Mi vecino es una buena persona.
Es un ser aparentemente tranquilo y educado que da los buenos días con una
sonrisa y las buenas tardes con otra sonrisa agradable. Mi vecino tiene barba. Desde
hace años que llegó a nuestra comunidad luce una abundante y larga barba
bíblica canosa o entreverada de tonos grises que aunque parece crecer libre y
salvaje se nota que esta limpia y cuidada con esmero. Yo creo que mi vecino
está orgulloso de su barba y por eso la acaricia con suavidad de vez en cuando.
En realidad es una barba unida a un bigote que define una cara simpática y
curiosa y que se lleva bien con el gesto distraído y franco de mi vecino.
Mi vecino es funcionario y debe
tener un trabajo cómodo pues durante muchos años lo vemos a media mañana llegar
con su bicicleta pedaleando tan tranquilamente, con su mochila de trabajo a
cuestas y al rato baja a tomar unas cañas al bar de enfrente donde charla con
otros compañeros de la Consejería cercana que se acercan a verle y luego
vuelven al trabajo. Tiene especial cuidado con la espuma de cerveza y con la salsa
de las cabrillas para que no impregnen su barba de colores y olores
desagradables. Antes de las tres da por terminada su audiencia y se recoge
feliz y contento con varios periódicos del día bajo el brazo. Si sale otra vez
es por la tarde para pasear al perro, un perro de aguas con cara de inteligente
que es muy dócil con los niños y no da problema alguno. Mientras pasea al
anochecer lo observo fumarse un cigarrillo liado que huele a paz y amor.
Aunque vive solo con su perro de
aguas a veces vienen sus hijos a visitarlo, dos jóvenes adolescentes varón y
hembra, muy modernos, que creo que son mellizos. Tienen cada uno una moto
último modelo y ropa guay.
Mi vecino tiene una novia muy
joven y guapa con la que hace planes los fines de semana. Creo que es brasileña
pues habla portugués. A veces los veo salir con maletas y equipaje y tardan una
semana en volver.
El otro día ojeaba yo la prensa
en internet y unas barbas me llamaron la atención. Eran las barbas de mi
vecino. Allí estaba él, saliendo del Juzgado acompañado de su abogado, según
contaba la noticia. Su barba era la misma pero su cara había cambiado:
expresión dura y enfadada, gesto de desprecio, ira contenida.
Me interesé por el caso y tiré de
hemerotecas. Al parecer mi vecino pertenece a un partido político importante
desde hace mucho tiempo. Es maestro y funcionario interino pero con un cargo en
un sindicato obrero, por lo que esta rebajado o liberado de sus funciones o
algo parecido desde hace años.
Mi vecino se ha visto investigado
por varios casos de malversación de fondos públicos y ha sido beneficiario de
no se que tipo de subvenciones de despidos o ayudas a empresas que tenían que
cerrar y el aparecía como trabajador de una de ellas allá por la sierra norte
de Sevilla. No sabía yo que estuviera pluriempleado. También se le nombra en un
caso curioso de unos colegas amigos del sindicato que salieron a celebrar no se
qué y se les fue la mano en un puticlú donde se gastaron unos quince mil euros
que pagaron con la tarjeta de una federación o algo a sí sometida a control
público.
El otro día me lo encontré al
salir del ascensor y no lo reconocí. La delgadez y palidez de su cara me
sorprendió. No me dio los buenos días.
Olía after shave.
Publicado
en ABC de Sevilla
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