"Casos Clínicos"

Mi foto
Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

miércoles, 22 de octubre de 2025

Síndrome de Fatiga Crónica

 Aunque en Andalucía tendemos a usar “fatiga” en su acepción de ganas de vomitar, la fatiga que nos referimos en este complejo Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) es la que significa “cansancio”.

 Nos encontramos en la consulta con pacientes de entre treinta y sesenta años, más mujeres que hombre, que refieren padecer desde hace tiempo -ponemos el límite menor en seis meses- cansancio exagerado la mayor parte del día, astenia intensa, agotamiento fácil, desfallecimiento a esfuerzos sin causa justificada, así como otros síntomas muy similares y recurrentes: dolores musculares y articulares que empeoran con la actividad física pero que no mejoran con el descanso, a veces sensación de tener fiebre, molestias de garganta y cuerpo como griposo. 

 Es importante constatar que este cansancio crónico no remite con el descanso diurno ni con el sueño nocturno; los pacientes suelen contarnos que duermen muy mal ya sea por insomnio de conciliación o por frecuentes despertares, teniendo la sensación de que amanecen sin energías por lo que tienden a evitar cualquier actividad que implique esfuerzo físico, incluso a veces solo con incorporarse notan aumento de todos los síntomas y mareos o lipotimias. 

 Este conjunto de síntomas titulado Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) produce en los afectados que lo padecen un deterioro progresivo en la esfera personal, en el ámbito familiar, laboral y psico-social pues se sienten imposibilitados para llevar una vida normal. Con el paso del tiempo se va produciendo también un deterioro cognitivo que empeora la calidad de vida de estos pacientes. Todo esto hace que se haya venido incluyendo el SFC en el catalogo de las Enfermedades Psicosomáticas. 

 El diagnóstico es complicado. Hasta ahora se realiza por exclusión de patologías objetivables que pudieran ser las causantes de estos síntomas tan inespecíficos, pero a la vez tan sensibles: enfermedades hematológicas, metabólicas, reumáticas, autoinmunes, auto-inflamatorias, patologías mitocondriales, infecciones subagudas o crónicas, trastornos neurológicos y psiquiátricos deben ser descartados. Lo cual implica el estudio por diferentes especialidades médicas con un gasto considerable en pruebas complementarias y el consiguiente deterioro anímico del paciente que no encuentra luz en su enfermedad. 

 Para el internista es un reto hacer un correcto diagnóstico diferencial y evaluar correctamente a estos pacientes hasta llegar al diagnóstico de certeza. Los últimos avances de que disponemos como los Algoritmos de IA que analizan datos clínicos y de laboratorio para diferenciar el SFC de enfermedades similares, son de gran ayuda. En los últimos años han aparecido grupos de investigación intentando objetivar con nuevas hipótesis la etiología del SFC. Se rastrean alteraciones inmunológicas que afecten al funcionamiento normal neuro-muscular; o bien alteraciones de las mitocondrias (que son las fábricas de energía celular) disminuyendo la eficacia energética ante el esfuerzo; o comprobando funcionamiento anormal del microbioma intestinal para producir tóxicos sistémicos; o que sean secuelas crónicas de enfermedades víricas, como el Covid prolongado, produciendo infección subaguda crónica persistente. 

El diagnóstico del SFC basado en la evidencia se basa en la búsqueda de biomarcadores alterados capaces de ser detectados y cuantificados en paneles analíticos o epigenéticos; pruebas de neuroimagen (RNM y PET) que detecten neuroinflamación medible y comparable; test específicos de tolerancia a esfuerzos con ergoespirometría, consumo de oxígeno, lactato y otros parámetros que midan agotamiento metabólico celular anormal durante la actividad física y en las horas posteriores.

 Actualmente están en marcha ensayos clínicos terapéuticos -algunos bastante avanzados- con inmuno-moduladores, anti-citocinas pro-inflamatorias, antihistamínicos, antivirales, estimuladores mitocondriales y otros fármacos que consigan devolver la salud a los afectados. 

Para ellos es importante el reconocimiento social de la enfermedad, el apoyo sanitario multidisciplinar, la atención psicosomática personalizada, la ayuda psiquiátrica o psicológica y el correcto manejo de la actividad física programada. 

 El tratamiento del cansancio, dolor, insomnio y depresión con dosis personalizadas de fármacos, parece estar ofreciendo resultados esperanzadores para mitigar los síntomas. 

