"Casos Clínicos"

Mi foto
Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

jueves, 30 de julio de 2015

El Dolor y La Verdad

En Verdad no hay victimas si no hay daños. Y el daño al parecer no existe sin dolor. A veces se simula el dolor. Aunque yo me ponga una escayola en un brazo o un collarín en el cuello no significa que tenga daño alguno, son solo apariencia para querer engañar o disimular… luego me acuesto tranquilo y duermo como un lirón resacoso. Eso es lo contrario de la verdad,

Otras veces un leve golpe nos produce un dolor lacerante agudo que nos achanta y nos deja inválidos y sin capacidad de reacción. Nos parece mentira que un simple golpe produzca tanto dolor. Sana sanita culito de rana…

Pero otras veces las personas sienten dolor de maneras poco usuales y no lo saben interpretar. Puede ser un dolor como una laceración en el alma, como un llanto de bebé percibido en el subsconsciente que no les deja dormir y les despierta angustiados sudando con frio, como una pesada carga que cada vez desgasta más y más las enredaderas de nuestra capacidad de aguante.

Y pueden pasar años y años sin atrevernos a hablar de ese dolor, de esa Verdad con forma de espina terrible que un funesto día se atragantó en nuestras tragaderas, se incrustó en nuestra piel como una espina de chumbera y nos dejo lastimados en nuestro yo, en nuestra autoestima, en nuestras creencias religiosas o éticas, en nuestra confianza en la humanidad, desatornillando muchos conceptos que ya creíamos firmes en nuestras bases morales y sociales…

La compleja vida interior de cada uno de nosotros es sagrada y debe ser preservada. Solo nosotros mismos debemos tener la llaves de nuestros recelos, miedos, amores, erotismo, sexualidad, empatía, etcétera, sentimientos generadores  de emociones que producen en nuestro ánimo unas manifestaciones de alegría, de placer, de dudas, de temores, o de ansiedad.

Cuando sufrimos esta sensación persistente de angustia en momentos difíciles de nuestra vida cuesta compartirla y solo nos atrevemos a hacerlo -a entregar nuestras llaves- con nuestras personas mas queridas. En la niñez y pubertad han de ser los padres los que detecten esta angustia, en la juventud y adolescencia además de los padres los educadores y “solo” nuestros íntimos mas amigos. Con el paso de los años vamos intentando madurar  y conseguir llevar a buen puerto todas nuestras derivas de rumbo en estos asuntos, ya sean los conflictos no resueltos o aquellas circunstancias que van sucediendo y afectando a nuestras vidas en la relación con nosotros mismos (resiliencia) o con las personas con las que debemos convivir.

Todos estamos expuestos a sufrir alteraciones de nuestro estado de ánimo, ya sea cuando se inicia el periodo de  asumir responsabilidades, o al tener que tomar decisiones importantes, elegir cara o cruz en un si o no inmediato cuando has tenido ya suficiente tiempo para reflexionar pero no has sabido o querido hacerlo,  en nuestra vida matrimonial, conflictos, separaciones, soledades y otros poemas…

Para ayudar en estos estos asuntos y otros muchos similares estamos los médicos que ejercemos la Medina Psicosomática. Y los Psicólogos. Y los Psiquiatras.

Por eso somos nosotros los que tenemos la enorme responsabilidad de tratar a los pacientes con dolor psicosomático, pacientes con patologías diversas unas banales y otras más graves, que acuden a nosotros esperando conseguir un rayo de luz en sus vidas, ya sean unas palabras de salvífica comprensión, un espacio de relajación como ínfimo bálsamo para su alma dolorida, o bien unas pastillas mágicas para su angustia crónica, y siempre al final una palabra mágica en forma de diagnostico y un tratamiento acorde y conforme a su patología… Los médicos tenemos el deber y la obligación científica y humana de proporcionar a los pacientes que acuden a nosotros toda nuestra ciencia, humanidad, bondad y sinceridad. Y Verdad. Lo demás es desprestigiar a la Ciencia y a la Medicina.

Desde hace unos días sigo por la prensa y los medios de comunicación ademas de las redes sociales, que un colega -conocido Psiquiatra en Sevilla- está siendo cuestionado por sus pacientes. Así se deduce mala praxis y otros delitos más graves como parecen indicar las pruebas que se van acumulando con testimonios de personas -al parecer antiguos pacientes de su consulta privada- que están preparando una denuncia contra el y que coinciden en El Dolor causado. Y se autodenominan “víctimas”. Si hay victimas es que ha habido daños. Es decir : "algo" se estaba o está haciendo mal. Alguien está haciendo o estaba haciendo algo indebido. O las denuncias de todas y cada una de las “victimas” son falsas o el médico no ha actuado conforme al Código Deontológico, pero con la debida presunción de inocencia siempre por delante. Es justo y necesario.

