"Casos Clínicos"

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Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

miércoles, 29 de abril de 2020

Confinamiento Eterno

El confinamiento ordenado el 14 de marzo y prorrogado por este “gobierno” atolondrado que nos tienen a casi todos encerrados en casa desde hace más de un mes, parece no tener fin. Las medidas sanitarias que se iniciaron a toro pasado a causa de los intereses políticos y mediáticos de socialista y populistas de Podemos, que tan triste resultado han tenido para muchos ciudadanos sobre todo en Madrid, las estamos cumpliendo los ciudadanos ejemplar y solidariamente.

Solidaridad ciudadana no con el “gobierno” como creen ellos, sino con los que luchan día a día en los hospitales (con escasos medios por desgracia) para salvar vidas, a riesgo de la suyas propias como ya hemos visto; y solidaridad con todos los servidores públicos -no son precisamente los políticos a los que me refiero- y privados que colaboran y ayudan a la sociedad luchando de todas las formas posibles contra esta epidemia y sus devastadores efectos, principalmente por los fallecidos y por las tragedias económicas, sociales, familiares y personales que estamos presenciando.

El confinamiento físico está ayudando a controlar la epidemia de coronavirus y salvando muchas vidas. Los resultados afortunadamente los estamos viendo día a día publicados y analizados científica y estadísticamente. Son esperanzadores. Sabemos que este estado debe estar llegando a su fin y vamos a comenzar a recuperar lentamente nuestra vida “normal”. Y esa es otra prueba que debe superar este “gobierno” sin metérnosla doblada y hasta el corvejón. Porque me temo que hasta al “desconfinamiento” van a intentar sacarle rédito político. Veremos a ver.

El “gobierno”, ante esta crisis, ha adoptado un patrón republicano bolivariano muy típico, con apariciones estelares en la tele bien como “comparecencias” semanales de “mi persona” o bien usando el Parlamento para soltar los discursos podridos del psicópata y sus secuaces. Discursos en los que son capaces de decir que lo blanco es negro y viceversa al mismo tiempo, sin que les afecte el fogonazo brutal de la indecencia que pregonan: “ellos” no han sido responsables, nunca han mentido, no han cometido ni un solo error, es más, han llegado a afirmar que los ciudadanos “estuvimos de acuerdo” con las medidas tomadas días antes la epidemia y en cierto modo somos los responsables…

Mi opinión es que estamos gobernados por un Psicópata embustero que solo le importa el poder y sus oropeles. Todas sus mentiras y contradicciones siguen fluyendo, sin darnos a los españoles una sola explicación ni disculpa de por qué nos mintió y sigue mintiendo. En su paranoica huida hacia el abismo de la destrucción de España se ha rodeado de lo peor de cada casa.

Psicópata  Psicópata   Psicópata ?

El vicepresidente Iglesias es un inmoral tanto en su vida pública como privada y a sus actos me remito. Insulta al Rey repetidamente y por lo tanto a un gran número de españoles monárquicos.


El traidor Torra y sus catalanas maneras de entender la política: “la pela es la pela”, y “España nos roba”, como muy saben los herederos ideológicos de Mosén Pujol y su maravillosa y ejemplar familia, que está dejando a la altura del betún a todo el pueblo catalán.

El teleñeco Sr. Rufián, que no he visto nunca un apellido que defina mejor a una persona, persiste en su chulesca actitud amenazante pues sabe que tiene atrapado a los “socios” por los mismos compañones.


El barriobajero Ábalos, que es un hortera y un chuleta de pacotilla, indigno como los anteriores de representar a España en Europa, y que tendrá que dar cuantas de sus tejemanejes en el aeropuerto con las maletas venezolanas.


El ministro de Sanidad, el pobre, es un filósofo catalán al que todo esto le viene muy grande y está desnortado y sin liderazgo alguno. Y es muy fácil ampararse detrás de un “comité de expertos” -muy opaco y nebuloso para los ciudadanos- pero que parece mas bien elegido por sus idearios políticos que por sus conocimientos científicos.

El CIS es ahora una herramienta al servicio insano del “gobierno”…

Lo que pretenden es confinar nuestras mentes en la cárcel del ideario “revolucionario” y “progresista”, es decir en la falta de libertar individual y con el absoluto control de los medios de comunicación para “reprogramarnos”. Así, las redes sociales y los medios afines se han convertido en el No-Do perpetuo de adoctrinamiento de masas.

El dinero público sirve para comprar voluntades y adeptos a la causa progresista: cadenas de televisión, tertulias diarias, emisoras, periódicos… Tienen un ejercito de paniaguados proclamando consignas marxistas-leninistas a los cuatro vientos, comisarios políticos a sueldo del estado que denunciarán a quien tenga la osadía de ser crítico con ellos y con sus intereses.

