No debo dejar pasar este año tan
memorable en mi vida sin haceros participes de ciertos acontecimientos que
sucedieron y de alguna manera han quedado imprentados en mis neuronas y hasta
el día de hoy tiemblo (de risa) al recordarlos.
Eran años de muchas horas en el
Bar Las Lilas, donde teníamos nuestro cuartel general. Allí desayunábamos, nos
encontrábamos todos los amigos al mediodia, cervezas con “Chupitos las Lilas”,
que no era una bebida sino una rica tapa de un tierno bollito con un filete de
lomo a la plancha y unas hojas de fresca lechuga… un manjar. Después de el
almuerzo en casa nos bajábamos de nuevo al bar para tomar un café o una copa,
jugar a las maquinas, poner discos en la máquina, discutir de futbol, jugar a
los dados, hacer planes diversos para la tarde-noche… ¡una verdadera maravilla
de vida! A veces no salíamos del bar hasta la hora del cierre, ya pasadas las
doce de la noche.
Supongo que debería ser un
espectáculo ver a ocho o diez chavales todo el santo día en la barra junto a la
máquina o sentados en las mesas del fondo, siempre riendo y discutiendo y
bebiendo cervezas y cubatas como posesos. Esta loca algarabía que molestaba a
los parroquianos sin embargo atraía a las chicas de los colegios cercanos como
la caca (nosotros) atrae a las moscas verdes: de forma irresistible.
Así que siempre que veíamos
entrar un nuevo grupito de bellezas con uniforme colegial que se dejaban caer
por allí con la escusa de tomar un cafelito o un refresco, nos apresurábamos a “ligar”, casi
siempre con resultados satisfactorios.
Así conocí a una lindisima
chiquita, un año menor que yo, que estudiaba en La Sagrada Familia. Le diremos Y. Era guapa guapa, morena de ojos
grandes, muy seria a primera vista… y a segunda también, pero dulce y cariñosa
en las distancias cortas.
Era la íntima amiga de R la “novia” de mi amigo Manolo J. Manolo disponía de un piso franco para
fiestas y bailes en la calle San Miguel, en pleno centro, donde todos los
sábados y domingos organizábamos “fiestas” con tocadiscos, licores y luces
apagadas. Y no tardó mucho tiempo en que Y
y yo empezaramos un romance de valentía en uno de estos bailes agarrados. Un
romance que nos dio muy enamoradizo por lo que estábamos todo el día de
carantoñas y arrumacos.
Al mismo tiempo Manolo me
convenció para que mercaramos una moto a medias, una vieja Bultaco Lobito, la
antigua, la del depósito azul. Yo apoquiné 1.500 pesetas de las tres mil que
costó la moto sin papeles. En la primera prueba que le hice le reventé el freno
delantero que saltó hecho añicos en una apurada frenada. Un aviso.
Así era la moto.....
Bueno pues una bonita tarde de
primavera, después un buen rato en Las Lilas, nuestras R y Y se deben marchar a
casa de esta última, que vivía en el centro, para estudiar un examen. Pararon a
un Microbus en Eduardo Dato y se instalaron en el gran asiento trasero que
disponía de una gran luna de cristal irrompible. Manolo a los mandos de la
Lobito y yo de pasajero detrás del microbus y las dos enamoradas tirandonos
besos y risas cada vez que nos acercábamos.
Asi era el microbus....
El suceso tuvo lugar en la calle
de San Fernando en dirección a la Puerta Jerez. El Microbus llevaba carrerilla,
las chicas no nos quitaban ojo y Manolo aceleró la moto con la intención de
pegarse al microbus. Y vaya si nos pegamos. Alguien llamó a un taxi desde la
acera, el taxi freno en seco, el microbus frenó en seco… y nosotros frenamos en
seco contra la popa de este.
Como yo vi venir el trastazo me incorporé
apoyandome en los hombros de Manolo y al chocar salí despedido como una
catapulta… ¡juro que atravesé el pequeño autobús de parte a parte y como si
hiciera “el angel” pegué un pechazo en medio de la calle San Fernando! Aún recuerdo
la cara de asombro de nuestras dos amadas siguiendome atónitas en el despegue.
Manolo no tuvo tanta suerte (ni
yo lo deje que la tuviera) y se tragó el leñazo a pecho descubierto contra el crista
trasero… recordemos que entonces el casco solo lo llevaban los Bomberos en acto
de servicio.
La Bultaco aguantó mejor de lo
que esperábamos, pero la rueda delantera y el manillar quedaron para el tinte.
