Yo
me considero políticamente incorrecto. Y tengo motivos para hacer esta
aseveración contundente. Es que a mi edad ya voy conociéndome y cuando repaso
mi actividad “política” no tengo más remedio que reconocer mi incorreción en
este aspecto tan “importante” ya que soy un autentico chaquetero por no decir
un verdadero puzle de difícil solución.
Me
explico:
Cronologicamente
mi primer adoctrinamiento fue cristiano-franquista. Educado desde
niño en los Jesuitas de PortaCoeli mis primeras dudas sociales estaban
mediatizadas por la religión y la formación cristiana apostólica sevillana.
En
aquellos tiempos y en mi mundo tan sevillano del barrio de Nervión (¡Viva mi Sevilla FC!) solo se
hablaba de Franco el Generalísimo, que era una especie de santo varón
plenipotenciario: el que mandaba en todo y estaba casi a nivel del mismísimo
Dios de los cielos. A continuación estaban los curas con su grandísimo poder de
persuasión y otras lindezas que no viene al caso. Ya me chocaba entonces que en
el mismo Colegio hubiera unos alumnos distintos, “los gratuitos” con babis grises
y que no se mezclaban con nosotros -los de pago- ni en clase ni en el recreo.
Cuando
salí (mas o menos expulsado) del colegio de curas con dieciséis años recién
cumplidos y comencé mi educación “no religiosa” en Institutos -donde repetí
sexto de Bachiller y cursé el primer COU de la historia- mi formación “política”
se quedó en un segundo plano debido a un descubrimiento que me impactó tanto
que me nubló las entendederas y me hizo entrar en otra Galaxia: las mujeres y
sus secretos. Secretos que (como soy curioso por naturaleza) me propuse
investigar exhaustivamente sin pensar mucho en politiqueos, la verdad sea
dicha, y me dediqué a dejarme llevar alocadamente sin orden ni concierto casi
siempre en compañía femenina degustando cada minuto de mi vida como si fuera el
último… ¡que buenos recuerdos!
Mi
primer encuentro real con “la política” sucedió cuando en 1973 (yo tenía 17
años) la ETA asesinó en Madrid al abuelo de mi compañero de clase Mariano
Borrero Carrero y muchos de nosotros empezamos a saber que algunos españoles no
estaban de acuerdo con Franco y su gobierno, lo cual nos causó sorpresa pues
vivíamos en los mundos de Yupi (aunque Yupi todavía no existía el pobre).
En
septiembre de 1975 entré en la Universidad -coincidiendo con los fusilamientos
de los miembros del FRAP y de ETA- y allí recibí un curso intravenoso de
formación política-social: por una parte los “rojos” anarquistas de la Joven
Guardia Roja y afines con sus hoces y sus martillos los cuales estaban siempre
proponiendo asambleas, huelgas y paros para protestar por la falta de
democracia y libertad y por otro lado los “fachas” de la Falange
Tradicionalista (o algo así) y camisas azules con sus porras y sus puños
metálicos.
Como
Franco se murió el 20Nov de ese año el curso se pasó entre paros, huelgas,
discusiones y muchas asambleas, algunas interrumpidas por los “grises” que nos
invitaban a salir de las aulas muy amablemente con sus metralletas dispuestas y
al que protestaba lo metían en un furgón cerrado a cal y canto y a la Gavidia…
Yo
era entonces un mero observador sin decir esta boca es mía, pero también una
esponja absorbente de todo lo que escuchaba y veía. Mi primera intervención en
una asamblea fue por la indignación y rebelión que me entró por el asesinato de
Manuel José García Caparrós en Málaga cuando se manifestaba por el Estatuto de
Autonomía andaluz el 4 de diciembre de 1977, y propuse que saliéramos a la
calle a protestar y enfrentarnos a la policía si hiciera falta. Algunos de mis
compañeros al verme tan airado y encolerizado se extrañaron mucho… cosas de la
vida.
En
1977 se celebran las primeras elecciones democráticas. Yo había empezado unos
meses antes a asistir a reuniones de un partido llamado Izquierda Democrática
liderado por Joaquín Ruiz-Gimenez perteneciente a la Federación departidos de Democracia
Cristiana. No recuerdo bien si llegué a estar afiliado. No sacamos ni
un solo escaño y el partido se disolvió… buen comienzo, pensé.
Para
no hacerlo largo os diré que desde entonces creo que he votado a lo largo de mi
vida a todos los partidos que han gobernado en España o Andalucía: UCD, AP, PSA, PSOE, PP y estoy
convencido que todavía he de votar a otros partidos si me convencen.
Y
pienso seguir cambiando mi voto cada vez que me de la gana porque para eso soy
libre y no me debo a ningún partido ni me seducen ya las promesas bonitas.
