Soy un diletante. Cultivo varias disciplinas del arte
o del saber sin ser profesional o tener capacidad ni disciplina para ellas
(sobre todo la música), según la definición del DRAE. Nunca leí una definición
que se refiriera más acertadamente a mí. Soy un absoluto y completo diletante,
Dios me perdone mi osadía.
Empecemos por la música. ¡Mira que me gusta la música!
Y que lástima que me estoy quedando sordito a la vejez, que he perdió el oído
siniestro y ahora me tengo que aliviar con un sonotone discreto… pero que me
quiten lo escuchao!
Yo he oído desde que tengo uso de razón y antes de
estar teniente del izquierdo al mas grande de todos los pianistas flamencos que
para mi se llama y se llamará mi tío Manolo Pareja-Obregón (que Dios tenga en
su Gloria, aunque para mi no ha muerto).
Mi niñez está llena de ecos de un
piano y de la voz de mi tío Manolo cantando. Lo escuchaba desde niño tocando el
piano y entonando, intentando hacer comprender la música a muchos artistas de
los que pasaban por su casa de Heliópolis en Sevilla o en su chalet de Las
Carmen en El Rompido, ya fueran jóvenes aficionados o músicos consagrados, a él
le daba igual, siempre imponía su criterio musical y flamenco porque estaba
seguro de lo que hacía. Un genio indiscutible.
Pero aunque yo nunca supe ni por donde se agarra una
guitarra ni como se sienta uno delante de un atril, sé lo que he visto y vivido.
Os aseguro que en mi juventud disfrutaba a diario escuchando a mi primo Joaquín
haciendo virguerías al piano y a Carmen cantando como los ángeles bailando con
mi hermana Pilar y mis primas, pues no hacía falta fiesta ni motivo, cantaban y
bailaban por que sí, por necesidad biológica.
Mas adelante recuerdo a Arturo componiendo y cantando
desde muy pequeño, subido en unos cojines para tocar el piano blanco y negro,
con su armonía de teclas celestiales que siempre evocaban a su padre pero
también a su madre Tía Carmen de los Reyes y de los Reyes y al mismo tiempo a
los negros de Harlem con sus coros de góspel, a los vagabundos de Montparnasse que
tarareaban valses estando borrachos, o a los cabales flamencos de Jerez del
barrio Santiago o de San Miguel, cuna de las duquelas y del cante por fiesta.
Noble tímido curioso cariñoso espigado y altivo Arturo
con esa voz al principio atiplada y mas tarde ahondada en misterios profundos y
en tinieblas de acordes que solo ellos –los privilegiados- saben donde buscar
porque conocen de donde vienen y solo ellos guardan el secreto de donde quieren
ir a parar con ese quejío capaz de quitarle las telarañas al tiempo, solo ellos
intuyen que con un leve soplo de aire gitano, solo con un simple ayyy ayyy ayyy
tan bajito y a la vez tan sonoro para quienes lo quieren sentir en su piel, -enredándose
en su piel mejor dicho- pueden volvernos locos a los cuerdos, porque unicamente
los mágicos duendes que se dedican al cante con los cinco o seis sentíos tienen
el secreto de la maravillosa alquimia sonora que nos llega directo a través de
la epidermis hasta los poros acústicos de las entretelas del sentío…
Pero yo no
se de eso.
Continuará…
Me encanta, ya estoy deseando la continuación
ResponderEliminarROTACIÓN.-Estoy pensando que la vida da muchas vueltas, es una conjunción con el planeta en el que vivimos y con el universo. Todo da vueltas en el orbe. Cuando seamos conscientes de eso, tendremos que plantar los pies firmes en la tierra para que no nos tumbe la fuerza de la rotación, cogerle el compás al giro para no marearnos y perder la cabeza, y tener cuidado para que no nos engañen con sus fábulas y espejismos propios del mareo los que ya la han perdido.-
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