Porque, aunque a día de hoy seguimos sin tener un tratamiento curativo, podemos mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes aportando medicación sintomática empírica: nutracéuticos bioactivos, antioxidantes, aminoácidos, coenzimas, vitaminas y prebióticos han demostrado disminuir la fatiga, el cansancio, el dolor, mejorar la calidad del sueño y del descanso reparador, siempre evitando los analgésicos antinflamatorios e hipnóticos de uso común que cronifican más si cabe esta enfermedad.

Publicado en ABC de Sevilla el 21/10/25

jueves, 4 de septiembre de 2025

Agosto 2025

Terminó el veraneo recurrente rompiero de dos meses y ya estoy en la capital de Andalucía por mucho que le duela a los que le duele que esta bendita ciudad- Sevilla- sea tal y como es, es decir, como los sevillanos queremos que sea y ni una palabra más. 

El agosto playero ha sido un mes tranquilo para mi. El Huevofrito escacharrado nos ha impuesto a la familia un día a día que me ha recordado a los veraneos de mi infancia muy dependientes de las mareas para el baño sin fango (o con fango). He vuelto a mirar a la luna todas las noches y a la ría todos los días. Y he disfrutado de las corrientes y los vientos que rolan y mueven los barcos fondeados en digna lid de a ver quien puede mas y los perfila rumbosos. 

 Mis nietas son peces de luz, creo que tienen branquias y respiran bajo el agua y cuando salen luminosas de sal y riéndose veo princesas angelicales que se ríen de mis miedos y me tranquilizan con su sabiduría y su valor, que quizá yo he olvidado que tuve algún día. Les regalé hace años una tabla inflable que amarran en lo hondo a la popa de una patera y suben y se tiran tres trillones de veces seguidas sin cansarse. Los dos pequeños juegan en la orilla a ser mayores y ya van surfeando olas imitando a su padre. Y yo camino indiferente y me baño en mi ría fangosa cada día más orgulloso de estar allí y de repetir lo mismo desde hace más de no se cuantos años, muchos. 

También hemos recorrido -buscando baños distintos- chiringuitos costeros tanto de la costa El Rompido-Punta Umbría, como del Algarve cercano. Ganan por goleada los lusitanos en servicio, atención al comensal, cocina y limpieza. Es una pena lo mal que tratamos a los clientes de restauración en la Costa de la Luz, pero eso es otra historia. Y la basura de nuestras playas y la falta de urbanidad es la misma historia. Educación desde la infancia, programas educativos sociales continuos en los medios de comunicación, menos series gamberras y mas lectura señores, que se están ustedes quedando atrás con tanto cubata y tanto porro. ¡Y no me tiren las colillas a la arena por favor! ¡Y vamos a hablar sin gritar, coño, que los que tenemos audífonos nos los tenemos que quitar del ruido infernal! 

Bueno. Mucha piscina de la “urba” -como dicen los jóvenes- también ha habido. Es mi gimnasio donde ando contra el agua sin meter la cabeza que el cloro es enemigo de mis pobres oídos y hago aguayin personal a mi manera que me sienta estupendamente. Tenemos un chiringo piscinero que pone los botellines helados de verdad y que le hemos dado mucha caña agosteña. En la barbacoa comunal arroces se han degustado varios. Yo hice uno con conejos, perdices y zorzales. Soy raro. 

Y así día a día ha ido pasando agosto, saliendo poco por las noches al pueblo porque se llena de “comegamgas” (es una broma que gastamos entre nosotros) hasta unas cantidades verdaderamente impensables hace algunos años. Me alegro muchísimo por los restaurantes de mis amigos que llenan todos los días y tiene cola para sentarse y le dan dos o tres pases a cada mesa. Algunos advenedizos se vienen arriba en verano y se ponen tontitos si les pides una mesa como favor y te quieren perdonar la vida… ya llegará el invierno, criaturas mías. 

He leído mucho, un poco sin orden ni concierto, pero un libro me ha turbado: “A cuatro patas” . No lo recomiendo. Spotify con cascos, le he dado un buen repaso a mis clásicos, hásta he hecho unas listas de esas de compartir. 

Resumiendo, que es gerundio. Mes de agosto caluroso, bullicioso, ruidoso, pero que ha sido un buen mes para descansar y completar un verano que ha transcurrido sin incidencias, al menos que se puedan y deban contar en estas páginas. 