Cerebralmente
soy cristiano/agnóstico
(depende del día), pero eso sí, rezo cuando estoy apurado y doy gracias a Dios
de vivir mi día a día, no vaya a ser que sea verdad que existe y me esté
cogiendo manía… Este último Papa de Roma me cae bien.
El
corazón lo tengo en el centro de mi pecho inclinado y mirando
a la izquierda,
ustedes me entienden, y le gusta lo que ve.
Mi
cartera la guardo siempre en el bolsillo de la derecha de mi chaqueta o
de mi pantalón porque creo está mas a mano y me siento más cómodo.
De
cintura para abajo me siento liberal (intestinalmente soy cagón y
no me gusta sentirme estreñido por nada ni por nadie, me gusta obrar cuando
quiera y como quiera…) aunque ya a mi edad no tengo mas remedio que reconocerme
cada día mas conservador en asuntos de “libertades”…
Moralmente
me considero humanista defensor de la vida humana por encima de todo, pacifista
y admirador de muchas buenas personas que en el mundo han sido y son, aquellos
que nos han dejado huella o nos la siguen dejando ahora mismo y son ejemplo a
seguir.
Y no
son precisamente políticos a los que me refiero.
Eso se llama evolución!
ResponderEliminarQue grande hermano, me identifico tanto contigo...mi corazón está a la izquierda e inclinado también..creo, a la derecha no me late nada. Que enorme artículo, yo también soy muy pero que muy muy políticamente incorrecta. Últimamente estoy haciendo las paces con Dios Bendito pero siguen los miedos, esos que, además del amor y mi conciencia son los únicos que me dominan en este mundo. Besos Hermano.-
ResponderEliminarLAICISMO.- El pasado año el miércoles santo me cojió en Toulouse, Francia que es donde vivía mi hija y su familia. Era allí un miércoles más sin pena ninguna y la gloria precisa, toda la ciudad funcionando como si tal cosa y yo recojiendo a las cinco de la tarde a mi nieto que salía de su colegio. Hacía frío y sol y nos fuimos el niño y yo camino de un parque de juegos infantiles por las calles de la urbanización tan silenciosa florida y perfecta. Se me vino a la cabeza como estaría mi ciudad y mi barrio de nacimiento; en la iglesia donde me bauticé, sonaría ya alguna banda fabulosa para acompañar en medio del gentío a la Virgen del Refugio y el Señor de la Salud. Vaya dos nombres, vaya dos esculturas y vaya el barroco sevillano, la bulla y las lágrimas de las criaturas que allí estaban y sin poderlo remediar las mías también. Me senté en un banco soleado y le conté a mi nieto que en la tierra de sus ancestros el mismo Dios y su madre se estaban paseando por las calles, el me dijo que se quería ir a jugar a los columpios. Me volví a sentar en el parque mientras mi chiquillo disfrutaba y me santigué rezando como nunca porque aunque no soy de misa semanal, no puedo vivir sin creer, sin sentir, sin pedir aunque no sepa si se me dará, sin reposar mi espíritu en una divinidad, sin sentir la espiritualidad como una cuestión de mi vida tan básica como el respirar. No puedo vivir en el laicismo tan civilizado y tan europeo, me falta una partícula de las que conforman el oxígeno que me sirve para respirar, que vida tan lineal, tan poco trascendental y tan exageradamente realista. Yo necesito de la irrealidad del posible milagro, las ensoñaciones espirituales y el olor de las iglesias. Que contenta estoy porque mi nieto y sus padres ya viven en España; este verano me desquité y llevé a Juan a ver una Virgen de gloria que sale en Cartaya y sin comerlo ni beberlo, la otra noche y en día de entre semana, les pasó por el balcón de su nueva calle valenciana y española, una banda de música con la Virgen Milagrosa que es la de su barrio, óle Valencia y su Virgen de Los Desamparados a los que Ella ampara, ole la música y los cohete, ambas cosas según mi hija son a diario. Mi hijo de la inglesa Oxford con sus calles tan victorianas y oscuras, tan frías y lluviosas, se ha venido a vivir a la Macarena, casi pared con pared con la basílica. Toma, laicismo..........Amen.-
