Publicado el ABC de Sevilla hoy 23 de junio de 2015
He tenido que llevar la “amotillo” de mi primera
mujer -una motocicleta Honda Scoopy 100 cc de 1999- a la Inspección Técnica de
Vehículos obligatoria para certificar que estas máquinas transportadoras de
personas están en perfecto estado de revista para la función que deben realizar
diariamente. Así que me presento en el lugar y a la hora acordadas de antemano
y previa presentación de la documentación exigida y en regla pasamos -la moto y
yo- al túnel de inspección.
Un mecánico experto e inexpresivo inicia su
minuciosa observación de la vetusta y acojonada motocicleta la cual parece-
allí expuesta- avergonzarse de su edad. Provisto de carísimos y sofisticados
aparatos electrónicos y computadoras de última generación somete a mi amotillo
a una revisión completa y exhaustiva: la integridad y correcta filiación del
chasis y que no sufra defectos estructurales, que los neumáticos no estén
gastados y mantengan buena presión, que la dirección no se embroque ni se
resista a nuestras maniobras, que las lámparas iluminen y los intermitentes
anuncien con tiempo nuestras intenciones, que los frenos tengan fuerza y
detengan la inercia del movimiento, comprueban que los amortiguadores absorban
los baches con delicadeza, someten a mi montura a una colonoscopia
introduciendo por su escape-retambufa un sensór de partículas contaminadoras y
otro de decibelios hirientes para
que no perturbe el feliz descanso de los vecinos, comprueba que los espejos
retrovisores estén homologados y sean eficaces para ver lo que por la popa se
avecina… en fin y por fin y tras dejar veintitantos euros en la ventanilla me
dan una papela para que pueda circular otros pocos meses en paz y en gracia del
dios hacendoso del Ministerio de lo que sea.
Y se me vino al mi torpe cabeza la idea de sacarle a
esta maravilla de negocio más partido útil para toda la sociedad con esta tan
concienzuda revisión que hacen en estos hangares de la “iteuve” y me pregunté por
qué no someteremos a los ciudadanos que deciden altruistamente someterse a la
ingrata profesión de “clase política” a esta saludable y reconfortante
inspección técnica cada dos o tres años igual que hacemos con los vehículos de
más de cinco años.
Porque no estaría de más aprovechar las tecnologías
actuales para inspeccionar sin dolor ni molestias las condiciones de idoneidad
de las personas a las que confiamos nuestros votos en las urnas para los
próximos cuatro años. Un “mecánismo” social que verifique la integridad y
filiación del individuo votado en cuestión -que será sometido a examen rutinario- para constatar que
mantenga su ideología estructural sin embrocarse ni derivarse de la dirección
prometida, que sus cortas o largas luces alumbren el camino correcto, que sus
indicadores de dirección intermitentes señalen siempre el destino de sus
honestas intenciones, que tenga las suspensiones a prueba de baches económicos
y que sepa frenarse cuando la inercia tienda a sobrepasar los límites establecidos sin aprovechar los
numerosos tramos en los que no funcionan los rádares.
Someterse a un calibrador de mangas por si acaso la
anchura de alguna de ellas sobrepasara el límite permitido, que en las anchas
mangas caben hasta vacas asadas como ya sabemos…
Permitir que investiguemos en sus emisiones y
efluvios mediáticos -antiguos y actuales- por si fuesen contaminantes o
estuviesen perturbadas por tóxicos endógenos o exógenos fascistoides o
comunistoides. Comprobar que sus palabras y promesas nunca sobrepasan los
decibelios de la sensatez y de la honradez de una persona normal. Y hacerlos
mirarse al espejo de frente y comprobar que no solo son capaces de verse a
ellos mismo sino que pueden ver el reflejo de la sociedad que representan sin
sentir vergüenza. Y por supuesto que el desgaste de sus neumáticos democráticos
no los convierta en unas maquinas sin control ni gobierno, en un peligro y un
mal ejemplo para todos las personas que los rodean, sobre todo los jóvenes.
Yo creo que esto que propongo -que se lleva a cabo
con toda comodidad con nuestros vehículos sin queja de los afectados- y que sé
que en la empresas privadas está a la orden del día, debe ser una prioridad que
los ciudadanos lo exijamos como indispensable reforma democrática para aquellos
en los que hemos depositado nuestras esperanzas en forma de votos. Porque si no,
de nada vale que nos quejemos… a la actualidad me remito.
Y como dice mi primera mujer (y la única por ahora)
la dueña de la moto: No podemos circular con un coche de mas de cinco años sin
pasar la iteuve, pero los políticos que son los que conducen a España se hacen
viejos y se desgastan igual que nosotros y no los controla nadie…
Y una vez pasen esta especie de “ inspección técnica politica”, los Srs. mandatarios que sean declarados inservibles podrán optar por una de las siguientes soluciones:
ResponderEliminar-Retirada inmediata de la arena política para evitar que puedan producir daños irreparables a la sociedad.
-Achatarramiento y dulce retiro con buenos posibles y pensiones que ya quisiéramos los de a pie .
-Reciclado y devolución a la sociedad para que ejerzan la profesión que tenían antes de entrar en política.
- En caso de que el apartado anterior no sea posible (caso muy frecuente por cierto), se les buscara un lugar en alguna diputación, fundación o empresa pública donde sus decisiones no puedan hacer mucho daño, cobre un buen sueldo y puedan llegar a su retiro sin hacer mucho ruido.
-En su caso, se podría optar por ser “Politico Histórico” y volver a la actividad en consejos de administración de grandes empresas, dando millonarias charlas y cursos. También se contempla la asistencia a mítines y eventos variados en compañía de otros “históricos”
Eso si, sea cual sea el destino del susodicho…….tieso no se queda y a veces algunos de sus cuñaos tampoco.
Un abrazo compañero.-
¡Abrazo colega mio!
ResponderEliminarOOOLEEE.
ResponderEliminarTendrían que ir al desguace casi todos
ResponderEliminarY OLÉ
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