"Casos Clínicos"

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Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

miércoles, 12 de enero de 2011

ESTRES Y ANSIEDAD (2)

"Doctor, estoy muy mal, creo que tengo algo grave, me cuesta trabajo respirar, me aprieta el pecho incluso estando relajado, tengo palpitaciones y me mareo; tengo calambres en los brazos, me sudan las manos, muchas veces me ahogo al querer tragar, tengo temblores...... "
El paciente (mujer u hombre) está verdaderamente preocupado, alarmado a veces. Casi siempre viene de consultar con otros especialistas, trae informes y pruebas diversas que me pone por delante para que las vea lo antes posible. Usa la mayoría de las veces terminología médica: taquicardia, arritmia, disnea, analítica, electro, etc. Habla apresuradamente queriendo transmitirme en pocas palabras toda su preocupación acumulada durante semanas, meses o incluso durante años. El paciente esta asustado. El paciente tiene miedo.
Suelo dejar al principio que el paciente se exprese a conciencia, que me cuente todos sus síntomas de mil maneras distintas,  que me explique sus conclusiones "diagnosticas": "creo que tengo algo de corazón, pero no me ha salido todavía en las pruebas que me han hecho"....
El siguiente paso, sin quitarle ni darle la razón, es explicarle lo que vamos a hacer y ponernos de acuerdo en varios puntos importantes. Le explico que vamos a empezar por hacer un historial médico completo, un interrogatorio exhaustivo desde la infancia hasta el día actual, con antecedentes familiares y personales, enfermedades previas, etc. Suelo interesarme al final por aspectos de su vida afectiva, de su actividad profesional y empleo actual, relaciones interpersonales y otros datos que puedan ser de interés clínico. Es raro que no anote en su historial que padeció o atraviesa en la actualidad un periodo de estrés importante.
Una exploración física completa y cuidadosa es imprescindible, no debemos pasarla nunca por alto; además de información médica relevante del estado de salud del paciente, hace que aumente la confianza entre este y el médico.
Después de esto, es el momento de prestar atención a las pruebas complementarias e informes médicos que trae: análisis, electrocardiogramas, pruebas de imagen de abdomen, corazón, radiografías de tórax y a veces otros estudios más sofisticados.
Lo más frecuente es que después de todos estos pasos, no encontremos nada anormal, ni en la exploración física ni en las pruebas que nos aporta. Además la mayoría de las veces no encontramos justificado realizar más pruebas que no aportarían luz, solo más preocupación y angustia al paciente.
Por supuesto si nos queda la más mínima duda debemos aplicar toda nuestra ciencia y nunca escatimar medios de diagnostico pidiendo cuantas nuevas pruebas necesitemos.
Una vez que constatamos que todo lo anterior esta normal, llega una delicada situación: un paciente que sufre, que padece síntomas reales, que esta asustado y muy afectado físicamente... ¿tenemos que decirle que "no tiene nada"? ¿Que hacemos?
Es el momento de empezar a hablar con serenidad, de forma clara y sin usar "palabros" médicos, de La Ansiedad, que es exactamente, como y porqué se origina, como se manifiesta, que síntomas produce, como se diagnostica, sus diferentes tipos clínicos y como se trata.
Continuaré.

3 comentarios:

  1. yo no soy médico, pero, al igual que ellos, observo mucho a la gente, (creo que la observación es la base de cualquier ciencia)y observo mucha gente a mi alrededor con ansiedad, yo mismo la he padecido. Creo que la edad es un factor determinante. Alrededor de los 50 la vida puede empezar a pesarnos mucho. Es normal, llevamos muchos años tirando del mismo carro y las fuerzas ya no son las mismas. En el trabajo,(el que lo tenga), lo normal es que aumente la responsabilidad aunque no siempre ese aumento vaya acompañado de mayor reconocimiento. En la familia nos damos cuenta de que nuestros hijos se han hecho mayores pero nos siguen necesitando y nos transmiten a su vez sus angustias y preocupaciones, y nuestros padres,si tenemos la suerte de que estén vivos, se asoman al final del camino y también necesitan de nosotros. La vida social se estanca y apenas tenemos tiempo para nuestras aficiones. Nuestra existencia pasa por su fase más exigente, y la maquinaria de nuestro organismo ofrece síntomas de cansancio y, lo que es peor, de insatisfacción.

    Las frustraciones, grandes o pequeñas, se convierten en obsesiones negativas porque nos damos cuenta de que nos acompañarán hasta el final. Ya no nos sentimos capaces de aprender según qué cosas.

    Puede que sea el momento de buscar otros caminos, nuevos retos, nuevas aficiones, algún viaje estimulante...puede que toque dedicar más tiempo a cuidarnos, hacer ejercicio, dar largos paseos, cultivar más el cuerpo y la mente. Y buscar refugio en los amigos, probablemente alguno de ellos tenga los mismos síntomas, y el simple hecho de compartirlo ya es una buena terapia.

    Tenemos los años que tenemos y nos toca vivir con nuestras circunstancias, sean las que sean, ya es hora de que aprendamos a estar a gusto con nosotros mismos, aún tenemos un bonito camino por delante, puede que los mejores años de nuestra vida estén por venir. ¿quién sabe?

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  2. Muy importante como tu dices es estar, por lo menos, conformes con nosotros mismos, después de tan largo camino recorrido. Creo que lo mejor es lo que nos queda, seguro, te lo recordaré pronto JM.
    Muchas gracias.

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