Por eso todos somos tachados de fascistas excepto quienes “ellos” digan. El “trifachito”, es decir todos los votantes de Vox, PP y Ciudadanos, fachas. Los que critican al PSOE, a Podemos y a los socios que sustentan al “gobierno”, fachas. Los que piensen distinto al ideario “zombi-progresista”, fachas. Los que discrepan de los periodistas, escritores, músicos, artistas y chupópteros del pesebre, fachas. Los que no ven las películas españolas, fachas. Los periodistas independientes, fachas. Los que en las redes sociales son críticos con el “gobierno”, fachas. Los que tienen una bandera de España y la muestran sin complejo y con orgullo, fachas. Los que son monárquicos, fachas…

Señores “fachas”, o acabamos con ellos en las urnas y restablecemos la libertad de pensamiento, o ellos acaban con nosotros… confinándonos eternamente en el comunismo.

PD: Este artículo se publico ayer en ABC de Sevilla, en Tribuna Abierta. 

Quiero agradecer de corazón y emocionado los cientos de mensajes y llamadas de felicitación que he recibido, muchas de personas desconocidas. Casi todos me felicitan por mi "valentía" y "claridad" y "decir las cosas por su nombre", etcétera.

También he recibido un mensaje de desaprobación llamandome "radical" y de "derechas"...

Ni soy un valiente ni radical. Soy libre. 

Y en este país que los "gobernantes" se atreven a mentirnos sin el más mínimo pudor día tras día, donde los políticos se insultan impunemente dando ejemplo de intolerancia y desvergüenza (por lo menos a mi y a muchos que piensan como yo), donde tenemos cuatro vicepresidencias inútiles en medio de esta crisis que está empobreciendo y arruinando a muchas familias, en este país donde no se han reducido ni el número de carteras ministeriales, ni el Senado, ni el sueldo de los parlamentarios en solidaridad con los que sufren penurias económicas... en este país, digo, no oigo ni una sola voz de los "socialistas" y "podemitas" clamando por alguna de estas medidas.

Yo no soy un valiente, ni mucho menos. Solo digo lo que pienso porque es lo que me dicta mi conciencia.

Yo no soy un radical, ni de "derechas" siquiera.

Ya he votado durante tantos años a casi todos los partidos demócratas de izquierda y derecha y así lo seguiré haciendo. Nunca a los extremistas "radicales".

Radicales son los que nos gobiernan con un único objetivo: mantenerse en el poder. Recordad como mintió Pedro Sanchez a todos los ciudadanos al respecto de los pactos con Podemos y con los independentistas. Ellos son los radicales.

Radicales son los de Podemos y sus votantes, jóvenes obnubilados por cuentos y patrañas, por palabras vacías y falsas de estos líderes "populistas" que prometían "justicia social" y ahora viven mejor que aquellos que decían que iban a "expulsar" de España. Golfos con balcones a la calle. Esos vendedores de quimeras son los verdaderos "radicales", los que defienden "democracias" como la venezolana, dónde se mueren de hambre en las calles y el dictador saca dinero del país a manos llenas.

Yo solo soy un pensador libre y honesto conmigo mismo. 

Sin nadie que me diga cómo tengo que pensar, afortunadamente. 

Libre.

Y así seguiré.

                         Sevilla 29 de abril de 2020.



miércoles, 8 de abril de 2020

Información Coronavirus (3)

Estoy recibiendo muchas preguntas por dudas sobre el riesgo de contagio después de haber pasado la infección por Covid-19 y como se produce la inmunidad.

Resumiendo:

Cuando una persona se contagia, el virus se multiplica exponencialmente en la mucosa de las vías respiratorias altas (aumenta la carga viral) y sigue aumentando durante 6-7 días, avanzado por todo el organismo sobre todo en los aparatos respiratorio y digestivo. A partir del día 7, el sistema inmunitario del huésped hace que el virus comience a menguar (disminuye la carga viral) hasta desaparecer en 10 -12 días.

La prueba PCR (Reacción en Cadena de Polimerasa) que se toma de secreciones mucosas de vías respiratorias y faringe, donde se reproducen los virus, es positiva a los pocos días del contagio y se negativiza cuando desaparecen (carga viral negativa). Sirve para confirmar contagios recientes activos y para saber cuando un positivo se ha convertido en negativo. No predice directamente si un paciente está inmunizado.

