"Casos Clínicos"

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Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

lunes, 25 de marzo de 2013

Fin de semana con mi madre.


Escribe mi hermana Lourdes

Esto que paso a copiar lo he escrito a vuela-pluma sin corregir, a mi me gusta así. Es una conversación tenida y mantenida en este fin de semana Santo entre mi madre y yo. Ella me habla, yo callo intentando escribir rápida, solo le pregunto por sus sensaciones y tecleo sin parar para cogerle el alma a sus palabras, a sus vivencias, sensaciones y recuerdos:

En la antigua casa de la c/O'Donell 24, ya desaparecida, conocida como la casa de Concha y Sierra o de la viuda, en pleno centro de Sevilla, iba mi madre de novia de mi padre y vivía allí unas escenas que me cuenta y a mi me parecen salidas de un cuadro costumbrista, de un carácter sevillanísimo y andaluz, da gusto escucharla.

En la casona grande, con estancia abajo para el verano alrededor del patio de mármol y pilastras, la parte de arriba para el invierno, pura celosía, vivió grandes cosas para ella -me cuenta- y me da algunas pinceladas.
La sala grande que se decía, era la sala "elegante" de la casa, estaba siempre cerrada y tenía un piano maravilloso. En las muchísimas tardes que se reunía mi madre con su novio-marido (mi padre) y con mi tío Manolo, su cuñado, los dos hermanos se iban derechos al piano de la sala grande, pero la historia estriba que en ésa sala había una muñeca grande de porcelana antigua y el pelo natural y lleno de tirabuzones, sentada en un sofá Isabelino y mirando fija a todo el que entraba en el salón con unos ojos de cristal. Me cuenta mi madre mientras escribo a vuela pluma, que los dos hermanos le tenía verdadero terror a la muñeca de tirabuzones y ojos de cristal, no podían entrar hasta que no llegaba Pepa Sánchez, su tata, y se llevaba la muñeca. Una vez despejado el salón de muñecas tenebrosas, entraban y se pasaban las horas tocando el piano y cantando canciones propias de sus estilos; mi madre me cuenta que en dos tardes compuso mi tío Manolo un pasodoble que se tituló "Peina y Mantilla", empezaba así: "Peina y mantilla luce Triana cuando a los toros alegre va, peina y mantilla prenda española…” Ella entraba y salía paciente de la sala mientras los dos hermanos cantaban pasodobles soñados y sevillanas antiguas. La casa típica andaluza y mis ancestros cantando alegrías y tristezas…
Me cuenta mi madre que cuando conoció a mi padre y entró en su familia, la impresión que tuvo fue como entrar dentro de un cuadro costumbrista de la vida más tópica y no por eso menos verdadera de la vieja andalucía, la vida que conoció y que a ella le asombraba, transcurría ante sus ojos azules como en un sueño vivido…
Dice mi madre que la casa era fascinante en sus vivencias, en sus modos y costumbres, pero ellos no se daban cuenta, vivían el arte, la bohemia, el campo, los caballos, la música y los toros como si fuese la cosa más natural del mundo, ahí no existía, -me cuenta mi madre- ningún tipo de presunción de cara a la galería ni nada forzado, hacían cosas extraordinarias con la mayor naturalidad y como vida cotidiana.
 Ella me está diciendo en éstos momentos que fue muy feliz, que se acostumbró enseguida y fue viviendo ésa vida con la misma naturalidad que lo hacía su marido. Tuvieron ochos hijos, fueron dos almas gemelas que crearon una familia muy grande, somos muchos. Mi padre murió después de una vida muy rápida y muy intensa, fue un gran deportista y un maravilloso cazador, no había quién lo igualara con la escopeta, ojo de lince, andaluz bravío, inquieto, buen padre.
Dice mi madre que para una vez que la conversación que tantas veces las dos mantenemos a solas, ésta vez que la va a leer más gente y reprime su pudor, quiere que conste con razón que ella empezó pariendo dos hijas de una sola vez, después uno por uno, así hasta ocho gracias a Dios, que adora a sus hijos, nietos y biznietos, con el que Dios mediante traiga mi hija Lourdes al mundo, tendrá el quinto biznieto y su descendencia junto con el hombre guapo del piano, del caballo y de la guitarra, es tan larga como el número 24 de descendientes.
Me dice que adora por igual sus dos vidas, la de casada esposa fiel y madre entregada y la de su niñez y juventud en Huelva, ciudad que adora y que guarda como un tesoro en su corazón de niña y adolescente feliz. Escribo palabra por palabra y me dice que tiene verdadero amor por ésa Huelva lejana y rosa, que al andar por sus calles de niñez tiene que contener las lágrimas, el olor de ésa ría, sus calles, sus iglesias… y por la Virgen chiquetita que está en el Conquero en el Humilladero de La Cinta, enfrente justo de la marisma y del río Odiel que se muere por La Punta del Sebo.