 A por septiembre.

sábado, 2 de agosto de 2025

Julio 2025

Cada año me vengo antes a veranear a El Rompido huyendo de las calores y del agobio veraniego de la capital. Es un premio que me impongo como autónomo currante de sesenta y nueve tacos (01/07/1956) sufridor de diez meses de trabajo a destajo yendo de una a otra consulta con mis motos eléctricas de alquiler haga calor o haga frio, llueve o diluvie, para ver a mis queridos pacientes o visitarlos en el Hospital si están ingresados. 

 Este año me vine a la playa a finales de junio y aquí sigo felizmente prisionero de esta cautivadora luz choquera, de este sol veraniego, del fresco foreño cuando salta, preso del vaivén de las mareas de la ría purificadora, del fango de mi infancia y de los días largos como mangas de jerséis dados de sí. 

 El mes de Julio ha transcurrido plácidamente. Pocos veraneantes entre semana, lo que hace de este bendito rincón de Huelva un paraíso de paz y tranquilidad ideal para dar largos paseos por la marisma y entre los pinares de la forestal, o bien detrás de una pelotita por los campos de césped bien cuidados. 

 Yo soy más de caminar por la playa solitaria, saludando y pegando la hebra con las gaviotas confidentes que me cuentan como han pasado el invierno, insultado por charranes pendencieros y chillones, jugando al esconder con los correlimos y -como Alfonsina- metiéndome en el agua y dejándome llevar por el oleaje hasta que el cuerpo se me arruga y se me salan las meninges. 

 Para tranquilizar mi conciencia “laboral”, he despachado consultas médicas por las mañanas durante dos o tres horas de lunes a jueves, bien por video, teléfono, correos, haciendo informes de pruebas pendientes y recetas, resolviendo dudas, explicando diagnósticos y aconsejando tratamientos, actos médicos que se puedan realizar sin consulta presencial. Esto me mantiene activo y me obliga a mantener mi disciplina profesional (y me aporta sustento suficiente para convidar a mi familia cada vez que me salga del alma, que mi alma es espléndida por cierto…). 

 Mis nietos Celso (5) y Esteban (3) cuando se despiertan les encanta venirse cada mañana a casa (sus padres teletrabajan también) y me amenizan las consultas con sus preguntas casi imposibles de contestar mientras se comen sus melocotones o paraguayos y a la vez pintan acuarelas en un cuaderno o la guapa abuela les enseña a jugar al dominó y luego les cuenta un cuento de piratas y tiburones. 

 A media mañana o por las tardes el afamado Huevofrito nos lleva navegante al baño diario a la otra banda, paraíso familiar donde mis hijos y mis nietas Celsa (14); Leonor (12) y Ana (10) no paran de tirarse cabeza desde la borda mientras el paseante solitario se va a reflexionar de lo divino y humano, es decir: a esperar ansioso que llegue la hora de la cerveza que espera helada en la nevera del barco.

 Antes del sol alto y gordo regresamos al pantalán buscando sombra, baño en la piscina (yo me quedo con la sal) y cervezas con “ratita” en El Vertical. 

 Tristemente desde mediados de julio el motor del Huevofrito decidió pararse y está en el dique seco esperando diagnostico. Algo electrónico dicen. Si alguien entiende de fueraborda Evinrude 90 cv E-TEC de 2 tiempos, se agradecen consejos. 

 Leo mucho a diario: periódicos varios, artículos que busco, un par de libros en la mesilla de noche, dudas raras que pregunto a chatGPT; pierdo mucho tiempo viendo bobadas en YouTube; veo o reveo alguna película interesante en la tele; escribo poco, no se si por pereza o por falta de imaginación, creo que estoy perdiendo esa facultad escritora, si alguna vez la tuve. 

 Por las tardes, después de una buena siesta y un baño reparador en la ría (el Gin Tonic de la Pezera es insuperable), me acerco al Restaurante Paseo Marítimo de mi amigo Joaquin Ceada -hombre de pocas palabras, malajoso- y me siento a su lado con una cerveza por delante a curiosear como se pone el sol y admirar como se tiñe el lubrican de colorines pastelosos que se reflejan en la ría pintando un cuadro distinto cada día. 

