Debido a la gran demanda que se ha creado –sobre todo entre
personas con sobrepeso y “enfermas” de patologías muy diversas- en torno a los diversos análisis y test de “intolerancias a los alimentos” existentes en
los laboratorios voy a intentar aportar un poco de luz en este articulo para
solventar tantas dudas y tanto desconocimiento del que soy testigo día a día en
mi consulta.
De hecho no es nada extraño que muchos pacientes que
acuden a consultarme ya vengan predispuestos con su propio “diagnostico” y casi
con una “solución” terapéutica a sus diversos síntomas clínicos ya sea
sobrepeso “refractario” a dietas, todo tipo de molestias digestivas,
inflamación y dolor abdominal, gases, digestiones lentas, estreñimiento o
diarreas (“colon irritable”), jaquecas o migrañas, cansancio y astenia, dolores
musculares y articulares, fibromialgia, fatiga crónica, problemas de la piel,
eccemas, dermatitis, ronchas, caída del pelo, insomnio, ansiedad angustia y
desesperación…
Estos pacientes piensan y así lo expresan o lo
sugieren que todos su síntomas son debidos a que deben ser “intolerantes” a
ciertos alimento que son los culpables de todos y cada uno de sus síntomas; por
eso demandan que se les realice el análisis de “intolerancia a los alimentos”
por medio de los cuales el médico les informará de cuales son los alimento que
no debe ingerir y así se curará de todos sus males, perderá peso sin esfuerzo y
se encontrará mucho mejor que antes. ¡Toma ya!
Es bueno que un paciente confíe en una terapia por
extraña que parezca. De esa manera se producen bastantes “curaciones” a veces
de forma inexplicable. Yo soy de los que cree que la mente tiene poder sanativo
de procesos psicosomáticos variados. Lo he visto con mis propios ojos. Por ese
motivo yo adopto una actitud positiva y abierta ante estos pacientes que vienen
ilusionados o esperanzados con que por el solo hecho de dejar de ingerir
ciertos alimentos van a mejorar sus dolencias, pero siempre intento que lo vean
desde el prisma de la Ciencia y la Medicina.
Desde los principios de la Medicina Hipocrática (460
a.C.) se conocen el poder sanatorio de ciertos alimentos y plantas, pero también
se sabía que no a todas las personas les producen los mismos efectos los
alimentos describiendo algunos casos de asfixia tras la ingesta de frutos
secos. Durante muchos siglos se pensó que las alergias eran consecuencia mas de
“malos humores” internos que de reacciones ante agresiones externas. En los
siglos XVI y XVII ya se describían con exactitud cuadros de erupciones y
urticarias graves tras la ingesta de leche de vaca y de pescados. Es a finales
del siglo XIX y el XX cuando de verdad se comienza a entender la Inmunología y
el mecanismo fisiológico de las Alergias, los Alérgenos y la Autoinmunidad.
Por eso, una vez que los pacientes me han referido todos sus
síntomas y han sido correctamente explorados, he repasado los estudios que me
aportan de los diversos médicos que han consultado antes que a mi, he visto los
análisis y he conformado una historia clínica y un Juicio Clínico previos… es
el momento de darles mi sincera opinión al respecto. A saber:
Lo primero que tenemos que tener clarísimo es que
los alimentos son fuente de salud, de energía necesaria para la vida y todos
están constituidos por los mismos “ingredientes”: Hidratos de Carbono, Proteínas
y Grasas, unidos a fibras vegetales o animales a vitaminas y minerales y a mas
o menos agua. Ningún alimento por sí mismo es perjudicial para la salud. Son
las enfermedades heredadas o adquiridas de nuestro cuerpo las que requieren
cambios en nuestra dieta para sobrellevarlas mejor. Ejemplo: la Diabetes
produce déficit de insulina, aumento de glucosa en sangre y daños en algunos
órganos sensibles a los niveles elevados de glucosa en sangre. Conclusión: los
diabéticos deben de restringir los azucares de su dieta, además de hacer el
tratamiento médico.
