Paris. Viernes por la noche, terrazas repletas de
parroquianos y turistas disfrutando de una plácida noche otoñal. Unos hombres
armados con fusiles de guerra y emborrizados de bombas pegadas a sus cuerpos
disparan contra otros hombres desarmados y pacíficos sin mediar palabras, tan
solo invocando a su dios, y antes de que
la policía los detenga se suicidan dentro de restaurantes y salas de fiesta intentando
causar el mayor número de víctimas. Estos hombres que disparan y mueren matando
son de raza árabe, religión islamista y pertenecen al partido Estado Islámico
(EI), según nos cuentan los noticiarios. Este pretendido “califato” se rige por
la “sharía” inspirada en el Corán, libro sagrado escrito por el profeta Mahoma,
pero con un extremismo llevado al límite de forma exagerada incluso declarando la
guerra sin tregua a los pueblos árabes que no se radicalicen como ellos
pretenden, pero sobre todo la “guerra santa” contra occidente, Estados Unidos,
Europa, Australia, con orden y mandamiento de atentar en todo el mundo contra
los “infieles” que no piensen como ellos.
Los atentados de las Torres Gemelas en Nueva York, a
los trenes en Madrid y otros muchos en varias ciudades del mundo son obra de
estos terroristas del EI. Aprovechan cualquier oportunidad para hacer
propaganda de su terror y de sus intenciones. Por eso mismo han decapitado ante
las cámaras a inocentes, han ejecutado a mujeres y niños árabes de otras
confesiones religiosas y amenazan con destruir la civilización occidental con
bombas atómicas y con guerra química, como ya lo han intentado hacer en varias
ocasiones. No aceptan ninguna otra religión ni otra forma de vida que no sea la
islamista radical. O eso o la muerte.
Pero tristemente esto no es nuevo. El hombre, desde
que desarrolló una mentalidad racional cometió el error de creer que los dioses
nos permiten matar a otros hombres. En nombre de dioses variados se cometían
sacrificios humanos en altares campestres, se arrojaban virginales muchachas a
los volcanes incandescentes, se ofrecían recién nacidos para calmar la furia de
los mares arrojándolos desde los acantilados… barbaridades que fueron
aumentando hasta que los dioses al
parecer ordenaban invasiones y creaban pendencias entre tribus antes amigas, o guerras
y matanzas inspiradas en leyendas de dioses nórdicos con nombres fabulosos. Y luego
llegaron los dioses que se mimetizaban entre distintas razas para sobrevivir,
como los dioses egipcios que se encarnaban en humanos faraones y ordenaban
construir megalíticas pirámides donde se enterraban con ellos a cientos de
personas con vida. Conocimos poco después a dioses para todos los gustos tanto
griegos como romanos que incluso se pelaban entre ellos a muerte, dioses
belicosos y pendencieros que arrastraban a sus pueblos en demenciales odiseas y
conquistas que incluían arrasar pueblos enteros sin piedad ni respeto por la
vida humana. Mas tarde llegaron las religiones monoteístas con su dios uno y
trino adaptado a los tiempos modernos, pero en cuyo nombre se han producido
quizás las mayores matanzas conocidas, dios conquistador de pueblos remotos,
dios descubridor y esclavizador de continentes, dios inquisitorial y exigente, dios
de Santiago y cierra España, dios de las iglesias, las catedrales, dios
promotor del rigor de los inquisidores malvados que torturaban a los infieles
de entonces hasta desmembrarlos. El dios de los Papas de la Roma decadente y
vaticana que es también el dios de los judíos contra los palestinos, el mismo
dios de los árabes que humilla a las mujeres y mutila a las niñas… el dios de
los actuales yihadistas…
Ya ven ustedes cual es mi opinión. Lo siento mucho.
Creo que las religiones han sido por desgracia la causa de muchas muertes.
Religión y política van unidas desde los inicios de la civilización occidental
hasta hoy día. Y en nombre de la religión occidental se han cometido muchas
injusticias en todo el mundo desde hace más de dos mil años. Una parte del
mundo come y calla y otra parte del mundo mira y envidia. La parte que come y
calla está alejándose cada vez más de su dios protector, pues no lo necesita
para sobrevivir. La parte que mira y envidia necesita todo el apoyo de su dios
valeroso y poderoso para salir de la pobreza y cambiar el mundo. Un dios que
promete paraísos eternos sin pesadumbre a quienes mueran por él. Lo llevan en
los genes grabado a fuego igual que nuestros antecesores creían en el cielo
eterno si cumplían sus órdenes sagradas. Y eso es difícil de olvidar. Es
difícil de cambiar ¿No creen?
PD: Que Dios (y la Virgen Santísima) ilumine y proteja
a toda la Humanidad.
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