 Cuando llega la noche y salen las estrellas y se encienden las luminarias de los restaurantes freidores y planchadores de pescados y mariscos, este que está aquí se va derechito a su casa -ya tomado el fresco de birras barrigonas- y se sienta en la terraza con su señora a tomar unas tapitas a la luz de una vela, mientras van apareciendo una tras otra las nietas para ser condecoradas por su abuela con collares y abalorios que lucirán como princesas en la plaza del pueblo. 

 A la cama temprano, lectura obligada hasta que el cuerpo aguante antes de nana coco… y Jesusito de mi Vida. 

 Este ha sido más o menos mi mes de julio rompiero. Gracias a Dios sin incidencias. Lo del Huevofrito es una molestia, pero todo lo que se pueda arreglar con dinero no tiene precio. 

Sé lo que digo. 

 ¡A por Agosto!

miércoles, 18 de junio de 2025

El Ejemplo

El antiguo “exemplum” medieval era un relato basado en leyendas o tradiciones de hechos atractivos o el recuerdo de un caso peculiar bien traído -la mayoría de las veces con intención moralizante-, que los narradores referían para conseguir la atención de los oyentes con el propósito de que lo imitaran y siguieran, siendo bueno y honesto, o por el contrario para huir de ello y evitar un comportamiento similar siendo malo y despreciable. 

Evolucionando, el “ejemplo” va ganando protagonismo para definir los actos y conductas personales que mueven o inclinan a otros a imitar estos hechos dignos de aprecio por ser conformes a la razón más elemental, a la ética personal y a las normas morales que sustentan la convivencia en paz. 

Igualmente se usan estos sucesos, textos, cláusulas o recuerdos citándolos -como ejemplares- para autorizar, remarcar o ilustrar un aserto, doctrina u opinión personal. 

De tal manera que hoy día “dar ejemplo” con los propios hechos es excitar a nuestros semejantes a que nos imiten, para que ellos a su vez sean ejemplo para otros y se transmita la ejemplaridad en un árbol ramificado y lleno de frutos que nos inciten a ser mejores personas, más civilizados, altruistas, honestos y felices. 

Tenemos cientos de ejemplos donde mirarnos cada día, tantos que es imposible citarlos, pero me consta qué en el trabajo honrado y solidario, en la ciencia esclarecedora, en la impagable docencia, en el deporte, en la respetuosa tauromaquia, en la estructura familiar, en la bendición de la amistad, en el arte en todas sus manifestaciones, en la música, la literatura, la filosofía, en la espiritualidad y donde ustedes vean luz con buen brillar encontraremos siempre espejos donde mirarnos que nos marcaran el rumbo correcto de nuestras vidas. 

Tanto es así que la educación de nuestros hijos infantes, adolescentes y jóvenes debe estar basada sobre todo en el ejemplo (más que en la palabra). 

Sus referencias fundamentales deben ser sus padres, su familia, sus maestros y educadores, sus amistades y su entorno social con todas sus virtudes e inconvenientes. 

Y entre todos debemos darles buen ejemplo a estos proyectos de adultos, hombres y mujeres que en poco tiempo que regirán nuestro destino y serán nuestros cuidadores. 

Pero tenemos un serio problema de “mal ejemplo” instalado en la sociedad española. Mal ejemplo que está impregnando nuestras vidas y sobre todo la de los más jóvenes tergiversando todos los aspectos en los que se basa la educación ya que están normalizando comportamientos perturbados y malvados de aquellos que deberían dar el mejor de los ejemplos. 

Tenemos que proclamar alto y claro que son “malos ejemplos”: la mentira, la traición, la indecencia, la desvergüenza, el insulto, la falta de respeto, la ausencia de autocrítica, la degeneración personal, la intolerancia, la justificación de latrocinios, la impunidad a los delincuentes por un puñado de votos, la amnistía interesada, la compra de voluntades con dinero venezolano, el enriquecimiento ilícito, el blanqueamiento del terrorismo, la ocultación de delitos, el nepotismo oficializado, la carcoma programada de la democracia, el comportamiento mafioso instaurado y mantenido… y añadan ustedes todos los malos ejemplos que quieran. 

Los titulados anteriores no deben ser ejemplo para ninguno de nosotros, por mucho que los veamos en los medios de comunicación y redes sociales, por muy bien colocados que estén o por muchas subvenciones y ayudas que reciban, hayan recibido o vayan a recibir de cualquiera de los chiringuitos, eres, fafes, asesorías, fontanerías o como se llamen. Son muy mal ejemplo para la sociedad. 

