Como nunca he tenido claro cuales eran los apellidos
naturales/biológicos de mi bisabuela Celsa, hace tiempo que vengo haciendo
algunas investigaciones al respecto.
No cabe duda que en la partida de nacimiento en Ateca
(Zaragoza) se lee:
Archivo
Parroquial de Ateca. Libro de Nacimientos, año 1851. Trascripción
de la partida de nacimiento de Doña CELSA Sofía Bernardina AGNIEL:
“En la Yglesia Parroquial
de Santa María de la villa de Ateca, Provincia de Zaragoza, Obispado de
Tarazona, a veintiún días del mes de Mayo del año mil ochocientos cincuenta y
uno. Yo, el infrafirmado Regente bauticé solemnemente iusta ritum Santa Romana
Eclesia una Niña que nació a las tres de la tarde anterior, calle del Río, casa
cinco. Hija legítima de Don Casimiro
Agniel de Fonfrede, natural de San
Ambrosio en Francia, su profesión licorero y de Doña Eulalia Blázquez de
Orihuela, en el Reyno de Murcia, cónyuges, vecinos de Ateca.
Abuelos
paternos Monsieur Juan Agniel y Doña
Juana ¿Malistre?, naturales de Fonfrede, en Francia. Los maternos Don Juan
Blázquez, natural de Sierra Segura en Murcia y Doña María Teresa Arana, de
Cartagena, en España. Se la puso por nombre Doña Celsa.
Padrinos
fueron Don José Garcés y Doña Benita Garcés a quienes advertí el parentesco
espiritual que contrageron y sus obligaciones. Testigos Ramón Muñoz y Agustín
Perales.
(Firmado)
Mossén Vicente Cristóbal, Beneficiado y Regente”.
Archivo Parroquial de
Ateca. Libro de Bautismos de 1831 a 1852. Tomo 13, fol. 635.
WIKIPEDIA: Saint-Ambroix es
una población y comuna
francesa, situada en la región de Languedoc-Rosellón, departamento de Gard,
en el distrito de Alès.
Es el chef-lieu y mayor
población del cantón de Saint-Ambroix.
El apellido AGNIEL es muy
frecuente en esta población como pueden comprobar en sus archivos de
nacimientos y matrimonios:
Como se puede apreciar los
franceses usan tan solo un apellido en las actas de nacimiento y matrimonio.
Existen Jean Agniel y Casimiro
Agniel, pero no he encontrado el acta de matrimonio con Juana ¿Malistre?
En esta región además existía
una industria de licores y vinos, lo que cuadra con la historia de los licoreros
franceses que se instalaron en Ateca en el siglo XIX.
También Fonfréde es un apellido
francés bastante usual. Se escribe sin la letra T, es decir el apellido no es
Fontfrede, sino Fonfréde.
Fontfrede no existe como
pueblo, es posible que fuera una aldea rural, ahora abandonada. En el pueblo de
Ceret, también en la región de Languedoc-Rosellón, se encuentra el pico
montañoso de Font-Frede (Fuente-Fria) de atractivo turístico.
¿Qué conclusiones saco de todo
esto?
El primer apellido de mi
bisabuela Celsa era sin duda alguna Agniel por parte de su padre. El segundo
era Blazquez, por su madre.
Creo que Casimiro Agniel, el
padre de Celsa, pudo nacer en la aldea de Fontfrede (Ceres) donde vivieron sus
padres Jean y Juana, y que pertenecía al pueblo de Saint-Ambroix -donde se
inscribían los nacimientos- región de Languedoc-Rosellón, tierra de licoreros y
vinateros.
Casimiro vino a vivir a Ateca
como licorero y se casó en España con Eulalia Blazquez, de Orihuela, y tuvieron
una hija bautizada como Celsa.
Es posible que Monseur Casimiro
al presentarse lo hiera como “Agniel de Fonfrede”… y de ahí provenga el
“apellido” compuesto.
Celsa
tomaría el Fontfrede/Fonfrede como nombre artístico al comenzar su andadura en
Madrid con la Compañía Arderius.
Por supuesto esto es solo una
teoría que puede ser modificada en vista de datos que yo no poseo.
Quedo a disposición de ustedes
por si quieren aportar luz y taquígrafos a esta investigación y a estas
reflexiones.
Muchas gracias.
Sesenta y cinco años es la edad de la entrada en la vejez. Es un arco imponente y con poca luz donde antes de traspasarlo sabes que va a ser de bajada sin Remedios. En un rellano de descanso justo en el mismo zaguán, se coje aire para pensar porque está hecho para eso, hay sillas cómodas en las que cuando apoyas la espalda, ves pasar el tiempo pasado con claridad, mientras más lejano más nítido. Yo no me puedo creer que esa mujer que no reconozco sea la niña inquieta y saltarina que fuí, ni la joven guapa que dejaba un reguero de suspiros a su paso, ni la madura luchadora que se volvió invisible, pero si, soy esa misma persona, una mujer que empieza la etapa más apasionante, el deterioro, el final y la sabiduría de saberlo para si Dios me ayuda, disfrutar más que nunca de todo. - Amen. -
ResponderEliminar