Este chiste me lo ha enviado mi amigo Javier Gonzalo. Yo lo he reconvertido en un cuento-chiste. Repito: es un chiste, un cuento chino, no es que yo diga esto ni piense así… es pura ficción. Aclaro.
Erase una vez un agraciado joven, ya rayano en la treintena, que tenía un empleo muy bien remunerado como comercial de una fábrica de ordenadores, por lo que viajaba con frecuencia y conocía mundo suficiente.
Desde unos años antes salía con una bella dama, aristocrática ella, que regentaba una butique de ropa cara. Siempre estaba trabajando muy ocupada y casi siempre cabreada y protestando por todo y de todos. Era “prospensa” a las jaquecas.
Un buen día nuestro amigo pensó que había llegado el momento de pedir en matrimonio a la guapa empresaria. Comprole una joya preciosa y pidiole matrimonio durante una romántica cena a la luz de velitas candelabras: “Querida, ¿Quieres casarte conmigo?” preguntole candoroso mientras le mostraba la cajita con el detallito de marras.
Ella quedose pensando misteriosamente y le contestó: (A elegir)
1)“No puedo casarme contigo, creo estoy enamorada de la cajera del supermercado de enfrente de la tienda”.
2)”No puedo casarme contigo, me estoy tirando a todo tu equipo de furbito”.
3)”No quiero casarme contigo, no estoy enamorada de ti, salgo contigo porque estas muy bueno y la tienes bien gorda”.
Nuestro atribulado comercial, guardó la sortija, le pegó un buche enorme al tinto carísimo que había pedido, trincó la botella que estaba mediada, y se fue sin despedirse.
Desde entonces fue feliz, tremendamente feliz:
- Ya no tuvo que estar pendiente del teléfono, de las llamadas caprichosas y de los mensajes de control y órdenes variadas.
- Jugaba al padel y al furbito cada vez que lo llamaban sus amigos.
- Luego se iban a los bares y se ponían feos de cervezas, sin prisas.
- Cuando llegaba a su casa dejaba la ropa desordenada en la silla y los calcetines tirados en el suelo.
- Meaba siempre sin levantar el asiento del retrete.
- Dormía en pelotas bravas.
- Por las mañanas cagaba con la puerta abierta y no le daba con la escobilla al frenazo si no le daba la gana.
- Se bañaba sin prisa con mucha espuma y se meaba dentro mientra leía los dominicales.
- Se afeitaba cuando lo decidía el.
- La tolla de la baño la dejaba colgada de la puerta.
- Nunca más tapó la pasta de dientes.
- Jamás tuvo dolor de barriga por aguantar un peo.
- Se cambiaba de calzoncillos cuando tenian palominos.
- Se rascaba los huevos cuando le salía de los cojones.
- Combinaba los colores de la ropa a su manera y se ponía lo que quería y cuando quería.
- Se compraba los zapatos cómodos.
- Salía cada día con una amiga diferente y casi siempre terminaba liado con ella.
- Se fue tirando, sin prisa pero sin pausa, a todas las amigas intimas de su ex-novia que lo llamaron para consolarlo.
- Por supuesto se calzaba a la chica de la limpieza semana tras semana.
- Desayunaba, almorzaba y cenaba donde y cuando le apetecía.
- Eructaba bramando mientras estaba tirado en el sofá viendo el telediario.
- Los fines de semana los dedicada a sus aficiones: cacerías en otoño-invierno, excursiones en primavera, pesca en verano… tenía pasta de sobra.
- Se hincaba los gin-tonics y cubatas que le apetecían.
- Nunca metía nada en el lavaplatos, almacenaba vasos y platos en el fregadero.
- Gastaba medio litro de Fairy para fregar una cuchara.
- Pagaba con gusto el gimnasio que no pisaba jamás.
- Escuchaba música con el volumen a tope, a la vez que jugaba con el ordenador y tenía la tele puesta.
- En las vacaciones de verano cogía el coche y se perdía por ahí… cada año con una amiga nueva.
- Le hacía regalos cachondos y caros a sus sobrinos, que lo adoraban.
- Llamaba a su madre casi todos los días y le decía lo mucho que la quería, sin problemas.
- etc, etc,
Como sé que este cuento no ha finalizado, le dejo a la parte femenina-seguidoras de este Cuaderno que continúe con el capítulo siguiente, contandonos lo feliz que fue la dama de la butique.
Muchas gracias por vuestra inestimable colaboración.
¡Qué arte tienes Celso!
ResponderEliminarGracias Javier, dime cuando podemos vernos y tomar una cervecita.
ResponderEliminarGracias.
