La noche estaba espesa, como abotargada. No se movía
el aire de su sitio. Humedad y olor a tormenta. Silencio. Serenidad en la
terraza mirando a la ría brumosa y en calma. Me distraigo mirando este ordenador
con el que escribo ahora. Puerta y ventana del pequeño saloncito de mi
apartamento abiertos a la noche. Mi mujer lee su libro tumbada en el sofá de
Ikea. Comodidad.
Como por arte de magia aparecen volando torpemente
seis polillas pardas que se engolosinan con el foco de luz que rompe la
penumbra. Me entretengo pensando que hace unas semanas eran larvas diminutas
devoradoras de tejidos o de papeles y me acordé de la Metamorfosis de Kafka.
Filosofaba que solo unos minutos antes estarían aún dentro de sus capullos
adormiladas, pero un soplo en forma de calor, luz y humedad determinó que se
estiraran dentro de su sarcófago de seda y brotaran mariposas con un instinto
absurdo por acudir a la luz, quizá al calor.
En esos asuntos me entretenía cuando de repente
apareció el depredador. Surgió del hueco entre la persiana y la pared de la
terraza desafiando a la Ley de la Gravedad. Una salamanquesa joven, pálida, de
unos diez centímetros, no muy gorda. Se desplazaba en trayectos cortos de unos
veinte o treinta centímetros haciendo paradas técnicas de colocación y
visualización. Una de las polillas, las mas cercana al reptil antediluviano
movía las alas para aferrarse bien a la pared. La salamanquesa salió de las
sombras dando una carrerita y en un visto y no visto se la jamó enterita de un
bocado. Impresionante.
El resto de las polillas algo intuyeron pues se
pusieron volandonas otra vez pero sin poder separarse del foco de luz, como si
estuvieran dirigidas por Buñuel en El Angel Exterminador.
Una de ellas que se quiso saltar el guión y se alejó
de la Luz, chocó contra la puerta blanca de la casa de mi hermano y se quedo
aturdida en el suelo intentando remontar el vuelo sin mucho éxito a pesar del
escandalo de aleteo que se traía la aterrorizada polilla.
La salamanquesa ya estaba decidida a darle caza. En un
rapto de extrema osadía y firmeza bajó reptando por el quicio de mi puerta
abierta a una cálida noche de verano, cruzó el dintel de mármol, alcanzó la
vecina puerta cerrada por donde ascendía torpemente la mariposilla y sin
contemplaciones de ningún tipo se la tragó de un señor bocado. Pude ver como un
trozo de ala le sobresalía de las fauces sonrientes.
Quedose la salamanquesa estática unos minutos eternos,
supongo que esperando el óbito del insecto y su paso a cavidades mas
interiores, y luego volvió exactamente sobre sus propios pasos, con dos o tres
paradas cortas, para introducirse sin miramientos en el oscuro objeto del deseo
de su guarida, supongo que a eructar satisfecha, a ponerse su cómodo pijama y a
dormir con la panza llena.
Así es la vida.
Buenas noches.
ANSIAS DE SER FELIZ.- Se que en esta vida la felicidad es un concepto difícil de alcanzar, estamos creados para superar dificultades desde que nacemos y para colmo instintivamente programados para la conservación de la especie, aunque muchas veces no sé porque la biología se empeña en que continuemos con tanto afán, cuando las catástrofes naturales y las creadas por nuestros semejantes nos impiden levantar cabeza. Pero al margen de las tragedias, que ni nombrar quiero, nadie estamos exentos de dificultades que entorpecen nuestro día a día, nadie, es una especie de castigo ancestral que viene de los tiempos remotos en los que Eva se comió una manzana tipo reineta en el paraíso terrenal, solo bastó una manzana para pasar por la vida llorando y yo me quisiera secar las lágrimas y con esa manzana y dos o tres más hacer una tarta, hacer un dulce a pesar de mis miedos de mis dudas de mis inquietudes, hornear esa crema exquisita a pesar de asumir mis sinsabores y los de las personas que me rodean, pero yo quiero ser feliz y lo más importante, quiero dar felicidad a los que me rodean. La actitud de buscar ese concepto por todos los rincones y cada día que me levanto es una cuestión que ahora tengo muy presente, eso no quiere decir que mi cruzada de felicidad me lleve a ser egoísta o eludir responsabilidades, en absoluto, pero quiero hacerlo con un espíritu contento de haberse conocido, los espíritus son muy suyos y conviene tratarlos bien, así que cumpliré con tooodas mis obligaciones en esta vida, que por mi no quede, me tragaré los miedos que me tenga que tragar que son muchos porque soy de natural nervioso, respetaré todas las actitudes que tenga que respetar, la tolerancia es fundamental en esta búsqueda, tendré cariño y empatía con las personas que sufran incluso con las que nos hagan sufrir, pero quiero ser feliz y lo más importante, quiero repartir felicidad.¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarDel Padre del Hijo y del Espíritu Santo...