Y sobre todo para los jóvenes que están siendo testigos de esta inmundicia diaria, y que pueden ver en el truculento lodazal de la política una salida fácil, ya que sin estudiar ni formarse adecuadamente, tan solo siendo un “político” con su carnet y su enchufe de alto voltaje pueden vivir de la sopa boba de las ayudas hasta que puedan asar la famosa vaca. “Por ejemplo”: (añadan ustedes los nombres que gusten). Eso sí, a cambio de perder su integridad. Pero eso les da igual. 

Ustedes saben perfectamente de quienes estoy hablando y sobre quien descargo toda la responsabilidad. 

Me refiero al cotarro perturbado en que se ha convertido el Partido Socialista Obrero Español y a sus socios partidistas nefandos que mantienen a Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno. 

 Son los peores ejemplos.

Publicado en Tribuna Abierta de ABC de Sevilla el 13/06/25

lunes, 3 de marzo de 2025

A día de hoy.

A día de hoy me encuentro razonablemente bien, aunque en muchos aspectos de mi rutina diaria podría mejorar, creo yo; también en ser un poco más empático a veces con aquellos a los que tanto quiero…

 Reflexiono. 

 Salud: Me encuentro saludable a mis casi sesenta y nueve años. Así lo corroboran los últimos análisis y pruebas médicas. Me sobran si acaso un par de kilos de cervezas, vinos y tapas, pero como decía Machín es muy difícil esquivar al “complemento de mis ansias, al que no renunciaré…” Camino más que un Masai, suelo usar motos de alquiler para ir a la consulta con la idea de volver andando, aunque a veces las tascas me pegan voces o me murmuran tentaciones y no tengo palo donde amarrarme. De vez en cuando me meto en la pileta del gimnasio a hacer aguayín por mi cuenta (podría dar clases). Paseo deportivamente los fines de semana por los parques de Sevilla, que son una maravilla. Ya mismo estoy andando por mi paraíso rompiero con los pies siempre en el agua y charla que te charla conmigo mismo… Deporte y reflexión en la misma sesión. Me encanta la soledad en compañía del mar, del viento, de las dunas y de los pájaros (que pena que no los pueda oír como se merecen). Bueno, reconozco que me suelen decir que no aparento la edad que tengo y eso me refuerza el ego presumido y coqueto que tengo desde niño. Se siente… 

 Dinero: Ni más ni menos que el que necesito para vivir tranquilo… siempre que siga trabajando. Nunca he sabido ganar/ahorrar dinero. Recién licenciado me tocó vivir una época laboral difícil para los médicos porque teníamos que trabajar a destajo para mantener los “contratos” que iban saliendo, muy precarios siempre, por lo que siempre solíamos tener más de uno obligándonos a doblar guardias y olvidarnos de los fines de semana. Entonces ni siquiera nos pagaban la cotización de la SS, así de formales eran algunos Hospitales sevillanos, que no voy a decir el nombre, pero que tienen una cruz colorada como emblema. Con el tiempo fuimos siendo mejor considerados, accedimos a verdaderos contratos y pudimos tener hasta vacaciones pagadas. Hace ya casi veinte años que decidí hacerme autónomo y dedicarme a la medicina llamada “privada” con sus virtudes y sus defectos, pero siendo mi propio jefe, lo cual no tiene precio. A día de hoy soy uno de los autónomos agradecidos por poder seguir ejerciendo mi carrera con vocación inquebrantable, con alegría la mayoría de los días y con ilusión de aprender como si fuera un estudiante. Me siento muy a gusto sentado en mi consulta con mis pacientes, escuchando con mis audífonos al máximo, estudiando los casos difíciles, consultando con mis compañeros o atendiendo las consultas que me hacen, haciendo informes y peritaciones que me solicitan. Me gano la vida honradamente y además esta bendita profesión me permite ayudar a quien lo necesita. No me hablen de “jubilación”, eso no lo contemplo. Eso sí: los veranos en El Rompido, ya son de dos meses (aunque sigo trabajando por internet…) ¿Qué más se puede pedir?

