Hipnosis: dícese del estado mental adquirido
mediante la técnica o disciplina del hipnotismo, ya sea por medio de un
hipnotizador o mediante la autosugestión hipnótica.
La hipnosis mas conocida y aceptada terapéuticamente
es la aquella en que se acuerda una relación entre dos personas, el sujeto que
acepta ser sometido a hipnosis y el terapeuta hipnotizador o hipnólogo. Se
establece entonces una relación de confianza y comunicación verbal mediante la
cual el terapeuta en colaboración con el hipnotizado, induce en este un estado
psico-físico de relajación, a veces de somnolencia, y por medio de las técnicas
de sugestión puede producir cambios en los procesos mentales y en las emociones
del hipnotizado.
No debemos en ningún momento confundir estos
conceptos con el “hipnotismo” de barracas de feria o de espectáculos
televisivos donde un supuesto mago “hipnotizador” es capaz de “hipnotizar” a unos
cuantos espectadores con métodos irrisorios y chungos (tocandoles la frente por
ejemplo) para a continuación obligarlos a hacer payasadas y ridiculeces. Eso
hay que verlo tan solo como lo que es: un espectáculo teatral, una farsa
escénica con actores preparados y cómplices del supuesto “hipnotizador”… Este
tipo de espectáculos le hace mucho daño a la hipnosis como método psicoterapéutico.
Fisiologicamente la Hipnosis se explica así: Cuando tenemos sueño o se hace de noche e intentamos dormir
se liberan en nuestro organismo sustancias neuro-hormonales que producen cambios en el sistema
nervioso central y periférico con disminución de la actividad eléctrica
cerebral, relajación muscular generalizada, disminución de la frecuencia
respiratoria y cardiaca, amortiguación de la percepción de los estímulos
externos. Entre el estado de vigilia y el estado de sueño profundo nuestro cerebro pasa por diferentes fases. Estas fases pueden ser evidenciadas de varias maneras ya sea por medio de electroencefalogramas, de resonancia magnética, PET, polisomnogramas, etcétera. Si el entorno que nos rodea es el adecuado en comodidad, luz tenue y
sin ruidos externos desagradables entonces se alcanza el estado de
adormecimiento o sueño superficial con facilidad y a continuación el sueño reparador fisiológico. En esto se basa la hipnosis terapéutica, en alcanzar ese estado inicial del sueño donde el cerebro esta relajado y predispuesto.
El proceso de la hipnosis comienza por establecer una relación aceptada y consentida de confianza entre el sujeto que
acepta la hipnosis y el hipnólogo. Es mas fácil que en un ambiente adecuado el terapeuta consiga inducir en el
paciente un estado de relajación mas o menos profunda o adormecimiento
consciente (¿subconsciente?). Por medio de mecanismos de sugestión se provocan en el sujeto hipnotizado asociaciones
de ideas, percepciones, emociones, motivaciones y reflexiones para iniciar cambios o
refuerzos en su comportamiento, se favorecen asociaciones o disociaciones
mentales… aunque todo dependerá al fin y al cabo de la confianza que exista
entre ambos y del grado de “aceptación” que logre conseguir el hipnólogo en los
sujetos “hipnotizados”.
Las aplicaciones terapéuticas mas frecuentes en las
que se aplica este método hipnótico son:
- Tabaquismo y ayuda para dejar de fumar. Millones de personas en el mundo han dejado de fumar gracias a la hipnosis. Y si ustedes lo piensan esto es así porque una gran mayoría de fumadores están deseando abandonar el tabaco, tienen miedo de las consecuencias de fumar. Con pocas sesiones de hipnosis podemos ayudar a dejar de fumar y a no padecer el temido “síndrome de abstinencia”.
- Tratamiento de las fobias. El miedo irracional y sin control a determinados estímulos: insectos (cucarachas), espacios cerrados o abiertos, volar en avión, fobias sociales (timidez). En estos casos la hipnosis es el complemento perfecto a la psicoterapia.
- Tratamiento del dolor crónico. El dolor, sobre todo el dolor crónico y el neuropático, se benefician en gran manera de las sesiones de hipnosis pues el origen de muchos dolores esta en una parte del cerebro llamada cortex prefrontal que es activada inconscientemente por nosotros mismos, de tal manera que podemos mediante hipnoterapia modificar esta actividad inconsciente y tener una percepción amortiguada del dolor.
- Hipnosis y trastornos de la alimentación. En estos casos, sobre todo en la obesidad, la hipnosis es útil para reforzar el comportamiento desordenado de la alimentación y conseguir perder peso, siempre en unión de la terapia adecuada cognitivo conductual (TCC).
- Trastornos de memoria y atención. Casi siempre motivados por estrés importante y agotamiento. Mediante sesiones de hipnosis se puede conseguir que el sujeto “aprenda” a fijar a atención en los que es importante o necesario en cada momento y posteriormente sea capaz de recordar lo que es de importancia para el.
- Trastornos sexuales. La hipnosis empezó a usarse en el siglo XIX para tratar los casos de “histerismo” y neurosis en pacientes con desordenes sexuales de origen psicosomático: ansiedad, impotencia, anorgasmia…
Considero que la hipnoterapia es un eficaz método
terapéutico siempre que sea realizado por terapeutas hipnólogos expertos. Tiene
un bajo índice de reacciones adversas y es muy bien tolerado por los pacientes.
En condiciones normales es de primera elección en los trastornos anteriormente
citados.
Yo creo firmemente en la hipnoterapia y me estoy
preparando para ser un buen “hipnotizador”…
Celso, yo me quiero hipnotizar para la lista entera que has puesto, aunque sin que me hipnotices (solo te dejaría a ti), he logrado: viajar acompañada y sola en avión al extranjero (te escribo desde Tolouse), lo bichitos si me repelen, las arañas no, no estoy fumando, y me duele solo la espalda pero es de cojer a Juan que me como a mi gorditooo, no se puefe tener un nieto más bonito, ahh y la sexualidad está acorde con mi efad y condición, no va malamente dadas las circustancias, pero me gustaría mejorar más en todos los palos que has nombrao...Este verano me hipnotizas, o nos comemos un arroz con chocos y guisantes, que da un resultado buenísimoooo....Es broma, muy interesante..
ResponderEliminarNo tengo las gafas...
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