La prueba basada en la detección de anticuerpos que se forman en los infectados por Covid-19 es más compleja de interpretar. El organismo fabrica dos tipos de anticuerpos:
-       IgM. Estos anticuerpos (AC) se generan en la fase activa de la enfermedad para luchar contra el virus, de forma que a los o 7-10 días ya hay niveles en sangre suficientes para detectarlos. A medida que desaparece la carga viral, estos AC van disminuyendo progresivamente hasta desaparecer en varias semanas. Un nivel alto de estos AC significa una infección en curso o reciente.
-       IgG. Estos AC se comienzan a formar unos días después de los IgM, y aumentan lentamente en el suero de los pacientes contagiados, pero no desaparecen aunque disminuya la carga viral. Son los AC encargados de conferir la inmunidad y evitar la reinfección por el virus Covid.19. En teoría un nivel alto de estos AC IgG significa un buen nivel de inmunización. Se necesita tiempo y realizar pruebas a gran parte de la población para saber que tan eficaz es la inmunidad que confieren al individuo.

Desde el momento del contagio pueden suceder varios escenarios de evolución:
·      Pacientes asintomáticos o con síntomas leves (el 80% de los contagiados). Lo normal en los más jóvenes. No saben que son positivos, no sufren síntomas, pero pueden contagiar a muchas personas durante al menos 7-12 días. Después de 14 días dejan de ser contagiosos. Por eso se recomienda 14 días de aislamiento en los casos sospechosos por contacto directo con contagiados. Las pruebas de AC son muy útiles para detectar tanto a los pacientes negativos, como a positivos asintomáticos y curados/inmunizados.
·      Pacientes con síntomas de Covid-19 (15% aproximadamente de contagiados): gripe, quebrantamiento, cefalea, tos, fiebre, asfixia… Estos pacientes suelen consultar con el médico o con Sanidad, se les recomienda aislamiento y tratamiento en domicilio, a algunos se les realizan pruebas RCP y radiografías. Los síntomas suelen ir desapareciendo en el plazo de 14 días. Desde que no tengan síntomas deben guardar otros 14 días de confinamiento domiciliario, pues pueden seguir siendo contagiosos. Lo ideal es realizar a este grupo de pacientes test RCP o serológicos (AC) para confirmar que son positivos, negativos y/o inmunes.
·      Pacientes que desarrollan neumonía SRAS Cov-2 (5% de contagiados), con evolución tórpida y asfixia grave. Suelen ser pacientes mayores de 60 años y con frecuencia precisan ser hospitalizados con estancias largas. Esta neumonía es un cuadro complejo que puede agravarse independientemente de la carga viral, precisando ingreso en UCI y respiradores. Esta enfermedad se puede alargar en el tiempo, independientemente de la evolución de la carga viral y los resultados de las pruebas de AC.

Como vemos es de vital importancia realizar pruebas de detección serológicas al mayor número de personas, ya sean asintomáticas o sospechosas, en orden a estratificar los riesgos e impedir la progresión.

-       Los pacientes negativos son los susceptibles de contagiarse, y deben ser muy estrictos con las medidas de prevención anti-contagio: sobre todo usar mascarillas, guantes y guardar la distancia de seguridad social.
-       Los contagiados o con síntomas sospechosos a la espera de pruebas, deben guardar aislamiento domiciliario estricto, hasta que se confirme que ya no son contagiosos por PCR o serología AC.
-       Los positivos asintomáticos deben igualmente guardar aislamiento hasta que se confirme la PCR es negativa.

La importancia de hacer las pruebas de detección precoz a la mayoría de individuos queda fuera de toda duda. Cuanto antes se realice -durante cualquier epidemia- menos personas se verán expuestas y contagiadas, habrá menos carga hospitalaria y menor número de fallecidos.

sábado, 4 de abril de 2020

La vida entre paréntesis

Aquí seguimos confinados cada uno en su casa, después de abrir este paréntesis en nuestra vida a causa del virus con forma de corona. Un virus que no podíamos imaginar que tanto daño podría hacer y que tantas vidas humanas se iba a cobrar en tan corto espacio de tiempo. Daño que se está cebando estadística y tristemente con nuestros mayores, llenándonos de pena y de dolor a todos, pero especialmente a los que tienen familiares afectados o fallecidos. Todos sufrimos y lloramos por la cifra diaria de muertos que esperemos que pronto se detenga.

Los médicos y sanitarios estamos viviendo en primera línea esta tragedia humana, social, económica y política. Así que me gustaría a expresar mi humilde opinión al respecto. Espero que les sea de utilidad.

El paréntesis que se abrió el pasado 14 de marzo, fue ordenado por la ciencia matemática. ¡Quien me iba a decir a mi que la Bioestadística de primero de Medicina tendría tanta relevancia en nuestra actividad profesional! ¿Verdad Quino? De momento la Estadística se ha revelado como el mejor tratamiento eficaz para salvar un gran número de vidas ante esta pandemia. Todos hemos comprendido y aceptado solidariamente y sin rechistar que el confinamiento domiciliario es necesario para parar la progresión exponencial del invisible enemigo que nos enferma, del virus SRSA Cov-2, que se ha convertido en pandemia universal en tres meses, y que nos ha obligado a abrir este paréntesis vital con todas sus consecuencias.