 Amor: Estoy cubierto. Afortunadamente para dar y regalar. Una buena compañera de viaje (lenguaje progre) que estamos juntos desde niños, muy guapa y con su carácter, lo cual es de agradecer pues así no nos aburrimos. Ana y Celso (no podemos tener mejores hijos, quien los conoce lo sabe) viviendo muy cerca de nosotros en Sevilla y casi juntos en El Rompido. Celsa, Leonor y Ana son tres princesas de cuentos que no paran de darme besos (y yo a ellas); Celso y Esteban son dos machotes que me recuerdan tanto a mi mismo y a mi hermano Jose María que me da hasta miedo. La familia se va repitiendo como el ADN. “Sin duda la genética es algo que se hereda…” 

Mis hermanas y hermanos y sus hijos formamos un grupo bien avenido, con un gran cariño y mucho sentido del humor. La herencia de nuestros padres ha sido esa. La mejor. Doy gracias a Dios por la familia que tengo.

Amigos: Tengo un don para hacer amigos. Me gusta la relación de amistad desde que tengo uso de razón, por eso conservo a muchos amigos que los considero parte de mi vida, amigos de la infancia, de la playa, del colegio, del Bar Las Lilas, compañeros de fatigas médicas, amigos de los años de juerga, de madrugadas y amaneceres, amigos de navegar y disfrutar del paseo y algunos amigos para evitarlos, pero siempre amigos. De mis amigos aprendo de sus virtudes y me olvido de sus defectillos. A los amigos hay que cuidarlos y darles siempre su sitio sean quienes sean y vengan de donde vengan. Yo me entiendo. 

 Otras muchas cosas:

Me gusta entrar en los bares. Soy hombre de barra preferentemente. “Matrimonio tapas”. Un par de buenas tapas con cerveza o vino me deliria. También las comidas familiares o con amigos son una fiesta siempre para mi. Un almuerzo familiar en el restaurante de mi amigo Joaquín en el Paseo Marítimo rompiero, sin prisas, mientras mis nietos juegan en la arena puede ser el colmo de mi felicidad. 

 Sigo siendo un lector empedernido y a veces obsesivo. La curiosidad ha sido un gran estímulo para ser quien soy. Colecciono libros. Echo de menos todos los libros que he leído en mi vida y no conservo.. Leer me apasiona. Compro tres o cuatro cada mes que descansan en la mesita de noches esperándome, a veces leo dos al mismo tiempo. Suelo leer por las noches como una hora o así, antes de dormir, es la hora de relajarme con las letras y me prepara para un buen sueño. 

 En mis ratos libres y fines de semana también me entretengo con la tele y con el Mac. Me gustan las buenas series policiacas o de misterio, nunca de miedo; las películas de toda la vida las puedo ver varias veces sin problemas. Rebusco en las hemerotecas aquello que me interesa y guardo los archivos. Busco cosas raras para comprar en páginas de coleccionistas. Escucho música de mi tiempo con mis cascos, unos días flamenco y otros a Pink Floyd. El otro día me pasé horas escuchando a Alfredo Kraus. Y después volvía ver The Rocky Picture Show. Hay que verla en inglés. 

 Pero en los últimos meses he notado que la pereza me gana la partida algunas veces. Ya no escribo con tanta facilidad como antes, tengo mi Blog un poco abandonado, menos mal que mis hermanas me echan una mano… 

A veces pierdo tiempo un día entero brujuleando por internet viendo pamplinas de YouTube: un chino que se hace una casa de fango, un avión que casi se estrella al aterrizar, como prepara la comida callejera un tailandes, un mago haciendo trucos imposibles y otras manualidades absurdas como ver cortar una papa en rombos que yo nunca haré, videos inútiles, pero que me dejo hipnotizar por ellos dejando que pase el tiempo sin hacer nada. Después tengo un poco de remordimientos.

 De los periódicos me interesan las esquelas del ABC, el deporte cuando gana el Sevilla, y algunos articulistas que tienen salero y dan caña. Los suplementos culturales es lo que más me interesa de los diarios. No leo nada de políticos ni de política, no me parecen decentes. Me deprimen todos. No me afecta la política internacional ni el cambio climático ni ninguna de esas sandeces repetitivas con las que quieren aborregarnos y acojonarnos. El fin del mundo es mejor que te coja distraído. 

 ¡Ah! Me gusta cocinar. Hago cosas fáciles: pucheros, lentejas, pisto, arroces, wok de verduras, manitas de cerdo, fabada, tortilla francesa (muy rica), -aunque no se cascar los huevos- y solomillo al guisqui. No entiendo de cantidades ni soy capaz de hacer dos veces el mismo plato, pero es mi manera de ser. A día de hoy.