Te llamo mañana. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMe acabo de dar cuanta que esta es la entrada número 100.
ResponderEliminar¿No está nada mal desde principios de enero verdad?
¡Yo creo que lo estamos pasando bien!
MUCHAS GRACIAS A TOD@S!
Querido Celso, ¡lo estamos pasando estupendamente! y cómo soy muy tempranera y nos pides a las mujeres que continuémos contando lo feliz que fué la dama de la butique (con qué arte lo has contado hermano; me he reido mucho), pues con tu permiso, empiezo: -La susodicha dama, como ganaba también su dinerito, se iba de viaje con sus amigas de la infancia (graciosísimas como ella), y se ponían puas de comer, de cervecitas, de tintos y algún cubatita, y de reirse hasta que les doliera la barriga. -En Semana Santa, se echaba en el sofá a ver sus cofradias por la tele, sin un solo pisotón ni bullerío. -En feria, sólo iba el día que le apetecía, y si quería no la pisaba. -Por supuestísimo no iba al Rocio (y no me refiero a la devoción, que la tenía). -Iba al cine todas las semanas una o dos veces, a ver peliculas buenas. -Guisaba sólo las comidas que a ella le gustaban, y cuando no tenía ganas, se comia un bocadillo de jamón serrano de pata negra. -Dormía en su enrome cama, comodísimamente "espatarrada", y no escuchaba ronquidos y demás ruidos molestos. -Y por supuesto sólo iba a la playa para sentarse fresquita en el chiringuito, o darse un paseito por la orilla para mojarse los piés (en casa todas las duchas que quisiera). Continuaremos. Muchos besos Celso.
ResponderEliminarVoy recordando algunas cosas más que haría esta dama: -Como tiene Digital plus, no vería nada de deporte, exceptuando cuando juegue el Sevilla F.C. o la Selección Española, y en tenis, sólo cuando compitan R. Nadal y R. Federer. Lo que ella vería serían, documentales, peliculas, series americanas y canal cocina (por ese orden). En el coche, escucharía la música que a ella le gusta: Poveda, Pasión, Serrat, Arturo, Estrella, Arcángel, etc.....Seguro que se me ocurren más cosas.
ResponderEliminarY se me ocurre decirle a mi marido, Enrique, que lo quiero mucho. Concha. (Perdón por escribir otra vez).
ResponderEliminarDespues de ese tiempo de libertad absoluta se plantearian ambos, no sin cierto aire nostálgico,si de verdad esa nueva vida les satisfacía ,les llenaba.....y la respuesta seria clara:TOTALMENTE SI; jeje
ResponderEliminarEnhorabuena por su blog,ayer lo decubrí y me parece genial.
Un saludo.
Antonio Sierra
ya no habria peleas por el mando de la tele!!!
ResponderEliminarun topico tipico, jejej, c.s.
¡Perdón por las faltas de ortografía, pero como escribo siempre con prisas, ni me fijo!. Besos a todos. Concha.
ResponderEliminarPUES PASÓ LO SIGUIENTE:
ResponderEliminarLa ilustres dama, que en realidad estaba ya de la tienda hasta el collar y que no hacía más que sufrir con la visión de la bella cajera del supermercado, le confesó al comercial toda la verdad:
Le explicó su amor por la muchacha, le dijo que para contrarestar su frustración se tiraba a todos los tontos de su equipo de furbito, y que éstaba con él por guardar las apariencias sociales y porque la tenía muy gruesa.
Así que cuando el susodicho se fué a vivir su vida a gusto, ella lo comprendió todo e hizo lo mismo.
Traspasó con éxito la tienda, con el dinero se fue a vivir a su pueblo de nacimiento y arregló con todas las comodidades la antigua casona familiar.
Liberada ya de todo, se compró un juguete también grueso porque se había acostumbrado, pero al poco tiempo, en uno de sus paseos por el campo y el follaje, se encontró con un agricultor recio y machote, se liaron y jamás volvió a usar su juguete ni nada..porque nadie le regaba el huerto como áquel hombre, con tanta pasión y tanto amor.....FIN.-
Loures Pareja-Obregón.-Chimpón.-
La pobre mujer se negó a casarse con él porque aunque lo quería mucho, era un guarro.
ResponderEliminarEs cierto que se había quitado muchos problemas de encima, como recoger la toalla, los calcetines, ordenar. Podía escuchar la película de amor y lujo que tanto le gustaba sin que le hicieran zapping continuamente. No tenía que fingir jaqueca cuando el tipo, llegaba borracho como una cuba, y se le metía en la cama con una mezcla de olores entre alcohol, sudor, perfume desconocido, y no lo tenía que oir decir "¡que malito estoy!.