Solo hay dos maneras de averiguar La Verdad:

1. En el supuesto caso que se produzca una denuncia. La Justicia Humana de Fiscales y Jueces; abogados acusadores contra defensores; querellas y acusaciones de personas que contradicen a otras personas y aportan pruebas periciales que serán admitidas o no depende de miles de factores inverosímiles y que a lo peor nunca sabremos quien dice la verdad y quien miente porque en estos casos parece que vale mas la apariencia que la realidad. La realidad será siempre versionada dependiendo del punto de vista de quien nos la cuente. Pero los hechos que hayan ocurrido y como hayan sucedido siguen siendo inmutables. ¿Verdad?

2. La Ley de Dios – solo para creyentes, algo que además se pone en duda en este caso…- y las Leyes de la religión Católica Apostólica y Romana. Un feligrés acusado de tales delitos, si es inocente ha de tener fe y confiar en la resolución favorables del caso poniendo su Verdad en manos de Dios. Pero si de verdad cree en Dios y es culpable… entonces tan solo tiene que arrepentirse y mostrar dolor de los pecados cometidos, tener propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la Penitencia… y aceptar que esta penitencia sea confesar públicamente sus faltas y pedir perdón a las víctimas.

Si bien, para los que no sean creyentes… este segundo punto es una gilipoyada.



martes, 21 de julio de 2015

Resiliencia política y social

Publicado en Tribuna Abierta del ABC de Sevilla el 23/07/2015

En estos años pasados de crisis, estamos haciendo uso con frecuencia de la capacidad de los seres humanos de “Resiliencia”, un concepto que se ha hecho muy popular y que viene prestado originariamente de la Física y de la Ingeniería, con el que se describe la capacidad de un material para recobrar su forma original después de someterse a una presión deformadora. En este concepto físico intervienen factores como la entropía, la termodinámica y el mantenimiento óptimo de los sistemas energéticos.

En Medicina y Psicología, aunque hay varias definiciones, podemos convenir que la “Resiliencia” es "la capacidad que tiene un individuo – o un grupo de individuos- de generar factores biológicos, psicológicos y sociales para resistir, adaptarse y fortalecerse, ante un medio de riesgo, generando éxito individual, social y moral". (Oscar Chapital C. 2011)

A nivel personal la Resiliencia trata de expresar la capacidad de un individuo para enfrentarse a circunstancias adversas y condiciones de vida difíciles de índole familiar, laboral o situaciones potencialmente traumáticas ya sean accidentes, enfermedades y tragedias, sobreponiéndose y alcanzando la máxima recuperación, saliendo fortalecido moralmente y con más recursos.

Mucho bien proporciona a la persona esta cualidad que debe ser inculcada y  debe formar parte importante de la educación de nuestros hijos para que no se arredren ante las situaciones complicadas de la adolescencia y la pubertad o ante el fracaso en los estudios y en las relaciones sociales y sean capaces de sobreponerse a las adversidades, incluso sacando provecho de ellas de cara al futuro. Aprender a ser “resiliente” forma parte del proceso de madurez de la persona.

Cualquiera de nosotros estamos constantemente superando adversidades, dolencias, baches económicos, conflictos familiares y laborales, etcétera, e intentamos –haciendo un ejercicio de autocrítica y de análisis de las causas desencadenantes- poner los mimbres para no volver a tropezar de nuevo con las mismas piedras. Yo creo que el primer paso para superar un problema es afrontarlo, aceptarlo sin reservas, reconocer nuestros errores si los hubiere y tener la intención sincera de adaptarnos a las circunstancias para mejorar nuestro futuro. Eso es hacer autocrítica constructiva. Lo recomiendo encarecidamente por sus propiedades ansiolíticas.

Pero quiero hacer una reflexión acerca de la escasa “resiliencia política” de nuestros gobernantes y el efecto negativo que produce esta situación en la sociedad. ¿Han aplicado los anteriores dirigente y/o aplican nuestros dirigentes actuales nacionales o autonómicos este simple ejercicio de autocrítica constructiva como escalón inicial de la mejora de nuestra sociedad?

¿Recuerdan ustedes en los últimos años cuantos de nuestros líderes políticos han pedido disculpas públicamente a la sociedad por los errores cometidos, por las promesas incumplidas, por las injusticias toleradas, por las contradicciones constantes, por los gastos millonarios injustificados, por los fraudes organizados, por los abusos de sus cargos, por los discursos embusteros, por ser chaqueteros y hasta traicioneros por asociarse con los que hasta hace poco ponían bombas y cadáveres de inocentes para negociar…? Yo no lo recuerdo.

