuestro, el gabinete y el cuarto de dentro con camas para los más chicos, el largo pasillo que es la línea más recta de mi vida y el cuarto de baño con la ventana de cristales trucados para que no nos vieran ducharnos los jugadores del Sevilla F.C. porque los teníamos a tres pasos mientras entrenaban en el campo todavía en obras. Al final del pasillo en el sentido opuesto la puerta principal con un corazón de Jesús sentado cómodamente bendiciendo nuestros sueños, las copas de papá quietas en el salón solitario, mudas y resplandecientes después de tantos tiros y aplausos, siempre cantando victorias, y el cuarto de Concha y mío con dos camas preciosas de madera color miel. Menos mal que a veces el subconsciente nos da una tregua.-
ResponderEliminar