Pero a la semana, lo echaba de menos. ¡Cómo lo añoraba¡. ¿Estaría con otra? ¿la habría olvidado?. Cada vez, le importaban menos sus defectos, y hasta llegó a recordarlos con cariño. Así que se compuso, se cambió el color y el corte de pelo, adelgazó unos kilos, se vistió muy atractiva, y se fué a hacerse la encontradiza por los sitios que él frecuentaba.... continuará. RP
Sr. Pareja-Obregón:
ResponderEliminarEsto que acabo de leer posiblemente sea uno de los relatos más agudos, auténticos, ocurrentes y con más arte que jamás me haya echado a la vista y a los sentidos.
Con el mérito añadido de desafiar la complicación de superarse en cada entrada.
Aunque no tengo la satisfacción de conocerle personalmente, me considero un admirador de su prosa y de su verbo y soy seguidor diario de su blog.
Con el ruego de que nos siga Ud. deleitando con esos derroches de gracia y arte por los cuatro costados, le envío un cordial saludo y un fuerte abrazo.
Fdo. E.Caballero
Y OLE MI MATEMÁTICO,,,!!QUE TE QUIERO HIJO!! LOURDES..
ResponderEliminarSEGUNDA PARTE:El "periquito", se lo estaba pasando como un niño chico. Mucho futbol, mucha cacería, mucha cerveza, mucha tontalaba y mucho reloqueo. La casa era una jungla. No le quedaba ropa limpia, comía de latas, las jaquecas le martilleaban la cabeza todas las mañanas por su disipada vida, y en la empresa su actitud, empezó a hacer mella. En fin, que después de hacerse el duro con ella y negarse a volver, fue a buscarla y se enteró que se había ido a una misión lejana para llevar a cabo una obra que toda su vida tuvo pendiente y estaba allí superfeliz. El pobre infeliz se dedicó a llorar por las esquinas, contándole a todos sus penas de amores. Reconociendo cuanto se había equivocado, prometiendo cambiar, atacado de los celos, llegó a pensar que ella se enamoraría de un médico de la misión. Andaba así de taciturno, desesperado y recordándola a todas horas, a ella, la perfección de las mujeres, el amor de su vida, cuando.....¡ANDALE PRIMO, CONTINUA¡ JAJAJJJAJ. (Enhorabuena por la entrada numero 100. Nos lo pasamos en grande. RP)
ResponderEliminarHay otra cosa que se me ocurre que haría esta dama (mi dama): tener una foto de Clint Easwood, con su media sonrisa y mirándola fijamente, en su mesilla de noche. ¡Perdón por la expresión, pero que me gustas Clint de mi alma!.
ResponderEliminarTambién tendría mi dama otra foto de Paul Neuman en sus buenos tiempos. ¡Que maravilla Señor¡¡¡¡
ResponderEliminarME IMAGINO QUE TODO LO QUE SE ESCRIBE EN EL CUENTO INTERACTIVO, ES PURA FICCIÓN, NADA QUE VER CON LA REALIDAD.(???¿¿¿) MUY BUENA LA IDEA. SOY UN LECTOR ANÓNIMO QUE SIGO ESTE BLOG, DIVERTIDÍSIMO. "EL HARAKIRI" (mi firma desde hoy)
ResponderEliminarP.D. POR LO QUE LEO, ESTA PAREJA TIENE FUTURO Y VUELVE, YA LO CREO QUE VUELVE.
Aaaaaaaaaggggggg!!, hay perdón es que he visto una cosa en la tele que no me ha gustado perdón..
ResponderEliminarLourdes..
Pues tiene usted toda la razón Sr. "Harakiri". Mi dama se fué de viaje con su marido en vez de con las amigas. Vivió su Semana Santa en vivo y en directo. Se vistió de flamenca y se fué a la feria tan contenta. Se bañó todo lo que pudo en la playa, para después tomarse una cerveza helada en el chiringuito. Guisó las comidas que le gustaban a los suyos, que eran las mismas que a ella. Se compró una tele para poder ver todo lo que quisiera, y comprendió que Clint Easwood también ronca por las noches. Por eso vivió dichosa con lo que la vida le había dado, y no se creyó ni un embuste más.
ResponderEliminarAsí me gusta Concha, creyendo en la pareja como yo. En la página nº 100 del blog, hay que arreglar esto como sea... bueno, si Celso quiere que el cabeza de chorlito vuelva y se deje de gaitas. Besos familia. R.P
ResponderEliminarRocio, siempre he creido en la pareja, sólo intentaba hacer un paralelismo con el relato de Celso. Muchos besos.
