Papeles...
Desde pequeño me gustan los papeles. Cuando era un
niño –bueno, como ahora pero con menos edad- aprovechaba cualquier papel que se
cruzaba en mi camino para ilustrarlo con monigotes, aviones, coches o
intentando dibujar (“pintar”) una y otra vez un perro o un caballo, sin éxito,
pues nunca lo he conseguido y se que nunca conseguiré hacerlo, dado que mis dibujos de perros parecen caballos y los equinos siempre canes.
Me encantaban las libretas de tapas celestes o rosas
con los renglones dobles para hacer las letras y aprender a escribir, libretas con
sus márgenes delimitados por finas rayas de colores, y los cuadernos de
cuadrículas que nos servían para hacer las cuentas primitivas con lápices que
permitían nuestros errores sin tener que arrancar páginas ni afearlos con
tachaduras gracias a la magia de la goma de borrar.
Pronto llegaron los libros a mi vida, aquella
maravillosa Enciclopedia Alvarez de mis primeros años de párvulo con letras y
dibujos en blanco y negro… Yo la pintarrajeaba donde no debía y por eso me
llevé alguna reprimenda de las monjitas de la Sagrada Familia.
Con los años mi vida fue empapelandose a marchas
forzadas por los diferentes “blocks”, las libretas de anillas, los libros de texto, los
cuadernos de apuntes y de “deberes”… A la vez, la curiosidad bendita me hizo
adentrarme en otra lecturas menos “escolásticas”: empecé a leer todos los
libros de cuentos que encontraba por mi casa, los tebeos que conseguía que me
compraran semanalmente y coleccionaba o los que me prestaban mis amigos de sus
colecciones. Gracias al ejemplo de mi padre y a la sabiduría de mi madre adquirí la costumbre de leer un
buen rato en la cama todas las noches antes de dormir, costumbre que hasta la
fecha conservo como un verdadero tesoro.
Entonces el papel se conservaba y no se dilapidaba.
Se coleccionaban los tebeos y los libros de cuentos, se guardaban año tras año
los libros de texto, se encuadernaban las revistas, se cambiaban las novelas
del oeste, el papel del periódico se usaba para muchos menesteres desde
envolver alimentos hasta encender estufas y candelas… No recuerdo yo que se
tirara mucho papel a la basura.
Y cuento todo esto porque estoy absolutamente
sorprendido de la cantidad de papel que, solo en mi casa, se “recicla” cada
día. No es mentira si digo que tiro unos cuatro o cinco kilos de papel cada dos
o tres día al contenedor azul de reciclar papel. Multipliquen eso por todos los
vecinos de mi barrio, por los de mi ciudad, por los de Andalucía… Y eso me
parece un derroche y un gasto excesivo e inútil que quizá podríamos evitar
entre todos y de esa manera contribuir a tener un mundo mas ecológico y
seguramente mas justo y solidario.
Mis “papeles” para reciclar son los siguientes:
estoy suscrito al diario ABC en papel, que me dejan amablemente en la puerta de
mi casa cada mañana con sus suplementos correspondientes. Suelo comprar El País
al menos tres veces en semana para contrastar noticias y porque me gusta su
sección cultural y el dominical. Mi quiosquero me guarda todos los viernes el
suplemente El Cultural que viene con El Mundo, yo solo me llevo la revistilla
que la colecciono… Los domingos me gusta leer el Diario de Sevilla también.
Afortunadamente no recibo mucha correspondencia
personal en el buzón, -pues unicamente los señores de Hacienda y Tráfico
parecen confabulados para gastarme el nombre en esos desagradables papeles
amarillos de las notificaciones de Correos…- y solo recibo casi a diario las
típicas cartas del banco que no sirven para nada (estoy al tanto puntualmente
de mis números rojos por Internet), algunas cartas de organismos varios
pidiendo que me asocie y pague mas y mas cuotas para nada util, revistas y periódicos médicos mensuales
a los que estoy suscrito… y cientos de folletos publicitarios de los mas
diversos almacenes y supermercados con las ofertas mas inverosímiles, de
tiendas de muebles mecanos que además de tener que trasportarlos como un burro
los tienes que montar sin seguro médico incluido, de vendedores de enormes
televisiones que te leen el pensamiento, de tropocientos mil albañiles que
están deseando reformarte lo que sea, consultorios de belleza, masajes
linfáticos realizados por ninfómanas, informáticos sin papeles, astronautas en
paro buscando cohetes de segunda mano, magos del tarot a
domicilio (previa cita), encantadoras de serpientes masculinas, etc, etc…
Lo que quiero decir es que aunque los de mi
generación le debemos al papel casi toda nuestra formación y muchísimos inolvidables
momentos de lectura, que gracias al papel conservamos como oro en paño nuestros
queridos libros y cuentos y revistas y tebeos y poemas y las cartas de nuestras
novias y muchos otros recuerdos escritos y fotografiados en papel… ha llegado
el momento de detener esta sangría que le estamos produciendo a la naturaleza esquilmando
los mas necesarios bosques, que no son otra cosa que los pulmones de nuestra
Tierra, para convertir este oxigeno vital en tóxica pasta de papel convertible
en periódicos y revistas que nadie lee porque están obsoletos antes de
enfriarse, en folletos de publicidad fatua y engañosa que arruina a los más
arruinados, en “best-sellers” de cagalastima que no aportan nada a la cultura
ni al aprendizaje de quien los lee, papel que no arde siquiera como tiene que
arder el papel…
Desde este Cuaderno insignificante propongo que
evitemos despilfarrar y gastar dineros en consumir papeles que no se lo
merezcan ya que podemos sustituir el papel por opciones mas adecuadas, léase
Internet o los lectores electrónicos, etc. Si todos nos hacemos llegar por vía
electrónica las facturas, los extractos bancarios, los periódicos diarios, las
revista, etc, estoy seguro que en pocos años habremos conseguido algo para que
se dejen de cortar miles y miles de árboles que de verdad necesitamos para que limpien la atmosfera de
anhídrido carbónico y lo reconviertan en oxigeno fresco y vital…
Yo voy a empezar por suscribirme a la edición
digital de los periódicos que leo… aunque echaré de menos a ese papel que me
mancha los dedos de tinta… claro que si…
Ah, no!! Yo no me leo el Marca en el cuarto de baño en edición digital. Ni hablar!! jajaja
ResponderEliminarAparte de esta broma, suscribo todo lo escrito por ti, don Celso.
EliminarUn abrazo y gracias Gusy¿
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