Resulta que un padre que lleva años subastando la
enfermedad de su hija en los medios de comunicación de masas para su beneficio
personal, y aquí todos como Belinda.
Una
pequeña inocente con el diagnostico de una enfermedad muy rara, la Tricotiodistrofia,
enfermedad por déficit del metabolismo
del aminoácido cistina que produce tanto retraso del crecimiento como signos de
envejecimiento prematuro en los niños que la padecen. Aunque hay varios
estadios de gravedad el pronostico es malo y el tratamiento desconocido. Mis mejores deseos para ella.
Las enfermedades raras se llaman así por su baja
incidencia por sus escasos estudios y por la ausencia de tratamientos efectivos.
Pero no se trata de eso.
Estoy indignado porque todo esto al parecer le ha
servido al sinvergüenza del supuesto padre de la criatura enferma para recaudar
fondos y pegarse la vida padre a costa de las almas cándidas que ha pescado a
través de las redes sociales los cuales le ingresaban euros a mansalva sin
asegurarse de la veracidad de sus intenciones. Se unen el hambre con las ganas
de comer.
Por un lado un golfo apandador con un rastro
pestilente de estafas previas y de amoralidad contrastada, de identidades
falsas, de delitos variados contra la inocencia de las personas, que ya había
estado en prisión condenado por crímenes similares. Un prenda.
Y por otro lado unos ciudadanos abotargados por las
entrevistas de televisión, por los emails traicioneros, los facebooks
prostituidos, los twiters enrarecidos y los whatsups lloriqueantes, encadenados
enviados y promovidos por un golfo inmoral y sinvergüenza comerciante de penas
y de lastimas de su propia hija…
Y también el fraude auspiciado por esta caterva de ciudadanos,
estos que no dan una puta limosna a Cáritas, a Médicos sin Fronteras o a
cualquier ONG de las que salvan miles de vidas en España, Europa o en África
diariamente, reconocidas mundialmente y mil veces auditadas para que no
escatimen ni un solo dólar en lo que no sea necesario, y que tiene premios
anuales por la excelente labor que realizan ayudando de verdad a los más
necesitados, a los enfermos, a los hambrientos, a los sin techo, a los
inmigrantes, a los desahuciados, a los huérfanos, digo que estos ciudadanos botarates que no le
dan ni las buenas noches a los indigentes que tienen al final de su calle tumbados
en una manta al relente ni un soplido en un ojo a los que no tienen para pagar
el agua del grifo o la luz, el bollo de pan con mortadela y la sopa de fideos
calentita de las noches heladas, estos carajotes que no se dignan ni mirar a
los pobres de su calle pero que se
enternecen como jilones progresistas cuando ven a Ana Rosa Quintana o a
similares presentadores de “la actualidad” hablando de una enfermedad rara y se
prestan a mandar sin dudarlo cantidades estrafalarias a cuentas corrientes
piratas en nombre de Dios sabe que ocurrencia diabólica. Imbéciles con balcones
a la calle.
Les quiero recalcar una cosa. Las enfermedades raras
están todas reconocidas y existe un registro y protocolo de actuación para cada
una de ellas en los hospitales españoles. No se deja ninguna de ellas al albur
de la beneficiencia pública por muy rara o desconocida que sea. Para cada una
de ellas existe una asociación regulada y registrada, con sus cuentas a la
vista.
Desconfíen ustedes cada vez que les llegue un mensaje
por cualquier red social pidiendo fondos en metálico para un enfermo (suelen
adjuntar fotos de niños con sueros y eso) que necesita una operación urgente o
un tratamiento especial que “no lo cubre el seguro”. Es una estafa.
Incluso desconfíen de algunas asociaciones “sin ánimo
de lucro” creadas en Facebook que no estén avaladas por ONGs conocidas y
regularizadas. Si tienen dudas pregunten e informense antes de enviar dinero.
Hay un registro de ONGs donde usted puede colaborar y pedir su recibo. Lo demás
son riesgos inasumibles.
Nunca envíe dinero a particulares ni a asociaciones
fantasmas que utilizan nombres de enfermedades raras y logotipos de
asociaciones u hospitales para captar y recaudar fondos de manera ilegal. Los
Hospitales no piden dinero. Los médicos no formamos parte de esta estafa.
Este vergonzante y recalcitrante golfo padre de esta
bendita criatura enferma, con ínfulas de grandeza y corazón putrefacto, además
de estafar a unos miles de “almas cándidas”, ha jugado con lo mas sagrado de la
vida humana. Con la salud de su propia hija para venderla por capítulos como si
fuera una maldita telenovela.
Dios le perdone.
Yo no.
Amen!
ResponderEliminar