ResponderEliminarGracias por hacerme reir.Són tantas cosas que les han pasado a estos dos pobres desgraciados, que ahora mismo me voy a la cocina y le preparo un potajito rico a mi marido, que al fín y al cabo como dice Concha Clint Eastwood también ronca.
ResponderEliminarMuchos besos Victoria Bosch
... y su madre le dijo un día: ¿que haces con tu vida criaturita? ¿no te estas dando cuenta que en realidad te falta algo?
ResponderEliminarY el se quedó pensativo un buen rato y confesó:
CONTINUARÁ...
¡GRACIAS A TODOS! Especialmente a los nuevos colaboradores Antonio Sierra; E. Cballero y Harakiri. Bienvenidos a vuestra casa y a escribir y opinar que es de lo que se trata... Muchas gracias otra vez.
ResponderEliminarConcha, lo importante es no tener "faltas de ortografía" en la vida, no en el papel, que esas se borran con una goma y se rectifican. En tu vida escribes cada día una página inmaculada. Un beso
Joder Celso, me he saltado todos los comentarios sin leerlos, pues me temo lo peor, de la Peña Femenina (Que no la Peña PAJINISTA). Y ahora te voy a contar lo que le dije yo a una novia mia.
ResponderEliminarDespues de haberle hecho unas cuantas cabronadas y lo siento de veras, pues ya estoy desbravado y bien. En una discusion me dijo de todo, criminal, mala persona en fin todo lo que quiso.
A lo que yo le respondi, mi madre te dijo cuando me conociste, que yo era una joya, un magnifico hijo, bueno, responsable, trabajador, limpio, atento, que seria muy buen marido para ti. Y le segui diciendo y mira en lo que me he convertido en tu compañia. Todavia no me habla.
Felizmente encontre a mi santa, y aqui estamos los dos en amor y compaña.
Por cierto mi mujer piensa igual de sus hijos, de mi mi dice que soy pasable.
Un abrazo
Jose Luis.
Ahora, he leido los comentarios, Lourdes, me has encantado, nos has dejado planchados.
ResponderEliminarSaludos
Jose Luis.
Me parece a mi que el muchacho era un poco Edipín ¿no?... Harakiri.
ResponderEliminarCelso, gracias por tus palabras. Te quiero mucho.
ResponderEliminarY SU MADRE LE DIJO UN DÍA, ¿Qué haces con tu vida criaturita, no te das cuenta que en realidad te falta algo?.
ResponderEliminarEl se quedó pensativo un buen rato y confesó:
Pues en realidad llevas razón madre, he vivido encorbatado mucho tiempo, ahora hago lo que quiero pero no salgo de la ciudad, así que me voy a buscar una casita por el campo y me voy a vivir mi vida en plena naturaleza que me está haciendo falta aire puro.
Dicho y hecho, y mire usted por dónde alquiló una vivienda rural en la sierra muy cerca de dónde vivía la dama.
Mientras todo ésto le ocurria al comercial de grueso miembro, la dama vivía feliz con su labriego, hasta que un mal día éste tuvo un accidente de trastor "Jhon Deere" y subió al cielo en el acto.
Ella le lloró con desconsuelo y rescató el juguete olvidado del cajón.
Una tarde de desánimo, cogió su coche y se fue a pasear por la serranía, paró a ver el paisaje y vió acercarse a un caminante. Oyó que la llamaba por su nombre, ella en un principio no lo reconoció, porque al comercial la cerveza y la vida sedentaria lo habían embarnecido y robustecido en el cuerpo, su barba éra poblada y sus ropas desaliñadas. A la ella en un principio se le pareció al labriego EPD, pero se llevó una grande sorpresa cuando supo quién éra, era el comercial hecho hombre..
Tuvieron una pasión alocada porque ella había aprendido las artes del amor con el rudo labriego, y él seguía con su grueso miembro más respondón que nunca....
Vivieron en la casona de ella, pero sin imposiciones, sin laberintos sociales y sin preocuparse más que de vivir a su manera enfrebrecidos por una pasión ardiente. Les gustaba hacer el amor entre el follaje..FIN.-Lourdes Pareja-Obregón.-chinpón.-
¡Buen final¡ Menos mal Lourdes que has arreglado tu también a la parejita porque no iba a poder dormir esta noche.
ResponderEliminarGracias Celso por la página de hoy, es divertidísima. Tienes que inventar otra historia interactiva. Besos primos. rp.