Pero volvamos a las “intolerancias”. Hay dos
enfermedades que debemos descartar ante cualquier paciente que nos refiere
trastornos de tipo digestivo en relación con determinados alimentos. Son:
1)Intolerancia
al Gluten o Enfermedad Celíaca. El Gluten es una proteína vegetal que se encuentra
en varios cereales sobre todo en el trigo. Es una patología Autoinmune y
produce síntomas desde la infancia con trastornos muy conocidos y estudiados por
los Pedíatras. Lo normal es que el paciente celíaco conozca su enfermedad desde
pequeño. El Gluten es usado en panadería y bollería y en la industria de los alimentos
preparados como proteína apelmazante. Son raros los casos de diagnostico en
personas adultas. el diagnostico se debe hacer con análisis de sangre específicos y sobre todo con endoscopia y biopsia intestinal.
2) Déficit de
Lactasa o “Intolerancia a Lactosa”. La lactosa es el azúcar natural de la leche de los
mamíferos. Es un disacárido formado por dos moléculas, una de Glucosa y otra de
Galactosa. Los humanos, como mamíferos que somos sintetizamos Lactasa -la
encima necesaria para digerir a la Lactosa- en las paredes del intestino
delgado en grandes cantidades desde el nacimiento y la infancia y su síntesis
va decayendo con el paso de los años. Si por alguna enfermedad se produce un
déficit en la cantidad de Lactasa fabricada se producen varios cuadros clínicos
muy bien conocidos y estudiados desde la antigüedad:
- Deficiencia congénita de Lactasa. Se diagnostica en el recién nacido. Muy grave. Extremadamente raro.
- Deficiencia primaria de Lactasa. Genético. Se diagnostica en la infancia. Muy raro.
- Deficiencia secundaria de Lactasa: producida por otras patologías que afectan a la mucosa gástrica e impiden la fabricación o síntesis de Lactasa: Infecciones graves gastrointestinales, enfermedades crónicas del intestino delgado, tratamientos agresivos con antibióticos, tumores y tratamiento con radio o quimioterapia… Casi siempre reversible.
- Malabsorción o Intolerancia a Lactosa del adulto: es un déficit de Lactasa asociado a la edad o a otros factores como ingesta de medicamentos analgésicos, aspirinas, antibióticos, alcohol en exceso, drogas, malnutrición, etc… Suele ser reversible.
Estas dos últimas causas son las mas frecuentes
diagnosticadas por los médicos. El diagnostico es fácil. Los pacientes con
déficit de Lactasa refieren síntomas muy específicos cuando toman lácteos
(leche, postres lácteos, natas, mantequillas, helados, quesos...): malas digestiones con distensión abdominal, gases, flatulencias,
dolores cólicos, ardores, retortijones, diarreas/estreñimiento, a veces
erupciones cutáneas…
El diagnostico es fácil de realizar y concluyente
pues existe varias métodos para cuantificar si la síntesis de Lactasa es
adecuada o no. En los niños se realizan Test Genéticos y estudio de heces. En
los adultos basta con una simple prueba de Sobrecarga
de Lactosa (50 gr) en ayunas y se miden los niveles de Glucemia en sangre a
los 30, 60 y 120 mn. Si existe cantidad suficiente de lactasa aumenta la
glucemia de forma significativa pues es convertida en glucosa absorbible. Al
contrario si la cantidad de lactasa es insuficiente no se produce absorción ni
elevación de glucosa en sangre. También se puede medir tras la ingesta de
lactosa el Test de Hidrógeno expirado, que
es producido en abundancia por bacterias intestinales ante la presencia elevada
de lactosa. En ambos casos se suele hacer un test de confirmación por medio de
una endoscopia y una biopsia de intestino
delgado.
Como es lógico en ambos casos de Enfermedad Celíaca por Intolerancia al Gluten o en el Déficit de Lactasa los síntomas mejoran espectacularmente al quitar de la dieta tanto los alimentos que contengan Gluten como aquellos con Lactosa.
Resumiendo y antes de entrar en la materia de las
“Intolerancias a los alimentos”:
No son ninguna novedad estas dos alteraciones tan
bien conocidas y estudiadas. Lo que ocurre es que se está creando una confusión
entre las verdaderas intolerancias con causa fisiológica y algunos “Test de
Intolerancia a alimentos” o de “Alergias alimentarias” y de “Liberación de
Histaminas” que son los que diseccionaremos en el próximo capítulo, pues son
los que están dando origen a tanto fraude y tantas falsas esperanzas…
Continuaré…
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