El cerebro humano funciona de forma diferente al
resto del organismo. El entramado neuronal en forma de red tridimensional que
forma una nuez de billones de células no solo funciona como un “superórgano”
muy superior al mejor ordenador conocido sino que es capaz de fabricar
sensaciones físicas complejas a las que llamamos “sentimientos” los cuales nos
producen síntomas físicos muy abigarrados y complejos: tranquilidad, alegría,
placer, tristeza, inquietud, dolor, etcétera.
La neurobiologia cerebral se
regula por el equilibrio preciso de distintos mediadores químicos: serotonina,
dopamina, adrenalina, ácido glutámico, melatonina y otros… unos nos relajan y
otros nos preparan para la lucha y el estrés cotidiano.
La carga genética
favorece a unos o a otros, por eso hay temperamentos nerviosos o tranquilos.
Nuestro cerebro se comunica con el mundo exterior por los órganos de los
sentidos y responde a los estímulos externos de manera eficaz y coherente a
nuestra edad, entorno físico, condicionamientos conductuales aprendidos y
experiencias previas. No todos reaccionamos igual si pierde nuestro equipo de
futbol o si sentimos un dolor de muelas. Quiero decir que los factores externos
sociales, laborales y personales hacen que se segreguen más o menos estas
sustancias cerebrales.
Desde hace años atiendo en mi consulta cada mes a
mas personas que sin tener enfermedades orgánicas padecen síntomas físicos
producidos por un desequilibrio de estos mediadores cerebrales que les hacen
sentir diversas aflicciones que interpretan como signos de alarma de patologías
graves: palpitaciones, opresión de pecho, falta de aire, dolores de cuello,
mareos, dispepsias, colitis y otros síntomas diversos y variados. Son los
llamados trastornos psicosomáticos. Y casi todos los pacientes que lo padecen
tienen en común un alto grado de estrés no bien gestionado que con el tiempo se
convierte en un estado de angustia y temores infundados. Es la causa mas
frecuente de ansiedad.
Y yo me pregunto: si cualquier problema laboral con
cierta repercusión económica puede tener un efecto psicosomático sobre una gran
mayoría de personas normales y corrientes, que sufren estrés, ansiedad o animo
deprimido y que tal vez precisarán asistencia médica o psicológica originando
absentismo laboral, gastos sanitarios, etcétera… ¿que va ocurrir en los
próximos meses dada la gran alarma social que se está creando a la vista de las
noticias de la corrupción generalizada?
Creo que estos desalmados protagonistas
de corruptelas no solo tienen una responsabilidad con la Justicia o con
Hacienda sino también debemos hacerlos responsables de socavar los “pilares
básicos de la sociedad”: la salud psicosomática de los ciudadanos que nos
indignamos y nos llevamos un sofocón cada vez que nos enteramos de otro “caso”
de dilapidación del dinero que tanta falta nos hace para llegar a fin de mes
–esto parece el cuento de nunca acabar- y la mala, malísima, educación que con su ejemplo están dando
a la juventud.
Y este delito nunca prescribe, señores míos corruptos... ni aunque
se lo lleven ustedes a Andorra…
Amén.
ResponderEliminarGracias Gusy.
ResponderEliminarEs tan certero el artículo, y la palabra es certero, que mi serotonina o lo que sea me han hecho saltar las lágrimas. El daño y el dolor que han causado estos canallas en inmenso...Gracias y me lo llevo a mi muro.-
ResponderEliminarGenial, Celso. Qué asco levantarse todos los días con esta gentuza. Un abrazo.
ResponderEliminarY, siempre pagamos los mismos, pagamos y somatizamos...Hasta que se nos calienten las neuronas, que llegados a este punto ni podemos ni debemos ni nos vamos a callar, JAMÁS.-
ResponderEliminarBuen post! No lo había pensado de esa forma,es cierto que media España estamos de capa caida,con la moral por los suelos.
ResponderEliminarCada día generamos ira en nuestro interior al oír tanta corrupción. Que tengas un buen domingo,aunque parece lluvioso,no deja de ser estupendo.
EN EL PUESTO DEL PESCADO DEL MERCADO DE CARTAYA, he estado hablando esta mañana con una compañera de andanzas mañaneras con bolso abrigo bufanda y carga familiar a sus espaladas, igual que yo. Es de mi edad y tiene el pelo rubio y los ojos claros y brillantes, me cuenta que en su casa están todos en paro y que ella alimenta a un nieto de una hija separada, el niño tiene problemas de conducta por esta situación. Hemos comprado araña (que es un perscado) adobadas para hacer una fritada, nos hemos dado dos besos y cada una cargada con nuestros fardos volvemos a casa a freir la araña.......y las moscas también.-
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