¡¡¡¡¡Me gusta mucho el final de Lourdes!!!!! "Les gustaba hacer el amor entre el follaje" es redundancia, jajajajaja... "les gustaba el follaje entre hacer el amor"... jajajajaja me hago pipi... jjajaja
ResponderEliminarMuchas gracias hermana y socia Lourdes.
Y muchas gracias a tod@s, aunque creo que todavía este cuento no ha acabado...
Buenos días a todos. Estoy de acuerdo contigo Celso, el cuento todavía no ha acabado, pero ahora me invento otra dama distinta. A esta dama le gustaba arreglarse mucho, comprarse ropa carísima, enjoyarse que parecía un árbol de navidad, estar en todas las revistas del "corazón" (pueden llamarle, Nati, Nuria, Cari.... dá igual), salir muchísimo y gastar muchísimo dinero (es riquísima). En el invierno se viste durante el día con pantalones pitillos, chalecos esponjosos, chaquetas ajustadas y enormes bufandas, las cuales llevan tres o cuatro nudos alrededor del cuello (qué agobio), y bolsos que parecen maletas de lo grande que son. De noche le gusta llevar preciosos trajes negros, zapatos de tacón de quince centímetros y abrigos de pieles. Las maravillosas joyas no le faltan. Tiene su coche de altísima gama con su chófer sólo para ella, y dicho chófer le sirve además de guardaespaldas. Su marido es potentado (en dinero), y ella está todo el día sonriente, mientras se pasea por los lugares donde sabe que están los fotógrafos de las revistas, junto a dos amigas de su misma condición social y económica. Pero un buen día, esta mala crisis dejó al marido en unos pocos meses en la más absoluta de las ruinas.....(Continuará)
ResponderEliminar(Cómo tengo un ratito continúo). Ella es una mujer inteligente, y cuando su marido le contó en la desesperada situación que se encontraban, inmediatamente lo comprendió y se llenó de una energía, hasta aquel momento adormecida en su personalidad, y decidió apoyar al hombre de su vida y padre de sus hijos. Vendieron el yate, los coches, las joyas, las casas, y pagaron lo que pudieron de todo lo que tenían endeudado. Ella habló con sus amigas, y le dieron su cariño, ofreciéndose para lo que mi dama necesitara. Al chófer y guardaespaldas que era muy potentado sexualmente hablando, aunque ella nunca se acostó con él, lo despidieron dándole su indemnización correspondiente, y se sentaron una noche mi dama y su marido a hablar serenamente. Hablaron toda la noche sobre lo divino y lo humano, descubriendo ambos a unas personas desconocidas hasta aquel momento para ellos. Con una pequeña renta de una herencia modesta de ella, decidieron irse a vivir al Algarbe Portugués; a orillas del atlántico, entre pinos y juncos, sostenidos por fina arena dorada. Él se dedicó al arte de la pesca. Con una pequeña barquita de madera y a remos, traía todas las noches suculentos peces para sus hijos y su mujer, y mi dama se dedicó aescribir. Escribió varias novelas, ninguna de ellas publicadas, pero por primera vez en sus vidas fueron ellos mismos. Descubrieron la ternura, y con ella la satisfacción sexual plena, ya que en sus vidas anteriores la ternura ocupaba un lugar bastante relegado, y ya sabemos que sin dicho sentimiento no se debe andar por la vida. Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Espero que os haya gustado.
ResponderEliminarACLARACIÓN: por favor, este cuento está escrito de forma aleatoria y casual, tal cómo me iba saliendo. No vá dirigido a nadie en especial, ni he pretendido con él ninguna moraleja. Os quiero familia. Besos. Concha.
ResponderEliminarSerso: voy a buscar otro cuento con "futuro", para que lo modifiques a tu antojo y lo publiques, que este ha salido muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo JGY
El comercial no pudo escuchar las dos ultimas razones del abandono, porque cuando escuchó la primera le entraron las sietes cosas y con la imaginacion galopante que tenia el hombre se disculpó un momento para ir a buscar alivio. Cuando regresó, convinieron en que la cajera vendria a vivir con ellos, comprometiendose él en darle a ambas su sitio y espacio para sus amores. Inclusó compartirian el anillo. Esta relación al contrario de lo que pueda pensarse resultó grata para todos. La dama aristocrática a veces le hacia las suplencias a su amada en la caja del supermercado y esto la ayudaba a ser mejor persona, pues dejó de ser altiva y engreida. Por su parte el comercial para acceder al trato solo puso dos condiciones: Una que cuando se dirijieran a el lo hicieran siempre con una sonrisa en el rostro y segunda poder ventosear libremente en franja horaria de mañana.
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