Creo que el conjunto de las personas que forman “la clase política” le debe dar el ejemplo moral y ético a la sociedad a la que representan de ser resilientes, es decir, de salir fortalecidos de las adversidades y traumas que conlleve su trabajo y que esa entereza y fortaleza se transmita a la sociedad que los ha elegido con actuaciones dirigidas a mejorar nuestra calidad de vida. Nos deben a los ciudadanos el compromiso original de la verdad y de la honradez. Nos deben el sano ejercicio de la pública autocrítica. Nos deben su asunción de responsabilidades. Nos deben la sensatez de las dimisiones. Y una vez dimitidos, nos deben dejar en paz.


Nos deben lo que nosotros, el pueblo, nunca hemos sabido exigir: respeto.

domingo, 5 de julio de 2015

Orgullo Gay

Mi hermana Lourdes escribe:

Hoy en día tenemos la capacidad de ver a las criaturas dentro del vientre de su madre. Se puede ver el sexo, si hay malformaciones (no todas están a la vista, las más importantes y vitales si), y comprobar que todo vaya como debe ir en su crecimiento dentro del útero.

Pero una vez la criatura en el mundo no acaba todo, ahí es cuando empieza. Las ecografías NO permiten ver el carácter bueno regular o complicado de un ser humano que precisamente por esa imperfección y esa incertidumbre es lo que lo hace grande y libre, uno no, porque pueden ser dos a la vez...que me lo digan a mi... o tres, ni se pueden ver las enfermedades que van a sufrir o las alegrías y penas, bueno casi todo se andará, todo no porque no somos dioses.

La homosexualidad es tan antigua como el ser humano, creo que también se da en algunos animales, si, es una tendencia vital de los seres vivos que está ahí porque el Señor y la biología lo han querido así. El porqué, no se sabe como tampoco se sabe porque hay seres humanos que son del Sevilla y otros del Betis, la vida es así y punto, que hay cuestiones que no tienen que tener una respuesta porque son muy naturales.

Desde tiempos antiguos los griegos y los romanos que eran muy juguetones, lo tomaban como lo más natural, creo que ambos se pasaban de la raya con tantos dioses del Olimpo y con tantas arpas y sofás con esclavas y racimos de uvas, que eran unos cafres si, pero también son los padres de las culturas más antiguas, del invento de las urbes organizadas, del derecho y de la democracia; que paradoja que el pueblo heleno que fue el que la inventó esté pasando ahora esas calamidades... la historia no es justa...

Durante la edad media y su inmersión en la vida religiosa que es lo único que le daba luz a una época tan oscura, fueron muy ocultados, aunque los propios inquisidores eran los "peores", que es un decir por sádicos y por hipócritas. En el renacimiento renacieron las artes, la cultura más generalizada y algunas libertades, las de los homosexuales seguían ocultas.

En la era moderna lo mismo, y ruego me perdonen si no ahondo más en el tema histórico porque soy una ignorante redomada y porque creo que no hace falta tanto enrollarse.

En la reciente historia es de justicia decir y nombrar a unos ideales fascistas que los odiaban, yo recuerdo haber oído decir que un hijo maricón era una desgracia horrible, si, y eso es horrible, hay que saberlo ya, ni un hijo ni una hija que tengan tendencias sexuales distintas a las mías es ninguna desgracia, desgracias en la vida son las cosas tristes por irreversibles, los seres humanos BUENOS homosexuales, del Sevilla FC o del Real Betis Balompié, son una bendición.-

POR ESO NO ENTIENDO que una vez que a Dios gracias se le reconocen sus derechos humanos y naturales se salgan tanto de lo normal ell@s mismos, cuando es el momento de tomar la cuestión con la naturalidad que se merece y vivir la vida serenamente.

Los polític@s, que son unos malvados se aprovechan de esta circunstancia de reconocimiento y hacen su agosto encabezando una cabalgata absurda para mi gusto porque ya no hay nada que reivindicar, y si quieren celebrar algo porque en realidad se lo merecen por tanta persecución, creo yo que debía ser de una forma más digna y menos farandulera porque corren las criaturas el peligro que con tanto colorido, tanta pluma y tanto enseñar el culo y besos a mogollón, no se les tome como se merecen, MUY EN SERIO, MÁS EN SERIO QUE AL NOTARIO DE MI BARRIO.-

P.D. Algun@s personas, no todas, que participaban en la cabalgata han hecho gags de burlas a las religiones y costumbres, por mi no hay problema, las ideas las tengo muy claras, pero ell@s son los primeros que saben cuanto puede doler o afectar una falta de respeto. Nada más que decir, bueno si, ni han sido todos los que están ni todos los que no están son así, y, polític@s, ¡que hipocritones sois!