ResponderEliminarEL DESTINO ES CAPRICHOSO, yo podía haber nacido en los tiempos de la posguerra cuando cuenta la leyenda que por estas tierras de Huelva (adoración por mi huerva), aquel padre marisqueaba la coquina y el berdigón rodeao de sus chiquillos, pasa la pareja de guardias civiles y le saluda preguntándole por un pequeño casi bebé que movía sus pies con el baile frío de los mariscadores, aún con dificultad pero ya con destreza, "este ya lleva marisco pa un arroz, vayancondió", condió gumersindo, aligera que la marea viene empujando". O bien podría haber elegido ser monja de clausura que hacen dulces con manos de hadas, o profesora de matemáticas agnóstica y filosóficamente muy segura de mi misma, o limpiadora del aeropuerto, perita mercantil, o en dulce, o amante despechada o ministra de fomento, cosa dificilísima porque cuando había fomento no había ministras. También podía haber sido una independentista recalcitrante, dispuesta a ir a la cárcel con tal de separarme de toda la chusma española, triste intemporal y desgraciada que acabo de describir. Menos mal que no soy independentista y me uno al grupo humano que no desprecia a los pobres ni a sus sitios de nacimiento ni a sus ideas y circunstancias. Buenos días. #estoycalentitaconeltemitaaa
ResponderEliminarLA FE MUEVE MONTAÑAS. - Tener fe es un don que aporta mucha comodidad a las criaturas, a todas. Empecemos por las más elementales, no voy a nombrar a las células porque me da mucha cosa y lo que tienen que hacer es estarse quietecitas y ordenadas, sin salirse de madre. Una medusa, ese ser transparente compuesto de gelatina acuosa y de veneno defensivo, tiene un cerebro minúsculo que la lleva a dejarse mecer por las corrientes porque creen en ellas, aunque no sepan que hay corrientes, mareas, agua, tierra firme y un notario en Teruel, tienen fe ciega en esas corrientes y un arma defensiva para los maleante, la biología toca a la fe para la continuidad de la especie. Un cocodrilo es un pecador de la pradera, pero mantiene la fe en que una vez al año los Ñus atraviesen la charca y se pongan hasta la colcha de carne, son bichos de la prehistoria que es una época en la que la fe estaba aún muy débil, pero con el paso de las vidas de todas las criaturas se fue forjando sin remedio. Los animales domésticos tienen fe ciega en sus amos que son su Dios absoluto. El homo sapiens tiene fe desde que se irguió sobre sus piernas y vió un atardecer rojo y azul, pensó que esos colores se los regalaba un Dios para compensarle por un mal día de caza. Estuvo atento y se hizo oteador de horizontes, así que cuando vió el amanecer dorado se arrodilló y pidió una mejor jornada. En las tormentas tremendas ese Dios mostraba su ira porque había breao a palos a un contrincante que quería hacer lo mismo que el, aparearse con una moza en celo. Estaba empezando a dilucidarse la filosofía, la ética y la empatía a traves de la creencia. Y así sucesivamente hasta llegar al colmo maravilloso desde el punto de vista arquitectónico, sociológico y arceológico de las pirámides, seres humanos que se pasaron toda una vida y murieron en el empeño porque a un tontolaba se le antojó llevarse todo su imperio a la otra vida y dejar su impronta de fe, a los albañiles que les fueran dando... Eso es una de las cosas que quiebran mi fe..
ResponderEliminarLos griegos crearon un Olimpo maravilloso y allí se instalaron, fue y es una delicia de la imaginación y de la literatura propia de unos seres tan sabios y creativos. Los romanos fueron muy chocantes y muy visiocillos, así que aunque su legado es riquísimo en casi todas las cuestiones, en la fe no lo es tanto porque les gustaba la comodidad y la buena vida, hacían bacanales y adoraban al becerro de oro mientras construían las mejores y más equipadas ciudades y obras de ingeniería que todavía hoy nos ayudan, también inventaron las leyes, los legisladores y el derecho o defensa legal. Después de eso, todos a gozarrr. Y ahí en esa cultura ya organizada, civilizada y moderna, es cuando surgió el cristianismo, cuya raiz estaba ya en el judaismo y todos los derivado de una fe monoteísta y apaciguadora de esos impulsos tan desesperadanente alocaos. En la baja edad media se tocó un fondo oscuro de temor a Dios que paralizó a las criaturas y a las catedrales y en el renacimiento se miró hacia arriba y se buscó la luz en arco iris de las vidrieras, la pintura, el pensamiento, la música y la poesía, por fin. Las milenarias religiones budistas y mahometanas, siguen su curso, esta última por mal camino y el budismo está en su paz helada y alta como el Everest. Hoy en día, las criatuas pensantes creemos o no, sin que se nos altere la bondad o la maldad, razonamos a favor de una fe necesaria y como consuelo, o no llegamos a ningún razonamiento espiritual, y no pasa nada, nadie que crea o no crea es más feliz por hacerlo o no, ni más caritativo ni más honrado, nadie quiere convencer a nadie de nada y todos nos respetamos y usamos nuestra inteligencia psra sobrevivir, se crea o no.... ¿No?... Ojalá...
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