Una
buena noticia y otra mala.
La buena noticia:
En
el mundo estamos a día de hoy chispa mas o menos unos 7.600 millones de seres
humanos. Y todos tenemos impreso en nuestras células un código genético -que es
como un código de barras con rayitas blancas y negras- qué, aunque son
absolutamente individuales para cada uno de nosotros los humanos, son muy
parecidos entre sí. A mayor parentesco, más trozos de código de genético
iguales. Por eso se estudia el código genético para identificar a padres,
hijos, hermanos, y hasta el parentesco de varias generaciones de individuos.
Sucede
así porque una copia del código genético de nuestro padre se mezcla con una
copia del de nuestra madre y de esa suma aparece nuestro propio código genético
-o genoma- con genes propios (pequeños trozos del código de barras cargados de
información) que nos aportan el color de la piel, el de los ojos, el pelo,
etcétera, aparte de la tendencia o no para padecer algunas enfermedades hereditarias.
En
los códigos genéticos no hay clases sociales. No existen unos genomas mejores
que otros, ni más fuertes, ni más largos, ni más bonitos; no existen genomas azules,
ni blancos, ni negros, ni rojos, ni amarillos. Los genes no entienden de razas
ni de naciones ni de nacionalismo, mucho menos de religiones o de políticas.
Geneticamente solo somos hombres o mujeres.
Además
a nivel genético todos somos emigrantes. Todos provenimos de unos grupos de
homínidos que huyendo de la calor -supongo- cogieron carretera y manta y se
dispersaron en grupos por Europa y Asia y fueron formando pueblos distintos.
Casi todos tenemos en nuestro código de barras un restito del genoma de
aquellos hombres de Neandertal tan simiescos ellos.
Lo
peor que le puede pasar a nuestro genoma es la endogamia: la reproducción de
forma repetida entre parientes que comparten código genético en mayor o menor
grado, pues favorece la aparición de alteraciones genéticas y aumenta el riesgo
de transmisión de enfermedades hereditarias.
Esto
se ha estudiado en determinados grupos y pueblos aislados de Finlandia e
Islandia, Persia, Pakistán, India (sobre todo los romaníes o gitanos) y en el
laboratorio se ha comprobado con muchos animales e insectos.
También
han sufrido (y sufren) los efectos de la endogamia las familias reales europeas,
muy dados a casarse entre parientes. Hay ejemplos para dar y tomar.
El
antídoto contra la endogamia es muy fácil: incorporar códigos genéticos
diferentes (sangre nueva de mujeres o de hombres) para “refrescar” el genoma
endogámico perturbado. Es lo más sensato y lógico.
La mala noticia: La educación no se transmite con los genes.
PD:
Y mira que había gente donde elegir…
Por los clavos de Cristo, deseando estaba escribir al respecto y ni me atrevía ni sabía por donde empezar. Ser científico tiene muchas ventajas, todo lo analizais desde un punto de vista racional y sabio para poder expresar hasta los errores humanos más contundentes. Se avecina, creo yo, el fin de esa estirpe porque si por un lado hay tratados con firma y sello, por otro hay una boca para hablar si es que la despachan. Aquí han bastado a una reunión de genes sin educación y sin piedad para acabar con más de setecientos años de soledad, solo ha hecho falta la vulgaridad... Genial mi hermano. -
ResponderEliminarY en el lote van tres, la oscuridad andante, la ambición desmedida y la vulgaridad. Ni las guerras ni los diezmos ni los celos y veleidades reales, ni muchas generaciones de súbditos, tres mequetrefes de puertas a dentro y.... Vayancondios. -
ResponderEliminarANUNCIOS DE TV. QUE VEO: Hoy en día, afortunadamente somos muchas las abuelas que ayudamos a cuidar de los nietos y somos felices haciéndolo, estamos bien y para que estemos aún mejor la publicidad no deja pasar el filón de este nuevo fenómeno social, tres ejemplos muy ilustrativos: "Desde que uso QuePena Lady, puedo ir con mis pantalones favoritos a jugar con mis nietos" , se ve a la abuela con un culo más perfecto que el de Jennifer Lopez, sin exagerar. Otro, "Desde que me pongo la crema Trompacid en las rodillas, juego con mis nietas a lo que sea", se ve a una abuela saltándo tres o cuatro escalones cual gimnasta olímpica. Y otro, "Desde que voy a revisarme los dientes a Sacopasta Dental, puedo reir y comer con mis nietos a mandíbula batiente" , se ve a una abuela riéndose con la boca abierta que parece que se la va a descoyuntar de tanto abrirla y mordiendo a continuación un piñonate de los más duros. La publicidad que es muy lista. Que felicidad ser abuela, con mis achaques incluidos. Me cuido con conocimiento. Vayancondios. -
ResponderEliminarUNA MUCHACHA BELLÍSIMA, mestiza, hija de madre bellísima también y de raza negra, se ha casado con el hermano del futuro rey de Inglaterra. Esta madre con ese aire de dignidad ganada a pulso en su barrio de negros, vestida de verde sereno con tocado de lado sin ningún aspaviento, elegante a más no poder, tenía y mantenía sin disimulo su mirada la postura y el gesto del orgullo de su raza, mientras su hija se casaba con un miembro de la realeza más importante del mundo de las realezas. En la ceremonia y en ese templo tan inglés, se ha cantado a ritmo de gospel un maravilloso "Satnd by me" y un pedricador negro ha dicho con sus aspavientos de siempre lo que le ha venido en gana, que grande!!! . El padre de la novia un blanco inquieto y corpulento ha declinado la invitación, o lo han invitado a declinar. El pequeño hijo de Lady Diana, al final a hecho algo bueno en la vida. La reina abuela, su divina majestad Isabel (Dios salve a la reina), la soberana, no movía un músculo de su cara, o menos de lo habital. Dios salve al meztizaje y a la silla vacía de Diana, la felicidad y el acierto de sus hijos es su triunfo póstumo. -
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