Reconozco que a continuación voy a escribir de un
asunto que me viene cabreando desde hace años. Igual se me nota.
Me parece desproporcionada la importancia que se le
está dando en los medios de comunicación a los programas de MasterChef (o como
se escriba) y similares, esos adonde van unos aspirantes a cocineros, -jóvenes
o niños- que se prestan a concursar para ver quien es el “chef” mas cualificado
según los “entendidos” jurados de los programas televisivos. Allí los hacen
competir cocinando contra ellos mismos y contra sus compañeros, guisando y
presentando platos diversos. Los televidentes se entretienen viendo como
utilizan a los concursantes para crear un ambiente competitivo como de
telenovela, pero lógicamente los que miran (miramos) a la pantalla ni huelen ni
degustan los platos preparados con lo que se tienen que creer lo que digan los
“master chefs”. Absurdo. Es como si nos ponen un programa concurso de músicos
tocando instrumentos sin escuchar como suenan, solo viendo como se mueven.
En otros medios como la radio y la prensa se da
publicidad a bombo y platillo a estos concursos de cocineros y se ensalza a los
vencedores mas o menos como si hubiesen finalizado con sobresaliente la carrera
de Físico Nuclear y les esperara un prometedor futuro en la NASA.
Creo que esta comida de coco –nunca mejor dicho- que
nos intentan realizar con la cocina de vanguardia y las nuevas técnicas de
preparación de los alimentos no es más que una estrategia de márquetin para
marear la perdiz (o el conejo) y que de aquí a unos meses todos compremos
determinados cacharros de cocina robotizados o esferolíticos que no nos
servirán para nada, pero que tendremos que tener si no queremos parecer unos
catetos. Esa es mi opinión.
Y creo que la culpa de esta tontuna persistente que
tiene amamonados a los cocineros aficionados la iniciaron personajes tan disparatados
como el del “El Bulli” y similares que se aprovecharon del dinero de los nuevos
ricos para vender humo a precio de quilates de oro en restaurantes donde había
mas camareros que comensales. Y por supuesto los clientos snob que acudían como abducidos a que les metieran la mano en la
faltriquera a cambio de dejarlos sentarse en la mesa de su restaurante para
darles de comer lo que les daba la gana a los “creadores”, en forma de perlas
nitrogenadas al aroma de algas, de esferas de camelo caramelizado, de pastel de
mocos de búfala viuda, de melindres de
gilipolluá y de pasteles invisibles de aire marino. Así se mantuvieron varios
años engañando al personal con estafa organizada en forma de menú “largo y
estrecho” hasta que por pura lógica reventó la burbuja culinaria con pérdidas
millonarias, tanto para los “sine
nobilitate” como para los estrafalarios “masterchefs”.
Da vergüenza observar como estos estelares cocineros
“creadores” de los restaurantes de moda se comportan como si fuesen
catedráticos de química, ingenieros agrónomos, nutricionistas, filósofos y
estrellas de rocanrol, todo a la vez. Y la mayoría no ha superado ni el COU.
Patéticos.
Señores: no engañen ustedes a los chavales, que
ganarse la vida siendo cocinero no es tan fácil. Merece la pena intentarlo –por
supuesto- empezando por las Escuelas de Hostelería y aprendiendo el oficio
junto a los cocineros honrados de toda la vida. Después como en todo en la vida
hay que tener perseverancia, honradez y suerte.
Menos rollo y más manteca al bollo.
A mi la verdad que no me van esos super-platos que casi no caben en la mesa y en los que te sirven una mini-ración perdida en la inmensidad de una porcelana manchada de una salsa “espurreada” a modo de decoración que no sirve ni para mojar pan. Si acaso te acompañan todo con una exigua y extraña guarnición que por supuesto nunca llevara unas buenas papas fritas………en fin, yo soy mas de platos de toda la vida, mas de carne “metia en tomate”, de chocos con papas, de albures en adobo, de un buen arroz con pato o de bacalao “de tos los colores”………y como bien dices soy de menos rollo y mas manteca al bollo, a ser posible manteca colora de la que te ponían en las ventas de Galvez, en la de Bartolo o en la de Murube en el cruce de las cabeza.
ResponderEliminarUn abrazo compañero.-
Gracias Pincho, tus gustos son los míos....
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