Se me parte el alma ver como en menos de un mes tenemos a muchos enfermos hospitalizados que sufren en silencio sin acompañantes. Muchas personas mayores aisladas en sus domicilios o residencias sin poder recibir visitas de sus familiares. Muchos pacientes enfermos en aislamiento domiciliario sin poder cuidar a sus hijos o a sus padres, y con el miedo metido en el cuerpo por temor a contagiarlos.

Y la gran mayoría de nosotros en confinamiento desde hace semanas. (Yo me considero un privilegiado por poder atender a enfermos. Acudo a mi consulta diaria y visito a mis pacientes en sus domicilios o en el hospital. También colaboro en ABC digital contestando preguntas de pacientes, por si ustedes gustan.)

Reclusión que está a poniendo a prueba a toda la sociedad afectando a los ciudadanos no solo en su salud, también en su economía debido al cierre temporal o definitivo de muchas empresas, comercios, industrias y a la pérdida continua de puestos de trabajo. Una tragedia humana y económica para muchas familias. Un país paralizado y enclaustrado. Una ruina para muchos empresarios y autónomos. Una amenaza constante a nuestra integridad como personas que seguramente a todos nos va a cambiar.

Porque aunque la mayoría tengamos en nuestro hogar televisión, radio, teléfonos, internet, la despensa llena y mucho papel higiénico, nos sentimos amenazados y angustiados por el presente y por el futuro.

Por eso ahora es el momento de reflexionar y poner encima de la mesa nuestro pasado, que es el reflejo de nuestra vida actual. El pasado es el rastro que hemos dejado en nuestra vida. El presente es instantáneo, es el pasado más inmediato. El futuro no nos sirve de experiencia, es un valor intangible, pero es la única posesión que tenemos: el tiempo que nos queda de vida es nuestro único patrimonio verdadero, debemos adminístralo coherentemente para no cometer los mismos errores.

En nuestra conciencia está la clave de nuestra verdad, de nuestro “yo” desprovisto de artificios triviales y superfluos. Ahora es el momento de la verdad, es decir, de la bondad, del amor, de la resiliencia, del esfuerzo común. Es hora de poner las cosas en claro, de baldear el suelo que queremos seguir pisando de inmundicias políticas, de limpiar nuestro entorno de banalidades innecesarias, de desintoxicarnos de idearios impostados e inútiles, de desterrar consignas trasnochadas y obsoletas, de apartarnos de los que nos mienten a diario detrás de máscaras y siglas corruptas, es hora de levantar la cara y mirarnos a los ojos con honestidad, de aplaudirnos por las ventanas unos a otros por el esfuerzo realizado, de sentirnos orgullosos como pueblo, como región y como nación.

Es el tiempo de recalibrar la escala de valores que hemos usado en el pasado y adaptarla a la realidad para cambiar nuestra sociedad poniendo a cada cual en su sitio, sobre todo a los sanitarios, al ejército, a las FFCCSE, a los empresarios solidarios, a tantos trabajadores que nos dan el mil por ciento con una sonrisa y que hacen que nuestro país sea cada día mejor, y a todos los que creen en el esfuerzo solidario y lo llevan a cabo sin alardear.

Creo que saldremos de este paréntesis vital siendo más sensatos, más coherentes, más justos, más solidarios, más humanos: mejores personas. Mientras, usemos el amor, el cariño, la hermandad, la solidaridad, la amistad, la fraternidad, y compartamos los besos y los abrazos (que nos daremos pronto) como herramientas de trabajo diario.

Trabajemos unidos para apartar de nuestras vidas los “virus” que contagian la mentira y a los mentirosos, el odio y a los odiosos, el rencor y a los rencorosos, al fatuo, al envidioso, al codicioso, al avaro, al necio, al rufián, al botarate, al traidor.

No nos dejemos contagiar por aquellos deshonestos que, con burdos engaños, falacias y trampas, quieren manipular nuestras vidas en su propio beneficio. No dejemos que se salgan con la suya ni que se cuelguen medallas por baratas que sean.

Tenemos la solución al alcance de la mano: actuar en conciencia, con libertad y sin miedo a los “virus” del odio y del rencor que quieren destruir nuestro patrimonio vital. Nuestro futuro.

Cuando cerremos este paréntesis, que espero que sea lo antes posible, hablaremos del gobierno.

Publicado en ABC de Sevilla el 02/04/2020