Esta es mi madre de 81 años de vida plena con sus penas y alegrías: ¡Óle mi madre y todas las hembras de su generación, mujeres valientes y fuertes que supieron dar lo que hoy somos, aguantar con firmeza y construir mucho más de lo que se les ha reconocido...!¡Bravo por ellas, bravo por las mujeres que levantaron un país oscuro y dieron luz a la vida y al progreso…!
Todo mi amor y mi reconocimiento, y mi agradecimiento, y mi aprendizaje, ahora que si Dios quiere y todo va bien, voy a ser abuela, pienso en ella-ellas y me empapo de su fuerza y de su entrega bien entendida…
¡Ólee y ole!


11 comentarios:

  1. Querida Lourdes, me has hecho llorar. No sé si de alegría o tristeza, estoy lejos de mi madre. Ella, de 78 años, se crió en una casa de la C/Cardenal Cisneros. La recuerdo siempre llena (eran 12 hermanos más algunos como los Ayarra, incluido piano, que eran considerados hijos). Su padre, mi abuelo Rafael, era un artista rociero y sevillano. Un loco maravilloso. Mi madre cuenta historias parecidas a las de la tuya. Me encanta oírlas!. Pero aquí ocurrió al revés. Fue mi padre el que quedó prendado de aquella familia alborotada y singular. Aquella familia que lo mismo salía para Sanlucar La Mayor, que para La Antilla, que para El Rocío. Todos a una!
    Gracias Lourdes por volver a sentarme en la mesa camilla que te comenté hace tiempo, gracias.
    Te copio Lourdes.
    ¡Bravo por ellas, bravo por las mujeres que levantaron un país oscuro y dieron luz a la vida y al progreso…!

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    1. Gracias a ti Pilar, que alegría que te hayas sentado otra vez en tu mesa camilla con los tuyos. Un abrazo muy grande Y si, !!Bravo por ellas!!.-

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  2. Lourdes, que bonito lo que escribes y que sensibilidad mas grande,reflejas en un momento toda una vida,mama y papa nos han dado una educacion basada en el cariño y el respeto, el sacrificio y la solidaridad,pero el mayor legado que nos han dejado es el cariño entre los hermanos y cuando uno se cae ahi estan los otros seis con sus respectivos e hijos para levantarlo, UN DIEZ y un beso muy fuerte.

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    1. Ayer se lo dije a mamá Jose, papá y ella hicieron en aquel piso de Eduardo Dato algo bueno, muy bueno, no creo que papá fuera cosnciente de tanto, a mamá me encargo de decirle que su vida toda entera, con todos los momentos, todos, ha merecido la pena, y no me canso de agradecerle todo lo que nos han dado..Lo que tu acabas de nombrar, el cariño y el agradecimiento..Que herencia más buena..Eso es una herencia..Un beso hermano.-

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  3. Me lee mi hermana Concha por teléfono desde El Rompido, al yo leerle esta página que le ha encantado, y que como mujer de ésta gran familia se siente muy identificada con todo lo dicho, que para ella enmedio de tantas vivencias y tantos sentimientos el verdadero arte y grandeza de las personas, está en la capacidad de reconocer las cualidades de los demás, y en la humildad de disfrutar de ellas.

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  4. Querida Lourdes, yo también me he emocionado. Tus palabras me han hecho recordar (con sana envidia y mucha añoranza) los ratos pasados junto a mi madre armando la historia familiar que un Alzheimer incipiente amenazaba con el olvido. Ella se fue hace dos años y desde entonces ni un solo día dejo de recordarla. Cuánto más la recuerdo, más admiro y honro su capacidad de trabajo, superación, así como su inteligencia y sensibilidad que derrochó con toda la familia.
    Me siento muy orgullosa de pertenecer a su estirpe, de ser un eslabón más en esa cadena de mujeres capaces, valientes, de las que tanto he aprendido que han ido preparando el camino para nosotras, nuestras hijas y las que llegarán. Desde esta oportunidad que me brindáis me sumo a tu agradecimiento a todas ellas.
    Carmela

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  5. Lourdes que bonito articulo, que recuerdos, todos los que hemos tenido la suerte de conocer y convivir con los hermanos PAREJA OBREGON, damos fe de aquella andaluza forma de vida que ellos practicaron y vosotros tuvisteis
    La suerte de disfrutar.
    Un saludo coriano.
    Jose Luis Fernandez.

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