"Casos Clínicos"

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Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

sábado, 30 de abril de 2016

La Verdad

¿Que sabemos de la Verdad? No mucho en mi opinión, aunque muchos botarates dicen estar en posesión de ella como si fuera un trofeo que lucir y otros pelagatos la nombran continuamente sobre todo como inicio de sus frases mentirosas y pedantes.

Yo opino que el conocimiento de la Verdad como concepto es el motivo de la filosofía, el origen del pensamiento científico y el arcano oculto -principio y final- de las religiones.

La Verdad no se puede definir, no es cuantificable ni tiene intensidad, no brilla ni reluce. La Verdad es transparente.

La Verdad no tiene género, no es una coincidencia ni una afirmación, no es una teoría ni una hipótesis. Si acaso conocemos alguna otra característica de la Verdad es su dualidad objetiva-relativa. Igual que el espacio-tiempo puede verse modificado por la velocidad de la luz, la Verdad puede ser percibida de maneras diferentes dependiendo de el punto de vista del observador. Un suceso cualquiera que sea relatado por dos o más personas nos dará a conocer diferentes verdades sobre lo sucedido. Y no todas coincidirán absolutamente sin ser ninguna falsa.

Existe una Verdad lógica (epistemológica) o científica que se define como un concepto matemático, más cercano a las leyes de la física y la química que a cualquier otra ciencia. A nivel atómico los científicos la persiguen con enormes aceleradores de partículas. A nivel cosmológico la intentan vislumbrar con enormes catalejos y amplificadores de ecos ancestrales. Buscamos con métodos científicos –razón, entendimiento y experiencia- La Verdad original.

En Medicina sabemos muy bien que la Verdad es esquiva y difícil de atrapar la mayoría de las veces. Aprendí pronto que en mi profesión dos más dos no tiene por que ser cuatro. No hay dos pacientes por muy similares que sean, que sufran de la misma manera una misma enfermedad. Pero sin duda el dolor y el sufrimiento nos acerca siempre a la Verdad porque todos somos iguales ante la muerte. Eso es Verdad.

“Yo soy el Camino, y La Verdad y La Vida” leía yo en el altar de mi Iglesia. Me gusta esta frase que pronunció Jesucristo respondiendo a Tomas. Me imagino que lo que quiso explicar a sus discípulos es que el camino a seguir es el de Verdad, el de la Vida, en contraposición a perdernos confundidos en el sendero tortuoso de la mentira y de la muerte. Esta Verdad es común a todas las confesiones religiosas.

Hace poco he visto un película francesa llamada “El Juez” en el que el Presidente del Tribunal explicaba a los jurados que su obligación era ser honestos consigo mismo a la hora de decidir sobre los hechos juzgados, nunca intentar conocer “la verdad” de lo sucedido, ya que eso comprometería su correcta decisión. Creo que por eso a la Justicia se la representa como a una señora con los ojos vendados precisamente para no tener que ver como manipulamos los humanos a la Verdad.

Curiosamente quienes más hablan de “la Verdad” gratuitamente son nuestros entrañables políticos y sucedáneos. No se les cae la palabra de la boca, todos creen que están “en posesión” de la verdad y acusan de “faltar a la verdad” a los que no están de acuerdo con ellos.

Deberíamos prohibirles de alguna manera que mancillarán una palabra tan bonita y de tanta belleza sonora como “Verdad”, porque está claro que no conocen su significado ni la seriedad que merece su uso. Me atrevería a decir que ni uno solo de nuestros “honrados gobernantes” le tiene respeto a la Verdad. En estos meses que llevamos desde la últimas elecciones hemos sido testigos de una farsa disparatada donde ninguno de los actores ha sido respetuoso con la verdad. Sinceramente creo que todos mienten y nos van a seguir mintiendo con promesas electorales del tebeo, hablando de coaliciones variadas según convenga, de nuevas libertades y progresismo reformista como si estuvieran descubriendo la democracia, de imposibles bajadas de impuestos, de falso estado del bienestar y de otras frases totalmente vacías de contenido real.

La verdad es que es muy difícil conciliar la vida política con La Verdad.

¿Verdad?


Publicado en ABC de Sevilla 

1 comentario:

  1. "Me marché con el puño cerrado, vuelvo con la mano abierta"-
    Rafael Alberti a su regreso del exilio de más de treinta años.
    a TOD@S VOSOTR@S, A MIS AMORES.-

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