Cuando nos incorporamos el espectáculo era precioso. Las novias lloraban a moco
tendido. El chofer del microbus intentaba que Manolo articulara alguna palabra
coherente acerca de los papeles del seguro, de su permiso de conducir y esas
cosas… papeles y permisos que no existían, por supuesto. Yo –mucho mas practico- levanté la moto como pude y, haciendo como si la
retirase de la calzada cogí las de Villadiego en dirección a la Pasarela sin
pararme un momento a los requerimientos de los viandantes que intentaban
localizar a un policía y anotaban la matricula de la moto. Al momento llego Manolo
cojeando muy afectadamente y
aunque ustedes no se lo crean arrancamos la moto y nos dimos a la fuga haciendo
eses y casi sin manillar…
Manolo me contó al llegar a las
Lilas que estaba tan nervioso que le quiso dar al conductor del micro un nombre
falso, pero el único que le salió fue el de un amigo nuestro que el pobre no
tenía ni idea del asunto: Francisco Blandino Francés (a este le debo un capítulo
entero)… y que cuando le preguntaron la dirección, como no se acordaba… dio la
suya de verdad…
Al día siguiente vendimos la moto
por dos mil pesetas.
Qué bueno Celso..Eso era parafraseando a García Márquez "cuando eramos felices e indocumentados".
ResponderEliminarAhora el mundo es otro, las niñas no tienen que estar en sus casas más que a las horas que les vienen en ganas (muchas, no todas), y los muchachos no tienen necesidad de perseguirlas..¿para qué?..
No todo lo pasado fue mejor, pero tampoco tiene porqué ser maravilloso lo de ahora, quizás lleguemos algún día a una felicidad razonable, hoy por hoy muchos recordamos unos tiempos que en teoría son horrorosos con bastante paz de espíritu y nostalgía..y muchas sombras también, pero lo de hoy día es distinto.
Se ha equivocado el concepto de casi todo en mi opinión.. qué le vamos a hacer, la opinión es mía..
Donde antes robaban diez ahora roban diez mil, donde antes mandaba uno ahora mandan un millón, pero mandando y robando al mismo ritmo, y los ricos de antes siguen su curso administrando sus bienes y sus blasones que para eso son suyos, los ricos de ahora entran dando patadas a las puertas apestando a perfume caro y fatigoso y supuestamente algunos robando más que se robó en los dos siglos anteriores...que ya es decir..No soy de derechas, soy liberal y muy "centrada", no concibo las dictaduras, pero tampoco concibo la barbarie que ahora nos asola..y ahí lo dejo por no nombrar las barbaridades..
Coñe..tenía ganas de soltarlo..
Londres.-
Por supuesto quitando lo horroroso de una dictadura militar y sus presos y fusilados eso un crimen contra la humanidad..POR SUPUESTO!!!!!!!
Eliminar¿Pero, y los desahucios inhumanos, el otro día se suicidó un pobre hombre sin más salida que la muerte, las madres llorando con sus hijos en brazos que se quedan en la calle, y pagando el piso además, y los casi siete millones de parados, y la juventud o parada y desorientada o rabiosa o emigrada, y los abuelos manteniendo a tres generaciones sin fuerzas ya, y la estafa monumental de la banka que nos han dejado sin nada, y los ladrones y evasores, que son muchos, y los cargos a dedo que son más, y las leyes que perjudican a niñas adolescentes con beneficios y amparos que atentan presuntamente contra su dignidad, y los despidos fáciles, sin más..y la tristeza de la sociedad..y sobre todo Y LA POCA CALIDAD HUMANA Y DE FORMACIÓN DE TODOS LOS POLÍTICOS DE HOY DÍA, DESDE EL MÁS ALTO A EL CARGUILLO DE PERIQUILLO!!!!..
El otro día alguien muy muy preparado comentó que si hoy hubiera que redactar la constitución no hay suficiente preparación..Ahí lo dejo..
YO.-
Dios mío YO CHARRAN..qué maravilla..
ResponderEliminarLourdes, tu hermana.-
jajajajajaa, gran historia, Celso!
ResponderEliminarYo una vez en la barra de un bar, cómo no, le escuché decir a uno contando un caso parecido: "Aquella moto tenía menos papeles que el váter de los billares!".
Verdad, que maravilla sobre todo las últimas... ese es tu camino Celso. Para un libro. Besos Rp.
ResponderEliminarCelso, me has hecho reir viendo la escena del microbús y Manolo y tu en "el amotillo". Muchos besos hermano. Concha.
ResponderEliminarYo me he enrrollao demasiao..pero estoy cabreá con lo que estamos aguantando. Perdón porque la historia es genial y verdadera, quizás me tendría que haber ido a otra página..pero me acordé de ésto: "Cuando yo era feliz e indocumentado".-
ResponderEliminarYO.-
Celso..no me hace falta meterme en el twitter ni quiero pa decirte que Noé fue el que acabó con la estirpe de los dinosaurios, no los dejó entrar en el arca por grandes y por fieras y se ahhogaron tos.-
ResponderEliminarA, soy Lourdes, tu hermana.-
ResponderEliminarHola Celso, hacia mucho que no entraba en tu blog y casualmente me he tropezado con él y tus recuerdos del 74, las Lilas, la calle San Miguel, Manolo y R, el instituto... Yo tenía entonces 16 años. Que tiempos aquellos. A ver si tomamos una cervecita estas Navidades cuando regrese. Un beso desde Oxford!. Ana G.
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